Carmen y Sandra

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Después de pasar un placentero fin de semana con mi esposa Verónica y con mi pequeña hija, continué mi vida como normalmente lo hago:

Lunes 5:00 A.M. Salgo de mi casa con rumbo al aeropuerto, para tomar el avión que me lleva en solo dos horas a mi destino en otra ciudad. Una vez ahí, me dirijo a una de las escuelas que me habían reportado un mayor porcentaje de ausentismo,traducido a mi idioma: Menos ingresos.

Francamente estoy enterado hasta del mínimo movimiento que se hace en las cuentas bancarias de todos mis Escuelas y esta en particular había recibido una cantidad menor a la aconstumbrada en los últimos meses.

Pese a tengo plena confianza en la labor que realizan mis trabajadores, estaba sorprendido por esta situación que lamentablemente, era debida a mi propia incompetencia, por haber entregado el título de Subdirector a una persona que, aún despues de acreditar y en su momento comprobar que "podia con el paquete" realmente no lo merecía.

Los alumnos estaban felices porqué habían permanecido sin clases las primeras horas del día.

Con el Subdirector sucedía lo contrario, ya que estaban recibiendo la "PUTEADA" (El regaño) de su vida laboral. Debía encontrar la pronta solución a este problema.

Habiendo reunido a todo el personal docente, comenzé mi discurso que al igual que todo el tiempo es improvisado, porque no me gusta perder el tiempo tratando de encontrar frases o palabras difíciles de entender. Dicho de otra manera, digo las cosas a "chile pelón" (claras y entendibles).

Damas y caballeros:

No me es grato informarles, que siento una gran pena al tener que recibir la renuncia del actual Subdirector, el Profesor Martínez, quien desgraciadamente, por motivos personales, no podrá continuar acompañandolos en este plantel .

Sin embargo uno de ustedes será beneficiado al adquirir el mismo puesto . De esta forma les sugiero que democráticamente elijan entre ustedes mismos a quien representará con orgullo esa funciones.

Por lo general, entre los beneficios de mis empleados está la democracia, que siempre ha funcionado conmigo, ya que esta permite una reforma constante y sostenible, gracias a la atención de las necesidades que me manifiestan. Sin embargo esta require de una disciplina bastante rígida y sólida, porque al hacerlos responsables de conducir el Instituto, algunas personas, como el Profesor Martínez por ejemplo, han llegado a cometer el error de caer en el abuso y autoritarismo del cual solo yo me reservo el derecho.

Deliverando todas las posibilidades y haciendo la votación pertinente, llegamos a la conclusión de que la persona indicada para ocupar el puesto vacante sería la Profesora Carmen García Ledesma. Mujer bastante atractiva que conjuga juventud, profesionalismo y entrega.

Nacionalidad Española, para ser precisos Andaluza y con dos hijos procreados.

Con 33 años cumplidos y aún después de terminar la relación con su esposo y vivir separada de él por más de medio año se conserva en perfectas condiciones físicas y tiene una encantadora silueta que bien pueden envidiar las Diosas.

En esta ocasión puse un especial interés en ella (Anteriormente no lo había hecho porque principalmente, selecciono para follar a las mujeres que son solteras, a las virgenes y a las que se "ponen sus moños" (ofrecen Resistencia)).

Habiendo terminado la reunión le hice entrega simbólica de su oficina que recién acababa de desocupar el Profesor Martínez, le hice algunas indicaciones sobre lo que se tenía que realizar durante el transcurso de la semana.

Ella se encontraba un poco emocionada por su nueva responsabilidad, pero aún así mostraba empeño por aprender lo que le enseñaba.

Le ordené a la secretaria en turno que nos preparara un par de tazas de café y que las llevará a la oficina. Cuando los llevó, le pedí que buscara urgentemente entre la lista de profesores disponibles, alguien para ocupar el puesto desocupado por Carmen.

Las clases continuaron a las 12:30 P.M. Los profesores y maestras regresaron a terminar con su labor, excepto Carmen, quien ya no lo haría y por tal motivo sus exalumnos permanecieron rondando las instalaciones del plantel muy contentos.

Muy bien Carmen, ya tienes tu oficina, ya sabes lo que tienes que hacer y te recomiendo que eleves los resultados existentes, porque si no es así, también te "llevarás tu patada en la cola" (Despediré ), y al menos no creo que lo desees.- Le dije provocando que se le hiciera un nudo en la garganta al recibir la advertencia-.

Señor Luis, le aseguro que no tendrá queja alguna de mis funciones. –Me contestó-

Por cierto, me gustaría que celebramos tu ascenso, ¿Que te parece si paso por tí a las 7:30? –Le pregunté al momento que me acerqué acariciando su esbelta cintura-.

Al tocarla tembló y me dijo: Señor, no quiero que piense que estoy aceptando el puesto a cambio de acostarme con usted.

Preciosa, quiero celebrar tu ascenso, es todo. No hay ninguna razón para que estés a la defensiva. ¿Prefieres a las ocho? –Le inquirí-

Al ver que insistía aceptó, diciéndome: A las ocho está bien.

8:00 P.M. Mi dedo presiona el timbre en su domicilio.

Aparece vestida elegantemente, se veía hermosa. Me recibió con una sonrisa de las que iluminan una noche obscura, por la blancura de sus dientes. Detrás de ella estaban sus hijos a quienes me presentó orgullosa.

Ella es Sandra, y él es Antonio . –Me dijo-

Mucho gusto. -Me dijeron los infantes-.

El gusto total es mío, es un placer conocer a tan bella damita y a tan apuesto caballerito. –Les dije, provocando una sonrisa en el rostro de la niña, pero no así en el pequeño, quien me miraba con cierto celo-.

Niños, no se acuesten tarde, y no le abran a nadie. - Recomendó a sus hijos y les dió besos-

La tomé del brazo y nos encaminamos al vehículo. Le abrí la puerta del coche y subió. Comenzé a manejar por las calles de la gran ciudad y de vez en cuando volteaba para admirar esa belleza que por tanto tiempo me había resistido siquiera a observar.

Permitame decirle que esta noche se mira usted divina, Carmelita. –Inicié con una lluvia de halagos a su persona-.

Ella sonreía moviendo la cabeza de un lado a otro tratando de ocultar sus sensaciones.

Fue mi hija la que me ayudo a elegir el vestido. –Me dijo-

Queriendo de alguna forma evitar que siguiera tratando de conquistarla cambio la conversación.

¿No es ese el Profesor Martínez? –Dijo señalándome un automóvil-.

En efecto, si es él, me pregunto , ¿Que sera de su vida de hoy en adelante? – Continuó con sus evasivas-.

Realmente no lo sé y la verdad no estoy interesado en saber. -Le contesté-.

Llegamos a un reconocido y elegante lugar en donde disfrutamos de una deliciosa cena. En ese lugar había música en vivo, un famoso violinista tocaba inspirado notas que brotaban de su alma.

Regresamos a su casa alrededor de la 1:00 A.M. Me invitó a pasar. Me ofreció algo de beber, asegurándome que no lo hacía muy seguido y que la botella tenía casi 2 años en esa casa y nunca la había abierto.

Acepté encantado sabiendo a donde me conduciría esta situación.

En silencio recorrió las habitaciones y dijo que los niños se habían quedado dormidos en una sola cama.

Hé tenido una magnífica velada, pero mañana hay mucho trabajo, así que mejor me despido. –Le dije- Tratando de no arruinar lo que ocurriría.

Me observo extrañada. Intenté levantarme del sillón, pero al hacerlo regresé al mismo por haber perdido el equilibrio y ambos reímos. Me dió la mano para ayudarme y al estar de pie quedamos de frente, la tomé de la cintura, la mire a los ojos y le dije que se miraba hermosa.

Hubo silencio por unos segundos, mismos que aproveché para acercar mi boca a sus labios y darle un beso al que correspondió con la furia de un huracán.

Sin hacer ruido me pidió que la siguiera hasta su habitación. Caminé por el pasillo que llevaría a las habitaciones. La primera era la de los niños en donde pude ver que efectivamente dormían. El niño abrazaba a la pequeña mostrando protección hacia su hermana.

Al entrar al cuarto de Carmen, noté que en la cama estaban los vestidos que se había probado antes de elegir el que traía puesto. Los veía y trataba de adivinar como se vería con ellos. Sin embargo había hecho la selección adecuada según mis gustos.

Desvestí lentamente a Carmen, tratando de prolongar el tiempo, le acaricié todo su bello cuerpo al tiempo que la besaba.

Ella de dejaba consentir. Cerraba los ojos simulando dormir.

La moví lentamente siguiendo el juego, como si tratara de no despertarla. Era una sensación morbosa que no había sentido o al menos no recuerdo haber sentido anteriormente.

Al sentir mis caricias veía como su piel se erizaba, pero ella no abría los ojos.

Jugué con su cuerpo, le abrí las piernas lentamente, le coloqué mi polla en su raja y se la fuí metiendo poco a poco. Llevaba la mitad, y la saqué, para meterla nuevamente un poco más dentro. A decir verdad, esta situación me excitaba demasiado, realmente era hacer algo prohibido.

Cuando le besé los preciosos pezones me agarró la cabeza y me decía:

Así Tony, tú si sabes, mmm. Métemela toda, mmm. Aaah, assssssí, muérdeme, assssí, mjm, mmm.

Sus primeras palabras al hacércelo. Era extraordinario, sensacional.

Puedo decir que me sentí totalmente satisfecho al términar de tener relaciones sexuales, porque la tuve de mil maneras diferentes. Del mismo modo, ella disfrutó nuestro encuentro, ya que al menos cinco veces derramó sus fluídos vaginales en mi erecto pene.

Cansados dormimos.

Poco después comenzé a sentir sus manos acariciándome, lo hacía levemente, para no despertarme. Le seguí el juego. Sentía como con sus labios rozaba todo mi desnudo cuerpo. Al llegar a mi pene, hizo una pausa para después pasarle la lengua, provocando que se levantara nuevamente, pero no abrí los ojos.

Sentía como entraba en su boca y salía de ella en repetidas ocasiones. Sentía como ensalibaba mi verga y como hacía presión con sus labios en mi glande.

Era tan deliciosa esa sensación que mi verga no aguantó más y lanzó chorros de esperma, que recibió en la boca, y sentí como recogió toda mi leche al tiempo que me succionaba para no dejar nada.

Me acariciaba las bolas con sus manos haciéndome sentir maravillas.

No soporté la tentación y abrí un ojo para verle la cara, quería mirar sus gestos y tal vez sorprenderla en el acto.

Sin embargo, el sorprendido fuí yo, porque a mi lado se encontraba Carmen, quien dormía plácidamente.

Bajé la mirada encontrándome con Sandra quien al verse descubierta, me miró apenada con sus preciosos ojitos que brillaban en la obscuridad, directo a los míos sin decir una palabra.

Sentí un poco de pena al descubrirla, realmente no pensé que se tratara de ella. Pero esa era una de las mejores chupadas que hé tenido en mi vida. Así que le le dí un beso en la frente y le dije que saliera de ahí.

Sin decir nada, salió como llegó, de puntillas.

Martes 5:00 A.M. Se escucha la alarma de mi agenda electrónica, me apresuro a apagarla pero el ruido despertó a Carmen quien abrazándome me dijo:

-Estuvo de maravilla anoche Señor Luis-.

Lo mismo digo, preciosa, lo mismo digo.