Carol 4

Carol hizo caso omiso de lo dicho por su madre y siguió empacando. Su madre la dejó. Carol tardó aun algo de tiempo considerable para terminar de hacer maletas y bajar las escaleras dispuesta a cumplir su palabra.

CAROL 4

Caía la noche; me encontraba como siempre navegando en la red en cuanto Carol hizo acto de presencia pero no llegaba sola sino acompañada por una bella jovencita de la misma edad que ella. Se trataba de Liliana, su mejor amiga; una hermosa joven delgada, tez clara, cabello largo y ondulado y que en esa ocasión vestía con una blusa morada sin mangas, pantalones cortos de mezclilla negros y unos preciosos zapatos de piso cerrados al igual negros. Por la expresión en el rostro de ambas deduje rápidamente que habían estado bebiendo.

— ¡Qué hay estúpido Black!— me gritó Carol con un tono chocante que me molestó como todas las veces que solía hablarme en ese plan.

— ¡No sabía que en el gimnasio había bar!— le dije cortante.

— ¡Mmmmm bueno, mira, te presento a mi mejor amiga, ella es Lili y ya sabe tooooodo de ti, tranquilo, no hay problema!— me habló como si nada; sin darme otra opción mas que saludar con cara de bobo a aquella belleza.

En cuestión de nada, Carol me comunicó lo que ya me temía; pretendía que al igual pagara una membrecía a su amiga en aquel gimnasio. Intenté oponerme, lo cual me resultó imposible pues cuando quise reaccionar ya me encontraba postrado a los pies de la joven Liliana adorándoselos.

La misma Carol me fue conduciendo haciéndome descalzar a su amiga quien tan solo me miraba morbosamente, respiré profundo el interior de sus zapatos y con ello acepté cualquier petición y mandato de ambas chicas.

Fue otra experiencia digna de recordar y lo haré toda mi vida. Liliana ni se inmutó; Carol ya la había puesto al tanto hasta del mínimo detalle acerca de mi apasionado fetichismo a lo que sin pudor alguno me permitió gozar con sus pies, tan solo de vez en cuando le comentaba riendo a su amiga— ¡QUÉ LOCO!;

Lo que pintaba ser una noche tranquila se convirtió de pronto en una noche de alcohol, perversión y de seducción pues mientras yo adoraba los pies a Liliana; Carol no perdió tiempo y fue al refrigerador, el cual siempre tengo surtido de cerveza y enseguida regresó con tres cervezas.

Estar a lado de dos bellezas como lo eran Carol y Liliana, teniendo cerveza a mi lado mmmmm no pude mas que dejarme pervertir o seducir a lo que amenicé la velada con unas suculentas piezas de una de mis bandas predilectas de Black: Emperor y con ello dio inicio una desenfrenada mezcla de actos y juegos por parte de Carol que era quien llevaba la voz mandante.

Me hizo estirarme en el piso, a los pies de su amiga y a continuación indicó a Liliana que acomodara su pie en mi boca.

¡Qué delicia!; Carol dejaba caer la cerveza sobre el pie de Liliana y yo me limitaba a beber el preciado líquido del divino pie de la señorita. Después tocó el turno a Carol.

¡Wow!; lo mismo, asombroso fue beber cerveza del pie de mi ama mientras su amiga era quien dejaba caer el líquido.

Todo esto tan solo produjo que todos nos sintiéramos mas abiertos, tomando en cuenta que apenas y tenía poco tiempo de conocer a Carol y a su amiga apenas y hacía poco mas de una hora que la conocía pero bastó para que terminara bebiendo cerveza de su boca.

Tanto Carol como ella se divertían bebiendo parte de la botella y parte dejaban caer directamente de su boca a la mía; era la primera vez que experimentaba algo así a lo que sentí una rara combinación de pensamientos en mi mente pero hoy puedo decir que fue y es todo un privilegio beber cerveza de ese modo, directamente de las bocas de unas señoritas tan hermosas aunque ello fue motivo para que Carol se enterara de que no sabía besar.

¡Sí!; no sabía besar. Toda mi corta vida me había centrado en mi pasión por los pies haciendo de lado todo, tan solo seguía fiel a mi devoción por los pies, devoción que llevo desde la infancia.

Se hacerle el amor a unos pies pero desconocía hacérselo a una mujer hasta aquella noche en la que Carol sensualmente me enseñó con suma maestría.

— ¡Oye, así no, no no no!; ¿Qué no sabes besar?— me regañó al pegar sus labios con los míos y arruinar el momento con mis torpes movimientos.

— ¡Claro que se!— contesté ofendido al oír reír maliciosamente a su amiga.

Carol se me acercó de nuevo y la misma historia; no le agradó cómo según ella movía los labios.

— ¡Ay estúpido venga, escucha y aprende!— me dijo muy orgullosa y con una perversa y hermosa sonrisa, aquella sonrisa que se mezcla con el consumo del alcohol.

— ¡Mira Black, besar es todo un arte, no es solo juntar los labios y separarlos, no, se puede optar por diversas variantes, desde presionando los labios apretados, el mordisqueo, la lamida y hasta la succión!;

— ¡Puede ser suave, intenso, húmedo, seco, duradero o rápido; puede incluir el tacto, el olfato y el gusto!— me explicó muy orgullosa de sí misma y sin mas preámbulo me mostró el primer ejemplo al acercarse a mi boca y besar suavemente mi labio inferior.

Seguido, muy despacio comenzó con su lengua a lamer cada uno de mis labios para a continuación adentrarse en mi boca hasta lograr que su lengua se encontrara con la mía.

— ¿Qué tal eh?— me interrogó sonriente al separarse de mí.

— ¡Wow debo admitir que….!

— ¡Cállate!— me cortó para que enseguida con un dedo trazó ligeramente el contorno de mis labios de arriba hacia abajo, cuando llegó al labio inferior, tomó mi boca entre sus dedos pulgar e índice y apretó con firmeza pero no con dureza, obligándome a emitir una ligera queja, mas bien un gesto de liviana molestia.

Sin soltarme me atrajo hacia ella hasta morderme y besarme ese trocito de mi carne que mantenía en su boca creando una sensación firme, fuerte y placentera con las puntas de sus dedos.

— ¡Se llama el pellizco que excita y demuestra quien tiene el control o sea, yo jajajajajajajajajaja!— me comentó riendo alegremente y bebiendo un poco de cerveza.

De nueva cuenta no me permitió hablar de más, tan solo me explicó el beso que seguía: El Jadeo Apasionado. Tras haberme dejado en claro lo que esperaba de mí, selló mi boca con la suya de modo que no había hueco alguno por donde saliera el aire.

Entonces ella abrió la boca ligeramente e inhaló profundamente pero despacio de modo que me inducía sin forzarme a sacar el aire de mis pulmones. Una vez que hubo inspirado, sopló nuevamente el aire con suavidad dentro de mi boca.

Lo embriagador según previamente me comentó era que estábamos compartiendo lo más básico para la vida: el divino aliento que según las Sagradas Escrituras le dio vida a Adán. En ese beso, por instantes dependimos el uno del otro, lo cual lo hizo muy íntimo y placentero.

La chica era una joya, podríamos haber continuado toda la noche conmigo de aprendiz y ella de tutora pero la niña recordó que deberían estar muy preocupadas su madre y hermana por ella.

A eso que al mirar a su amiga vio que dormía como lo que era, un angelito a lo que optó ya por marcharse, no sin antes eso sí, ofrecerme el plato fuerte, regalándome el mejor acto sexual a ejecutar en mi vida.

— ¡Coño hubiésemos hecho un trío, mendiga Liliana!— bromeó conmigo al momento que se desvestía y se abalanzaba sobre mí para follar.

Tras la previa estimulación nos encontrábamos en la fase de la excitación. Fue ella quien me guió y me enseñó a presenciar como experimentaba la expansión y crecimiento de su vagina, el hinchamiento de los labios mayores y menores, clítoris y senos.

Me indicó como masturbarla mientras ella misma se acariciaba sus pechos y mientras yo me concentraba en acariciarle el clítoris por un lado, por el otro, variando el ritmo y la presión, tratando de no reducir la estimulación, acariciando la vagina con toda la mano y con indicación de ella introduciéndole apenas y cuidadosamente mis dedos en el interior de su vagina.

Estaba aprendiendo a complacerla, mas tarde aprendería también a servirla. El tiempo se pasó volando; cómo deseé atraparlo y detenerlo pero así llegó para Carol su tan esperado orgasmo, así me lo hizo ver al presenciar las contracciones involuntarias que estaba experimentando placenteramente, respirando aceleradamente.

Enseguida pasó a un estado de reposo en el cual con una cristalina sonrisa se encargó de masturbarme con sus suaves y blancas manos. Lo mío fue cuestión de segundos y de segundo plano.

Pasados unos instantes, ya vestida se fumaba un cigarrillo mientras yo cargaba a Liliana para llevarlas a la casa de mi ama y ésta me hacía la promesa de volver a repetir e incluso mejorar los actos de placer sexual.

A cada día que pasaba, Carol era cada vez mas una parte esencial en mí; tomé aun mas confianza con su madre y su hermana a quienes les caía de maravilla a pesar de que la cabrona le dijo a su madre que yo la inducía a tomar igual que a su amiga.

Evidentemente para mi fortuna no le creyeron; ya la conocían pero tampoco hubo un solo reproche hacia ella. Su madre y su hermana la adoraban en verdad y se desvivían por servirle y complacerle hasta el mínimo de sus caprichos y día a día yo me estaba convirtiendo en uno más de su corte. Estaba pasando de ser su admirador a ser su más humilde adorador y servidor aunque ello implicó un proceso.

Hasta ahí, en especial para mí todo pintaba miel sobre hojuelas; yo creía conocer a Carol. ¡Sí!; se que desde ese entonces era tremendamente berrinchuda, corajuda, caprichosa pero nada que no pudiera mantener en control; pero, de una u otra forma las cosas se dieron, por suerte o destino los sucesos uno a uno fueron ocurriendo y justo cuando yo pensaba que la rutina se mantendría justamente así; rutinaria, con Carol a mi lado, tratando de amoldarla a mi conveniencia y sobretodo lidiando con sus caprichos que a veces le cumplía y a veces no.

Sobretodo cuando me exigía al igual complacer a su amiga que resultó ser igual de berrinchuda y quisquillosa que mi Carol, justo ahí las cosas cambiaron y justo ahí comencé a conocer el verdadero carácter y el sadismo y la crueldad que Carol fue desarrollando y que ya traía en su interior aunque de momento dormidos pero que gracias a como se le dieron los sucesos; dicho sadismo, dicha crueldad despertaron.

¿Y las víctimas?; las hermanas Cosgalla, en especial Vianey y terminando conmigo que la amaba con locura ya a esas instancias y evidentemente no compartía ni comparto sus perversidades pero me someto a ellas por no perderla y aunque en menor grado, al igual sufrí los cambios en la vida y el carácter de mi ama.

Fue un día, casi atardecía en el cual Carol entró como una loca corriendo en mi establecimiento.

— ¡Blaaaaack Blaaaaaack ha ocurrido algo maravilloso maravilloso en verdad wow no te la vas a acabar!— me comunicó cesando y muy emocionada y a raíz que me fue relatando las buenas nuevas, para ella su alegría iba en aumento mientras que a mí se me erizaba la piel y mi mente no daba crédito a sus palabras ni mucho menos podía asimilar la situación.

Resultó que en días anteriores Carol andaba de malas, de muy mal carácter, no se soportaba ni ella misma; incluso hasta me pidió que le permitiera vivir conmigo, lo cual me encantó.

¿El motivo?; su tía Rocío y sus hijas se mudaban a otra ciudad; ese no era el problema, por el contrario, por fin su hermana y su madre parecían librarse del día a día de humillaciones y sufrimientos a manos de Rocío y sus hijas.

El punto era que Rocío había vendido ya la casa pero necesitaba ultimar detalles en otra ciudad por unos días. Al parecer, eso no lo comentaba; andaba de la fregada con su pareja, el caso es que necesitaba unos días para aclarar asuntos sentimentales y familiares por lo que no deseaba hacerlo acompañada de sus hijas sino sola y mandar por ellas hasta que todo estuviese resuelto pero ya había vendido la casa, entonces, ¿Dónde dejarlas?;

Sagrario humildemente le ofreció a su hermana hospedaje para sus hijas en su casa y en cuanto todo estuviese arreglado pues éstas partirían a reunirse con su madre.

De entrada Vianey y Ruth se negaron a compartir y vivir bajo el mismo techo con Carol y ésta enfureció aun más. Extrañamente, misteriosamente; por primera vez en la vida; Sagrario reprendió a su hija, a su consentida, a su Princesa, a Carol y lo hizo frente a su hermana Rocío, la cual se quedó con la boca abierta.

Sagrario le hizo ver a Rocío que había entendido muchas cosas y que no estaba dispuesta a seguir maleducando a Carol terminando por garantizarle que los días que sus sobrinas estuviesen en su casa serían tratadas como reinas inclusive por la propia Carol aunque a su pesar.

Vianey y Ruth entonces accedieron al ver el cambio de actitud en su tía y se sonrieron al imaginarse en que por fin se podrían vengar siquiera por unos días de su tan odiada primita y que por nada del mundo se privarían del privilegio de humillarla en su propia casa. NO FUE ASÍ.

Tras la reacción de Rocío al ver que increíblemente Sagrario había cambiado en un abrir y cerrar de ojos en el trato a su hija Carol, terminó por aceptar la propuesta de su hermana a lo que dejándole una cantidad para cubrir los gastos y necesidades de sus tesoros, se marchó dejándole en claro a su hermana que mas le valía que en verdad sus hijas sean tratadas como reinas en especial por Carol que se quería morir antes de someterse a sus primas o a su regreso ajustarían cuentas.

Sagrario asintió todo cuanto Rocío le impuso hasta que ésta marchó sin imaginar el grave pecado de inocencia e ingenuidad que acababa de cometer.

Vianey y Ruth se acomodaron en el mueble de la sala y Vianey tronándose los dedos ordenó con desdén a Carmen— ¡Tráenos algo para merendar sirvienta jajajajajaja ahora sirvienta en tu propia casa oh y tú, tía, ve por Carol que la verdad me muero por verla como se deshace en servirnos!;

— ¡Enseguida!— respondieron madre e hija sonriendo en complicidad.

Carmen marchó para prepararles el refrigerio y Sagrario fue en busca de su hija que se encontraba empacando en su cuarto y al ver a su madre le comunicó con resentimiento— ¡Me largo de aquí, me voy con mi amigo Black, por lo visto es el único que sí me consiente y me quiere de verdad!;

Sagrario tan solo le sonrió, se acercó a ella, la abrazó, le besó la frente y le susurró— ¡Te tenemos una sorpresa Princesa!;

— ¡Basta madre es en serio me largo de aquí, te desconozco!; Sagrario insistió.

— ¡Mmmmm sí, una gran sorpresa!;

Carol hizo caso omiso de lo dicho por su madre y siguió empacando. Su madre la dejó. Carol tardó aun algo de tiempo considerable para terminar de hacer maletas y bajar las escaleras dispuesta a cumplir su palabra.

En la sala, su madre y su hermana la esperaban; habían aprovechado ese tiempo para prepararle la sorpresa y la sorpresa, ¡Eran sus primas!; quienes al igual la aguardaban en la sala pero dormiditas y muy bien esposadas de manos y pies.

Carmen alteró sus bebidas y ahora lo que pensaban hacer con ellas estaba por comunicárselo Sagrario a su hija Carol mientras que las hermanas Cosgalla iban poco a poco recobrando el conocimiento.

Continuará…………………………………………………..