Carolina. Me cogí a una MILF

Una vecina, MILF y muy puta, me ofrece follar, a cambio de mis servicios como agente de bolsa.

Esta es la historia de cómo conocí, y me follé, a Carolina, una MILF de 33 años, a su hija Mónica, de 18 años, y a la amiga de ésta, Elena, también de 18 años.

Yo mismo os contaré la historia

**Martes por la tarde, 18:00, en mi casa, en

Campodón

, Villaviciosa de Odón**

Había llegado ya a mi casa, bastante más pronto de lo habitual, porque no tenía trabajo que hacer, así que me fui a mi casa, para tratar de descansar un rato, después de unas semanas agotadoras de trabajo.

Al llegar a mi casa, y, tras ponerme cómodo, iba a ir al frigorífico, a agarrar una cerveza, con intención de bebérmela delante de la tv, para ver algún partido de fútbol, cuando me sonó el móvil, el de la gestión de temas de Bolsa.

Quien me llamaba, era Carolina, una mujer de 33 años, que, a pesar de su juventud, ya tenía una hija de 18 años, estaba casada con un cirujano plástico, que había operado ya a ambas, madre e hija, y que estaba en una relación abierta con el marido, pues ambos se follaban a quienes querían, sin darse explicaciones.

Carolina me dijo que quería invertir en bolsa, el dinero que ganaba con su profesión, y, al ser vecinos, pues ambos vivimos en

Campodón

, me preguntó si podría acudir a su casa, para verla, en ese mismo momento, que me estaría esperando.

Yo le dije que sí, pues, es la ventaja de estar soltero, la libertad para ir a trabajar, a cualquier hora en la que pueda surgir una urgencia, así que, me volví a arreglar, dejé la cerveza, para otro momento, y me fui, caminando, hasta su casa.

En la casa de Carolina, también en Campodón

Llegué a la puerta de su casa, fui caminando, porque había poca distancia, apenas tardé unos 15 minutos en llegar.

Llamé al timbre de la parcela, en la calle, y se abrió la puerta, así que, entré en la parcela del chalet, y fui hasta la casa, volví a llamar al timbre, ya de la casa, y esperé.

Al abrirse la puerta, primera sorpresa muy agradable, me recibió Mónica, una rubia impresionante, de sólo 18 años, con unas tetas enormes, cuerpo muy cuidado, y que llevaba una falda de cuero y unas botas, que le hacían parecer una puta, bueno, lo que, más tarde, me enteré que era, porque, en realidad, ya era

escort

, pese a sus escasos 18 años.

Mónica me dijo que pasara, porque Carolina, su madre, me estaba esperando; me llevó hasta una habitación, que era el despacho de su madre, llamó a la puerta, y pasamos.

Ahí fue cuando vi a Carolina, por primera vez

Carolina, 33 años, rubia, tetas enormes, operadas, sin duda, varias veces, cuerpo de gimnasio, tatuada, y llevaba, ese día, un vestido de cuero, muy escotado, y botas al muslo, con mucho tacón.

Me sonrió y me pidió que me sentara, para que comenzáramos a hablar de negocios.

Carolina me explicó, que era

escort

, que había conocido así a su marido, un cirujano plástico, que era quien le había hecho todas las operaciones, tanto a ella, como a su hija, y a la amiga de ésta.

Entre el trabajo de

escort

, y su cuenta en una RRSS de desnudos, ganaba un buen sueldo al mes, y quería invertir alguna parte de ese dinero; había visto mis servicios, anunciados por la urbanización, y me había llamado.

También me dijo que, aparte de la comisión, por mis servicios, digamos, el porcentaje que yo me llevaría, en dinero, si se ganaba dinero con las inversiones que yo hiciera, me ofrecía pagarme con servicios sexuales gratis, de ella misma y de su hija.

Yo le dije que no habría problema, y que podría empezar ya a trabajar, bueno, al día siguiente, en cuanto llegara a mi oficina, me pondría con el tema.

Al acabar la conversación de negocios, Carolina me dijo que me quería invitar a tomar una cerveza, para celebrar nuestro acuerdo, así que fuimos hasta su salón, dónde ya la asistenta estaba poniendo dos cervezas, para que nos las tomásemos.

Nos sentamos en un sofá, y ya la conversación fue más sexual y personal.

Carolina me contó que se había quedado embarazada de Mónica, su hija, cuando apenas tenía 14, y la tuvo, a los 15.

Sus padres, por suerte, la apoyaron en todo momento, así que no tuvo demasiados problemas, pero, como le gustaba mucho follar, desde los 18 años, en cuanto que pudo, hizo lo posible por ser una puta y ganar dinero follando y con su cuerpo, pues, según me dijo, era lo que más le gustaba y mejor se le daba.

Tuvo que dejar de estudiar, por ser madre, así que, durante 10 años, se tuvo que prostituir, para ganar dinero, hasta que conoció, a un cliente, un cirujano plástico, que se ofreció a modificar su cuerpo, y, al final, se casó con él, y, desde ese momento, pues ya vivía en esa casa, con su marido y con su hija.

Me dijo que no había dejado la prostitución, porque, como le gustaba tanto follar, pues le gustaba ser independiente, y disfrutar del sexo y ganar dinero.

Para su hija, había intentado, casi, el mismo camino, el de ser puta, y, en ello estaba, también, en cuanto tuvo 18, aparte de la operación de aumento de tetas, empezó a ser

escort

, tanto por separado, como en conjunto, con ella, en rollo plan madre e hija, y ya empezaba a tener mucho éxito.

Tras un rato de charla, ya sexual, en la que, poco a poco, me fui poniendo más y más cachondo, Carolina me dijo que quería demostrarme sus dotes como puta, y, si no me importaba, iba a llamar a su hija, y a una amiga de su hija, para que fueran espectadoras, y aprendieran.

Carolina, agarró su móvil, envió una nota de audio de

Whatsapp

, en la que le pidió a su hija que fuera hasta el salón, que iba a ver a su madre, follando.

2 minutos después, apareció, de nuevo, Mónica, pero, esta vez, con Elena, una pelirroja, muy pecosa, con las tetas también muy grandes y operadas, que era la amiga de Mónica.

Las dos iban vestidas, casi igual, muy femeninas, y me pusieron, casi, cardiaco.

Mónica y Elena, se sentaron, cada una, en un sillón tipo relax, que había en el salón, y, Carolina, comenzó con la sesión de sexo.

Primero, me bajó los pantalones, y los calzoncillos, dejando mi polla al aire, que ya estaba erecta, y en todo su esplendor.

Empezó a chupármela, y, claramente, se notaba que tenía 15 años de experiencia follando profesionalmente, pues la chupaba muy bien.

Cuando llegó el momento de correrme, no me dijo nada, así que, pensé, al ser una puta, voy a ver, si se lo traga todo, y, así fue, me corrí en su boca, y se lo tragó.

Después, llegó el turno de follarme su coño, me dijo que ella follaba a pelo, pues, junto con Mónica y Elena, las 3 llevaban DIU, así que no habría problema.

Yo empecé a meterle mi polla en su coño, que estaba ya chorreando, y estuve un largo rato disfrutando de semejante hembra, hasta que me corrí, dentro de Carolina, tal y como ella, me había pedido.

Durante todo el tiempo que llevábamos ya follando, Mónica y Elena, se estaban masturbando, pero, mutuamente, la una a la otra; les pregunté el porqué de hacer eso, y es que, al

parecer

, eran muy amigas...

Para finalizar, por el momento, la sesión de sexo, llegó el momento de follarme su culo, también Carolina me dijo que me corriese dentro, pues, a ella le gustaba sentir siempre, el semen de los hombres que se la follaban.

Metí mi polla en su culo, y comencé a embestir, estuve otro rato más, hasta que, finalmente, me corrí, y llené su culo con mi semen.

Al acabar la sesión de sexo, era ya casi la hora de cenar, a lo que Carolina me dijo que, si quería, podría quedarme a cenar con ellas, y,

así, seguíamos

hablando.

Yo acepté, pero con la condición de no alargar mucho la noche, porque, al día siguiente, tenía que madrugar.

Después de la cena, que transcurrió sin incidencias, salvo por mi estado de excitación, por todo lo que había pasado, momentos atrás, me despedí de las tres, pero les dije que volvería, y que me follaría a las dos que me quedaban por follar.

Cómo me follé a la hija de Carolina, a Mónica, lo describiré, en el próximo capítulo.

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