Carta a J. (Carta 10)

Esta mañana, he tenido la sensación, cuando te he dicho cuan alteradas tienes mis hormonas, de que te has vuelto a sentir "poderoso" nuevamente. He pensado en ello y, en el fondo, me gusta hacerte sentir así.

Esta mañana, he tenido la sensación, cuando te he dicho cuan alteradas tienes mis hormonas, de que te has vuelto a sentir "poderoso" nuevamente. He pensado en ello y, en el fondo, me gusta hacerte sentir así. Ser yo la que alguna vez, provoque tu sensación de poder sobre mí y sobre todo cuanto me rodea en este "nuestro mundo" que día a día consigues crear para mí.

Soy toda yo, no solo mis pechos los que están cambiando. Cada día amanezco sintiendo cosas nuevas, cosas de las que antes tal vez no me percataba y que ahora, al estar tan tremendamente sensible a todo, percibo cada momento del día, cada hora, cada minuto que te oigo, te pienso, o te leo.

Me despierto iluminada, como tocada por la varita mágica de la más dulce de las hadas madrinas. Desde bien temprano me siento sexy y hasta me recreo en la cama antes de levantarme observando mi propio cuerpo, que estás consiguiendo hasta que me guste (con la manía que le tengo a mis rodillas). Coloco la almohada en los pies de la cama, y levanto mis piernas, posando mis pies sobre el cabecero, para observarlas mejor.

Luego, cuando llego al baño, no puedo evitar mirarme en el espejo y contemplar mis ojos que hace semanas que vuelven a brillar. Y me vuelvo a recrear observando mis cejas arqueadas, mis pestañas, mis labios que amanecen ya hidratados (hasta has conseguido que en ocasiones deje de mordérmelos). Mi cutis que presiento como iluminado por mis mejillas sonrosadas. Ya en la ducha, sigo observándome. El moreno de mi piel me sienta bien y las marcas que el sol está dejando en las partes de mi cuerpo cubiertas a veces, hace resaltar aún más el color de la aureola de mis pechos, resultándome hasta atractivas (tenías razón cuando decías eso de lo de las tetillas blancas... no sientan tan mal después de todo) Esas marcas, al fin y al cabo, no tratan de ocultar nada, solo proteger la sensibilidad de la zona que cubren, imagina, si son sensibles al sol... cuan sensibles pueden llegar a ser al roce de unos labios sensuales y húmedos.... no te excita solo pensarlo? Te he hablado alguna vez de mis lunares?... Tengo uno en la tripa, sobre mi ombligo... nunca me había recreado ni fijado tanto en lo sensual que puede llegar a ser como hasta ahora.

Al salir de la ducha, con el cabello mojado, vuelvo a contemplarme de nuevo en el espejo, mientras me seco y recorro el pasillo del baño hasta la habitación desnuda, de puntillas y a veces, hasta me marco unos pasos de baile llevada por la música que tarareo desde hace semanas.

Solo con mi ropa interior, me dirijo de nuevo al baño, a perfumarme discretamente, a poner rimel en mis pestañas, a pellizcar mis mejillas que responden coloreadas enseguida y a poner brillo en mis labios. Desde que has llegado a mi vida, no necesito nada más para embellecerme por las mañanas. Solo el pensarte, hace que me sienta guapa.

Elijo mi ropa, buscando siempre algo favorecedor. Me atrevo hasta a dejar algunos botones de mis faldas o mis blusas por abrochar. Sin llegar a enseñar nada... me siento sexy y con ganas de lucir mi escote moreno.

Y los complementos, por mínimos que sean... tu collar, una pulsera, los zapatos... cualquier detalle que me haga sentirme muy femenina. Hace ya más de un mes que no he perdido la sonrisa. Que día a día, por duro que sea, me adorne la cara, transmitiendo lo que siento por dentro, reflejándolo en mi exterior. Salgo de casa muy segura, sintiéndome sexy, femenina, a gusto conmigo misma, y eso es tan gratificante para mí...

Y eres tú quien en parte hace que me sienta así. Tú y tu dulzura (aunque solo me la hayas mostrado un día), tú y tu perversidad, tú y tus palabras... TÚ, mi (Don) Juan que cada minuto haces que me sienta como una mariposa cuando hace días solo era una larva, como un cisne cuando hace días solo era un patito feo... Y así paso el día y la tarde, hasta que llega la noche y me vuelvo a sentir de nuevo viva, recreándome en un baño de espuma con sales, cubriéndome con solo mi bata de seda mientras espero tu llamada, un mensaje tuyo o verte en el puerto...

Y entonces... es cuando más mujer me siento, ayudada por la sensualidad que me transmite la luna, el silencio de la noche interrumpido solo por el timbre de mi teléfono cuando me llamas.... y vuelvo a sonreír, mi piel se vuelve a iluminar, mis pechos a zozobrar... y esa sensación me acompaña hasta la cama, acostándose junto a mí, en el hueco que dejo para tí todas las noches, que de vez en cuando e intencionadamente avasallo, como si estuvieras en él, y busco tu olor en mi almohada, lo imagino y abrazándote, sintiéndote y pensándote me duermo... Estoy por asegurar que, si pudiera verme dormida, lo haría igual de linda que por la mañana, no dejando de sentirme sensual al notarme acariciada por la brisa que de madrugada entra por la ventana y me hace buscar el calor de tus abrazos en mis sábanas. Y así... un día tras otro y cada día un poco más de cuantos ha amanecido desde que has vuelto a mi lado...