Carolina (1)

Una señora madura con afición por la somnofilia, el cloroformo y la dominación. Pura diversión

The Old Ladie

Veníamos de regreso de una boda, mi acompañante Carolina, era una mujer madura y yo había accedido a ir porque mi madre había insistido hasta el cansancio con que acompañara a su amiga. La boda había sido una cualquiera, yo ni siquiera conocía a nadie así que me quede sentado platicando con mi acompañante.

Carolina ya estaba pasando sus cuarenta, con el pelo rizado agarrado en un moño arriba, usaba un vestido de una pieza de alguna clase de terciopelo, no muy escotado pero si que dejaba ver sus abundantes pechos, con una abertura del lado izquierdo que dejaba ver su pierna. Ella platicaba muy bien conmigo y de vez en cuando me ponía la mano en la pierna, me decía "chico rudo". Aún así era un demasiado mayor para mí.

Cuando finalmente nos retiramos de la boda la lleve a su casa y me invito a pasar para que me entregará unas cosas para mi madre, accedí sin mucho problema. Su pequeño hijo no estaba en casa esa noche, se había quedado con unos tíos. Al entrar a su sala me dijo que la esperara mientras iba a su cuarto, estaba mirando unas fotografías cuando Carolina se acerco lentamente a mí, no me percate de ella hasta que sus senos tocaron mi espalda.

Al girar estaba frente a mí a pocos centímetros y me miraba sensualmente.

Disculpa Carolina pero ya me tengo que ir.

Me empujo hacía el sillón, el hecho de que una mujer así se me insinuara me pareció excitante, divertido. Entonces se recargo de frente en el sillón con sus brazos abiertos, de tal modo que su busto quedo a unos pocos centímetros de mi cara. Usaba un exquisito perfume, con un penetrante olor, lo aspire unas cuantas veces cuando empecé a sentirme aturdido.

¿Qué te parece mi perfume chico rudo?

Exquisito le dije tratando de concentrarme –trate de ponerme en pie y caí de rodillas a su lado- Pero que....

Son los efectos de mi perfume, su formula es especial para tranquilizar a chicos como tu –se dio la media vuelta y tomo un frasco ámbar y un tapabocas- Vamos a ver que tan rudo eres chico

Me jalo hacia atrás y coloco el tapabocas sobre mi nariz y boca, me invadió un dulce y penetrante olor mientras sentí una ola de aturdimiento, era cloroformo y me había dado cuenta muy tarde, me arrojó al suelo donde inútilmente trate de forcejear, estaba aturdido y mi cuerpo no respondía, de pronto logro abrazarme con sus piernas en el suelo y me presiono para que no me pudiera mover, mantuvo el tapabocas sobre mi rostro con sus dos manos, luche inútilmente mientras ella me susurró al oído:

  • Sólo respira profundo, no tiene sentido alargar esto, yo me encargaré de todo.

Mi cuerpo había dejado de responder y sentí como un pesado sueño me consumía, todo se volvió obscuro y quede inconsciente.

Al despertar estaba en su cama amarrado de pies y manos, en ropa interior, ella me veía desde una silla, se levanto y recorrió los tirantes de su vestido dejándolo caer, usaba un hermoso conjunto con medias a los muslos, caminó hacía mi, se sentó a un lado y dibujó una línea desde mi cuello hasta mi ropa interior,

  • Con que muy rudo ¿Eh?

  • ¿Qué pretendes hacer conmigo?

  • Ya lo veras.

Entonces se monto en mi suavemente y comenzó a acariciar sus senos, para ser una mujer de casi cuarenta tenía un muy buen cuerpo, unas piernas preciosas que me apretaban, la escena entera me excito pero estaba oponiendo tanta resistencia como podía, no podía mover las manos, pero de cuando en cuando me acercabas los senos al rostro para que los besará, finalmente su hechizante danza funcionaba, estaba teniendo una erección y sin quererlo besaba sus senos con más pasión cada vez, entonces se puso de pie en la cama con las piernas abiertas y yo en medio, se contoneaba hipnóticamente, mientras se quitaba las bragas, se agachó poniendo su sexo a la altura de mi rostro y entonces retrocedió, se sentó sobre mi, estiró la mano al buró y tomo un pequeño frasco ámbar, lo destapo y vertió el contenido en sus bragas hasta empapar el trapo, entonces me dio un beso, me mordió el labio y apretó sus pantaletas en mi nariz y boca, con una mirada encendida, se percato de que me estaba debilitando y la excito aún más lo último que escuché fue su voz diciendo:

  • Hasta aquí tu primera lección chico...

Al despertar estaba amarrado con las manos por detrás y sentía algo en mi miembro, era un vibrador, al respirar me di cuenta de un tapabocas que cubría mi rostro y olía a cloroformo, trate de concentrarme, pero mi cabeza daba vueltas, mire a mi alrededor y ahí estaba ella en un conjunto de terciopelo rojo masturbándose viéndome, supongo que era excitante, el maldito aparato no me dejaba pensar y al descuidar la respiración el cloroformo hizo efecto y quede indefenso e inconsciente de nuevo.

Lentamente volví a abrir los ojos, tenía una terrible jaqueca, seguía amarrado, pero estaba sentado en la cama, de nuevo Carolina apareció en su conjunto rojo de terciopelo y se sentó frente a mí, yo estaba amordazado.

  • Eres un buen alumno Chico, muy vital, ahora vamos con el siguiente ejercicio.

Dicho eso tomo un pañuelo, le puso más cloroformo y me miro. Yo negué con la cabeza

y ella sonrió.

  • No toda la diversión puede ser tuya.

Metió su mano en mi ropa interior y comenzó a masturbarme lentamente, era muy buena en eso, no me pude resistir mucho tiempo, se puso de rodillas y me acerco sus senos, era algo exquisito e incontrolable, cuando se percato de que estaba por terminar, se puso frente a mi, se metió una mano en las bragas, comenzó a masturbarse y se puso el pañuelo con cloroformo ella misma, era algo muy excitante, ponía un poco de resistencia pero yo veía como sus ojos comenzaban a verse pesados, finalmente cayo sobre mi inconsciente mientras yo la veía sin poderme mover, fue algo impresionante.

Algunos minutos después ella empezó a recobrar la conciencia, estaba mareada y desorientada, pero aún así me miro con fuego en los ojos y me quito la mordaza de la boca..

  • ¿Qué te pareció eso?

  • Lindo, ahora déjame ir.

  • Pero si apenas vamos comenzando. Es tu turno de jugar. Te voy a desatar para que puedas hacerlo y no quiero problema alguno o le diré a todo el mundo que abusaste de mí.

  • ¿Estás bromeando? –me miro seriamente y supe que decía la verdad- Esta bien

¿Qué quieres que haga?

  • Muy bien.

Me desato las manos, aún estaba sentada sobre mi, me alcanzó un trapo blanco.

  • Quiero que te duermas a ti mismo

  • ¿¡Qué!?

  • Ya me oíste

  • ¿Pero?

  • Pero nada, es una orden esclavo.

Me acerque un poco el pañuelo y lo retiré rápidamente, los vapores eran muy fuertes.

  • Vamos, yo te diré en qué momento.

Comenzó a masturbarme con mucho tacto, de vez en cuando usaba su boca, hasta que tuve una erección completa, entonces me dio la señal. No sé como me atreví a hacer eso, me puse el trapo en la nariz y respire profundamente unas cuantas veces, hasta que ya no pude sostener el trapo, entonces ella me puso en su regazo como un bebe.

  • No te preocupes chico voy a cuidar bien de ti.

Me puso una vez más el trapo hasta que quede inconsciente.

Desperté atado a un mullido sillón que convenientemente tenía unas esposas incorporadas a la zona de los brazos y tobillos, Carolina espero hasta que las ultimas

nubes del cloroformo salieran de mi cabeza para hablarme, vestía un entallado corsette negro con unas peculiares botas hasta la rodilla que afilaban sus piernas bellamente.

  • Muy bien pasaste las pruebas preliminares para ser mi esclavo.

  • ¿De qué hablas? Conteste impaciente por el dolor de cabeza.

Sin decir más palabra se aproximo a mí, se sentó en mis piernas y percibí su fragancia, era algo peculiar, dulce y aromática. Se coloco de frente a mí y puso su busto poca distancia de mi rostro, su olor me invadía y mi cabeza daba vueltas.

  • ¿Te he contado sobre mi afición por la hipnosis?

  • No realmente – le conteste aturdido –

  • Es algo que me excita infinitamente, aparentemente la combinación de aromas y los fetiches del subconsciente pueden abrir la mente de cualquiera.

La miraba fijamente a los ojos con toda mi atención, puso sus manos atrás y saco una pequeña esponja con otra penetrante fragancia. La puso en mi nariz y boca y la sostuvo ahí, por un momento pensé que era cloroformo, pero esta vez no. Sus hermosos y profundos ojos me hechizaban mientras deseaba aspirar más y más de la fragancia, me sentía cayendo en ella y cada vez más cerca. Retiro la esponja y comenzó a liberar mis amarras, yo no tenía intención de escapar o moverme, retrocedió y se sentó en una silla cruzó su pierna derecha sobre la izquierda y comenzó a balancearla enfundada en sus largas botas.

  • Es hora de que tu entrenamiento progrese. De rodillas ante mi esclavo.

Me levante y caí de rodillas frente a ella, mis ojos estaban perdidos en sus piernas y sus botas de una textura parecida al terciopelo con un hilo que las aseguraba desde detrás de su rodilla hasta su tobillo, como un signo de su fortaleza y poder, su control sobre mi.

Me coloco la punta de su bota debajo de mi barbilla cuando me empecé a perder en sus ojos nuevamente.

  • Respira la esencia de mis botas, respira profundo, eso es, deja que la esencia te amarre, deja que mi perfume lave tu mente y refresque tus sentidos. Lento y profundamente, ese es mi chico rudo. Mientras tu corazón va más lento te relajas más y más intoxicado por mis esencias, mi propia mezcla hipnótica.

Aspiraba con fervor sin quitar la mirada de sus profundos ojos.

  • Respira lentamente, vete relajando más y más profundamente, toda la tensión se va y duermes profundamente mientras tu mente se hace vacía, vacía para mi. Te vuelves adicto a la esencia de Carolina, adicto a la voz de Carolina.

Podía sentir el calor del pie de mi Ama Carolina a través de la textura de la bota mientras seguía manteniendo mi cabeza arriba hipnotizándome con sus palabras, señas y fragancias, que llegaban a lo profundo de mi inconsciente.

Quito el pie de mi barbilla y mis ojos quedaron irremediablemente en ella y sus ordenes.

  • Mira mis botas, mira las bien esclavo –comenzó a mover con gran erotismo sus piernas- Miralas bien esclavo, tan sexys, con esa textura tan seductora, quieres sentir tus labios en ellas ¿Verdad? Tan bellas que quieres besarlas, ¿Correcto?

  • Si ama, quiero besarlas, son tan bellas, seductoras, excitantes, que no puedo resistirlas.

  • Entonces demuéstrame tu devoción, besa mis botas, ahora.

Comencé a besarlas con ternura y devoción.

  • Estás indefenso ante mis botas, me deseas, en ropas negras y botas, te controlan, tu cuerpo, tu mente y tu alma, haciéndote mío para siempre.

De pronto comenzó una luz estroboscópica veía los ojos de Carolina y sus movimientos en mi rostro, hipnotizándome, tomo la esponja de nuevo y la puso en mi nariz y boca, después la retiro me atrajo hacia ella y me hizo oler su fragante busto.

  • Estarás instantáneamente bajo mi control cuando quiera que yo use botas, me amarás cuando use mis botas, cuando quiera que las utilice te arrodillaras en silencio y harás solo lo que yo te ordene. – Me puso su pierna cerca y el olor me hizo quedar en un profundo trance- Eso es, relájate, concéntrate en mis botas, lo bien que te sientes cuando las uso, déjate ir. Ahora tienes una intensa obsesión con mis botas, sírveme bien y te dejare tocarlas y tenerme, pero tienes que ganar el privilegio.

  • Si ama, lo que usted diga.

  • Bien esclavo, ahora vístete y vete a tu casa, dormirás profundamente y no recordarás nada de esto.

  • Si Ama.

Seguí sus órdenes al pie de la letra.