Carol 5
La sorpresa de Carol.
CAROL 5
— ¿Qué pasa aquí?— preguntó asombrada Carol.
— ¡Es la sorpresa, Princesa!— le comunicó risueña y orgullosa Sagrario— Lo que pase con ellas ya es decisión tuya, bueno, también nuestra jajajajajajaja— bromeó para concluir la señora.
— ¡No entiendo!— expresó Carol confundida, sin dejar de observar a sus odiadas primas muy bien esposadas.
— ¡Es fácil Princesa!; mamá no pudo idearlo mejor y mira que tenía mis dudas— prosiguió a explicarle Carmen— ¡Por fin nos cobraremos tantas humillaciones y desprecios Princesa!; sencillo, mamá engañó a Rocío quien ahora está lejos y éstas putas están completamente desprotegidas o sea que aprovecharemos ese tiempo para cobrarnos una a una todas las que nos han hecho. Por eso mamá fingió muy bien contigo haciéndote enojar, todo era parte de éste magnífico plan.
— ¡Bueno!— exclamó Carol sonriente, comenzando a asimilar la situación— Todo eso está bien, mas que bien, pero; ¿Y cuando Rocío regrese?;
— ¡No pensemos en eso Princesa!— le respondió con seguridad su madre— Centrémonos en el presente, en el día a día y te aseguro que a éstas malditas les bastará con las penas que sufrirán cada día que no querrán llegar a ver un nuevo amanecer— habló en un plan mas que intimidante la señora observando, se podría decir, hasta con cierta compasión a sus sobrinas.
— ¡O sea!— comentó Carol aclarando sus pensamientos— Están como secuestradas, son nuestras; ¿Es eso?; ¿El tiempo que permanezcan aquí nos servirán a nosotras?;
— ¡Así es!— respondieron sonrientes Sagrario y Carmen.
— Soñaban con verte sometida ante ellas, por lo contrario, ellas te servirán no solo a ti sino a nosotras y depende de nosotras que nos hagamos complacer hasta el mínimo de nuestros caprichos; ahora ellas serán nuestras sirvientas— le aclaró su madre.
— ¡Mmmmmm bien pero mas que sirvientas hagámoslas nuestras esclavas, como que es un término mas apropiado puesto que no tendrán libertades, incluso ya están esposadas!;
— ¡Sí, perfecto, a mí también me gusta esa idea, como que suena mas degradante!— opinó Carmen.
— ¡Perfecto, pues ya está, serán nuestras esclavas!— sentenció Sagrario.
— ¡Princesa!, ¿Haces los honores?— le propuso su madre señalándole a las hermanas Cosgalla que se miraban la una a la otra preguntándose qué diablos sucedía al sentirse inmovilizadas.
— ¡QUÉ RAYOS QUÉ SIGNIFICA ESTO!— gritó Vianey horrorizada al encontrarse tan incómoda exigiendo una explicación. Carol se la dio, no de la mejor forma.
— ¡Sucede estúpida que las reglas cambiaron para ustedes y ahora nosotras estamos al mando!;
— ¿Pero qué coño?; ¡AYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!— se quejó Vianey. Carol la jaló por los cabellos hacia ella haciéndole daño pero nada comparado a lo que le esperaba.
— ¡Silencio puta, primera regla, no hables si no se te ordena!— dicho esto Carol la arrojó al piso de nuevo.
Vianey cayó bruscamente ante los pies de Carol; estaba a punto de llorar, en toda su vida, era la primera vez que la trataban de esa forma. Miró desafiante a sus primas y a su tía, intentó murmurar algunas amenazas; Carol no se lo permitió.
Vianey ahogó un grito de terror e indignación al presenciar impotente cómo Carol levantaba el pie mostrándole la sucia suela de su sandalia y con una malvada sonrisa se la acomodaba en la cara humillándola, pisándosela.
Pasados unos instantes en los cuales Carol le hizo sentir a su prima su primer contacto con la humillación, deslizó su pie hasta acomodárselo en el cuello y haciendo presión asustándola por completo; entonces volvió a darle una breve explicación del panorama. Carol era ya la dueña absoluta de la situación ante la total aprobación y orgullo de su madre y hermana.
— ¡Mira primita!— le dijo apretándole el cuello, lastimándola al pisarle mas fuerte el cuello— ¡Estás jodida al igual que la otra putita, yo personalmente les voy a hacer pagar todas las que le han hecho a mi hermana y a mi madre, desearán morirse pero lejos de eso, vivirán su propio infierno en ésta casa!;
— ¡Así que te recomiendo que por increíble que parezca, te vayas olvidando de tu vida pasada por que de ahora en adelante dependerás al igual que tu hermanita de nuestro capricho y te aseguro, ardo en deseos por hacerte desgraciada!;
— ¡Nooooooo maaaaamaaaaaá mi maaaamaaaá sabrá esto!— gritó Ruth llorando.
Carol dejó de pisarle el cuello a Vianey y en un parpadeo le soltó una espectacular bofetada a Ruth que la hizo llorar con razón.
— ¡Es verdad!— expresó Vianey doliéndose de ardor en el cuello— ¡Ya entendí su puto plan, las felicito, solo les recuerdo que mi madre no se fue para siempre y que en cuanto menos se lo esperen puede aparecer, justo cuando mas disfruten se les puede venir todo abajo, entonces querrán morirse!— las amenazó claramente y sus palabras rindieron fruto al menos en Carmen y en Carol que se detuvieron a pensar en esa parte y en lo que pasaría al retorno de su tía pero Sagrario las tranquilizó y sembró aun mas el pánico en Vianey que luchaba por hacerse la fuerte y proteger a su hermanita.
— ¡No nos intimidas putita!— le dijo Sagrario excitada al hablarle de esa forma a su sobrina— Lo tengo todo controlado— expresó mirando a sus hijas.
— ¡Recuerden que los accidentes ocurren!— dejó la frase al aire sembrando la bendita duda y provocando una enorme sonrisa en sus hijas a quienes concluyó diciéndoles— ¡Siéntanse libres con éstas zorras, desde ahora ustedes son sus dueñas y por las represalias al regreso de su madre no teman, les aseguro que no hay de que preocuparse pero yo se mi juego, a su momento se los haré saber!;
— ¡Por ahora creo que ya tienen de qué ocuparse; Ruth es tuya Carol, puedes destrozarla si así lo deseas y Vianey es para ti Carmen, con calma hija, disfruta cada segundo de tiempo que le dediques a someterla!;
— ¡Ohhhhhhh yo quiero a Vianey!— se quejó Carol feliz de la mercancía que se repartían aunque dicha mercancía la formaran sus primas.
— ¡Tranquila Princesa!— bromeó Carmen revolviéndole el cabello a su adorable hermanita— Amor es compartir, seguro que a ti no te importará compartir a Ruth ni mucho menos que yo la haga sufrir; ¿Verdad?;
— ¡Paaaaaara nada!— respondió riendo Carol.
— ¡Bien!— contestó Carmen— Pues lo mismo aplica para nuestra querida prima Vianey.
A todo eso, Sagrario se había ausentado por unos minutos regresando con un grueso cinturón negro entre sus manos. En verdad la señora había preparado muy bien y pensado en todo para cuando éste momento se diera y ahora era el momento.
— ¡Vamos a hacerlo oficial!— habló Sagrario en un plan chocante y burlón, mirando maliciosamente a sus ahora indefensas sobrinas.
— ¡Menos charla y mas acción!— continuó Sagrario— ¡Carol, Carmen; tomen asiento que ahora mismo sus nuevas esclavas les van a demostrar sus mas humildes respetos y no hay otra forma de hacerlo que no sea besándoles los pies!;
— ¡Mmmm si es cierto!— expresó Carol dichosa— ¡Con lo que me gusta que me los besen jajajajajajajajaja!— comentó entre risas. Al igual Carmen sonrió mirando con superioridad a su prima Vianey, recordando en cuanto ésta la humilló de igual forma para entregarle el sobre de su paga.
Ruth y su hermana no podían articular palabra; temblaban presas de la indignación y la impotencia.
Carol y Carmen obedeciendo felices a su madre se habían sentado cómodamente en un mueble en el centro de la sala, quedando a una distancia considerable de sus primas que las observaban miedosas, a gatas; luchando inútilmente por librarse de las esposas. Sagrario altaneramente les dijo lo que ya era obvio.
— ¡Avancen a gatas hasta situarse ante los pies de mis hijas; de sus amas y humíllense ante ellas!;
— ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!— gritó decidida Vianey a no ceder.
— ¿No?— la retó Sagrario a tiempo que le propinaba una bofetada. Vianey la resistió con dignidad y la miró desafiante.
— ¡Jajajajajajajajajaja!— se carcajeó Sagrario— ¡Bien muy bien sobrina, no esperaba menos de ti!; ¿Lo ven hijas?; La diversión y el trabajo están garantizados con ésta esclava rebelde; ¡Bueno, cambiemos de táctica!— dicho esto pegó en el mueble con el cinturón para intimidarlas y lo logró. El solo sonido que produjo el cinturón hizo llorar a Ruth y temblar aun más a Vianey.
— ¡Antes de golpearlas, desnúdalas!— le propuso Carol emocionada a su madre— Así los cintarazos serán el doble de efectivos y comenzarán a acostumbrarse a la desnudez por que así es como permanecerán ante nosotras; ¡Desnudas como las putas que son!;
— ¡Jajajajajajajaja ay Princesa eres genial!— la apoyó Carmen levantándose para ayudar a su madre que ya había comenzado a despojar como le era posible de su ropa a Ruth.
En instantes ambas jóvenes estaban completamente desnudas, llorando tristemente. Carmen había vuelto a sentarse y Sagrario repitió la orden.
— ¡AVANCEN A GATAS!;
¡Nada!; no hubo respuesta. La señora no se esperó más.
¡Zassssssssss!; el primer cintarazo dio justo en las blancas espaldas de sus sobrinas.
— ¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!— gritaron ambas haciéndolo mas fuerte Ruth. Después del segundo impacto, Ruth cedió e intentó avanzar pero su tía la detuvo.
— ¡NO; las dos juntas! Y al ver que Vianey no se rendía, lo aprovechó para descargar mas golpes en la pobre Ruth obligando a Vianey a ceder para evitarle castigo físico a su hermanita.
— ¡Por fa Vianey obedece yaaaaaaaaaa dueeeeeeeeeele!— imploraba su hermanita.
Vianey al igual lloraba. Respiró profundo, dispuesta a ceder pero antes su tía le dio otra probadita de lo que se sentía recibir cintarazos en su desnuda piel. Le propinó tres certeros y lastimosos cintarazos más.
Sagrario sabía muy bien su intención al ocasionarle tal dolor, sabía muy bien que el dolor y el sufrimiento son los mejores destructores de toda barrera formada de orgullo y dignidad y precisamente al igual Carol ya estaba ideando destruir esa barrera en su prima precisamente infligiéndole el mayor dolor posible.
Vianey también lo comprendió pues con el ardor de su piel y la hinchazón de la misma sentía morirse, no estaba acostumbrada pero ya habría tiempo para hacerlo pues sería su pan de cada día.
Tanto Vianey como Ruth avanzaron penosamente a gatas hasta detenerse ante los pies de sus primas.
Carol se carcajeó como una loca y levantando y agitando los pies le ofreció las plantas a su prima Vianey.
— ¡Venga prima, bésame las plantas de los pies bésamelas jajajajajajajajaja!;
Carol rompió a reír mas fuerte en el momento justo en el que Vianey se humilló. Con asco y repulsión besó varias veces las plantas de los pies de Carol mientras Ruth hacía lo propio con Carmen para luego intercambiarse.
Carmen gozó como pocas cosas en su vida al momento en que por fin tenía a sus pies a su odiada prima, la que tanto mal le había causado y aunque en teoría pertenecía a Carmen tomar venganza sobre Vianey; su carácter pasivo e inocente se lo impedían a lo que no tenía muy claro qué hacer con ella ahora que la tenía en su poder pero no había problema; Carol sí sabía cómo llevar las cosas a lo que la mayor parte de la desgracia que correrían las hermanas Cosgalla se lo deberían a Carol.
Al final, Sagrario tomó asiento en medio de sus dos hijas y disfrutaban brindando mientras sus esclavas continuaban postradas a sus pies besándoselos.
— ¡Mami, Lili también podrá hacer uso de ellas!; ¿Verdad?— habló Carol con la voz mimosa.
— ¡Claro que sí hijita, Liliana es como si fuera de la familia!;
— ¡Bieeeeeeeeeeeen!— exclamó Carol frotándose las manos y jugando a hacer muecas con la cara de Vianey al introducirle los dedos gordos de ambos pies en la boca a ésta y estirarle la boca todo lo que pudiera, riendo como una loca mientras que Vianey tenía la cara roja de vergüenza hasta que apartó ofendida la cara.
— ¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!— se quejó pues al instante Carol la castigó con una patada— ¡Vamos prima mientras mas rápido te resignes será mejor para ti!;
— ¡A ver mamá prueba tú, es divertido!;
— ¡Jajajajajajajajaja bueno!— se animó Sagrario a introducirle ambos pies en la boca a la joven Vianey mientras Carol la sujetaba por el cabello.
— ¿Y bien Black?, ¿Qué dices al respecto eh?; ¡Venga coño ladra siquiera!— me presionó Carol golpeándome insistente en mi hombro pero lo cierto es que yo no podía articular palabra. Le creía pero tan solo no lograba asimilar el cambio abismal en la vida de esas personas.
— ¿No me crees?— se quejó Carol— ¡Venga vamos a mi casa para que me creas venga coño vamos!;
— ¡Sí te creo!— respondí al final— Es solo que lo dices así como si estuvieras estrenando mascota. Mi comentario la hizo reírse a gusto.
— ¡Jajajajajajajajajajaja eso es Black, bien dicho, sí así es, estoy estrenando mascotas jajajajajajajajajajajaja!;
— ¡Hablo en serio Carol, lo que me comentas no es para bromear!;
— ¡Mmmmmmm pues me importa una mierda lo que pienses!;
— ¡NO ME HABLES EN ESE TONO!;
— ¡Ay ya Black no quiero pelear, estoy feliz y tú tienes que apoyarme!;
— ¡Oh oh oh oh oh momento!; ¿Cómo que apoyarte?;
— ¡Tranquilo nene, tan solo quiero que estés al tanto de todo, para educarlas me encargo yo mera pero tú me ayudarás en los detalles.
— ¡NO NO Y NO!— respondí con determinación.
— ¡Tranquilo nene!— me insistió— No será nada comprometedor, a ver, para empezar necesito dos collares y cadenas para perros; ¿Ves?, nada difícil.
No le contesté. En verdad estaba muy confundido con todo esto y ciertamente me impresionaba la frialdad con la que Carol hablaba y actuaba y se expresaba sobre sus primas y lo que mas me preocupaba era que su propia madre y la inocente Carmen eran quienes le habían dado cuerda.
Ahora mi preocupación era que como intuía, Carol estaba trabajando su mente al 100%; para ella la cosa no terminaba en una simple venganza, no, sino en destrozar física y moralmente a sus primas, en especial a Vianey y la verdad, por lo que me comentaba hacer con ella, me daba miedo.
Y ¿A quien recurrir para hacerla entrar en razón? Si su propia familia fue quien le dio las pautas. ¿Y Liliana? Esa niña; la conocía poco pero estaba seguro que tenía la mente igual o mas retorcida y sádica que Carol.
— ¡Bueno Black, me voy para continuar con el infierno de mis adorables primas!— se despidió. Antes de marcharse, la retuve y la besé en los labios.
— ¡Te amo Princesa!— le hablé tiernamente; ella ni se inmutó, tan solo se echó a reír.
— ¡Ay sí que sorpresa no voy a poder dormir! Oh bueno pero, ¿Me amas a mí o a mis pies? Jajajajajajajaja es eso, ¡Verdad cabrón!, extrañas adorarme los pies.
Me sonrojé. Ella me revolvió mi cabello.
— ¡Jajajajajajajaja Black, te caché y tendrás que esmerarte por que mira que candidatas tengo para disponer de ellas a que me adoren los pies jajajajajajaja!— se marchó riendo en busca de su amiga para comenzar a dar rienda suelta a su perversa imaginación ante la nueva situación de tener esclavizadas a sus primas.
Y el infierno y la desgracia que viviría Vianey y su hermanita apenas daba inicio. Carol y Liliana resultaron ser un dúo peligroso aparte de sumarle a ellas la participación de Carmen y Sagrario.
Había mucho que trabajar, en especial a Vianey quien era quien aun se resistía y trataba de conservar su orgullo y su carácter altanero y soberbio que alguna vez la caracterizó y que ahora dicho carácter tan solo la estaba haciendo sufrir mucho más.
La pobre Vianey lloró amargamente la humillación de postrarse a los pies de Carol y de su amiguita Liliana; ambas menores que ella en edad pero superiores en sadismo y haciendo uso del poder y la autoridad que ahora ejercían sobre ella, se enfocaron en hacerla vivir una humillación constante. La humillación era la nueva compañía en la vida de Vianey.
Para Ruth la cosa iba menos dolorosa pues la pobre siempre fue más ingenua y tan solo una sombra ante su hermana a lo que someterla resultaba sencillo y la pobre prefería humillarse a recibir castigos. Penosamente aun degradándose ella misma, no significaba librarse de golpes y sufrimientos pues Carol y Liliana no necesitaban motivos para castigarla, lo hacían por placer.
Para Ruth su única esperanza en la vida era el retorno de su madre, soñaba con ello todas las noches; el poco tiempo que le permitían descansar y se afianzaba en depositar su confianza en el carácter y la disposición de su hermana a no claudicar; ella era la fuerte, ella era la rival a vencer y Ruth rogaba a su hermana que siguiera resistiendo pues ella era su fuerza para que al igual ella siguiera soportando tan inhumano trato.
Pero Vianey no contaba con las desequilibradas mentes de Carol y Liliana que no se conformaron con pasarse el tiempo contemplando a Vianey y a Ruth viviendo a sus pies; ¡No!, fueron mas ahí, fueron paso a paso, destrozando la barrera, el escudo de Vianey hasta romperla por completo y convertirla en la persona mas sumisa que se pueda imaginar.
Vianey terminó orinándose ante la sola presencia de Carol y Liliana frente a ella.
El principio fue lo más difícil y duro para Vianey y su hermanita; fue terrible enfrentarse a su nuevo y negro destino. Cómo bien Carol propuso, las jóvenes vivían ya a todo momento humilladas al permanecer día y noche desnudas.
Carmen se encargaba de bañarlas a manguerasos, hacían sus necesidades en el patio como animales, su única vestimenta eran los collares y cadenas que lucían en sus cuellos, las alimentaban con las sobras y siempre primero debían agradecer besando los pies de sus amas; entonces, solo así les permitían comer las sobras tiradas en el piso, utilizando tan solo su boca para ingerirlas, no podían usar las manos. Era muy triste alimentarse de esa forma todos los días ante los pies de las personas a las que mas odiaban y encima oír carcajearse a éstas que disfrutaban con ello.
Todo indicaría que esto fue suficiente para acabar con el glorioso pasado de las hermanas Cosgalla y en parte lo fue pero no del todo.
Carol apenas comenzaba y lo primero que llevó a cabo fue encomendarme que me encargara de construir, más bien de amoldar unos alambres de púas en forma de corona. En principio me negué rotundamente pero para no ir mas lejos terminé tristemente aceptando pues Carol me amenazó con no volver a verme si no accedía a sus imposiciones y no es ya ningún secreto que me deshacía de amor por ella a lo que muy a mi pesar contribuí en la desgracia de aquellas jóvenes.
Lo que mas me dolía y me impresionaba era el cambio que Carol estaba experimentando. Disfrutaba en verdad provocar dolor y sufrimiento en sus primas; nunca olvidaré su sonrisa perversa y sádica cuando ella misma le acomodó a Vianey la corona haciéndola sangrar; mientras ésta lloraba, Carol se carcajeaba apoyada por su madre, hermana y Liliana.
El rostro alguna vez hermoso de Vianey comenzó entonces a sufrir modificaciones por el daño que le hacía llevar la corona; mención aparte que entre Liliana y Carol le rasguñaban con sus largas uñas en la cara cada que se les antojaba al igual que lo hacía Carmen quien añadió a la vestimenta de Vianey, una banda que llevaba escrito: “Miss Putita”.
Pero Carol apenas comenzaba a lo que la siguiente idea que se le vino en mente para joderle mas la existencia a Vianey fue lo que a continuación aconteció y que sirvió para comenzar a matar ese carácter arrogante y altivo de la señorita Vianey que aun se negaba a morir y se rebelaba con valentía ante sus amas.
En parte he de reconocer que Carol se empleaba a fondo a pensarle cuando de lastimar a su prima se trataba tanto moral como físicamente y nunca olvidaré el día en el que comunicó entre risas en la sala; Ruth le hacía masajes en los pies a doña Sagrario y Vianey servía de alfombra, Carmen le descansaba indolente los pies sobre su cara y Liliana en su sexo jugando a masturbarla cuando sin mas; Carol haciendo conversación comentó:
— ¡Oh, por cierto, ya les había dicho que tenía una noticia que darles ehhhhh bueno pues aquí va!— hizo una pausa riendo en complicidad con su amiga— Pues resulta que como que me he puesto sensible ante la triste realidad de mi adorada prima— dijo suspirando con aparente lástima.
— ¡EN SERIO!— exclamó al ver las caras burlonas de su madre y su hermana que evidentemente no le creían.
— ¡Ay bueno, el caso es que he decidido permitirle tener novio a mi prima jajajajajaja sí así es y éste también se llama Roberto por que me recuerda al otro Roberto; son idénticos!;
Sagrario, Carmen y hasta la propia Vianey y su hermanita eran presas de la intriga y de no saber de qué rayos hablaba exactamente Carol que después de otra pausa le dijo a su amiga— ¡Ve a buscarlo Lili ve por Roberto!;
Ésta de un brinco salió disparada y en nada estaba ya de vuelta con…….
Continuará…………………………………………………