Carta a Guillermo
Carta de una señora casada a un amigo contandole sus infidelidades.
Carta a Guillermo B.
Hola Guillermo: ¿Cómo estás? Sé que bien, decidí escribirte esta pequeña carta como agradecimiento a la lectura que hiciste de mis historias, sé que si las mandaste más allá de ti fue una forma de recomendación. Sabes, acabo de tener una experiencia que me puso a escribir de nuevo. Te voy a contar lo que me acaba de suceder.
Conocí a un hombre de 42 años, se llama Luis, es Ingeniero y tiene los ojos de color verde, mirada penetrante y sonrisa sincera, siempre lo vi como un hombre muy serio, pero como nos conocimos en un lugar cuyo tema era el sexo pues teníamos que hablar de eso, mencionó que le gustaban las mujeres liberales, de mente abierta y de piernas también, haciendo alusión a mi frase favorita, me dijo que deseaba tener una cita conmigo para un encuentro muy sexual. Como tú sabes yo no soy una mujer bonita, ni mucho menos que llame la atención con los hombres, de hecho tal vez me sienta frustrada porque por ejemplo ningún compañero de trabajo me ha insinuado algo, cuando yo sé que la mayoría tiene sus deslices, pero bueno eso es otra historia, él me recalco mucho que el físico no importaba, que lo único que contaba era la entrega, el darlo todo, como parecía que yo lo hacía por la forma en la que me expresaba al hablar de sexo. Decidí darme una oportunidad, que conste que no digo dársela porque él no ganaba nada, en cambio yo ganaría una experiencia deliciosa si todo resultaba, como así sucedió.
El día que nos vimos llegue retrasada cinco minutos él ya se encontraba en el lugar indicado, me abrió la puerta del coche para que subiera y nos fuimos rumbo a un discreto hotel, al llegar y entrar a nuestro cuarto comenzó a besarme, sus labios son suaves, el labio inferior es algo carnoso, eso hacía que yo sintiera su boca mas rica, quiso empezar a desvestirme, pero no lo dejé, es que Memo, tú no lo sabes, pero yo me inhibo con la luz, necesito un lugar oscuro para poder abrirme, para entregarme sin reservas, él sí lo sabía y lo recordó en ese instante y sonriendo me dijo: - ¡La luz! Lo sé, en este momento la apago.
Al estar a oscuras siguió quitándome la ropa, pero yo le reclamé, diciéndole que primero se la quitará él, ansiaba ver lo que tenía para mi, cuando se desvistió y vi su miembro, éste no estaba del todo erecto, pero bastó que lo tocara para ponerse muy firme, me lo llevé a la boca sin poder evitarlo, no sabes el gusto que siento al mamar una rica verga, pero más cuando sucede como con la de él que al acercarla a mi me dio un olor rico a jabón, a limpio, lo hice con más ganas, engolosinada completamente y más al oír que él empezó a quejarse, lo hace de una forma muy rica, como si le doliera, pero como si a la vez lo disfrutara mucho, tú no sabes Memo lo que yo me excito cuando escucho esos ruidos característicos de una persona que está gozando un buen sexo o una rica mamada como la que le estaba recetando yo a mi acompañante, me gustó mucho el sabor de su carne, en este momento yo sé que estás pensando que porque le hice el oral sin condón, pero lo siento, sé el riesgo que se corre y tal vez sea una irresponsable, pero en la vida he podido disfrutar una paleta con todo y la envoltura, lo mismo me pasaba en este caso, no podría disfrutar de una buena verga con el condón puesto. Pero no te preocupes, no duré mucho rato ahí, él me quitó para abrazarme y besarme de nuevo, fíjate que eso me excitó aún más porque así me gustan los hombres tan cachondos que sin importarle que yo lo estaba mamando me besó en la boca, pero no sólo me besó la boca, se bajó a mis tetas, mordisqueó mis pezones de tal forma que me hizo gritar, - ¡perdón! ¡perdón!
me dijo, despacito por favor, le contesté, y se siguió bajando, uy se me puso chinita la piel de imaginarme ya su lengua en mi húmeda conchita, de hecho, se bajó hasta ahí y con su lengua comenzó a lamerme todo, mi rajita, la entrada de mi vagina y mi clítoris, después se concentró en mi clítoris succionándolo, chupándolo todo, lo hacía con mucha fuerza, con ganas, ni te digo cómo lo disfrutaba yo, más, más me escuchaba gritándole, no te detengas por favor, cuando se quita de ahí y le pregunto el porqué, me pidió que me pusiera empinada, en la orilla de la cama, pensé que ya quería penetrarme así que sumisa obedecí, pero no fue así, no me penetró sino que se hincó en la alfombra y siguió mamando toda mi panochita en esa posición, no podía creerlo, era la primera vez que me daban un oral de esa manera, sentía toda su cara dentro, mi panocha estaba toda abierta y entraba su lengua quemante en la vagina de pronto, comencé a sentir los avisos de mi venida, era extraordinario esa sensación, no quería que se detuviera, le gritaba que no parara, más, más, me voy a venir bien rico, gritaba y gritaba, hasta que me vine, él nunca se quito de ahí, hasta que lamió todos mis jugos, que delicia, nadie lo había hecho antes, enseguida se puso de pie para acomodarse el condón e introducirme su erecto pene, sentí la arremetida toda, más porque estaba muy húmeda, se mueve muy rápido, recio, duro, se queja bien rico, son unos gemidos excitantes, su verga es gruesa y grande, toda me la dejaba ir en un ritmo muy rápido, mojándome toda, sentía que me escurría tanto!!!
Hasta que se vino, rico, espectacular, gritó muy fuerte, eso me excita más, el oír que lo disfrutan, como él lo hacía. Pero más porque yo le había dicho que me gustaba que me dijeran palabrotas en ese momento, me decía ¿te gusta putita?, uyyy eso me puso a mil!!!! Yo también gritaba su nombre, descansamos un ratito y volvimos a la carga, hicimos otra vez lo mismo, sólo que èl empezó el oral, cuando ya me había venido por segunda ocasión, me preguntó, - ¿me la quieres mamar? Y yo, claro papito toda, toda, le pase la lengua por todos lados, tenía aún sabor a mi, por la cabecita, por los testículos, por la entrepierna, se puso como loco, que rico mamas putita rica, me pidió que no siguiera más, que lo iba a hacer venir, - te la quiero meter por el culito mi reyna!!! Y diciendo y haciendo se colocó el condón, se puso detrás de mi y para dentro, de un trancazo, toda, sin miramientos, yo le gritaba que sí, que me diera más duro, que sintiera lo que recibía, mientras lo hacía me seguía besando, los hombros, la espalda, la oreja, todo lo que estaba a su alcance, me dio unas nalgadas deliciosas, en fin, fue todo muy rico.
Bueno mi querido Guillermo, sucedieron más cosas ricas en esa cita, el segundo fue mejor, pero te lo dejo para otro día, ojalá me escribas para expresarme tu opinión.
Si desean darme su opinión sobre este relato, me encuentran en chicahot1969@hotmail.com fue real y sucedió en Monterrey Nuevo Leon.