Carta a J. (Carta 03)

Esta serie de cartas narran las experiencias y sensaciones, desde sus inicios, de una sumisa, en forma de diario que ella misma escribe a su Señor.

Solo había dos cosas que te harían parar... una de ellas, que yo dijera "detente".... de verdad crees que lo hubiera dicho? que hubiera renunciado a seguir sintiendo cuantas cosas sentía? que iba a dejar pasar la oportunidad de experimentar contigo cuantas fantasías teníamos los dos?

Solo recordarlo hace que mis vellos se ericen como lo hicieron cuando en la cervecería me susurrabas y me respirabas junto al oído, mientras me acariciabas la cintura y metías tu mano por la cinturilla de mi falda buscando llegar a algún sitio...

Se erizan mis vellos como se excitan de nuevo mis pezones al recordarlo y no puedo evitar rozarlos levemente con mis manos, teniendo que dejar de escribir para ello..... y empezando a sentir ese ligero cosquilleo que me recorre, subiendo por mis muslos y anidando en ellos, muy cerca de mi pubis, mojando mi sexo.... Mis pechos.... madre mía que de piropos les echaste!!! jamás me habían piropeado las tetas como tú lo hiciste aquella noche cuando, desde el salón y mientras te encendías un cigarrillo, me pedías que colocara las fichas del ajedrez en el tablero... y yo, con un inocente aire de Lolita, me tendí sobre la cama, boca abajo, con mis tetas metidas en el hueco de mis brazos...

Cómo me mirabas, cómo halagabas mis pechos en ese momento... su forma, su tamaño, su color.... Sabes? hay ocasiones en las que me enciendo como una tea solo recordando ese momento, ese y cada uno de los momentos en los que solo te recreabas en mis tetas mirándolas, tocándolas, besándolas, mordisqueándolas...

Lo recuerdo ahora y no puedo por menos que acariciármelas y sentir como mis pezones empiezan ya a despertarse y a excitarse, tendrías que verlos.... te encantarían ahora... tan soberbios, tan duros.... Recuerdas los pañuelos de seda que compré para atarte? Si te digo la verdad, desde el momento en el que los elegía solo pensaba en que fueras tú el que los utilizaras conmigo...dando rienda suelta a cuantos pensamientos perversos dijiste ibas a confesarme.

Recorriste cada poro de mi piel con ellos, pensando cómo los utilizarías, qué hacer con ellos. Solo me hubiera asustado que hicieras con ellos una cosa, que ahora te agradezco no hicieras porque de lo contrario, no hubiera podido disfrutar el momento como lo hice....Fué tan excitante, como excitante me resulta ahora revivirlo.... Te colocaste detrás mía para jugar con los pañuelos y de repente recordaste algo... la blusa blanca... la has traído? Me preguntaste... Cómo no iba a hacerlo? como iba a negarte una de tus fantasías? cómo desobedecerte?

Recuerdo cómo la buscaste en mi bolsa, entre el resto de mi ropa y me pediste que me la pusiera...

Quiero recordar ese momento y para ello, me he quitado las bragas con las que me he acostado a dormir la siesta y me he puesto la blusa blanca que llevé aquella noche. Solo la blusa y me he vuelto a tender en la cama, remoloneando entre las sabanas... queriendo revivir el momento en el que tras ponerme la blusa, me ataste las muñecas con los pañuelos y me llevaste hasta el baño.... Mi respiración ya se ha acelerado y el hormigueo no abandona mis muslos y revolotea por ellos, subiendo y bajando desde mi ombligo hasta mis pies, erizando y excitando cada poro...

Abro y cierro mis piernas, presionando mi sexo entre ellas, sintiendo como late, como palpita...

Ya en el baño, y con las manos atadas, me hiciste poner las manos sobre el borde de la bañera y sentado, te dedicaste a contemplar una de mis mejores perspectivas.... recuerdo tus manos, tus dedos penetrando cualquier hueco que encontrabas.... empezaste a recitar como aprendido de memoria uno de mis relatos e insistías en que yo lo continuara mientras no dejabas de tocar mi culo y mi sexo, mientras palpabas y cacheteabas mis nalgas como castigo a mi desobediencia... pero no era eso, no quería desobedecerte, como tampoco quería distraer mi mente con nada, no quería perderme cada sensación vivida en ese preciso momento... Y al recordarlas, tengo que dejar de escribir durante un rato y abandonarme al placer de tocar mi cuerpo como tú lo hacías..... Luego, me metiste en la bañera y recreando cada episodio de tu propia fantasía, comenzaste elevando mis brazos, con las muñecas aún atadas, mientras que yo insistía en que no iba a soltarme... tenía tantas ganas como tú de vivir ese momento... de ver tu reacción al complacerte, a ser yo la que hiciera realidad una de tus fantasías, sintiéndome muy mujer al consentírtelo... Calculaste la temperatura del agua... ni demasiado fría ni demasiado caliente... la justa para hacer que mis pezones, bajo la ropa, reaccionaran mientras mojabas la blusa... tenías que haberte visto en ese momento... casi te relamías mordiéndote los labios, viendo la redondez de mis pechos bajo la tela mojada, adivinando la mancha oscura de la areola de mis pezones excitados pidiendo guerra. Cierro mis ojos y sobre la blusa, los acaricio como si mis manos fueran el agua que en su día los mojaba, como si mis dedos fueran los tuyos que los pellizcaban y los apretaban.... y mi respiración sigue acelerada, resoplo y gimo...

Agarraste la blusa desde la altura del primer botón que la abrochaba y de un solo movimiento, quitaste el resto de los botones arrancándomelos desesperadamente... y abro la blusa y cojo mis tetas entre mis manos y las aprieto, las manoseo, las amaso como tú lo hacías y de mis pechos bajan hasta mi pubis que me pide ansioso ser tocado y noto la humedad de mi sexo que se abre y se cierra a cada gemido y que grita tu nombre y el de tu sexo, el de tus manos, el de tus dedos...

Que placer recordarlo, que ganas de ti me llenan, que excitantes momentos... que deseo de llamarte y compartirlo contigo, jadeante, casi sin poder hablar, con la voz entrecortada... y que al oírme gimiente me provocaras a contarte lo que hace tan solo unos minutos he recordado y revivido en mi cama...