Carmen viene de Alemania

Una mujer que ha tenido un libidinoso pasado, lo revive en manos de su endemoniado hijo.

Buenos días,

He recibido una historia que se me dice real, mucho más abreviada, en mi buzón de e-mail y con ella y algunos consejos de los que me habéis leído he confeccionado otro relato. Es la vida de una mujer española llamada Carmen que en 1960 y pico fue a Alemania a trabajar y.....bueno, mejor que no adelante nada.

-Me llamo Carmen, ahora tengo alrededor de los 60 años, pero todo empezó cuando tenía 18. En España nada iba demasiado bien y yo siempre he sido un poco liberal de joven. No me gustaba la dictadura y mi familia era bastante amiga del régimen español, con lo que en cuanto tuve los 18 me fui a trabajar a Alemania, o eso quería yo.

Cuando llegué no tenía casi nada, lo poco que pude ahorrar me sirvió para dormir una noche en un hotel muy barato y comer muy livianamente. Encontrar un trabajo era muy difícil porque no entendía nada el idioma. Tuve que mendigar unos días hasta que un chico alemán, Peter, que era camarero en un restaurante cerca de donde me sentaba a pedir se acercó y me habló en español, un español muy pobre, pero se explicaba y me entendía.

Me dio comida y me preguntó si quería limpiar platos. Yo le dije que por supuesto y ahí comenzó mi primer trabajo en Alemania, ése mismo día me puse a fregar platos. Me pareció un chico muy majo, pero entendí sus intenciones cuando le dije que si me podía dar un anticipo para poder comer y dormir y él me pidió a cambio....sexo. Yo en ese momento no quería volver a la calle, se pasa mucho frío por la noche y muchísima hambre, la gente es menos caritativa de lo que creemos. Tampoco quería volver a casa, soy muy orgullosa, así que decidí acostarme con él. No era demasiado feo y a lo largo del día había sido bastante atento, al menos fue el único que me dio una oportunidad.

Hecho esto, me quedé algo más tranquila. Pude comer y dormir caliente cada noche. No pedí muchos anticipos, cosa que parecía que le molestara a Peter pues él creía que necesitaría dinero más a menudo.

Unos meses después, hablando ya bastante alemán, y habiendo conocido algún español que otro perdido en la odisea germana, pude pagarme un alquiler. Como no gastaba en fiestas, ni en ropa, ni casi en comida (sisaba cuando podía del restaurante), podía pagarme un pequeño alquiler de un muy pequeño piso. Me empecé a acostumbrar a vivir, no a vivir bien, sólo a poder comer y dormir con normalidad.

Un día Peter llevó a una italiana a trabajar en el mismo puesto en el que yo estaba, más joven y más o menos con la misma guisa que yo presentaba cuando me "recogió". Acto seguido me despidió y me dijo que no volviera a aparecer por ahí. Menudo pedazo de ........

Para colmo ése mismo día advertí que existía la posibilidad de que estuviera embarazada de tremendo hijo de......., la regla no me venía hace mucho y vomité sin ver ninguna causa que lo explicara. Medio llorando fui a una farmacia a hacerme unas pruebas.....y zas! Si algo podía ir peor era entonces, embarazada, sin trabajo y en un país extranjero.

No quería volver a la calle, así que comencé a buscar en lo que supuse que no tendría problemas para encontrar trabajo, de bailarina de top-less. Mi cuerpo, por aquel entonces no estaba mal, y era todo antes que volver a la calle o a casa. Es más, una morena se estilaba en un país lleno de rubias medio albinas. Tenía senos grandes, yo medía 1,60 y pesaba unos 58 Kg, antes se llevaban un poco más rellenitas que ahora. Tengo unos grandes ojos marrones y unos labios muy sensuales. Soy la típica mujer española.

Tengo varias anécdotas de esas noches, pero ahora no vienen al caso. Sólo una voy a contar porque cambió el destino de mi vida. En una de mis jornadas de trabajo se me acercó un hombre y me dio una tarjeta de visita, me habló algo y medio entendí que era productor y director de cine. No me creí que fuera a hacer cine normal, es más, ni siquiera pensé en hacer cine erótico. Yo estaba bien, era llamativa, pero no me lo creí. Supuse que querría acostarse conmigo y puso esa excusa.

Al día siguiente llamé a Gerhard, el productor, quien me dijo que fuera a hacer una prueba esa misma tarde. Tenía que ir a una casa de campo que estaba un poco apartada de la ciudad.

Cuando llegué, vi varios coches aparcados en la puerta, llamé al timbre, que no sonó, pero enseguida vino a abrirme alguien, un hombre de unos 40 años. Me miró de arriba abajo y me hizo un gesto con su mano derecha para que entrara rápido. Una vez dentro oí gemidos de una habitación contigua, seguí al hombre de la puerta y llegué al salón. Ahí estaban Gerhard, un cámara grabando, unos focos, una mujer de unos 50 años sentada mirando, todos formando un círculo rodeando una pareja que estaban "haciendo el amor" en el suelo del salón. Era la primera vez que veía éso en directo y me impresionó algo. Sin embargo vi que los actores seguían las instrucciones de Gerhard como si de un baile se tratara.

Pararon un momento......Gerhard me miró y parecía que se alegraba de ver que hubiera ido. Me dio un beso y exultante me dijo que estaba contento de ver que había llegado.

Para empezar, mientras Meike (la otra actriz), se limpia un poco, chúpasela a este chico y sigue mis instrucciones sin mirarnos.- me dijo- Quítate la ropa y procura no pensar que somos hombres a tu alrededor, somos compañeros de trabajo y tú te vas a convertir en una gran profesional.

La verdad es que esas palabras me tranquilizaron un poco, así que hice lo que me dijo. Y así empecé en el porno alemán.

Después de dos películas, nada que ver con las actuales, ya se me notaba el embarazo y me puse a hacer películas de embarazadas guarrillas. Gerhard era un encanto, nos trataba a las mujeres con mucha delicadeza, no dejaba de ser un director porno, pero era muy atento.

En una ocasión rodé una junto unas chicas zoofílicas, me animaron a que lo probara con su perro e incluso hice una escena que no estaba preparada, fue una experiencia más. Ni lo recomiendo ni dejo de recomendarlo, pero mentalmente hay que estar muy preparada.

Tuve que dejar de hacer películas cuando me faltaban dos meses para dar a luz y preferí volver a España con mi familia, esta vez lo hacía sólo por el bien del niño, mi hijo Ricardo.

Fue muy duro llegar aquí, ver de nuevo a mis padres y que admitieran sin problemas a Ricardo, pero mi madre ayudó mucho en el trámite.

Tuve a Ricardo sin ningún problema, mis padres empezaron a volcarse con ambos, me encontraron un trabajo de frutera y allí conocí a mi actual marido, Arturo, que aceptó al niño como suyo. El único defecto que tiene Arturo es que es muy, pero que muy celoso y bastante chapado a la antigua. Me dejó trabajar sólo porque sino era imposible poder salir adelante sólo con su sueldo.

A lo largo de los años criando a Ricardo, me he dado cuenta de que era bastante rebelde, y a veces con muy malas intenciones. Su padre y yo siempre estábamos trabajando para devolverle a mis padres un préstamo que nos habían dado para la casa y para seguir viviendo y él se criaba casi únicamente en la calle. Me costaba mucho educarle.

Ya en plena pubertad, un día que le limpiaba la habitación, le encontré revistas porno entre el colchón y el somier de la cama. No sabía si decirle algo o no, porque aunque sabía que era lo normal, que las hormonas se les disparan a los chavales, no me gustaba que tuviera ese tipo de cosas en casa. Decidí que se le pasaría poco a poco, a fin de cuentas seguro que encontraba novia y se dejaba de hacerse solitarios.

Pero lamenté la decisión que tomé, cuando una tarde que llegué a casa un poco antes de lo normal, mi hijo me llamó a su habitación:

Mamá ven un momento que te quiero preguntar una cosa.

¿Qué quieres Ricardo, que acabo de llegar?

¿Cómo es que estás aquí?- Me dijo mostrándome una de las revistas que escondía debajo del colchón.

En ese momento me quedé helada cuando comprobé que la chica que aparecía en la revista era yo, ¡en mis tiempos de actriz porno! No me salía ninguna palabra, me quedé muda. Estaba pasando una vergüenza increíble. Ya había dejado esa vida muuuuuy atrás, pero parecía que ese pasado no se borró.

¿A que papá no sabe nada de ésto?

Nonono, hijo perdona que me hayas visto así. Dame esa revista por favor – él me la apartaba.

¿Qué dices?¿Por qué quieres que te la dé?¿No te gustaba lo que hacías? Pues yo creo que sí, ¡mira en esta foto qué cara de gusto que pones!

Hijo, por favor dame esa revista – yo medio gruñía de rabia y humillación.

Vamos a hacer una cosa mamá......prometo no decirle nada a papá si tú me haces lo que hacías en las revistas donde trabajabas.

¿Pero qué dices Ricardo? – No me podía creer lo que me estaba pidiendo, quería que yo le diera placer carnal a costa de no decírselo a Arturo! Menudo chantajista sinvergüenza tenía como hijo – No se te ocurrirá hacer eso, no tendrás valor?

¿Y por qué crees que no? Tengo varias revistas, no hace falta que diga nada, sólo tengo que dejarle una revista a papá en la taquilla de su trabajo y.......ni siquiera sabrá que he sido yo!

Empecé a llorar, parecía que la amenaza iba en serio. No sabía qué hacer, lo de mi hijo era aberrante, pero mi marido tenía un carácter muy arisco y en aquella época no dudaba en que me podía poner la mano encima por algo así. Un debate interno fortísimo comenzó........además, Arturo contaba con un gran beneplácito de mi familia, no sólo sería repudiada por él sino que mi familia, que era también totalmente inconsciente de mis andaduras por las tierras germanas, me separaría de su lado. Fue muy duro.

Vale, una escenita. Mamá, que te he visto en las revistas y no creo que te sea tan difícil......- mi hijo era un demonio, no se ablandaba ni viendo a su madre destrozada.

Está bien hijo - acerté a pronunciar – qué quieres que haga.

Al muy cabrón se le iluminó la cara. Me enjuagué las lágrimas y miré gimoteando aún cómo buscaba entre las páginas hasta llegar a una en la que le estaba mamando la polla a un chico.

Ésto mamá. ¡Quiero que me la chupes!

Se desnudó rápidamente, yo me arrodillé enfrente suyo y con una respiración profunda que significaba "Dios mío lo que voy a hacer", le agarré su pene, lo empecé a frotar y me lo metí en la boca.

Intenté pensar que era una escena que Gerhard grababa, imaginaba como si él estuviera diciéndome qué tenía que hacer, pero cuando miraba hacia arriba veía a mi hijo disfrutando, una mezcla de horror, culpa, dolor y placer estaba agitándose en mis entrañas.

Sigue mamá.......ohhhhhh, chúpame el capullo bien...Ohhhhh – me decía él mientras jugaba con su polla en mi boca y mis manos.

Le hice uno de los mejores trabajos orales que le he hecho a nadie, no tardó en correrse y el maldito desgraciado ni me avisó, haciéndolo en mi boca. De veras que tenía un hijo malvado.

Ahhh... qué bien lo has hecho mamá......ahora quiero que hagas esto – me enseñó de nuevo la revista en una foto en la que me estaba masturbando con el puño.

Pero hijo.....!

Mamá....-hizo un gesto que sonó a amenaza, moviendo la revista como si fuera a una taquilla y alguien la viera llevándose una sorpresa.

Me desnudé, procuré mentalizarme, me tumbé en su cama, él puso una silla enfrente para verme bien. Cerré los ojos e intenté recordar cómo fue esa escena. Yo me tocaba el clítoris y los labios menores suavemente, cuando ya empezaba a estar húmeda, gimiendo de mi propio placer, metí un dedo, luego dos......disfrutando del mete saca de mis falanges y los roces que me realizaba en mi clítoris llegué a los tres y rápidamente a los cuatro. Cuando estuve a punto de meterme el puño, abrí los ojos. Casi me había olvidado en qué situación me encontraba cuando vi a mi hijo enfrente mía pajeándose.....volví a quedarme medio parada, como recobrando el sentido...

En ese momento mi hijo se acercó con la polla tiesa a metérmela en mi bien dilatado coño.

¡No ésto no hijo!

¡Pero si ya estamos terminado!

Y me la metió de una tacada........estaba mal que empezara a pensar que me estaba gustando un poco cómo me follaba mi hijo. Bombeaba muy adentro de mí utilizando mis pechos como asidero para entrar y salir con su lanza. De repente me encontré gimiendo de placer, me estaba gustando como me jodía mi hijo, estaba disfrutando de éso.

ohhhhhhh mamá, qué grande tienes el coño, ohhhhh y qué mojado, ohhhhhh

ahhhhhh Ricardo, ahhhhhhhhh – no quería decir lo que pensaba, así que sólo pude decir su nombre – Ricardo, ahhhhhh

Sin casi darme cuenta, mi hijo aceleró el ritmo haciendo previsible que se iba a correr.

No lo hagas dentro Ricardo......ahhhhhh

Sacó la polla y se pajeó a la altura de mis tetas, llenándomelas de su leche, menos abundante que antes.

Ufffff, mamá......qué bien.....ten, quédate con esta revista y haz con ella lo que quieras.....pero que sepas que tengo más! Así que......te guardaré el secreto a cambio de tardes como ésta.....

Yo estaba entre exhausta, enfadada, arrepentida.....un cúmulo de sentimientos que se atropellaban y no sabía cuál iba a manifestarse primero, pero Ricardo no me dio tiempo, se llevó su chándal y sus zapatillas al WC, donde se encerró para vestirse sin que le molestara, supongo que creía que le iba a caer una gran regañina. Como vi que poco podía hacer yo, me quedé en su cama tumbada pensando en todas las consecuencias de lo que había pasado. Inmersa en mis emociones no me di cuenta de que mi hijo se fue del baño y se marchó a la calle.

Me incorporé, fui hacia el baño, en el lavabo me limpié el pecho de su semen y levanté la vista viéndome reflejada en el espejo, con los chorretes de lefa aún en mis tetas. Me había convertido en una especie de esclava sexual para mi hijo. Lo que tenía entonces que dominar, teniendo por seguro que sería poco probable que esa situación dejara de existir, era el momento y cómo la haríamos a partir de ahora.

Vaya, creo que me he extendido demasiado........los siguientes contactos entre madre/hijo, dependiendo de los comentarios y el número de lectores los contaré o no.

Muchas gracias a "Carmen" por sincerarse y liberar su alma.

Gracias a todos por leer y disfrutar de mi relato,

Corey 666