Carta a J. (Carta 01)
Esta serie de cartas narran las experiencias y sensaciones, desde sus inicios, de una sumisa, en forma de diario que ella misma escribe a su Señor.
De nuevo aquí, después de haber llegado a casa, haberme dado una ducha y cenado algo ligero.
He cuidado, como te he prometido, cerrar bien la puerta del baño para no coger frío al salir de la bañera, pero no he podido resistirme a tomar una buena ducha... dejando que el agua bien caliente recorriera todo mi cuerpo desde la cabeza a los pies...
El solo contacto del agua sobre mis cabellos ha estremecido mi piel, haciendo que mis poros se erizaran e inconscientemente me he dejado llevar por mi imaginación...
No llevaba una camisa blanca como me sugeriste en tu e-mail, pero sí he pensado que no estaba sola en el baño, que como hiciste en "Burgos" permanecías allí observándome, no queriendo perder un solo detalle de mi anatomía y que al verme desnuda habías sentido unas ganas tremendas de convertirte en agua para resbalarte por mis poros....
He enjabonado mis cabellos, pensando que eras tú quien lo hacía, acompañándome en la bañera, masajeando mi nuca y mi cuello... extendiendo por él la espuma que te había sobrado después de haber enjabonado mi pelo, llevándola hasta mis hombros...
He aclarado mi cabeza con el mismo cuidado con el que pienso que tú lo habrías hecho, pendiente de que el jabón no entrara en mis ojos y así, evitar irritarlos. Y con mimo, he extendido la crema suavizante que he dejado actuar mientras enjabonaba el resto de mi cuerpo que seguía mojándose con el agua que he dejado correr del grifo apoyado en la pared...
He bañado mis brazos, mis codos y mis manos....mis hombros y la parte alta de mi espalda hasta llegar a mis pechos que he enjabonado con cuidado pero no he podido resistirme a entretenerme contemplando mis pezones erguidos por el efecto del agua cliente en ellos y los he pellizcado pícaramente, como tú lo hubieras hecho... y pensando que hasta puede que antes de llenarlos de jabón, les hubieras regalado unos cuantos besos lascivos y algún que otro mordisquito perverso... estoy segura de que no se habrían librado de ellos...
He seguido por mi cintura, dibujando círculos en ella con el jabón, bajando hasta mi tripa y metiendo las dos manos entre mis piernas, agarrando mis muslos y acariciando casi en un descuido mi pubis, desenredando mis vellos con los dedos de mis manos, que han resbalado hasta mi sexo al entreabrir mis piernas y dejarles un hueco para jugar entre ellas.... Me he estremecido solo pensando que eran tus manos las que lo recorrían, que estabas situado detrás mía y que eras tú el que, con tus manos, separabas mis muslos enjabonados.... mi culo, mis nalgas... buscando mi sexo desde atrás, apoyando uno de los pies sobre el borde de la bañera, permitiéndote de esa manera tener acceso directo al secreto guardado entre mis piernas.... He sentido entonces como mi concha se abría para dejar paso a mis dedos que alocadamente buscaban su perla que resbalaba jabonosa entre ellos, como no dejándose atrapar....
El agua caliente seguía haciendo sus efectos cayendo sobre mi espalda, haciéndome estremecer, pensando que cada gota se convertía en esos cientos y miles de besos que siempre me regalas y que día a día dejo reposar sobre las cuentas de mi collar, anhelando el momento de ser repartidos.... excitándome el mero hecho de intuir dónde, cómo y cuándo vas a colocar cada uno de ellos...
He terminado de enjabonar mis piernas y mis pies y nuevamente me sumerjo en la infinidad del agua que brota de la ducha y que lentamente, retira el jabón de todas y cada una de las partes de mi cuerpo que han aseado cuidadosamente...
Al salir de la bañera, y antes de cubrirme con la toalla he observado mi cuerpo en el espejo, ese cuerpo del que tan bien conoces cada curva... Tenías que ver como me brillaban los ojos..... la luz de mi rostro aún persiste en él... mientras aquí, sentada en el sofá y antes de empezar a escribirte he pensado en cada cosa que me has dicho desde que hablamos esta mañana...
Sabes? A mi también me apetece mucho volver a verte. Esta vez, no voy a dejar de mirarte, no quiero que el recuerdo de tu cara, de tus ojos y de tu boca me dure tan poco. Siento rabia al no poder recordar tus facciones ordenadamente, al ser capaz solo de recordar por partes tu sonrisa, tus labios o la expresión de tu mirada. Y tu polla, claro.
Soy capaz de cerrar los ojos y oír tu voz, a veces, hasta creo ser capaz de sentir tu olor que me trae toda clase de recuerdos de aquellas horas que compartimos y que ansío volver a hacer... tú mío y yo tuya, sin dudas, sin fantasmas, sin más mundo que el nuestro...
No sé si el recordarte o el estado febril en el que me encuentro hoy, han hecho que sienta un ligero escalofrío que me hace cerrar la bata ocultando tras la gasa mis pechos y mis piernas que había descubierto al sentirme sexy mientras te escribo.
Es como si pensara que mientras tecleo, desde donde quiera que estés pudieras observarme y que hasta, para este momento, buscara mi postura más sensual, la que más te invitara a acercarte a mí, a mi cuello, bien pegado a mi oído para susurrarme cositas perversas, para provocarme y que no pudiera resistirme a hacerte mío en el sofá.... acomodándote en él, retirando la mesa y arrodillándome sobre la alfombra, buscando apoyo entre tus piernas, cerca de tu sexo que imagino llamándome con el simple hecho de su altanería...
Ya sé lo que vas a pensar... otra vez yo y mi obsesión por tu sexo... pero sabes? no lo dirías si vieras como me enciende recordarlo.. como me excita pensarlo mientras lo exhibías paseándote por la habitación, mientras lo tenía entre mis labios o sentía su calor entre mis manos...