Carmin la puta de todos II

El inicio de una nueva vida, como pase a ser la puta de una adolescente

Llegue puntual a la cita con Karla, ella ya me esperaba en la plaza de una delegación de la Ciudad de México y estaba buenísima, vestía una minifalda ajustada, una camisa blanca y unos tacones pero lo que más me intrigo, fue una maleta grande que llevaba y que podía tener cosas para volver esa una noche inolvidable, nos saludamos de forma normal y nos fuimos para el hotel, ella me pidió esperar mientras hacia el trámite y después me dijo que la habitación ya estaba así que subimos, en el elevador todo fue en aumento, besos caricias, todo muy excitante y cuando llegamos a la habitación todo estaba genial, un cuarto grande con una gran cama y en medio de todo un tubo de esos donde bailan las chicas, comenzamos a besarnos y todo subía de intensidad cuando ella se detuvo y encendió la tv, varias películas XXX paso y mientras elegía una me dijo: “he estado pensando mucho en lo que dijiste la ocasión pasada, en lo de ser tratado como una chica y para serte sincera me excita demasiado pensar en eso, en vestirte y ser yo quien lleve el control de todo, así que quiero proponerte una cosa, tengo los implementos necesarios para hacerlo y tenemos toda la noche, así que si dices que sí, podríamos comenzar de inmediato” yo no sabía que decir, aquello que le había comentado solo era una idea vaga que había pasado por mi mente pero nunca pensé en llevarlo a cabo, no sabía si en realidad disfrutaría algo así y mi orgullo hacia que me avergonzara de haber siquiera mencionado y ella de pronto paro en un canal donde un tipo negro sometía a una pequeña chica blanca de una forma brutal, algo paso por mi cabeza y ver a esa chica sin la posibilidad de resistirse, atada y a merced de otro, aderezado por lo caliente que estaba por los besos y lo sexy que se veía Karla hizo que aceptara su propuesta, de haber sabido las consecuencias de aquello, jamás lo habría hecho pero el tiempo no regresa y tuve que cargar las consecuencias de mis decisiones.

No voy a hacer el cuento largo, contando toda la transformación que llevo casi 4 horas y consto de cremas depiladoras, cremas perfumadas, maquillaje, peluca, y ropa, pero al final cuando me vi al espejo yo mismo estaba prendidísimo, sin un solo vello en todo el cuerpo con un peluca negra peinada con un chongo, una tanguita roja, una minifalda entablada negra y un top blanco muy sexy, además de unos zapatos de tacón muy altos, el maquillaje era muy simple pero me hacía ver de verdad como una chica, yo estaba encantado viéndome al espejo cuando di la vuelta, con mucha dificultad por los tacones, y vi algo que me saco de mi encanto; sobre la cama Karla había puesto cuerdas, un cinturón, un fuete, un pene de goma, unas pinzas de tender ropa, entre otras cosas y yo aterrado le dije que teníamos que ir despacio, que no podíamos probar todo eso en ese momento, ella se acercó a mí y me dio una fuerte bofetada y tirándome de la peluca, que hasta ese momento y por el dolor causado me di cuenta que estaba demasiado bien sujeta a mi cabello, me puso de rodillas y me dijo;

“Mira putita asquerosa, aquí se va a hacer lo que yo digo ¿entiendes? O si no pues en este momento me voy y cancelo la habitación y haber que haces así vestidita en la calle, seguro te encuentras un buen macho por ahí que esté dispuesto a rescatarte “ yo estaba aterrado, no esperaba esa respuesta de allá y me sentía muy avergonzado de estar en esa situación, sabia (o pensaba) que solo era juego, que nunca me dejaría así en la calle pero su firmeza hizo que dudara y me sentí vulnerable así que solo baje la mirada y le pedí una disculpa, ella triunfante me ato las manos a la espalda y poniéndome de pie me dijo;

“Bien putita, lo primero que vas a hacer es aprender a caminar en tacones, así que venga” Yo con dificultad comencé a caminar por el cuarto dos veces caí al suelo y ella en lugar de ayudarme me pegaba con el fuete y me insultaba; “Eres una putita pendeja, órale de pie y a caminar” y a mí no me quedaba más que obedecer, cuando pasaba enfrente del espejo ya no era excitación lo que me producía mi imagen sino vergüenza, apenas si podía andar derecho con esos tacones y con mi mirada asustada y cara roja de la pena, tras casi una hora de insultos y caídas además de otros ejercicios impuestos, como sentadillas, trotar por el cuarto o cargar cosas pesadas de un lado a otro de la habitación pude dominar el caminar con tacones y Karla solo me dijo; “Que pinche inútil eres putita, ya perdimos demasiado tiempo, ahora voy a tener que ir al grano, báilame” ella me hizo poner una silla cerca del tubo y me ordeno comenzar, yo no sabía bailar y fue demasiado vergonzoso para mi hacerlo, ella puso reggaetón (música que nunca me ha gustado) y me ordeno bailar de forma vulgar y provocativa, cosa que me hacía morir de la pena, pero ella no era flexible y lo tuve que hacer, después más de una hora de intentos lo hice medianamente bien y ella me dijo:

“Ya está bien puta, no voy a perder más el tiempo con el baile, eres tonta y no lo vas a hacer bien, arrodíllate” yo lo hice y ella ato mis manos al tubo por arriba de mi cabeza y fue hacia la cama, trajo consigo el pene de goma y yo moría de miedo, no sabía que pensaba hacer pero estaba a su merced, con un arnés lo ato a su pelvis y poniéndolo en mi cara me ordeno que lo chupara, de pronto me mire de nuevo al espejo grande que había en la pared y estaba ya súper arrepentido de estar ahí, vestido de mujer, atado a un tubo y con un pene de goma enfrente mío, sin poder más con eso me solté a llorar, ella solo se quedó ahí parada esperando y tras unos minutos cuando me calme un poco ella me dijo;

“¿ya terminaste? Te di una orden y quiero que la cumplas o si no te voy a dar motivos de verdad para llorar” yo no sabía qué hacer, se estaba portando demasiado cruel conmigo y me vino a la mente la imagen de la chica de la película, atada, sometida por aquel tipo sin poder hacer nada y me mire de nuevo al espejo, atado, con el rímel corrido por las lágrimas, sometido y algo en mi despertó, entro en mi cuerpo un calor intenso y si pensarlo comencé a chupar ese pene de goma, ella me tomo de la peluca y comenzó a jugar con mi cabeza, dándome bofetadas, zapes, a veces me separaba de ella solo para escupirme en la cara o en la boca y volvía a meter el pene en mí, de pronto me estaba follando la boca como cualquier actor porno y yo trataba de aguantar lo mejor que podía, ella excitadísima solo me decía; “eres una verdadera puerca, ¿ya ves que si te gusta guarra? Pinche putita eres una pinche perra vulgar” y por alguna razón todo lo que ella decía me prendió más, de pronto saco el pene de mi boca y lo quito de ella para descubrir su vagina y me dijo;

“Anda cerda, sé que te gusta la verga pero tu Ama necesita correrse” Yo sin pensarlo comencé a chuparla y estaba mojadisima, trataba de hacer el mejor trabajo posible y por ello y por lo caliente que estaba se corrió casi de inmediato sobre mi cara; “pinche perra sucia, ni siquiera use todos mis juguetes, pero bueno, ya será en otra ocasión, es tiempo de descansar” ella se fue hacia la cama y se acostó dejándome a mi atado ahí, no sé cuántas horas fueron pero estaba demasiado cansado, física y emocionalmente así que aun con lo incomodo me quede dormido. Me despertó a la mañana siguiente aventándome una cubeta de agua; “Venga perra es hora de irse, yo me voy porque no quiero que me vean en la calle con una sucia puta como tú, tienes 15 minutos para arreglarte antes de que vengan a pedir la habitación pero escucha bien lo que te voy a decir, a partir de ahora serás mi perra y me vas a obedecer en lo que te pida, te vas a dirigir a mí siempre como Ama y en las siguientes ocasiones ni creas que voy a ser tan blanda como anoche, ahora si me voy y siempre te quiero al pendiente de mis mensajes, adiós putita” dicho esto solo me desato mis manos, me escupió en la cara y se fue, yo estaba cansadísimo y súper adolorido por la posición en la que había estado toda la noche pero no tenía tiempo de descansar, me di un baño rapidísimo y vistiéndome, tome las cosas que Karla había dejado (toda la ropa que había usado yo, unas cuerdas y el pene de goma) y escondiéndolo de la forma más disimulada que pude, ya que yo no llevaba mochila, salí de ahí; adolorido, avergonzado, con ganas de llorar aun por lo que me había hecho pero de alguna forma muy excitado aun. Cuando llegue a casa fui directo a tomar una ducha caliente y me masturbe como loco, luego me acosté en mi cama y pensado de nuevo en todo lo que había pasado y ya en la seguridad de mi casa volví a tocarme varias veces, intrigado por lo que pasaría después y sin saber que lo peor aún estaba por venir