Carpe Diem XXXVIII: Juego de sombras

Las relaciones son como un juego de sombras, al final la luz, solo sirve para hacerlas mas reales

gracias por saber esperarme y aqui teneis. Un paso mas hacia el final

Alex

Respire agitadamente, la garganta se me secaba mas a cada segundo. Pablo se movió con renuencia, medio echado encima de mí sus manos se movían con tranquilidad. Intentando ir lentas, me sorprendí al ver que tragaba saliva, colocando una mano en mi cadera me la alzo. Bajo un segundo la mirada, luego la volvió a fijar en mi

-Intentare ser suave-

Yo solo asentí levemente, tenía un brazo subido, inmovilizado al cabecero de la cama, el otro caído al lado de los dos. Cuando Rúas empezó a agacharse no sé porque moví esa mano, para cogerle de la barbilla y que me mirara a los ojos. Lo hizo de nuevo y me di cuenta de que no sabía que decirle, supongo que alguna frase que sonara arrogante, que reconociera mi dominio o que minara el suyo. Pablo entreabrió la boca como queriendo decir algo pero tampoco pudo o no supo encontrar las palabras exactas

Le solté la barbilla descansando la mano en mi estomago, intente centrarme en mi respiración, en como subía, plano, duro, marcado…En como volvía a bajar, intentaba relajarme y así fue como aumento mi tensión. Intentaba controlar cada pulso de mi corazón, cada erizamiento de mi piel

Intentaba controlar mi cuerpo frente al suyo. ¿Por qué me afectaba tanto? Es más, ¿por qué estaba aquí? ¿Por qué no me negaba y me iba? Lo que estaba pasando, o mejor dicho, lo que estaba a punto de pasar era algo que chocaba de plano con todo lo que yo era, con todo lo que pensaba que era

Le puede hacer daño a tus amigos pensé

Pero esa frase me sonó tan vacía…Tan dolorosamente vacía de razones… ¿Acaso estaba dispuesta a entre…

Aspire el aire cuando sentí algo frio, las manos de Rúas abriendo mis muslos, luego como movía su mano hacia mí...mí…Tragué saliva, no podía ni pensarlo.   Sentí un líquido frío, espeso, viscoso, extentiendose por toda la zona conforme se movía sus dedos. Sabía lo que era, lubricante. Yo mismo lo había usado alguna que otra vez

Después del líquido vino el primer dedo, como temeroso, tanteando. Pablo me miro a los ojos, me parecían terriblemente vulnerables, y en ellos vi el reflejo de los míos, sabía que todo lo que estaba sintiendo yo también lo estaba sintiendo el… Y me mantuvo la mirada ¿acaso me estaba pidiendo permiso? ¿Quería que yo fuera el que lo pidiera? ¿El que lo suplicara como cualquier ligue de discoteca?

Pero aparto la mirada sin que pudiera reaccionar, se inclino hacia delante y untó más y más a fondo y hacia los lados, buscando el hueco y ensanchándolo cuando lo encontraba, entrecerré los ojos. No sabía cuánto lubricante estaba usando pero no sé porque sabía que era más de lo que de verdad necesitaría, eso me reconfortó en parte

Luego vino el segundo a ayudar al primero, era como una cuenta atrás a lo inevitable. Como el tic tac del reloj, la mejor forma de tortura para aquellos que aceptan lo inevitable era saber cuánto les quedaba aún. Pero Rúas no estaba siendo mezquino, no estaba siendo brusco…No se reafirmaba en su posición de fuerzas, estaba siendo… ¿dulce?

Intente tragar saliva pero no me quedaba, Pablo se inclino apoyando su frente en la mía. Me moriría si no conseguía mojarme la boca y lo único que tenía era la suya, moví mis labios, casi con desesperación buscando los suyos. Y cuando los tuve bebí de ellos, eran como ambrosía, néctar del cielo o maná de la tierra. Y me di cuenta de que no solo necesitaba más, si no que quería más. Era tan necesario como respirar

Rúas se separo unos segundos con los ojos entrecerrados

-Voy a…- se corto a mitad de la frase-…empezar- concluyo con lo que supuse que era un estremecimiento

-¿Por qué?- pregunté yo

-No lo sé- admitió bajando la cabeza- Creo que te quiero demasiado-

Yo me reí por lo bajo, intentando distraerme con la conversación. Rúas había empezado a moverse, recolocándose y apoyando mas las caderas contra mí, sus manos se agarraron a las mías, haciendo caricias circulares en mis oblicuos

-Parece nuestra primera vez- bromee- Y no somos vírgenes ni novios-

Rúas suspiró contra mi boca, empezando a meterla… La sentí, pensando que eso mismo era lo que sentían siempre los otros, una especie de ariete abriéndose camino a cada segundo, luchando por cada centímetro. Fue raro, resbalaba entrando con demasiada facilidad, pero enseguida llego la primera traba y, cuando siguió internándose, hice una mueca de dolor. Mi mano se movió para agarrarse al cuello de Rúas, que prácticamente estaba tumbado encima de mí

-Tranquilo, tranquilo…- empezó- Ya sé que duele pero aguanta- retrocedió un poco para acometer de nuevo- Se que puedes-

Intente abrazar su cintura con mis piernas, sintiendo el ardor por todo mi cuerpo, el suave sudor por mi piel. Pero Pablo me paro, subiéndolas de la posición que estaba intentando adoptar. Así sería más fácil, susurro contra mi boca mientras

Yo le bese, como forma de escapar, pero también como forma de asegurarme de que todo era real. Cuando se inclinó mas fui consciente del latido de su corazón, que como el mío, estaba desbocado, latiendo sin freno contra mi pecho

-¿Estas nervioso?- le pregunte extrañándome

-Si- admitió- Muchísimo- sonrió rozando sus labios con los míos

La mano de Pablo se movió, subiendo por encima de mi cabeza, cuando quise darme cuenta mi mano volvía a estar libre

-Ahora puedo pararte Rúas-

-Pablo- respondió el- Solo Pablo-

Y me quede quieto, mis dos manos  agarradas a él, una en su fuerte cuello y la que había quedado libre amarrada a sus firmes glúteos, que seguían entrando y retrocediendo. El dolor seguía, pero era sordo, de fondo; los nervios se encargaban de taparlo todo. Su piel tenía una finísima capa de sudor, la parte superior de mi espalda ahora se apoyaba contra el frio cabecero, o tal vez era yo el que estaba ardiendo

Respiraba con dificultad y por ello los besos con Rúas eran un suplicio, como ahogarse en ámbar. Estaba presa de un hechizo, lo sabía. Ahora estaba libre y no quería irme, ahora por fin tenia elección cuando ya no hacía falta tenerla. Sentía los lazos rodeándome, como terciopelo negro, que me ataban a él. Le sentía vulnerable, sin defensas… Ese era el verdadero Pablo, cuando me miro vi que tenía los ojos vidriosos y mi mano no pudo evitar rozarle la mejilla, limpiando las físicamente inexistentes lagrimas, sintiéndolas tan reales como mi vida misma

Y llego al último tramo, al final, la meta. La cúspide. Y como descarga el placer me sacudió, me quede atontado, sin saber que había pasado, Rúas retrocedió y volvió a acometer y la descarga se repitió yo abrí la boca para gemir, sintiendo cosquillas subirme por la espina dorsal, erizándome la piel. Le clave las uñas en la espalda intentando controlar las oleadas, Rúas no se quejó, mis dientes se hundieron en su cuello para evitar los gemidos que en cierta forma me avergonzaban, y tampoco dijo nada. El solo siguió abrazándome, apretándome contra él y la cama, sin parar, con movimientos lentos como choques tectónicos, de…de…

-Follarme…- admití contra su cuello

-

Valle

Estaba seguro de que la puerta debería haberse abierto, a fin de cuentas había metido y girado la llave y había empujado. Sin embargo seguía cerrada, luego vi la mano que bloqueaba el pomo y entonces lo entendí todo

-¿Qué haces?- pregunté

Diego me miro, como siempre, con su serena tristeza admitida

-No quiero verlo- respondió- No me hagas esto por favor-

-Necesito entrar-

-¿Necesitas?- repitió sonriendo a la par que entrecerraba los ojos- No necesitas, solo quieres- la melancolía brillo sobre él como un astro sombrío- Y yo necesito que no entres-

-No tienes porque seguirme- respondí

-¿En serio lo crees?- pregunto en respuesta- ¿Quedarme solo a cinco metros de…- se paro- sin que no nos separe ni una puerta? Eres demasiado cruel-

-Yo…-

-No me hagas esto, por favor- respondió Diego- Espera- parpadeo con fuerza evitando mi mirada

Me apoye contra la pared, Diego seguía agarrando con fuerza el pomo, dejándose los nudillos blancos

-Diego… ¿Cómo puedes?- pregunte sintiéndome derrotado

-Con los años te acostumbras- volvió a cerrar con lentitud la puerta, se acercó a mí, los dos nos deslizamos contra la pared hasta el suelo

-Lo siento, siento haber reaccionado así y haberme dejado llevar- él le quito importancia con un gestos de la mano

-Culpa mía por no pararte antes, pero creía que sería capaz- yo le cogí la mano para estrechársela

-Se lo que necesitas-

-¿Un buen polvo?- respondió riéndose entre dientes

-Iba a decir un amigo- sonreí- Pero tu idea no esta tan mal-

El silencio cayó sobre nosotros

-La vida es una mierda- sentenció él

-La mayor parte del tiempo- concordé

.

Alex

Sabía que le iba a quedar marca, y sabía que él lo sabía, pero ninguno de los dos dijo nada. Yo me separe unos centímetros de su cuello

-Lo siento- respondí

-Descuida- siguió, los golpes fuertes habían cesado, dejándonos ahora abrazados mientras se iba acomodando-No te has ido- terminó

-No- respondí, sin querer decir más

No entendida nada, ni mi cuerpo, ni la situación, ni mis sentimientos. Era un extraño ahora mismo en mi vida, lo que estaba sucediendo no era compresible a ninguno de sus niveles… En cierta forma tenía miedo

-¿Por qué lo haces?- pregunté

Pablo me miro unos segundos, reflexionando

-Espero- respondió, estábamos tan cerca que sentía su aliento fresco en mi boca

-¿Qué esperas?-

Pablo de nuevo se tomo tiempo para responder, su pecho se apoyaba contra el mío, usando su ancha caja torácica como amplificador, sentía su corazón latiendo contra mi piel

-Espero, simplemente-

Adri

Me enfade cuando Carlos, cogiéndome las manos, impido que me las siguiera retorciendo. Intente zafarme pero era más fuerte, de modo que no solo no conseguí apartarme si no que me pegó mas a él

-Tranquilo- me dijo, yo chasquee la lengua exasperado- Ya no te puede hacer nada-

-Lo se, pero eso no borra el recuerdo- aflojo su presa y conseguí separarme un tanto- Es mi abuelo después de todo-

-Si, es lo único que impide que vaya a romperle las piernas- sentenció mi novio

Estábamos tirados en mi cama, ahora mismo la casa estaba sola, a excepción de Carlos yo y Mafia, que en estos momentos se dedicaba a mordisquear la pelota de tenis que le había regalado Carlos. En cuanto uno de los dos intentaba quitársela la mordía fuertemente y, cuando tirábamos, ella movía lo cola oponiéndose y clavando las patas en el suelo. Era fuerte, pero tras unos cuantos intentos la acababa soltando; y luego se la tirábamos y volvíamos a empezar

Por alguna razón, me cortaba estar delante de Mafia , la perra era inteligente y en sus ojos si bien no de verdadera inteligencia si que había una chispa de compresión. Razón por la cual me sentía incomodo cuando tocaba a Carlos, que estaba sin camiseta estirada en la cama. Mi novio se removió extendiendo la mano para darle un suave capón a Mafia , que gruño girando la cabeza y siguiendo su mano con la boca abierta pero sin mordedla. Acto seguido volvió a su pelota

-Es bastante simplona- dijo después de unos segundos

-No te metas con ella, tú también eres bastante simplón-

Giro la cabeza sonriendo levemente, preguntándome con los ojos

-¿Lo soy?-

-Si, tal vez será que yo te entiendo bien pero no tienes misterios para mí- seguí, haciéndome el interesante, me distraía del tema de mi abuelo

Carlos se removió, sentándose en la cama y luego pegándose a mí. Antes de que pudiera decir anda me cogió de las muñecas y me tiro sobre la cama

-Repítelo-

Yo  le guiñe un ojo, desde luego no era una damisela desvalida. Por mucho que Carlos se esforzara en picarme con eso, si bien no podía ser más fuerte que él no dejaba de tener fuerza y en ciertas posiciones el perdía la ventaja, como en esta. Clave los codos en la cama, empujando hacia fuera, mis brazos se tensaron hinchándose en el bíceps, las manos de Carlos en mis muñecas presionaban mis venas que, con la fuerza que estaba haciendo, pronto resaltaron bajando desde la muñeca por el antebrazo hasta el codo, subiendo una por el bíceps perdiéndose al llegar a mis pectorales

Carlos no pudo evitar distraerse, de modo que cada vez más iba ganando terreno. Ahora mismo yo, por la posición, tenía mas fuerza de modo que seguí recorriendo cada centímetro hasta que finalmente le coloque las manos a su altura. Libere una de mis manos, moviéndola y hundiéndola en su pelo, Carlos intento recuperarla pero antes de que pudiera yo la deje caer por el lateral de su cara, moviendo el pulgar y el índice en…

-Ahhhhhh…para- se estremeció Carlos dejando de hacer fuerza golpe

-¿Quién es un perrito bueno?- respondí empujándole de encima de mí, me moví cogiéndole el otro lóbulo- Tuuuuuu siiiiii, tuuuuu- Carlos intento zafarse sin muchas ganas - Tu eres un perrito bueno- me incline sobre él, descansando mi peso sobre su estomago plano, solté una mano para sustituirla por mi boca y mis dientes- ¿Quién es…simplón?- pregunte entre mordisco y mordisco

Carlos no respondió, yo me tumbe encima de él, intentando no distraerme por el tacto de su piel contra la mía, un mapa perfecto de cada músculo que había debajo.  Me encantaba que tuviera ese punto débil, por alguna razón me hacia quererle todavía más. Me separé de él al cabo de un rato

-Pero no pares- se quejo mi novio levantándose sobre los codos, yo me reí entre dientes señalando su entrepierna tapada por la tela vaquera

-Si hasta mueves la colita y todo, como un perro de verdad-

-Bah- se quejo Carlos tumbándose de nuevo en la cama, una de sus manos descanso sobre su estomago- Calientabraguetas, eso es lo que eres-

-Y de los buenos además- respondí sonriendo- Tu deberías irte ya, que tienes que irte al gimnasio- mire su bolsa de deporte, razón por la cual se supone que solo había pasado a visitar

-Se está muy bien aquí- respondió- Deberías pensar en venirte al mío-

-Vente tu al mío- respondí- No quiero perder la antigüedad- cruce los brazos detrás de mi nuca para apoyarme en la pared- Además es el gimnasio del club de futbol, aunque ya no juguemos me sigue gustando el ambiente-

Carlos se encogió de hombros

-Es pequeño, está bien pero es pequeño- se levanto sentándose en la cama para luego tumbarse apoyando la cabeza en mis piernas- Además, me gustaría ver cómo te machacas-

Sonreí,  bajando las manos para acariciarle el pelo

-Tu solo quieres lucirte y que te vea, te pasarías todo el rato sin camiseta y flipándote delante de mí-

Carlos gruño por lo bajo con los ojos cerrados. Se estaba muy bien así, el calor que irradiaba su cuerpo, junto con el mío y el que flotaba en el ambiente de verano daban la sensación de una modorra que poco a poco se hacía más intensa. Tenía muchísimas ganas de tumbarme en la cama y dormir un poco, pero entre otras cosas tenía que esperar a que llegara mi abuelo. Carlos por su parte, de forma muy empática, se había quedado dormido en mi regazo

Seguí, no obstante, acariciándole el pelo. Me relajaba y de paso me divertía ver qué pasaba si a mi novio le quitaba ese peinado entre rebelde y salvaje y le ponía, por ejemplo, un flequillo amo. Mal definitivamente, pero era divertido. También me fascinaba lo pesado que tenía el sueño, muchas veces me había preguntado a lo largo de estos tres años como seria dormir con él, ahora sabía que ni un terremoto podría despertarle de su siesta. Eso también me dejaba más libertad

Mafia estaba inmersa en su mundo feliz con la pelota de modo que sin cortarme pasee la mano por el pecho de Carlos. Si bueno, Carlos era mi novio y aparte de eso como dije antes le gustaba lucirse delante de mí, de modo que en cualquier momento podía sobarle sin mucho pudor. Pero ahora era diferente, porque estaba dormido, porque parecía un niño y porque me recordaba a aquella noche en Italia, cuando estuve casi en la misma posición viéndole dormir después de haber hecho el amor

Habían cambiado demasiadas cosas. Aunque quizá no tantas o no las suficientes tal vez. De nuevo volví a pensar en mi abuelo, a quien no había visto desde hacía tres largos años. Años en los que, según mi madre, había enfermado y la enfermedad le estaba consumiendo. Años en los que Álvaro Soler estaba a una respiración cada vez más cerca de la muerte. Años…Tres años, demasiados

-

Alex

Estado abrazado así a Pablo fue cuando llego el primer bombeo, lento, suave…Pero el movimiento provoco que arqueara la espalda, deje escapar el aire por lo bajo, Rúas giro la cabeza para besarme

-Ya…- y de nuevo se inclino para ensartarme de nuevo- Uff, que culo tienes Alex-

Yo solo gruñí por lo bajo, Rúas siguió. El también empezaba a gemir

-Dios que apretado…uffff…ahhhh si- yo me mordía el labio, aunque era imposible, aunque no me gustaran las sensaciónes primeras en cuanto la polla de Pablo conseguía hacerse camino y llegar hasta el fondo un calambrazo de placer me recorría entero

Y cuando se iba me sentía mal por lo que estaba haciendo. Pero cuando llegaba creía que podía tocar el sol con las manos. Y asi en el fondo es como era mi relación con Pablo, atracción repulsión. Como un imán en constante giro

-Mas…lento, por favor- le dije, Pablo me hizo caso, pero cuando llego al fondo mis manos fueron a su culo, apretándoselo y pegándolo mas a mi, para que llegara mas hondo y el placer no dejara paso a la culpa

-¿Te gusta?- pregunto, me di cuenta que mientras me follaba había hundido la cara en mi cuello, seguramente dejando algunos regalos como yo había dejado en el suyo- En serio Alex… Eres increíble, el mejor que he follado en la vida…- gimió por lo bajo

Las ensartadas siguieron lentamente, Ruas y yo nos apoyamos frente con frente, esta vez fue él quien busco mis labios. Yo los abri, ahoa pedia su lengua, pero el fuego de antes parecía haberse acabado, reducido a brasas agradables. Ahora no nos consumía, solo nos calentaba con suavidad

-¿Quieres tardar… en correrte?- pregunte yo

Rúas asintió con los ojos entrecerrados, soltándome un lameton por la mejilla y la barbilla. Yo expuse mi cuello para él

Sabia demasiado de sexo como para saber reconocerlo. El sexo eran choques, duros, bruscos, la imposición animal… Esto no era sexo, yo entrecerré los ojos

-No se porque…estamos asi-

-Yo se que…te quiero Alex- respondió Rúas- Tu tienes que decidir…que sabes-

-Mis amigos…tu…te lo debía…-

-Deber y…placer son dos cosas…distintas- de nuevo me beso- Estas…disfrutando…estas…duro, mira…- paro el ritmo separándose de mi, contra sus abdominales de película mi pollon se apretaba, queriendo sentir el masaje de esa suave piel y esos marcados músculos- La llevo sintiendo desde…- me ensarto de nuevo pegándose a mí para hablarme al oído-Desde que empezó…esto-

Yo entrecerré los ojos

-No soy…gay…- la palabra la corto un gemido

-Pero aquí…estas…dejando que…te folle-

-Esto no es…sexo- la frase se me escapo entre las brumas de los sentimientos contradictorios que me azotaban, sentí la risa de Pablo, vibrar en sus pectorales. Me agarre a su fuerte espalda en uve para no mirarle a los ojos

-Para mi… no es solo sexo…- respondió- ¿para…ti?-

-Una obligación-

-Tal vez… no seas gay…- continuó Rúas en mi oído mientras me follaba abrazado a él- Tal vez…sea que…somos tu y yo…-

-¿Qué quieres decir?- pregunte, desde que lo había dicho era consciente de que cada centímetro de mi polla se estaba restregando sin parar contra la tableta de Rúas, sentía cada centímetro, piel caliente y sudor, en una constante paja

-Que…- se corto por un gemido excepcionalmente fuerte-…sabes, lo que…quiero decir- terminó- uffff, ya no puedo más…- se separó de mi, hizo que el condón volara, sacándoselo

Yo me sentí extrañamente vacio, y solo. Pero enseguida Pablo me cogió la mano, colocándosela en su pollon, a mí me sorprendió que fuera capaz de meterme eso. Su mano cogió la mía, para Pablo solo hicieron falta un par de meneos para que se corriera sin control, intente que su corrida cayera encima de él

Para la mía Pablo se esmero, jugando con el glande, y estrujándola entre sus manos. Yo gemí pidiéndole que no siguiese, pero claro, lo hizo. Sin que pudiera moverme a penas acabe corriéndome encima de el

Me desplome, buscando su boca. Sentía ese cuerpo de supermodelo debajo del mío, estirándose y relajando cada musculo. Como si hubiera llegado a una maratón, Pablo me cogió la nuca acercándome, le bese

-El mejor polvo de toda mi vida Alex- respondió Rúas pegando su frente a la mía

Se fue al baño a lavarse ya que se llevaba encima la corrida de los dos, yo me tumbe en la cama, pensando en lo que había pasado, entre las sabanas movidas me acurruque, haciéndome un ovillo, para pensar

-

Valle

Estaba cansado, no en un sentido que se refiriese solo al hecho de estar enfado, que también. Sino al puro y simple cansancio, estábamos sentados en las escaleras del descansillo depuse de que Diego me convenciera para no irrumpir en la casa. Había estado bien pero pronto había venido el suelo y lo que era peor, el frío

Era verano si pero en aquellos edificios antiguos del centro de Madrid siempre parecía correr esa brisa fría, casi gélida. Que erizaba la piel. Ahora mismo estaba sentado en un escalón, con la espalda en la pared y la cara apoyada en el cuello de Diego, que sentada un escalón por encima, me pasaba el brazo por los hombros. Su barbilla se apoyaba en mi cabeza pero a pesar de mi estado el parecía estar la mar de despierto, meditabundo mirando al aire

-¿Cómo te enamoraste de Rúas?- pregunte, para sacar conversación

-No lo sé…- respondió, cogiendo aire y soltándolo lentamente- Si, si lo se… Cuando era pequeña empecé a jugar al balonmano porque el hijo de los vecinos lo hacía y me parecía algo muy chulo, nunca fui muy bueno al futbol y a pesar de ser alto el baloncesto no era lo mío… Así que me esforcé mucho, yo estaba feliz jugando, al parecer era muy bueno porque un ojeador me ficho para un equipo recién formado. En el que estoy ahora, cuando entras nuevo en un equipo cuesta hacerse con el truco, la mayoría de las veces porque son cerrados o porque están tan acostumbrados a cambiar de equipo que intentan reducir los lazos personales para que no sean una carga… Pero en aquel no, todos tendríamos como doce o trece años y todos éramos nuevos. Nos habían dicho que sería un equipo importante así que todos éramos un manojo de nervios… Yo el que más, porque era la primera vez que me cambiaban- sonrió por lo bajo- Y de entre los trece chicos que éramos estaba Rúas…Pablo- pronunció el nombre casi con adoración- Mientras el resto estaba nervioso el mantenía la calma, cruzado de brazos y apoyado en una columna- tosió un poco por lo bajo- Rúas siempre ha sido muy guapo, solo que por aquel entonces estaba bastante descuidado de aspecto, como si no le importara… Tenía la mirada fría y parecía hosco, y en el fondo muy vulnerable, pero mantenía la calma a pesar de todo… Y eso fue lo me fascinó de él, esa forma de apoyarse en la columna, esa forma de mirar y esos ojos negros… La forma que tenía de ser el chico más seguro y el más vulnerable de todos…- suspiró- Pronto todos le cogimos mucha confianza, porque era el único que siempre mantenía la cabeza fría, así que cuando tuvimos que elegir capitán lo elegimos a él… Porque siempre se le veía muy seguro de todo lo que hacía, no dejándose afectar por nada… Era el chico difícil- sonrió con tristeza- Yo nunca le dije nada, me daba demasiado miedo, fue él quien se dio cuenta y hablo conmigo… En ese tiempo fue cuando Pablo pareció despertar y cambió, de peinado, de vestuario…de todo. Hasta de actitud, se volvió mucho más abierto pero también mucho más distante, supongo que ayudo que se diera cuenta de lo bueno que estaba… Y una vez le bese y luego el me besó, y luego fue un beso, y otro…y otro… Yo no me lo podía creer, me estaba besando con Rúas, el chico de mis sueños, y no solo eso; me cogió de la mano y me llevo a su cama, me tumbo y se tumbó encima de mí, me beso el cuello, la barbilla… Me acarició como nunca nadie más lo había hecho, le dije que le quería y él me dijo: “Yo te quiero mucho Diego, mucho…Pero no de esa forma”, aun recuerdo esas palabras, me dijo que si quería parar que lo dijera, pero me negué, lo quería a él... En todos los sentidos… Así fue como perdí la virginidad, fue bonito… Rúas puede ser muy dulce cuando quiere y conmigo lo fue, se que con otros chicos ha sido un cabrón, pero conmigo fue dulce… Y volví a hacerlo con él, y al día siguiente otra vez…y otra…Así hasta casi el día de hoy, de media follo con Rúas dos veces por semana y la mayoría mas- parpadeo, tomando conciencia- Me he ido por las ramas, lo siento-

-No pasa nada- respondí, le cogí la mano- Eres un buen chico-

Diego sonrió con desgana

-Pero lo mejor siempre se lo llevan los chicos malos-

-

Alex

Estaba sentado al borde de la cama, con los bóxers puestos. Rúas llevaba las zapatillas en la mano y la camiseta al hombro, por lo demás vestido

-Date prisa que la habitación es por horas- dijo, yo me estaba mirando los pies- Por horas significa que…-

-Se lo que es por horas- respondí yo mirando al suelo

Tal vez sea que somos tú y yo

Pablo se sentó a mi lado

-¿Estas bien?-

-¿Te preocupa que este bien?- respondí, le mire a los ojos- Solo ordéname que este bien y lo estaré-

Rúas hizo una mueca con la boca

-No te entiendo- respondió- No hace ni cinco minutos estábamos haciéndolo y…-

-Follando- puntualice yo

Pablo se quedo callado mirándome. Yo me mire las manos

-Me has obligado a hacerlo y lo he hecho- respondí, le mire a los ojos- Y hemos follado, nada mas-

Tal vez sea que somos tú y yo

Pablo se inclino, apoyando su barbilla en mi oído

-¿Eres como una puta?- pregunto- ¿Eso quieres decir?- sus manos soltaron sus zapatillas, dejo caer la camiseta de su hombro- ¿Es eso?- sus manos me acariciaron los muslos y su lengua invadió mi oreja, me mordisqueó el lóbulo, ahora una de sus manos me masajeaba la polla, intente apartarme- No, no te muevas, ya que así lo crees aquí yo pongo las reglas- me empujo y me tumbo en la cama, me dio la vuelta antes de que pudiera reaccionar, el chico desde luego era rápido

Me mordió el cuello y aprisiono mis manos con las suyas

-Se hace lo que yo diga, ¿es eso no?- su mano fue a mis bóxers, bajándomelos hasta casi las rodillas, oí como se bajaba los pantalones- ¿Y si te follo otra vez? ¿Y si esta vez me da por atarte a las cuatro patas y follarte hasta que no puedas ni sentarte?- se separo de mi- Eres gilipollas, las dos razones que se me ocurren para que seas así con las dos llego a la misma conclusión- se volvió a subir los pantalones

-Que fuera importante para ti no significa…-

-¡NI TE ATREVAS A TERMINAR ESA FRASE ALEJANDRO¡- me grito fuera de si- Tu y yo sabemos lo que ha pasado- yo estaba tirado en la cama, mirando mis puños cerrados sobre ella- Para mi…- oí que cogía aire por la nariz, me gire de golpe por la sorpresa y vi como se pasaba la mano por los ojos- Me voy, haz lo que quieras- se giro y se fue de la habitación sin mirarme, dio un portazo al salir de ella

Luego oí como se abrió la puerta de la calle, yo me senté sobre la cama, luego me deslice hacia el borde. Me subí los bóxers y cogí los tejanos de la silla en donde habían caído, me los vestí sin abrocharme si quiera la bragueta. Me dolía el cuello allí donde Rúas me había mordido, pero no hice gesto alguno, estaba demasiado confundido con todo lo que había y estaba pasando como para preocuparme por un chupetón más o menos en mi cuello

Tal vez sea que somos tú y yo

Salí de la habitación en el mismo estado de confusión permanente y me quede parado

-Creo que tenemos que hablar- me dijo Valle apoyado en el marco de la puerta

-

Adri

Costó despertar a Carlos, pero las prisas ayudaron. Yo también me había quedado dormido al final, me despertó el sonido de mi móvil y los ladridos de Mafia . Era mi madre avisando de que ya habían recogido al abuelo en la estación. Y de eso hacía ya quince minutos

Carlos estaba somnoliento, parpadeando con fuerza y bostezando. El muy idiota había dejado el móvil en silencio y no se entero cuando sus amigos le llamaron para ver si iba al gimnasio hacia una hora. Ahora mismo estaba moviendo la camiseta en la mano, intentando recordar porque parte se metía

-Venga date prisa- al final se la consiguió colocar aunque le quedo echa un lio a la altura de los pectorales, sin miramientos se la baje

-Que me la rompes cuidado- respondió- Que me costó cara-

Yo puse los ojos en blanco, empujándole al final conseguí echarle de casa mientras se quejaba. Mafia nos miraba a los dos desde la cocina sin entender nada

Se fue no sin antes darme un beso con la puerta abierta y de desearme buena suerte. Yo lo agradecí, me dijo que estaría pendiente del móvil todo el día por si le necesitaba. Luego se fue y yo suspire de cansancio

Como a los cinco minutos me sonó de nuevo el móvil, era mi padre para avisarme que ya subían y que les esperara en la puerta. Yo me quede en el descansillo, esperando. Oí a lo lejos como se abría el ascensor y las voces de mis padres y mi abuela hablando, cuanto más se acercaban más nervioso me puse hasta que, finalmente, se abrió la puerta

Por este orden entraron en mi casa, mi abuela, mi madre, mi hermana, mi padre y mi abuelo. Pero solo este último mereció mi atención… Y yo sentí que se me caí el alma a los pies

Álvaro Soler, el Halcón Gris de la Guerra Civil española. Y una sombra de lo que fue. Consumido por la enfermedad, encorvado, andando apoyado en su bastón que casi era parte de su cuerpo. El pelo ya no gris lustroso, si no apagado, casi blanco. Los carrillos consumidos, las manos temblando levemente, manos que antes habían dibujado palacios enteros

Tosió y me miro, con sus ojos azul zafiro que todo el mundo decían que eran míos. Lo único que no parecía haber perdido su fuerza si no que, tal vez por el efecto general, parecían arder más que nunca

-Adrián- respondió una voz débil y rasposa, pero aun así profunda- Adrián…-

-Si- dijo mi madre- Es tu nieto papa-

El asintió

-Lo se, lo se- paso su vista por encima de mi- Y esta debe ser la nueva perrita-

Sabía algo del comportamiento de los perros, continuamente y debido a su naturaleza estaban intentando medrar en la jerarquía. Tomaban cualquier signo de debilidad para imponerse al dueño, cuando mi abuelo se acerco apoyándose en su bastón. Como siempre el traje que llevaba de corte lujoso, con el suave olor a canela que siempre le acompañaba de su pipa… Mafia agacho las orejas y se tumbo en el suelo. Mi abuelo la miró un segundo, no se si complacido o decepcionado, luego fue hacia el salón a sentarse

Mi familia ya estaba acostumbrada a que mi abuelo llevara la voz cantante de modo que se repartieron para dejar las cosas. Cuando llego al salón mi abuelo eligió el asiento de respaldo alto para descansar

-Adrián…- me llamó, yo, aun sin saber cómo reaccionar, entre con él- Tengo algo para ti, varias cosas, además- se acomodo en el sillón

Mi abuelo, el hombre que tres años antes me había dado una paliza de muerte y que mucho antes me había enseñado a leer y a pescar, me pidió que me colocase delante de él

-Has crecido bien- obrero- ¿Muchas novias?-

-Sabes que no- le respondí

Mi abuelo no hizo ningún comentario pero sus ojos brillaron peligrosos

-Si, lo se…Lo se muy bien- saco su pipa del bolsillo, la mire, como siempre, negra… Saco a continuación su cajita de plata para el tabaco- A tu abuela no le gusta que fume- bufo por lo bajo- Tengo noventa y cinco años y estoy enfermo… Le he ganado la partida al cáncer- se rio por lo bajo, encendió su pipa y en seguida, tras unas caladas el olor a canela y tabaco añejo lleno la habitación- Eres  un Soler, de hecho el único Soler- yo abrí la boca- Un Soler, no una - replico- Para tu hermana y tu madre hay más cosas, pero para ti te las tengo que dar yo- suspiró- Pero no tengo porque dártelas- continuó-Estoy viejo, pero sigo siendo listo- ya tenía una pequeña nube de humo fragante flotando junto a él- Llevas la ropa revuelta, y el pelo… Y los ojos…Los ojos te delatan-

Yo me erguí

-Llevas razón, en mi casa hay normas distintas abuelo-

Para mi sorpresa se rió

-Lo se…lo se- movió su bastón en la mano, de ébano con adornos en plata y marfil- Este bastón, es el bastón familiar… Tu mi tatarabuelo, que en paz descanse, lo mando tallar como regalo de bodas para su hijo… ¿Sabes lo que significa? Más de doscientos años de historia- respondió- Pero aun así, es el bastón familiar y no lo es… ¿Ves?- me enseño la empuñadura- La mande arreglar yo cuando un maldito rojo la mello en la guerra, y esto- me señalo algunos adornos- Estos los sustituyo mi padre por adornos de plata en vez de marfil… Y la puntera, partida por tu tatarabuelo y cambiada también…- jugó con el bastón- ¿Entiendes? Es y no es el bastón familiar, no es en tanto que ya no tiene partes del original y es en tanto que lo que representa sigue estando allí- me miro- Sigo pensando igual que pensaba hace tres años y vive Dios que hubiera muerto sin volverte a ver si no fuera porque recordé de verdad aquella noche…- había comenzado a bajar el tono, para que me tuviera que inclinar- Lo que eres está mal… Pero no flaqueaste, ni una vez y me di cuenta de que por ello si eras un Soler…Y me sentí orgulloso…- miro de nuevo el bastón- Tal vez…la familia cambie como el bastón…- me lo tendió- En tanto que yo no están las partes viejas ya no es el mismo, pero lo que representa sigue aquí…- me golpeó con él en la mano- Cógelo, soy viejo y me tiembla el maldito pulso, no voy a sostenértelo lo que me queda de vida-

Yo lo cogí, sintiéndolo pesado en mi mano. Parpadeé dándome cuenta de que tenía los ojos húmedos

-No te confundas, sigo pensando que estas equivocado solo que, como decía mi padre, equivocarse a la manera de los Soler es llevar siempre razón- volvió a dar una calada a su pipa de ébano- ¡Marisa, mi otro bastón¡- mi abuela entro sujetando un sencillo bastón de manera, quemada al fuego para darle color- Mejor, mejor… Los malditos brocados me destrozaban la mano al caminar- comentó cogiendo el nuevo- Se feliz Adrián, como fui feliz yo cuando jugaba contigo… Se un Soler y espero verte una vez más antes de morir-

-¡Deja de decir tonterías Álvaro…Y dame esa pipa, ya sabes que tienes prohibido fumar ¡-

-Hare lo que quiera mujer- respondió mi abuelo dándole una última calada y tendiéndole la pipa- Y se que no pasare de este año-

Mi abuela se marcho con la pipa, seguramente a esconderla para que mi abuelo no la encontrara. Me apoye en el bastón, lo sentía frío

-¿Cómo se llama?- me pregunto mi abuelo aun envuelto en su nube de humo

Sabía a lo que se refería

-Carlos- respondí

Oí la risa de mi abuelo mientras se alejaba a paso lento

-Lo sabía, no dejaste de repetir nunca su nombre-

-

Alex

Me incliné en el sofá sobre Valle sujetándole bien los brazos

-¿Te vas a calmar ya? Por favor-

Valle intento levantarse, era más fuerte que yo, en un pulso justo me hubiera ganado. Pero no había porque ser justos

-Si, joder si-

-No te creo- respondí

-Eso es porque sabes que te mereces una paliza- me contestó- Me echo algo en la bebida, me dijiste que lo sabías y no solo estas con el si no que lo sabías, habéis estado follando y tienes marcas de besos por todo el cuello… Y él también tenía… Yo te mato- finalizo

Sabía que Valle no era violento, así que solo tuve que esperar unos segundos a que se calmara

-No lo sabes todo Valle- continúe, le solté los brazos- No sabes la verdad-

-¿Y cuál es esa maldita verdad?- me preguntó

-Antes dime que hacías con el amigo de Rúas-

Valle se sentó en el suelo, poniéndose a mi altura y clavándome sus ojos color miel. Yo alce las manos exasperado, sentándome junto a él en el suelo

-Bueno, lo primero es que Gabi es gay- empecé

Algo en los ojos de Valle me dio la sensación de haber cometido un error

-

Rúas

-Rúas por favor espera- me dijo mientras intentaba mantener el ritmo, justo ahora me acababa de poner la camisa, el sol me daba de lleno pero parecía no me importaba que me cegara, así por lo menos tendría una excusa para los ojos húmedos- Pablo yo…-

-No me llames así- salte como un resorte- Ya sabes que no me gusta-

-Vale, lo siento… Pero lo de antes-

-¿Te has echado un nuevo amiguito eeee?- pregunté para desviar el tema, recordando haberle visto con el chico rubio ese - Parece que os va muy bien parejita-

-Valle y no…-

-Ya ya ya… Tu corazón es de otro- repliqué, el tema de Diego siempre me ponía triste y bastante tenía yo ya - A ver si superas eso ya de una vez- le dije- Lo siento vale, pero no bajes la cabeza, me hace sentir peor-

Asintió… Ahora que me había parado de nuevo me alcanzo todo lo que quería dejar atrás. Y de nuevo sentí ganas de gritar, llorar y reír al aire, junto con ganas de romper algo

-Que imbécil- dije con rabia contenida mientras apretaba los puños- Como si para él no hubiera significado nada…- miré a Diego- ¿Cómo se llama la cosa es que hacen en su barrio?-

Yo sabía de qué estaba hablando porque David me había hablado de ella alguna vez de pasada

-¿ La Macrofiesta?- inquirí

Diego asintió

-Eso es, ya verá…- volví a andar ensimismado- Acabare con todo allí…-

Y por fin podre dormir por las noches

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Espero que os haya gustado, y el final esta....cerca