Carnaval 2007
Después de ir a casa de una amiga, disfrutamos del carnaval de la mejor manera posible... disfrazados.
Continuación de "
La mejor forma de celebrar un aniversario
"
Tal y como le dije a Sergio, nuestro encuentro se debía repetir alguna vez más. Y en Carnaval fue la ocasión ideal. Nuestro instituto dejaba ir a los estudiantes de Bachillerato a la hora del recreo (11 a.m.), por lo que todos nos fuimos de allí corriendo, sin almorzar ni nada.
Unos amigos habían propuesto de ir a casa de una chica a disfrazarnos todos y hacer el tonto un poco con lo que pilláramos. Tras varios intentos por mi parte para rechazarlo, me vi obligado a ir por culpa de Sergio. Él me insistía mucho, por lo que no pude hacer otra que ir a la dichosa fiesta.
Al llegar a la casa de la chica, nos vamos al Salón y allí nos sentamos todos juntos, en un círculo, chico al lado de chica. Sergio está casi al frente de mí, por lo que le veo la cara todo el rato. No hacía cara de muy contento, pero tampoco de amargado.
Sentados en ese círculo, la anfitriona decide jugar a un estúpido juego de beber un poco de alcohol si alguien pensaba/sentía algo que ella dijera. Así pues, Sara (así se llama la chica) deja un vaso de chupito delante de cada uno y lo llena un poco. Luego deja la botella de alcohol en el centro del círculo y se sienta a dos parejas de mí.
-A ver que beba aquel/aquella que esté enamorado/a. Todos bebimos al unísono excepto un par.
-Vaya juego más estúpido -Pienso, volviendo a llenar mi vaso de chupito.
-Que beba aquel/aquella que no haya fumado nunca. Nadie bebió.
-Que beba aquel/aquella que haya follado alguna vez. Excepto Sara y Laura (la chica que se sentaba a mi lado), bebimos todos. Quedé un poco tonto cuando vi que ellas dos no bebían. O no querían decirlo, o no querían follar. Por que pretendientes no les faltaba.
Tras un rato de jugar a ese estúpido juego, comienzo a notarme mareado. Con la tontería, nos estábamos emborrachando. Y es que Sara hacía preguntas de aquellas que todos habíamos hecho.
-Bueno, ya. ¿Vamos a disfrazarnos o no? Pregunto, levantándome. Se me duermen la pierna, comienzo a estar algo gilipollas y dentro de un par de horas tengo que ir a casa a comer. Además emborracharse de día es un poco de pringaos.
Todos estábamos de acuerdo en ir a disfrazarnos, por lo que nos pusimos los chicos en una habitación y las chicas en otra. Sergio había desaparecido
Al reunirnos todos, me destornillé de risa por culpa de algunos disfraces. Yo iba vestido de viejo, con mi calva y todo. Pero algunos iban disfrazados de mosqueteros, una de diablesa, otra de pantera
La gota que colmó el vaso fue ver a Sergio vestido de mujer, con peluca, escote, minifalda y tacones Al instante me llevé la mano al paquete para sobármelo. Al ver lo que hacía, me senté en el sofá y dejé de mirarlo.
Tras hacer como un pequeño concurso del "Mejor Disfraz 2007", en el que ganó Sergio (por lo ridículo que iba), nos fuimos cada uno a hacer lo nuestro. Varios chicos se quedaron en el sofá, con sus respectivas parejas, a enrollarse. Sara y Laura se fueron al PC, junto con dos chicas más. Algunos se fueron. Otros se quedaron a jugar a la Playstation2. Yo me fui al lavabo y, poco después, entró Sergio.
Cierro con el pestillo y me pongo en la taza del váter. Me bajo los pantalones (que en ese momento llevaba por lo sobacos, imitando a los abuelos) y me bajo el bóxer.
-¿Y si nos pillan? Pregunto, algo preocupado.
-Primero: Estamos todos borrachos. El que menos, se ríe cada cinco segundos. ¿Crees que se acordaran? Segundo: ¡No me digas que eso no te pone más!
-Bueno Recuerdas lo del otro día, ¿no? Pues hoy me toca a mí.
-Joder Es que yo prefiero metértela a que me la metas -Se quejó Sergio, haciendo pucheros.
-Vas de puta, ¿no? Pues pórtate como tal.
Eso pareció ser un comentario bastante acertado, porque Sergio se acercó, me bajó el bóxer y me la comenzó a chupar. Se notaba que era la primera vez que la chupaba, porque no lo hacía muy bien y de vez en cuando me rozaba con los dientes, haciéndome ver las estrellas y algo más
Cuando por fin Sergio comenzaba a ir dominando la chupada, le obligué a incorporarse y a apoyarse en la bañera. Levantándole un poco la minifalda, pude ver perfectamente su culo. El muy cabrón llevaba tanga. Se lo bajé y le comencé a sobar el paquete.
Cuando me quise dar cuenta, le estaba masturbando con una mano y pasando mi lengua por sus huevos.
Le obligué a inclinarse de nuevo y separé sus nalgas. Luego me llevé un dedo a la lengua y lo llené bien de saliva. Después ese dedo fue a parar al culo de Sergio, donde lo metí y lo saqué un par de veces. Repetí la acción con dos, tres y cuatro dedos.
Sergio había comenzado a gemir y su culo estaba lo suficiente abierto como para que se la metiera sin que le doliera demasiado. Rebusqué en mis bolsillos, pero no encontré nada.
Sergio se sonrió y de su escote (con relleno, obviamente), sacó un condón.
-¿Buscas esto?
-Luego dices que no eres puta. Venías preparada, incluso.
Levantándole la minifalda con una mano y con la otra tapándole la boca, le metí la polla por el culo, lentamente. Primero la punta, donde ya pegó un grito que, si no le estuviera tapando la boca, se escucharía hasta en mi casa.
Cuando dejó de quejarse, le metí un poco más, hasta tener casi toda entera. Sergio ya no chillaba, pero sí se quejaba, por lo que aún tenía mi mano en su boca. Comencé a mover mis caderas de adelante a atrás, tal y como hacían cuando me follaban a mí.
Agarré a Sergio de las nalgas, con fuerza, mientras se la metía y sacaba con fuerza. También le agarré un par de veces de la peluca, estirándole la cabeza hacia atrás.
-Puta Muévete más, puta. Casi no disfruto. Muévete perra. Eres más perra que todas esas del salón juntas. Le susurro al oído.
Sergio ya no se quejaba de dolor, sino de placer, tocándose el escote como si en realidad tuviera tetas.
Antes de poder hacer nada más, me corrí en el condón, o como Sergio le llamó después, la Capucha del Soldado.
Tras sacarme torpemente el condón, Sergio se agachó y me chupó la polla hasta limpiármela de cualquier resto de semen.
-Eres una puta de mierda, Sergio. Me agaché yo ahora en frente de él y metí mi cabeza por debajo de su minifalda. Le chupé la polla en esa postura, hasta que se corrió. Me limpié la boca y bebí un poco de agua del grifo y salí del lavabo. Sergio se quedó dentro un poco después.
Pero tuvimos la mala suerte que Laura tenía ganas de ir al lavabo y entró poco después que yo saliera. Allí dentro se encontró con Sergio, quien aún se estaba vistiendo. Laura comenzó a atar cabos sueltos
Y por desgracia, tal y como Sergio había predecido antes, no todos estábamos borrachos. El martes día 20 de febrero, ayer, me contó todo. No tuve más remedio que contarle todo y hacer de ella mi guarda secretos. Ahora solo espero que no nos enfademos, ya que sino, todo dios sabrá nuestro secreto.