Carnaval con mi primita

Fui a pasar unos dias con mi primita y acabe aprendiendo bastante sobre la juventud.

Hola mi nombre es Pedro, y os voy a contar un relato de algo que me ha pasado estos últimos carnavales. Bueno, primero os voy a poner en antecedentes, mi nombre ya os lo he dicho. Actualmente, vivo en Madrid, pero soy de un pueblo del norte, al que siempre voy en vacaciones y fiestas. Soy un chico de 25 años, mido 1.85, moreno tanto de piel como de pelo, y creo que se puede decir que tirando a guapo. La historia comienza unos días antes de carnavales, fecha en la que yo como siempre voy a mi pueblo a pasarlas, pero con la diferencia este año de que mis padres no estaban porque como se han jubilado se han ido a vivir en invierno a un apartamento de la playa. En Madrid, viven también una tía mía con sus tres hijos. Pues unos días antes del carnaval, estando todavía en Madrid coincidiendo con que había quedado con mi primo Jesús, subí a saludar al resto de familia. Allí estaban mi tía y sus dos hijas Marta de 25 años, y Bea de 19. Las saludé. -Hola. -Hola, Pedro ¿Qué tal?- Me dijo mi tía -Bien, de visita. Di dos besos a mi tía y a mis primas. Mi tía se puso a hacer las tareas de casa y me quedé hablando con mis primos. -¿Vais a ir al pueblo en carnaval?-Pregunté. -No. Dijo Marta -Hombre, pues no era mala idea. Pero en casa de los abuelos no va a haber nadie porque van a venir a Madrid ese fin de semana a vernos.-Soltó Bea. -Si quieres puedes venir a dormir a mi casa, aunque mis padres no están tampoco. -A pues si, porque además tus padres tienen calefacción, que en casa de los abuelos hace un frío que te hielas. -Vale entonces, el viernes paso a por ti y vamos en mi coche. -Vale. Estuve un rato más y después me fui. Mis primas eran las dos muy guapas, Marta al ser más mayor tenía más morbo. Pero Bea es la típica niña guapa con cara de no haber roto un plato en su vida. Medía más o menos 1.70 delgada, con un culo increíble y con unas tetitas pequeñas, pero con pinta de duras. Tenía el pelo largo, moreno y rizado. Un bombón. Llegó el viernes, recogí a mi prima Bea en su casa y nos fuimos al pueblo conversando todo el viaje. Os aclaro, que siempre me he llevado mejor con Bea que con sus hermanos, porque a pesar de ser la más pequeña es la más madura de sus hermanos. Me contó, algo que ya sabía, que lo acababa de dejar a su novio. El era también del pueblo. Así que no le había vuelto a ver hasta este fin de semana. Llegamos, y nos fuimos a dejar las cosas a mi casa y después ella se fue a buscar a sus amigas y yo a mis amigos. Yo por mi parte estuve de cena y de copas en el restaurante hasta tarde. Así que cuando fui a salir de marcha ya iba un poco contento. Así me fui a la Plaza, que es la zona de marcha en mi pueblo, allí mientras estaba hablando con unos amigos, echando unas risas sobre nuestros disfraces, yo iba de bombero y estaba un poco mal hecho. En ese momento se me acercó alguien por detrás cogiéndome el culo con las dos manos. Yo me di la vuelta y había un montón de chicas disfrazadas. Y claro no se distinguía quienes eran. -¿quien sois? -Aaahhh.-Y se reían chicas debajo de las máscaras. Se acercaron dos a mi empezaron a meterme mano entre risas, en ese momento reconocí la risa de mi prima Bea y una de sus amigas. Pues si, era mi prima, y llevaba una borrachera de escándalo. Se había ido de cena también y se había pasado un poco. La cosa es que a mí me habían puesto bastante cachondo con la bromita. Entonces dijo mi prima: -Primo, es que tienes un culo que dan ganas de tocarlo, además tu culo ha salido en la conversación de mis amigas durante la cena. Si no fueras mi primo… -Pues la próxima vez te voy a pagar con la misma moneda y empezaré a meterte mano. -Haz lo que quieras.-Me dijo y se fue con sus amigas. Estuvimos toda la noche con la bromita de tocarnos el culo en todos los bares que nos encontrábamos, todo era en plan broma, pero la verdad es que yo llevaba toda la noche bastante caliente, y bajo el efecto del alcohol me daba bastante igual que fuera mi prima. Alrededor de las 06:00 de la madrugada se me acercó y me dijo: -Primo, estoy muy borracha y muy cansada me voy a casa. Dame las llaves. -Pues, solo tengo un juego y a ver como entro yo. Bueno, ya es tarde me voy contigo. En mi cabeza estaba empezando a surgir la idea de seducir a mi primita, pero no tenía ni idea de cómo conseguirlo o de si me iba a tratar de depravado. A mi favor jugaba que estaba borracha, y que yo tengo la teoría de que algunas chicas que tienen un primo mayor, en algún momento se sienten atraídas por ese primo especial. Yo sabía que cuando mi prima era pequeña decía que estaba enamorada de mí aunque yo le sacara seis años. Confiaba en que todavía no lo tuviera muy claro. Llegamos a casa y aunque habíamos puesto la calefacción, en un pueblo del norte y en febrero, hacía un frío de muerte. Nos metimos en una habitación con dos camas pequeñas. Nos comenzamos a desvestir. Yo enseguida me quedé en calzoncillos negros ajustados, no utilizo nunca pijama. Ella entre tambaleándose un poco y las risas de las tonterías que decíamos intentaba quitarse la ropa para ponerse un pijama rojo con monos dibujados. Entonces acerté a ver que llevaba un tanguita negro y un sujetador a juego negro. Ella sin ningún pudor se quedó en bragas y sujetador y yo la dije: -Pensabas ligar hoy. -¿Por qué? -Porque esa ropa interior es para enseñar. -¿Te gusta? -Si es bastante sexy. Te hace un culo bonito.-Y nos echamos a reír. -Al tacto también te gustara por que llevas toda la noche tocándolo.- Yo empezaba a ver la puerta abierta para decirle algo. -Tú también me lo has tocado bastante, pero si quieres seguir tocándolo… -Pedro, que somos primos. –dijo y acabó con mis esperanzas. Se puso el pijama y se metió en la cama diciendo que tenía frío. -Si quieres me meto contigo un rato y nos damos calor. -Vale- me dijo ella. Me metí con ella en la cama y nos arrimamos un poco para entrar en calor, tras unos minutos en silencio la dije: -¿Te duermes? -No me está todo dando vueltas. -Si quieres hablamos un poco a ver si se te pasa. -De qué quieres que hablemos. -No se, ¿Qué tal te lo has pasado esta noche? -Bien, la verdad es que me he reído contigo. -Por cierto, no crees que hemos tenido un rollito un poco raro con lo de meternos mano, siendo primos y eso. -Si, la verdad es que si, pero hacía tiempo que no tonteaba con un tío y al final me ha dado igual que seas mi primo y todo. Además estás muy bueno, ya te lo he dicho, si no fueras mi primo. -Mira Bea, te propongo un juego, vamos a hacer como que esta noche no somos primos. Como que somos dos personas que nos hemos venido a dormir juntos y no sabemos lo que puede pasar. Y si en algún momento estás incómoda o quieres parar, paramos inmediatamente. -No se, Pedro, es que somos primos y no esta bien. Me tienta mucho porque siempre me has atraído. Además ¿y si se entera alguien? -Estamos solos en casa, nadie se puede enterar, y nadie puede sospechar porque es normal que dos primos duerman en la misma casa. Esta noche puede ser un secreto inconfesable que tengamos entre tú y yo. Diciendo esto yo ya me había incorporado en la cama. Ella se quedó pensando, sonrió y comenzó a tocarme el pelo de la nuca. Yo sin más me acerqué y la besé suavemente en la mejilla y luego en la boca. La verdad es que fue un beso magnifico, no esperaba que mi prima besara tan bien. Estuvimos un rato besándonos y acariciándonos, todo muy suave. Pero cada vez íbamos acercando más nuestros cuerpos hasta que al final estábamos frotándonos el uno contra el otro y besándonos más apasionadamente. Comencé a quitarle la ropa, hasta que la dejé con el tanga y el sujetador negros. -al final si que los ha visto alguien.-le dije. Continué besándola y con una mano le desabroché el sujetador. -Me sorprendes primo, que arte tienes desabrochando sujetadores, lo malo es que mis tetas son muy pequeñas. -Son perfectas.- le contesté yo mientras se las comencé a acariciar. Seguimos besándonos y es verdad que tenía unas tetas perfectas, pequeñitas, duras y con un pezón que invitaba a comérselo. Bajé mi mano por su vientre hasta llegar a la goma del tanga y me detuve a jugar con la prenda rozando su pubis. Ella arqueó la espalda y soltó un suspiro acompañando un escalofrío. A su vez me mordió la oreja y me susurró: -Como me pones Pedro. ¡Por favor baja la mano que no aguanto más! Comencé a acariciar su vulva y luego empecé a introducir un poco un dedo, ella empezó a gemir de placer. Entonces saqué el dedo y le acaricié el clítoris suavemente mientras tanto mi lengua jugaba con sus pezones, chupándolos y mordiéndolos. Ella apretaba mi cabeza contra sus pechos y cada vez gemía más escandalosamente. Entonces paré y le quité el tanguita despacito. Después la besé, sus tetas, su vientre, su pubis, la parte interna de sus muslos y comencé a chupar despacito su clítoris. Empezó a gemir escandalosamente otra vez. Seguí chupando y le introduje un dedo en el coño, cada vez se volvía más loca, y le introduje un segundo dedo. En ese momento comenzó a gritar como yo nunca había oído gritar a una mujer de placer. Hasta que al final tuvo un escandaloso orgasmo. Se quedó unos segundos como ausente, y después como agradecida comenzó a tocarme por encima del calzoncillo. -ahora te toca a ti.- me dijo. -¿Ah si? ¿Y qué me vas a hacer?

-Ya lo verás. Me empezó a morder en el cuello y la oreja, luego fue bajando y se detuvo en mis pezones, nunca me los habían chupado y la vedad es que no está nada mal, no se donde habrá aprendido esta niña. Siguió bajando hasta llegar a los calzoncillos y me los quitó. Comenzó a darme besito en el pene muy despacito y luego empezó a pasar su lengua de arriba abajo, después se la introdujo de golpe en la boca, recorría el tronco de mi polla de una manera deliciosa, se apartó la melena rizada para que pudiera ver perfectamente como lo hacía, se detuvo en mi glande y comenzó a masturbarme a la vez que jugaba con su lengua en mi glande. Ahora, el que estaba a punto de gritar de placer era yo. -Para Bea, que me voy a correr. -¿Es que no quieres correrte?

-Si, pero como sigas lo voy a hacer en tu boca. -Tú tranquilo y disfruta. -¡Aaaahhh! ¡me corro! Una explosión de semen llegó a su boca, pensaba yo que se iba a ahogar, pero siguió chupando cada vez más despacio sin dejar que se escapara una gota de su boca. Finalmente separó su boca de mi polla y ni rastro de semen, se lo había tragado todo. -¿Te ha gustado?- me preguntó. -Ha sido fabuloso. Donde has aprendido tanto primita. -He estado mucho tiempo con mi exnovio, no imaginarías que solo dábamos paseos. Tú tampoco te has portado mal. ¿O aún no has tenido bastante? -La verdad es que me gustaría saber que más cosas ocultas. Cuando me quise dar cuenta otra vez estábamos besándonos y tenía que aprovechar porque podía ser la última vez que tuviera a mi prima a disposición. Yo le acariciaba la vulva mientras ella hacía lo mismo con mi pene, cuando este cobró un vigor considerable, de un salto se me subió encima y agarrándomela con una mano se la introdujo en el coño lentamente. Se quedó un instante quieta y enseguida comenzó a saltar encima de mí. Era increíble como se movía jadeando mi nombre. -Pedro, Pedro.- decía susurrando. Me cogió las manos y se las llevó a sus pechos. Yo le pellizqué los pezones, y a medida que lo hacía con más fuerza ella se movía más deprisa. -¿Te gusta que te los apriete fuerte?- La dije. -Más fuerte por favor

-Así te gusta. -Si, ahhh.- Entonces paró, se quitó y se puso a cuatro patas en la cama. -¿No te gusta más así?- me dijo. -Si, ¿y a ti?

-Es como más me gusta. Le introduje la polla y empecé a embestirla suavemente, pero a medida que pasaba el tiempo lo hacía con más intensidad. Le pellizcaba los pezones con tanta fuerza que no se si gritaba de placer o de dolor. Ahí me dijo: -Cógeme del pelo y dame fuerte. La agarré con una mano de la melena y con la otra puesta en su cadera comencé a darle unas embestidas todo lo fuerte que podía. Cada vez la embestía con más fuerza, y la agarraba del pelo con firmeza y ella me lo seguía pidiendo a gritos que más fuerte, en este momento vino otro escandaloso orgasmo tanto suyo como mío. Nos quedamos tumbados en la cama yo encima de su espalda y los dos dormidos. A la mañana siguiente hice algo de comer con lo poco que había en casa de mis padres y nos volvimos para Madrid. Mi prima sigue teniendo la misma cara de niña que no ha roto un plato en su vida, pero yo se que ha debido romper más de uno.