Carola

Una joven madre y maestra es obligada a venderse como puta para pagar las deudas del hopital de su esposo.

Mi nombre es Carola, tengo 28 años y soy madre de Alexandra, una bebe de 10 meses de edad. Mi esposo Diego es ejecutivo de un importante banco en la ciudad donde vivimos y fanático del motocross. Le gustaba salir los fines de semana a correr por los cerros cercanos en compañía de sus amigos y corría riesgos, más que los necesarios, a causa de esto una mañana sufrió una grave caída que lo dejo con múltiples lesiones que obligaron su internación en una clínica por un largo periodo de tiempo.

Diego fue sometido a varias cirugías para corregir las lesiones de su pelvis y las fracturas en una de sus manos y piernas, todo esto nos ocasiono un grave perjuicio económico ya que debido al prolongado tiempo de hospitalización y el alto valor de los medicamentos y honorarios médicos consumió nuestros ahorros, además el seguro de salud no quiso seguir haciéndose cargo de los costos de mi esposo, por tal motivo tuve que volver a trabajar.

Antes de casarme trabajaba como maestra de alumnos de segunda enseñanza en uno de los mas exclusivos colegios de la ciudad. Había concertado una cita con el nuevo director del establecimiento para ver la posibilidad de volver a trabajar pese a lo avanzado del año escolar.

El día elegido me levante muy temprano y después de darle pecho a Alexandra me dirigí al baño y tome una ducha caliente para relajarme ya que me encontraba ansiosa, me saque el camisón y vi en el espejo la imagen de mi cuerpo desnudo... los abultados senos coronados por pezones de color rozado los cuales, pese a la lactancia, conservaban su turgencia, el abdomen liso sin huellas que denotaran la maternidad, una suave y pequeña mata de vello de color rubio, perfectamente depilada, cubría el monte de venus, mis torneadas piernas y parada cola sin estría alguna... me sentía orgullosa de mi cuerpo.

Finalizada la ducha me vestí con una tanga de encaje de color blanco y un brassiere con corchete delantero, de media copa, lo que aumentaba aún mas el tamaño de mis pechos y dejaba a la vista el profundo canal que los separaba. Un par de medias de color gris enfundaban mis piernas, completaban mi vestimenta una blusa de color blanco transparente y un traje sastre de color gris a rayas.

Mi idea era causar una buena impresión ya que más que nunca necesitaba trabajar por Alexandra y Diego quien aún estaba en la clínica.

Llegue puntualmente a la cita y mientras esperaba en la antesala de la dirección, me salude con Amanda, una colega con quien habíamos comenzado a trabajar juntas apenas terminada la universidad, ella gentilmente me pregunto por el estado de salud de Diego, que aún requería de un periodo largo de recuperación posoperatoria además de rehabilitación, lo que implicaba mayores gastos económicos que no estábamos en condiciones de solventar.

Toda esta situación realmente me tenia angustiada y no pude evitar que algunas lagrimas rodaran por mis mejillas. Al momento de preguntar mas detalles, apareció el director, un hombre de aproximadamente 50 años de contextura atlética, y quien con una sonrisa me invito a pasar...

Tomé asiento frente a su escritorio y comenzó la entrevista, Rafael así se llamaba el director inquirió los motivos por los cuales solicitaba empleo, lamentó mi situación familiar, sin embargo, la planta de profesores estada copada y no tenia nada que para ofrecerme. Esto me desanimo de sobremanera ya que mi necesidad de trabajo era apremiante y no pude evitar el sollozar... Rafael guardo silencio, me ofreció un vaso con agua del cual bebí algunos sorbos y tras algunos minutos sin dirigirme palabra, reanudo la charla preguntado por mi hija y cuan dispuesta estaba a hacer lo necesario para salir adelante. Al principio no capte el fondo de su pregunta, pero nuestra situación me llevo a contestar lo que fuera necesario.

Rafael, con una sonrisa en su rostro, se acomoda en su sillón y ordenó que me ponga de pie y descubra mis pechos, sin poder dar crédito a lo que escucho, respondo que soy una mujer casada y decente, pero él reitera la orden y amenaza que si no le obedezco se encargara personalmente de que no encuentre empleo en ningún colegio de la ciudad. Sin más que decir lentamente me incorporo del asiento y me quito la chaqueta, desabotono uno a uno los botones de la blusa, mientras un par de lagrimas caen por mis mejillas, una ves terminado abro los pliegues de la blusa dejando a la vista el sujetador de encaje que aprisiona mis pechos.

-Carola, dije claramente que quiero ver tus pechos desnudos.

Dejo caer la blusa al suelo y llevo mis manos al frente hacia el corchete del sujetador, el cual suelto tomo sus extremos y aparto las copas dejando mis pechos desnudos a la vista de él, sin poder evitar un sentimiento de impotencia y humillación por lo que me esta sucediendo.

Rafael se incorpora y lentamente se acerca hacia mí, toma mis manos y las lleva al costado, al tiempo que coge el sujetador por los breteles y los desliza por mis brazos hasta que cae al suelo. Mantengo la vista fija al frente evitando encontrar su mirada, mientras él ordena que cruce mis manos por detrás de la nuca y las mantenga en esa posición, de mala gana ...obedezco. Retrocede unos pasos y extiende su mano derecha la cual posa sobre uno de mis senos ejerciendo una leve presión con sus dedos -no puedo evitar un ligero temblor en mi cuerpo al sentir el contacto sobre mi piel desnuda- lentamente aumenta la presión mientras su abre su boca y su lengua humedece sus labios... acerca su boca entre abierta hacia el seno que se encuentra libre y su lengua toca el pezón, lo lame reiteradamente hasta que éste se transforma en una punta y comienzan ha brotar gotas de leche materna... suavemente comienza a succionar mi pecho, el cual vierte su contenido en su boca, mientras que sus dedos atenazan el otro pezón.

En la habitación solo se escucha el glup, glup, glup de aquel hombre mayor al cual estoy en contra de mi voluntad... amantando.

Su labios cubren toda mi areola y succiona con avidez mi leche, mordisquea el pezón, lo estira, mientras me mantengo de pie y con los brazos cruzados sobre mi nuca. Una vez que termina continua sorbiendo el otro pezón por varios minutos hasta que la leche deja de fluir, literalmente me ha dejado seca y con los pezones adoloridos, mientras restos de leche escurren por mi vientre hasta los borde la falda.

Rafael se retira satisfecho paladeando la leche, en su mirada hay un dejo de triunfo y de placer por haberme sometido.

-Estaba rica la leche cariño y no sabes el placer que me has brindado. Puedes vestirte-

Humillada recojo mis ropas del suelo a la vez que Rafael me indica que a contar de ahora debo dejar de amamantar a mi hija y solo darle biberón. No debo preocuparme por el trabajo ya que cumpliré la labor de asistente en el colegio durante por la mañanas por cual se me cancelara un sueldo, pero deberé estar disponible cuando él lo estime necesario.

Me retiré del colegio sollozando y tuve que ir a la clínica ya que le había prometido a Diego contarle el resultado de la entrevista. Haciendo un gran esfuerzo me arme de valor y hable con mi esposo para contarle que no se preocupara ya que tenia trabajo y él solo debía pensar en recuperarse porque yo y nuestra hija lo esperábamos en casa.

Esa noche no dormí, sentía un cúmulo de sensaciones encontradas, ya que por una parte, mi dignidad de esposa y madre no me permitían aceptar el prostituirme y por otra, el encargado de finanzas de la clínica me indico que debíamos cancelar al menos el 30 % de los gastos acumulados para que Diego pudiera seguir internado. Cansada al fin de tanto pensar logre dormir de madrugada no sin antes recordar las extrañas sensaciones de placer que había sentido mi cuerpo mientras amamantaba a Rafael y como se había humedecido mi calzón mientras su boca saboreaba mis pechos desnudos.

Al día siguiente acudí al colegio, no sin antes haber dejado a Alexandra en casa de mis padres y haberla alimentado con biberón en forma casi inconsciente. Rafael me hizo ingresar en su oficina y como si nada hubiera sucedido me indico cuales serían las labores que ejecutaría en el colegio. No hizo ninguna referencia al acuerdo entre ambos y me llevo a la que era mi nueva oficina. Durante el resto de la semana todo transcurrió igual, por la mañana iba al colegio y las tardes las pasaba con Diego en la clínica ya que estaba en franca recuperación.

Al cabo de algunos días Rafael me indica que dentro de quince minutos debo acompañarlo a una reunión y debo usar la lencería que se encuentra en una bolsa de papel a un costado de mi escritorio. Es una minúscula tanga en satín negro y un sujetador copa C dos tallas menores que la mía, junto a un liguero y un par de medias de color negro. Intuía lo que ese mal nacido me obligaba a cumplir, pero nada podía hacer así que cerré las persianas que tenían la puerta y las ventanas de la oficina, me desnude y me coloque la tanga --apenas cubría mi depilado coño-- calce las medias en mis piernas y finalmente me coloque el sujetador, el cual hacia ver mis pechos como dos enormes globos, con dificultad pude cerrar los botones de la blusa, repase mi maquillaje y estuve lista.

--Te ves muy bien cariño y no te preocupes porque el "servicio" de hoy será muy bien recompensado.

Trás quince minutos en automóvil y sin dirigirnos palabra alguna durante el trayecto llegamos un condominio donde nos detuvimos frente a un edificio e ingresamos a un departamento de dos habitaciones, el cual estaba amoblado solo con un bar y sillas altas, las cuales las ocupaban tres hombres mayores de origen oriental quienes vestían kimonos, al centro de la habitación hay una plataforma alfombrada de 20 cm de alto y de tres por tres metros mas o menos, además de un baño completo.

-Caballeros tal como lo acordamos aquí la tienen, produce leche de buena calidad y como ven en abundancia... la pueden disfrutar por dos horas, si alguno de ustedes quiere disfrutar de su culo la tarifa acordada se eleva al triple y en efectivo... caballeros adelante y que la disfruten...

Rafael me empujo sobre la plataforma, prometiendo volver en dos horas, llevándose consigo en dinero recaudado. Los hombres de despojaron de sus kimonos y quedaron cubiertos por un tapa rabo, aun confundida me puse de pie... el mayor se acerco hacia mí y con una sonrisa en su rostro dijo:

-Mis amigos y yo queremos disfrutar tu leche, para que después tu saborees la nuestra.

Resignada ya que no había forma de escapar de la situación me coloque al centro de la plataforma y deje que ellos me quitaran el traje y la blusa hasta quedar en ropa interior. Por espacio de varios minutos se deleitaron manoseando mi cuerpo, soltaron los corchetes del sujetador y dejaron mis pechos al aire los cuales estaban abultados por la leche que no me había extraído desde ayer por la tarde, en sus caras se reflejaba el placer de la situación, tres hombres mayores disfrutando del cuerpo de una mujer joven.

El que hacia las veces de jefe se sentó en una silla y ordeno que me dirigiera hacia él, coloco mis brazos por sobre la cabeza, y los esposo, yo quise protestar pero una bofetada cruzo mi rostro...

-Pagamos por ti, somos tus dueños y debes obedecer.

Con lagrimas en los ojos y la mejilla enrojecida por el dolor, coloco sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él, musito una palabras y abalanzo su cabeza sobre uno de mis pechos, succionando el pezón con avidez, mientras otro se ubica por detrás y posa sus manos en mis nalgas, las magrea por unos instantes para luego dirigir sus manos hacia al frente donde palpa el monte de venus cubierto aún por la tanga negra; en paralelo su lengua recorre los contornos de mi cuello y da pequeños mordiscos en el lóbulo de una de mis orejas... sus dedos se introducen por bajo el elástico de la tanga rozando mi vello púbico... mientras el jefe continua paladeando en forma alternada mis pechos ya sea con la boca o sus manos, los palpa, pasa su palmas por sobre los pezones erectos provocando descargas de placer, mientras separo las piernas dando libertad para que los dedos hurgueteen mi coño y se posen finalmente sobre el clítoris donde es acariciado... todo este conjunto de estímulos a que es sometido mi cuerpo están minando progresivamente mi voluntad de no sentir placer... no puedo evitar sentir como mi vagina se humedece y el flujo secretado corre por las paredes interiores de mis muslos, mis pechos han crecido de tamaño, mi respiración se agita y tenues gemidos comienzan a salir de mi boca....

-ahhhhhhhhh, .... mmmmmm.... Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh.

Progresivamente olas de placer recorren mi sudoroso cuerpo, mis ojos están entrecerrados y ladeo la cabeza de una lado para otro... siento como las manos de mis dueños transportan mi cuerpo y lo depositan sobre la superficie, de espaldas y sus manos recorren cada centímetro de mi cuerpo. Ellos se quitan sus taparrabos y desnudos puedo ver como sus pollas se endurecen, son gruesos y largos. Uno se arrodilla cerca de mi cara y coloca su polla en mis labios, abro la boca y con la lengua extendida comienzo a lamer el glande, mientras separan mis piernas y las flexionan, así mientras el tercero de ellos introduce su lengua en mi coño a fin de prepararlo para la penetración de su polla, continuo con la mamada... Mis sentidos están a mil y me abandono a experimentar cada una de las sensaciones, nunca me han comido el coño como lo esta haciendo aquel hombre, separo las piernas al máximo posible, mientras el lame mis labios y mi capullo, recoge con su lengua los jugos que secreta mi vagina provocándome un éxtasis como nunca lo he sentido antes ni siquiera con Diego... finalmente se incorpora y coloca su polla a la entrada de mi intimidad y de un golpe me penetra, comenzando un vaivén que me hace sentir llena, una y otra vez taladra mi coño con su grueso miembro provocándome un exquisito placer hasta que los chorros de su simiente inundan mi matriz, al unísono mi garganta se llena de "leche" producto de la eyaculación de quien le estaba mamando... luego de algunos instantes cambian de ubicación y todo comienza otra vez. Aquella mañana y tal como la habían expresado previamente, probaron mi leche y yo la de ellos.

Al cabo de las dos horas pactadas Rafael, mando por mí. Me pude vestir sólo con mi traje ya que la lencería la conservaron como "trofeo de guerra". Mi cuerpo estaba bañado en sudor y en mi mente se cruzaban los pensamientos en forma vertiginosa, me habían "alquilado" como una puta y a pesar de mí, lo había disfrutado. Llegue a mi casa, tome una ducha y no pude dejar de sentir que el agua limpiaba mi cuerpo y nuevamente me transformaba en una madre y señora respetable.

Por la tarde, como si nada hubiera sucedido y en compañía de mi hija fui a la clínica a visitar a Diego y cancele una parte importante de sus gastos médicos con el dinero que me hizo entrega el conductor del automóvil de Rafael. Al día siguiente no fui al colegio, necesitaba descansar y tiempo para con mi hija, la cual estaba casi en forma permanente en casa de mis padres.

Por espacio de tres semanas no sucedió nada relevante salvo la rutina diaria con Rafael en su oficina, donde debía de amantarlo, había aprendido a bloquear mis sensaciones y respondía en forma mecánica a sus caricias. Una mañana, después de haber concluida la sesión, Rafael me hizo entrega de un sobre que contenía una suma importante de dinero...

-Hoy tienes la mañana libre, vas a ir de compras y renovar toda tu lencería, no quiero que uses más sujetadores y bragas blancas solo conjuntos de color.. esta entendido-

Asentí con la cabeza.

-Ah... me olvidaba, el domingo tienes un trabajo, vístete en forma sport, nada elegante, vas a ir a visitar a unos amigos y harás lo que te pidan... ¡ y ahora vete que tengo mucho trabajo!.

Me vestí y salí de la oficina, al tiempo que entraba un grupo de profesores, quienes se rieron maliciosamente. Circulaban rumores en el colegio sobre mí y Rafael pero no les prestaba atención. Tome mi automóvil y me dirigí al más exclusivo centro comercial de la ciudad donde compre una variedad de diseños, tamaños y colores de sujetadores, tangas, pantaletas, ligueros y medias; si era una puta, seria una puta elegante.

El Domingo me levante temprano, tome una ducha, depilé solo mis piernas y axilas, ya que siguiendo las instrucciones de Rafael, había dejado crecer mi vello púbico hasta que se formara un triangulo sobre el monte de venus. Me coloque un sujetador encaje con finos breteles, de media copa, color verde, escogí una pantaleta al tono que no se marcaba bajo el vestido que tenia previsto utilizar y me maquille. A media mañana fui a casa de mi mejor amiga para dejar a su cuidado a Alexandra y le explique que en la clínica no permitían niños tan pequeños los días de visita. Ella a medias acepto mi explicación, pero no dijo nada, solo en su expresión había un ligero reproche.

Me dirigí al punto de encuentro donde me esperaba el automóvil de Rafael, el conductor sin dirigirme ninguna palabra me entrega un sobre con instrucciones y rápidamente toma rumbo hacia las afueras de la ciudad, tras 30 minutos de viaje nos aproximamos a nuestro destino: la cárcel, ahí

Bajo del automóvil y camine nerviosamente hacia la entrada donde un vigilante me señala que debo integrar una fila junto a las mujeres que esperan el inicio de la visita dominical. Una vez en el interior del penal nos conducen a una sala donde un par de gendarmes mujeres nos revisaron para verificar si portábamos drogas u algún otro elemento. Al llegar mi turno le paso una tarjeta, ella me separa de la fila y ordena a un guardia que me conduzca hacia una galería del interior donde se encuentran los presos VIP.

El gendarme me ordena que lo acompañe –un tipo de mediana edad, un poco gordinflón y calvo, el cual al observar el pronunciado escote de mi vestido lanza un comentario vulgar-

-Estás para comerte esos melones-

El tipo me conduce por una serie de pasillos, los cuales tienen puertas enrejadas y al llegar hacia la galería de destino me indica que debe revisarme a fondo para evitar que lleve drogas a los reos. Trato de oponer resistencia, pero el hombre me inmoviliza un brazo por detrás de la espalda y me arrincona contra una pared, saca su lengua y lame mi cuello –puede sentir el aroma pestilente que emana de su boca- mientras que su mano libre la desliza por debajo del vestido y la dirige hacia mi coño, separa la pantaleta y hunde uno de sus dedos en mi intimidad.

-Lastima que no tenga tiempo para que te comas una buena polla muñeca... abre las piernas puta!-

Con miedo, obedezco mientras el tipo continua violándome con sus dedos. Puedo sentir su bulto en mi trasero tras algunos minutos el hombre se retira su mano y me obliga a que chupe sus dedos mojados.

-Ni una palabra de lo que sucedió o sabrás lo que es bueno-.

Nerviosa, asiento ante su amenaza, me suelta y mientras arreglo mi ropa, el hombre abre la puerta de una celda y me empuja al interior...

-Cárdenas, el profesor te envía un regalo... que la disfrutes, volveré en una hora-

Sobre un camastro se encuentra tendido un hombre, esta semidesnudo por el calor que hay al interior de la celda, recorre con su mirada mi cuerpo de cabeza a los pies.

-Quítate el vestido y hazlo lentamente... quiero ver si la mercancía por la que pague es de buena calidad-

Llevo mis manos a la espalda y deslizo el cierre hasta la cintura, me quito el vestido hasta quedar en ropa interior. El se incorpora, se desnuda, y camina a mi alrededor mientras va tocando mi piel. Se detiene y con una mano suelta el corchete del sujetador liberando mis pechos, desliza los breteles sueltos por mis brazos hasta que cae al suelo de la celda, ordena que levante los brazos y los mantenga por sobre la cabeza, luego coloca sus manos sobre mi vientre, lo acaricia con cierta torpeza y las sube en dirección a mis pechos desnudos hasta que posa sus manos sobre ellos, apretándolos fuertemente. Debido a la presión ejercida comienzan a secretar hilos de leche por los pezones mojando sus manos y mi vientre.

El hombre sonríe y al cabo de algunos instantes suelta los senos y dirige sus manos hacia la pantaleta introduce una mano por el interior del elástico el dirección hacia el coño y hunde el anular en la mi vagina. Retira su mano y se sienta al borde del camastro con las piernas abierta,

-Chupamelo y traga toda la leche-

Me arrodillo frente a él y tomo entre mis manos su polla fláccida, lo masturbo durante unos minutos, cuando está dura me la llevo a la boca y la comienzo a follar mientras el juguetea con uno de mis pezones impregnados en leche, coloca la otra mano sobre mi nuca. A medida que continuo con la felación se escuchan sus gemidos de placer hasta que mi garganta se llena de semen, el cual debo tragar. Terminado me ordena que la deje limpia y con mi lengua quito los restos de liquido que quedan en el glande, el tronco y los huevos.

El hombre satisfecho me indica me que ponga de pie frente a él, lleva sus manos hacia los bordes de la pantaleta y la desliza por mis muslos hasta los tobillos, me separa las piernas y hunde su cabeza en mi coño lamiéndolo una y otra vez, sorbiendo los jugos secretados, trata de introducir un dedo en mi culo, pero le digo que eso no esta incluido en el servicio, él retira su cabeza y sonríe... su polla esta nuevamente erecta, coloca sus manos en mis caderas y me atrae hacia él con fuerza, penetrándome en forma violenta, lanzo un gritó de dolor, sale y nuevamente vuelve a entrar en mí mientras mordisquea mis senos, siento como su polla llega hasta el fondo de la matriz... me taladra por varios minutos hasta que potentes chorros de semen inundan mi interior.

Satisfecho se retira y se deja caer espaldas en el camastro, mientras yo caigo al duro suelo, me hace una seña y me indica que le limpie la polla otra vez.... sin más remedio obedezco.

El tiempo de la visita ha terminado, recojo mi sujetador y me lo coloco, al tratar de hacer lo mismo con la pantaleta él me la quita -es un recuerdo - me calzo el vestido y las sandalias y arreglo mi cabello junto en el momento en que se abre la puerta, al retirarme dice con una sonrisa ...

-Gracias cariño y no dejes de volver pronto-.

Salgo presurosa de la celda. Durante el camino de retorno el gendarme no deja de hacer comentarios sobre lo bien atendido que debió haber quedado el reo, de mala gana le digo que me deje tranquila, que cumplí con lo pactado.

-Aun no cariño-, y tomándome por un brazo me arrastra hasta una oficina desocupada, me empuja hacia el interior y me coloca boca a bajo sobre una mesa inmovilizándome, con una mano levanta mi vestido hasta las caderas y al notar que estoy desnuda lanza una exclamación de alegría.

-Uuuuuuaaaaaaaauuuuhhhh... ... yo también quiero mi ración-

Con su pie me golpea en los tobillos para separar mis piernas, mientras se desabrocha el pantalón, saca su polla la coloca a la entrada de mi cueva y me penetra de forma violenta, trato de gritar pero me amenaza a que es mejor que me calle y lo disfrute, que nadie me va a creer lo que paso. El tipo saca su polla y otra vez la introduce, me viola retiradamente hasta quedar satisfecho, se retira y me obliga a que la chupe hasta dejarla limpia de restos de semen. Cuando termino, me arreglo el vestido, salimos de la habitación y me conduce hasta la guardia de la prisión donde recojo mi documentos de identificación y salgo del penal.

En las afueras me subo al automóvil de Rafael que me devuelve hasta el centro de la ciudad. A un costado del asiento hay un sobre con la "paga por el trabajo realizado", es una alta suma en dólares americanos. En silencio lloro por haber permitido la violación, me siento sucia, ansío llegar a mi casa para bañarme y descansar ya que no hay suma de dinero que me haga sentir mejor.

Diego, mi esposo, es transferido a un centro de rehabilitación en el cual permanecerá por una semana y luego volverá a casa, es extraño pero esto no me alegra como yo esperaba, es más solo deseo que se recupere pronto, retome su vida y me deje en paz. He pagado un alto precio por su caprichos de deportista.

El martes al volver al colegio, Rafael me llama a su oficina y luego de cumplir con "mis obligaciones", me informa que por la noche debo atender al padre de un alumno del colegio es cual es un importante benefactor del establecimiento por lo cual debo darle un buen servicio. Asqueada por todo esto decido que será mi ultimo trabajo, a las cuatro de la tarde me voy a mi casa ya que debo llevar a Alexandra a donde de mis padres para que pase la noche. De vuelta en mi departamento me preparo para el evento, las instrucciones que me dio Rafael explicitan que debo llevar un vestido de color claro y lencería al tono, escojo uno con la espalda descubierta de color marfil, sujetador strapless y un colalees blanco, tomo una ducha, mientras me visto vierto unas gotas de perfume, en el cuello, entre el canal que separa mis pechos, las muñecas y el vello púbico, uso un maquillaje suave resaltando la claridad de mi piel, anudo mi pelo rubio en una cola de caballo y estoy lista.

A la hora señalada un limusina me recoge en el lugar de costumbre, el vehículo esta vacío me acomodo en el asiento y del bar me sirvo un trago de wiskey. Estoy relajada, será solo un trabajo más, el ultimo y luego...

La limusina se detiene frente a un bar, en el barrio rojo de la ciudad, me bajo e ingreso al local donde entrego una tarjeta a un guardia quien me señala que debo ir por las escaleras del fondo hasta el segundo piso y golpear una puerta. No puedo evitar el nerviosismo por las miradas y los comentarios vulgares que emiten los parroquianos mientras cruzo el salón y me dirijo hacia la escalara, al final de ésta hay un pequeño pasadizo con una puerta, doy un golpe y una voz masculina responde -Adelante-

Ingreso a un pequeño vestíbulo donde hay dos hombres jóvenes que semidesnudos, -los cuales llevan puesto solo un taparrabo de cuero- uno de ellos me toma por la solapa del abrigo y me atrae hacia el dándome un beso en los labios, a continuación me gira mientras el segundo se incorpora del sitial donde estaba sentido y queda frente a mí, coloca sus manos en mi cuello y me besa, mientras él que esta detrás me quita el abrigo, lo deja caer al suelo y suelta los broches de mis vestido y lo quita, sube sus manos hasta mi trasero, lo acaricia, y me baja el calzón blanco dejando mi culo desnudo, pega sus labios a la piel y lo besa suavemente, al tiempo que el otro desprende el corchete del sujetador del mismo color y lo retira dejando mis pechos al aire, me besa el cuelo y nuevamente los labios dando tiempo para que su compañero se incorpore y se besan entre ellos... durante varios minutos sus manos y lenguas recorren cada orificio de mi cuerpo, mis pezones erguidos son lamidos y succionados, lo mismo que el jugo que secreta mi vagina como respuesta a sus caricias, dejan mi pelo suelto de las trabas el cual cae sobre mis hombros desnudos y cubre parcialmente mis pechos.

Las caricias continúan mientras me colocan un arnés de cuero alrededor del cuello, el cual cruza por la espalda y por debajo de mis senos levantándolos dejando mi culo y el coño cubierto solo por una pequeña falda transparente. Mis manos son esposadas al frente mientras me dan a beber un trago de licor, el cual me quema a medida que se desliza por mi garganta. Acompañada por estos jóvenes, ingreso al salón donde un ritmo caribeño se escucha de fondo, hay varios hombres que están bebiendo mientras jóvenes desnudas –casi niñas- les están mamando sus pollas, algunos muestran signos de haber consumidos drogas y bebido bastante; sobre una mesa hay una joven con sus piernas abiertas y flexionadas a la cual –un hombre que podría ser su abuelo- le está comiendo el coño, mientras ella se traga la polla de un negro, hilillos de semen escurren por su boca lo que da cuenta que no es la primera polla que prueba en la noche.

Mientras camino varias manos tocan mi culo por sobre la gasa y pellizcan mi piel, mis escoltas me llevan hasta el centro del salón donde levantan mis manos esposadas por sobre mi cabeza y las amarran a una cadenas que cuelgan desde el techo.

De otra habitación aparece Rafael cubierto con una bata seguido de una muchacha desnuda que lleva un collar en el cuello –una esclava-. Rafael se detiene y la joven sumisa se arrodilla frente a él, abre la bata y comienza a mamar su polla, mientras él juega con su cabello...

  • Amigos comienza la subasta, quien desea desvirgar el culo virgen de esta mujer – señalándome-

-Cien mil- indica un hombre desde un rincón.

- Yo ofrezco doscientos mil por esa primicia- indica otro.

-Este culo esta virgen, nunca ha sido poseído- dice Rafael –es una belleza, su carne esta lozana y no tiene estrías, solo ha parido una vez-

Con una seña ordena a una joven que me quite la faldilla y me haga girar para que los presentes vean la mercancía.

-Setecientos mil por la puta y en efectivo- oferta un hombre mayor que resulta ser mi padre quien arroja sobre una mesa un fajo de billetes.

-Alguna otra oferta, a la una... a las dos... vendida la ramera- dice Rafael.

Mi padre se acerca hacia donde me encuentro al tiempo, al tiempo que sueltan mis manos de las cadenas del techo y las amarran al respaldo de una silla dejando mi culo en pompa, se ubica por detrás y acaricia mi carne, sin decir ninguna palabra se quita la bata y queda desnudo...desliza sus dedos desde el monte de venus hacia atrás acariciándome...

–Siempre espere este momento, Carola, eres una hermosa mujer para solo te disfrute el imbecil de Diego-

Siento el grueso falo en mis nalgas mientras juguetea con mis pechos, aprieta los pezones ordeñándolos hasta que hilos de leche brotan de ellos, amasa mis pechos por varios minutos con violencia hasta finalmente los suelta, la brutalidad de sus caricias me provoca dolor pero no puedo musitar palabra alguna ya que una cinta de tela ha sido puesta en mi boca.

Gonzalo coloca un dedo sobre el ojete haciendo presión sobre este, quiere dilatarloy lentamente lo introduce en el interior...

-Es una primicia, este culo esta apretadito, virgen como me gusta- mientras introduce otro dedo en el anillo hasta el fondo, al tiempo que, con su mano libre hurga en mi vagina hasta que ésta se humedece y comienza a secretar jugos, con su anular esparce jugos en la entrada de mi culo, se retira... coloca su gruesa polla en posición y sus manos se prenden de mis caderas... trato de gritar una suplica a través de la tela que cubre mi boca, mientras los otros hombres le dan gritos de aliento...da un envión y con fuerza me clava la polla, la cual penetra mi virgen culo hasta la mitad, lanzo un grito de dolor mientras siento como el grueso ariete me desgarra, Gonzalo se retira y nuevamente se impulsa tomado de mis caderas hasta que sus huevos chocan mis nalgas, todo el grueso falo esta en mi interior, el dolor es insoportable... retira la polla y otra vez la introduce comenzando un vaiven por varios minutos hasta que finalmente se corre en el interior.

Se retira y siento mis muslos mojados con semen y sangre producto de la violación, Gonzalo esta satisfecho y ofrece mi desvirgado culo a sus amigos, quienes no dejan pasar la oportunidad de gozarme. De esta manera soy doblemente violada una y otra vez ya que primero se calientan en mi vagina para correrse en el interior de mi culo.

Debieron ser ocho o nueve los hombres que me gozaron de esta forma, algunos se prendaron de mis pechos, apretándolos con fuerza, otros me jalaron el cabello pero todos ellos me violaron reiteradamente hasta que perdí el sentido.

Después de varias horas recobre la conciencia, me encontraba internada en la sala de un hospital, no podía moverme a causa del dolor ya que tenia hinchada la cara a causa de golpes recibidos, y mi madre me decía que descansara que todo ya estaba bien, que no debía preocuparme por nada, había sido asaltada por una pandilla de delincuentes juveniles en mi departamento, los cuales habían abusado de mí pero la policía los había capturado gracias a la intervención de Gonzalo –mi querido padre-.

Por varios días estuve hospitalizada recuperándome de mis heridas, mi madre me visitaba diariamente con Alexandra hasta que fui dada de alta. Mi padre nunca me dijo nada, pero tenia la convicción de que si hablada con mi madre y le contaba mi historia ella no me habría creído palabra alguna.

Después de varios meses nuevamente somos una familia feliz y unida, Diego volvió a trabajar y dejo de practicar motocross, yo aún me recupero de las huellas del "asalto" y los culpables fueron condenados a largas penas de reclusión. Por decisión familiar no volveré a trabajar más en el colegio... luego me entere que una ahijada de mi padre, después de su embarazo había ocupado mi lugar... pero eso es otro historia.