Carmen: Pruebas, camino de los exámenes.
Carmen era mi tía, pero también era mi madre, hermana, mi amiga. Ahora se convierte en mi profesora sexual de prácticas. Con el tiempo será mi amante. Cuarta entrega de Carmen:.......
En la puerta de la habitación estaba tía Carmen, totalmente desnuda.
- Que vamos hacer hoy.
La mire de arriba a bajo, despues me mire la polla.
- Aun tienes ganas.
- Muchas.
Mi polla estaba nuevamente erecta.
- Madre mia, estas…
Se acerco, sé sento en la cama, me acaricio la polla lentamente.
- Bueno si tú estas dispuesto yo tambien.
Se subio a la cama, se puso de rodillas, lentamente fue bajando, introduciendose la polla en la vagina. Cuando estubo dentro, comenzo a moverse, le agarre las tetas, le pellizque los pezones, tía Carmen no hablaba, solo gemia. Se dejo caer encima mio.
- Me estas haciendo muy feliz – me dijo al oido.
Yo seguia empujando, pronto ella nuevamente alcanzo un orgasmo. Unos minutos despues se tumbaba a mi lado.
- Cuando hace unas semanas té vi masturbarte… despertaste en mi a la mujer que creia perdida.
Hizo una pausa.
- Estoy contenta de haber sido tu primera… experiencia, y estoy segura que no sere la unica.
Se levanto nuevamente.
- Voy hacer el desayuno. Pero antes…
Acerco su boca a mi polla.
- ¿Por qué?
Me miro, sonriendo.
- Porque yo he llegado y tu no, no quiero que dentro de nada quieras… follarme.
- No te gusta que te folle.
- Como tu dices… Mucho, pero tengo que descansar.
Dejo de hablar para meterse la polla en la boca, haciendome una mamada lentamente, hasta que me corri. En esta ocasión no dije nada simplemente eyacule en su boca.
Tía Carmen se marcho.
Espere un rato, me levante, iba a ir a la cocina, me mire la polla, sonrei. Me la acaricie para hacer que volviera a estar erecta, busque un lacito y me lo puse. Me dirigi a la cocina, cuando tía Carmen me vio comenzo a reir, se me acerco y me beso.
- Ya que tu te has puesto tan elegante…
Abrio un cajon, rebusco. Saco algo.
- Espera.
Salio de la cocina, fueron un par de minutos. Cuando volvio.
- Tachan…
Se habia puesto un delantal, que semejaba un cuerpo femenino, con un par de agujeros en la zona de los pezones, y una raja en el coño.
- Me lo regalaron en la despedida de soltera.
- No esta mal..
- Espera, este es para ti. Se lo regale hace un para de años a Paco, nunca lo uso.
Lo deslie, era otro delantal.
- Pontelo.
Me lo puse, era un cuerpo masculino, y en la entrepiena tenia un orificio para sacar la polla. Cuando lo tuve puesto se me acerco.
- Mete tu pajarito por mi rajita.
Nos besamos con pasion, abriendo la boca, nuestras lenguas se unieron. La relación tía-sobrino habia desaparecido para dar paso a la relacion de amantes.
- Vuelves a estar listo, no ha pasado ni una hora. Pero lo increible es que yo estoy muy excitada, desendo volver hacerlo. Eso nunca me paso con…
- Olvidate de él, ahora me tienes a mí.
- ¿Te tengo?
- Sí.
- Ven, sientate en el brazo del sofá.
Me senté pero antes me quite el delantal. Ella también se lo quito, se puso de pie en el brazo. Tenia su coño delante de mi cara.
- Sujétame, no me gustaría caerme y tener que ir al hospital... desnuda.
La sujete, echo las piernas hacia delante, fue bajando, estirando las piernas sobre el asiento del sofá, solo tuvo que hacer un movimiento para que mi polla volviera a estar dentro de su vagina. Lo celebro con un gran gemido. Se abrazo a mí y yo a ella, la penetración era muy profunda. Sentado en el brazo del sofá, dando pequeños botes que en su vagina se trasformaban en pequeños empujones, que le hacían gemir una y otra vez, hasta que alcanzo un nuevo orgasmo. Quise parar.
- No pares sigue hasta que llegues tu también.
Lo hice, seguí moviéndome.
- Tienes mucho aguante para ser un novato – dijo acelerando los botes.
- Tengo buen profesora.
No podía hablar, solo jadeaba.
- Voy a llegar – dije.
- Sigue, sigue yo también...
Unos minutos después me corría, y ella alcanzaba un nuevo orgasmo. Permanecimos unos minutos, la posición era difícil para separarnos, aun estaba algo erecta mi polla, decidí echarme hacia tras.
- No te muevas – dijo soltando un bufido – si te mueves entra nuevamente y me pone...
Ya no había vuelta atrás al echarme hacia tras, mi polla había entrado más.
Nos sentamos en el sofá, con la respiración entre cortada.
- Aun tengo que hacer el desayuno, cual es el plan para hoy.
Le acaricie un pezón.
- A parte de follar y follar.
- Follar, o es que tu no quieres.
- Claro que si, y es lo que estamos haciendo.
- Hoy es domingo, no tenemos nada que hacer...
- A parte de follar – dijo ella agarrándome la polla.
Unos minutos de relajación.
- Voy a terminar el desayuno, tenemos que coger fuerzas.
Se fue a la cocina, se puso un delantal normal.
- He recordado una cosa, después de desayunar te la enseño.
- Que es – dije acercándome a la cocina.
Como el delantal solo cubría la parte delantera, dejando el culo al aire. Me acerque por detrás pegando mi polla a su trasero. Al sentir mi polla dio un respingo.
- Ya... de nuevo.
- No dices que si estoy listo tu lo estas.
- Pero no te obsesiones, a mí me tienes cuando quieras.
- Por eso... cuando quiera...
- Pero tenemos que descansar. Creo que he despertado a un monstruo.
- Ayer cuando ojeábamos las revistas, hubo una que no me lo creí era el sexo anal.
- Veo que tienes memoria.
- Tú lo has hecho alguna vez.
- No, aunque alguna vez mas que intentarlo fue pensarlo.
- ¿Lo arias conmigo?
- No sé, hacer algo sexual contigo por primera vez es excitante, pero tienes que estar preparado. Y yo también tengo que estar preparada.
Me fui de la cocina, a mi habitación. Me puse un pantalón corto y una camiseta. Cuando salí ya estaba el desayuno en la mesa.
- Voy a ponerme algo.
- Si, te imaginas que llegara alguien ahora.
Parecía que me escuchaban, llamaron a la puerta. Tía Carmen corrió a su habitación. Abri la puerta y era la vecina Paula.
- Buenos días, Rod.
- Buenos días.
- ¿Quién es? – dijo mi tía desde la habitación.
- Es Paula, la vecina.
- Ahora salgo.
Miraba a Paula, y la veía desnuda, quería imaginarme como follaría. Entonces me di cuenta que aun estaba en la puerta.
- Quiere pasar – dije.
- Gracias.
- Siéntese – dije señalando el sofá.
Entonces me di cuenta que los dos delantales sexuales estaban en el suelo delante del sofá. Como pude, los cogí y los enrolle para que no se viera nada.
Al sentarse en el sofá recordaba lo que habíamos hecho unos minutos antes tía Carmen y yo. Además al estar de pie veía su generoso escote bastante bien. Lo que hacia que me excitara.
- Ya has terminado el instituto.
- Si, bueno queda un día, será para las despedidas.
- Que curso estas haciendo, el año que viene iras a la universidad.
- No, he terminado segundo, el año que viene haré tercero, y al otro el COU. Para la universidad.
- Pero cuantos años tienes.
- 16.
- Solo 16, si pareces mucho mayor...
Como yo estaba de pie, mi paquete quedaba a la altura de sus ojos. Y los pantalones cortos aun llevando el slip debajo hacia que esa parte de mi anatomía destacara. Aunque fue leve se sonrojo, y aparto la vista. En eso llego mi tía.
- Buenos días, Paula.
- Te acabas de levantar...
Mi tía me miro, yo me encogí de hombros.
- Si, anoche estuvimos viendo la tele hasta tarde.
- Venia para ver si vais asistir a las fiestas del barrio. A la caseta que ponemos todos los años.
- Se me había olvidado, el martes es la verbena de San Juan.
- Si, vais a ir.
- Pues claro, esa noche no tenemos nada mejor que hacer – dijo mirándome.
- Y Rod también, no se irá con sus amigos de verbena.
- No creo...
Yo me había ido a la cocina desde donde las escuchaba.
- Yo creía que era mayor, con esa planta.
- No, es mi hombrecito.
- Pues nada mas, os dejo veo que vais a desayunar.
- Si, nos vemos.
Paula se levanto, tubo que echarse la falda hacia abajo pues al sentarse se le había subido. Cuando se fue.
- Que no tenemos nada mejor que hacer... – dije saliendo de la cocina.
- Ya sé... mejor que ir de verbena es follar, pero tienes que socializar.
- Por ejemplo con Paula, has visto el escote, tiene mas tetas que tu.
- No te pases que aun sigo siendo tu tía. La gente no comprendería lo nuestro, de puertas para dentro lo que quieras, de puertas para fuera soy tu tía.
- Y el cine...
- Esos son momentos excepcionales, que no será el único.
Se acerco y me beso, fue un leve roce de labios.
- No te preocupes por Paula, todo llegara.
Se fue hacia la cocina.
- Se me olvidaba, con la llegada de Paula – dijo volviendo a su habitación.
La escuche trastear, para salir mas tarde con un libro. Lo dejo sobre el sofá. Mientras iba a la cocina. Lo mire ponía “Le Kama Sutra, mise à jour”
- Que es este libro, esta en francés.
- Sí. Recuerdas hace unos años, que fuimos Paco y yo a Francia.
- Si, me quede con los padres de Paco.
- Pues lo compramos, y las revistas son también de aquel viaje.
Tía Carmen estaba en la puerta de la cocina.
- ¿De que va? - pregunte.
- Sabes lo que es el Kama Sutra.
Me encogí de hombros. Tía Carmen se sentó en el sofá a mi lado. Cogio el libro en las manos. Y comenzó hablarme de él mientras desayunábamos.
- El Kamasutra habla de relaciones entre personas, principalmente hombres y mujeres. Relaciones entre las cuales están las sexuales. El original para que te hagas una idea es bastante machista.
- Machista.
- Si, hay un capitulo sobre clasificación de las mujeres, en otro habla de elegir esposa, comportamiento de la esposa, las esposas de los otros, de las prostitutas, sabes lo que son...
- Mujeres que visten de forma provocativa y seducen a los hombres, putas.
- Quien te lo ha dicho.
- Juan Manuel, su madre lo dice con frecuencia.
- Supongo que la madre de Juan Manuel... no será una de ellas. Bueno realmente son mujeres que cobran por hacer el sexo.
- Y eso es malo.
- Ni malo ni bueno, depende por que lo hagan.
- Tu me dijiste que el objetivo del sexo es el placer.
- Si ellas hacen que los hombres tengan placer, y les cobran.
- Tu cobrarías por hacerlo.
Se quedo en silencio.
- No lo sé, tal vez si me encontrase en dificultades económicas. Volvamos al libro. Aunque sea machista, hay algunos capítulos que habla del sexo y el placer, entre hombres y mujeres. Y en formas de hacerlo.
- ¿Formas de hacerlo?
- Me refiero a posturas, tienen nombres concretos aunque a veces una misma postura recibe varios nombres, o el mismo nombre es para una postura pero con ciertas variantes. Como puede ser lo que hemos hecho en el sofá.
- ¿Hay muchas?
- Yo no soy una experta pero creo recordar que el original tenia unas 60. Pero con el tiempo han ido incluyendo muchas más. Por ejemplo, si el hombre esta tumbado y la mujer encima...
- Como la primera vez que lo hicimos.
- Si se llama la amazona, pero según como ponga la mujer las piernas o el hombre puedo variar. Incluso al ponerse la mujer de espaldas.
Abri el libro por la mitad, y apareció una imagen, y una explicación en francés. La imagen era bastante explicita, hombre sentado en un taburete y la cabeza de la mujer entremedias de las piernas.
- Pero esto no es una postura.
Tía Carmen sonrió.
- Claro que es una postura, porque podría ser que el hombre estuviera de pie o tumbado.
- Lo que le esta haciendo es una mamada.
- Es lo que te dije, sexo oral, lo que se llama una “felación”, estimular... el pene con la boca, lengua y labios.
- Una mamada.
- Tienes que aprender vocabulario.
Dos paginas mas adelante, había una mujer tumbada en la cama con las piernas abiertas y el hombre tenia la cabeza entre las piernas. Se lo enseñe a tía Carmen.
- Eso también es sexo oral, pero en este caso la estimulación es para la mujer.
Le mire con cara de asombro.
- Eso es “cunnilingus”, consiste estimular el clítoris, la entrada de la vagina o los labios vaginales, con la boca, la lengua...
- Como.
- Chupando, lamiendo o mordiendo, como haces con los pezones.
Por un momento me quede callado, ella lo entendió.
- Como te dije en el sexo todo es posible, pero con consentimiento. Me imagino lo que te sucede... Pero igualmente podrías pensar cuando yo te lo hice en tu polla.
Tenia razón, todo era cuestión de probarlo.
- Paco te lo hizo alguna vez.
- La verdad es que no, tampoco se lo propuse.
- Y a mí me lo propones...
- Cuando tu quieras.
Terminamos de desayunar, en mi cabeza iba dando vueltas lo del cunnilingus, en definitiva comerle el coño. Tía Carmen, parecía estar en todo.
- Que te parece si nos arreglamos, y salimos a dar un vuelta, comemos en cualquier sitio y después por la tarde más tranquilos... hacemos alguna de las posturas. ¿Te parece bien?
- Vale.
Ella se fue a su habitación y yo a la mía. Estando en la habitación nada mas pensar en mi tía que se estaría desnudando me excite, y mi polla fue creciendo, en otra ocasión me habría masturbado, pero salí al pasillo me acerque a la habitación de mi tía, esta estaba en la cama desnudad.
- Anda entra, seguro que me necesitas.
No tuvo que repetírmelo, unos segundos bastaron para que estuviese a su lado tumbando, acariciando sus pezones que por momentos se ponían mas duros, mi mano se fu hacia su coño, para acariciar su clítoris, mi polla rozaba su muslo, ella me la acariciaba.
- No sé lo que tienes, pero cuando me tocas me pones... a 100.
No tardo mucho en decirme que estaba a punto de llegar, no lo pensé. Me arrodille entre sus piernas, hice que su trasero estuviera sobre mis muslos, y con un movimiento rápido la penetre, fue sentir mi polla entrar cuando su cuerpo se estremeció.
- Estoy... aguanta, sigue...
Seguí empujando una y otra vez, cuando intentaba parar.
- No pares sigue, ya he llegado pero quiero que llegues tu.
Estiro las piernas hacia arriba, poniéndolas en mis hombros, no tarde mucho en correrme y ella en alcanzar un segundo orgasmo. Relajo su cuerpo, delante de mí estaba su coño abierto, comencé a estimular su clítoris con el dedo.
- No sigas... o no comeremos hoy.
Me baje de la cama y me fui a mí habitación, unos minutos después ya me había cambiado, cuando pase por la habitación de tía Carmen esta se estaba poniendo un vestido.
- Ayúdame...
La ayude, aunque aproveche para acariciar sus pechos, enfundados en el sujetador.
- No pierdes ocasión..
- Noooo.
- Ciérrame la cremallera.
Un cuarto de hora después salíamos de casa, estuvimos paseando por el barrio, para terminar en un bar que conocíamos y servían buenas tapas.
- Crees que estoy preparado para follar con cualquier mujer.
- No sé sí con cualquier mujer, pero con la mayoria seguro.
- Con Paula.
- Estas obsesionado con ella.
- El día que me viste masturbarme... ese día Paula se agacho delante de mí, no llevaba sujetador y por el escote le vi las tetas.
- Pillin, por eso tu obsesión. Paula es una mujer casada, yo la conozco bien, sé que es una mujer que le gusta provocar, pero no estoy segura que...
Quede expectante.
- Sean de las que engañan a su marido. Aunque mi consejo es que cuando tengas una oportunidad con una mujer no la desaproveches, que es lo peor que te puede pasar que te diga que no.
- Y si dice que sí.
- Pues adelante...
- A ti no te importaría...
Se me quedo mirando.
- Si lo hicieras no pensaría en ti como mi amante, sino como tu tía. Me alegraría por ti.
Seguimos comiendo. Dio la casualidad que entraran en aquel bar Paula con su marido y su hijo.
- O no nos vemos, o nos tropezamos – dijo Paula acercándose.
- Es verdad – dijo mi tía.
Me costaba mucho mirarla, pues la imaginaba desnuda y mi imaginación iba mas lejos, la veía en la cama esperándome. Se fue a otra mesa con su familia. No podía dejar de mirar a Paula, e imaginarme mil una situación, en varias ocasiones se cruzaron nuestras miradas, y siempre tenia una sonrisa en la boca.
- Tenemos que hablar de las vacaciones – d9ijo mi tía intentando que dejara de mirar a Paula.
- Que vacaciones.
- Las tuyas y las mías.
- Tu mañana es tu ultimo día hasta septiembre, pero yo tengo que seguir trabajando hasta agosto que coja las vacaciones.
- ¿Y?
- Lo que queda de junio y julio que piensas hacer.
- Follar – dije en voz baja.
- De eso estoy seguro, por las tardes, pero por las mañanas yo estoy trabajando tu que harás, y no digas follar.
- Ya me buscare alguna cosa.
- Y en agosto, que te parece, ir unos días al pueblo como cada año, y los últimos días nos cogemos un apartamento en la playa.
- Como tu digas, tú eres la que manda.
- Deja de pensar en Paula.
- No puedo, me la imagino desnuda, y haciéndolo.
- Eres incorregible.
Seguimos comiendo, terminamos y tras despedirnos de Paula y su familia nos fuimos.
- Que hacemos ahora.
La mire sonriendo.
- Eso después, ahora tenemos que bajar lo que hemos comido.
El paseo fue largo, mirando escaparates. Terminamos en un parque, en el que había una pareja se estaban besando.
- Tu crees que lo abran hecho.
- ¿El que? – dijo algo despistada tía Carmen.
- Pues follar.
- Rod, tienes que diferenciar dos cosas una la parte física y la otra la emotiva.
Me encogí de hombros.
- Por ejemplo tu y yo, emotivamente, te quiero como que eres mi... sobrino. Físicamente me atraes.
- Y tú a mí, pero también me atrae Paula, me imagino cogiéndole las tetas y el coño.
- ¡Rod! No sigas, me estas poniendo...
- Cachonda.
- Sí.
- Pues yo ya lo estoy, vamonos a casa.
Tía Carmen miro el reloj.
- Vale pero sin prisas.
Volvimos a casa, en el portal vimos a la hija de unos vecinos, Gabriela, Gaby, estaba con el novio besándose, cuando nos vio se separo.
- Hasta mañana, nos vemos en la piscina – dijo Gaby.
Cuando estuvimos a su lado, Gaby nos saludo.
- ¿Es tu novio? – pregunto tía Carmen a Gaby.
- Si, estudia en la universidad como yo.
- Es verdad, has hecho primero de universidad. ¿Cómo te ha ido?
- Bien, no he suspendido ninguna.
- Eso esta bien, que ibas hacer.
- Arquitectura.
Ella vivía enfrente de Paula.
- Nos vemos... – dijo tía Carmen.
- Adiós.
Nosotros subimos un piso más.
- Ves esa es una buena muchacha, esta anteponiendo sus estudios a...
- Porque no conoce mi polla...
- Rod, que forma es esa de hablar.
- La tengo dura, durísima, no puedo pensar en otra cosa.
- Tienes que aprender a contenerte.
No dije nada, pues habíamos llegado al piso. Entramos. Tía Carmen se fue a su habitación, yo me quede en el comedor. Pero unos minutos después.
- Rod, que haces, ven.
Entre en su habitación.
- Bájame la cremallera del vestido.
Lo hice, pero me quede parado delante de ella.
- Que té pasa, todas las ganas que tenias.
- Y las tengo, pero...
- Me has dicho que tengo que aprender a contenerme.
- Pero ahora no, ve a por el libro.
Fui al comedor, cogí el libro del Kama Sutra, y volví, tía Carmen estaba desnuda sobre la cama.
- Mira el libro, y que postura te gustaría hacer.
Revise el libro, y encontré una postura. Se la enseñe a tía Carmen.
- No esta mal, “la silla caliente”
- Esa misma.
- Te has de sentar en la cama, como yo estoy.
Tía Carmen estaba sentada en el borde de la cama.
- Primero, caricias para excitarse.
- Yo ya estoy excitado.
Era cierto me había desnudado y tenia la polla que me iba a explotar.
- Pero yo no.
Me acerque a ella.
- Déjate caer hacia tras.
Y lo hizo, me arrodille delante de ella entre sus piernas. Tía Carmen pareció leerme el pensamiento.
- Serás capaz de hacerlo, con cuidado.
Claro que fui capaz de hacerlo, y lo hice con sumo cuidado.
Abri su coño con las manos, para que quedara bien visible cada una de las partes que debía estimular, primero acerque mi lengua a su clítoris, el contacto con entre mi lengua y su clítoris hizo que su cuerpo diese una pequeña sacudida. Mi lengua al principio torpemente estimulo su clítoris, aun así este fue creciendo. Seguidamente mi lengua lamió sus labios menores, tía Carmen se estremecía, gemía, como podía se agarraba a la cama, metí un par de dedos en su vagina, a la vez que lamía su clítoris. Un pequeño mordisco en el clítoris cuando más erecto lo tenia hizo que diera un grito.
- No, no, no. Sí.
Estaba claro que estaba tan excitada que cualquier cosa que le hiciera le hacia gritar. Sentía mi polla que palpitaba, queriendo hacer algo mas, me levante acerque mi polla a la entrada de su vagina, no sin antes tocar su clítoris, entonces metí mi polla hasta dentro fue de una sola vez, ella estaba tan excitada que ni se dio cuenta. Seguí empujando una y otra vez, hasta que alcanzo el orgasmo.
- Ya he llegado – dijo jadeando.
Pero no pare, recordé una delas posturas, partiendo de estar ella tumbada en una mesa, él le alzaba las piernas, cogiéndola por los tobillos, haciendo que los juntara. Estando en semi elevación la penetraba. Puse en practica la postura, tía Carmen solo podía jadear y bufar, no tarde mucho en sentir que me iba a correr, así que le abri las piernas manteniéndola cogida por los tobillos y di varios empujones hasta que sentí correrme, tía Carmen unos segundos después volvía a alcanzar el orgasmo.
Cansado me deje caer sobre ella, que me abrazo.
- Ha sido increíble, has pasado de ser un alumno a un profesor. Lo que he sentido, no lo había sentido nunca. Estaba tan excitada que al meterme la polla fue como si por primera vez me la metieran.
Me deje caer a su lado.
- Descansa, voy a preparar algo para reponer fuerzas.
No sé porque pero por primera vez me sentí realmente cansado. Aunque no había pasado ni un cuarto de hora, cuando mi tía me llamo.
- Rod, ven he preparado algo que te hará reponer fuerzas – escuché.
Salí al salón comedor, y allí estaba tía Carmen, sentada en una silla desnuda. En ese momento mi polla volvió a reaccionar, y comenzar a crecer.
- Tomate eso que esta en la mesa.
Lo hice, no sé lo que llevaba estaba como salado.
- Ven siéntate en la silla.
Lo hice, me senté en la silla. Entonces tía Carmen, se sentó encima, y con un rápido movimiento mi polla volvía a estar dentro de ella.
- No hagas nada, ya lo hago yo.
Efectivamente fue ella la que lo hizo todo, inclusive ponerme las tetas delante para que las chupara, mientras ella se movía.
No tardamos mucho en alcanzar el clímax, yo me volvía correr y ella alcanzo un nuevo orgasmo. Quedamos abrazados, como si estuviéramos fundidos.
Pensé que desde que el viernes por la noche que tía Carmen me había masturbado. Hasta ese momento, domingo por la tarde anocheciendo, todo había sido frenético. No solo para mí, sino también para ella. Empezaba sentir cierto cansancio.
- Estoy cansado – dije.
- No me extraña, aunque seas joven con toda la vitalidad en algún momento tenia que pasar.
- Tu no estas cansada.
- Si que lo estoy, tal vez mas por la falta de practica... que por la edad.
- Porque no lo has dicho.
Me beso.
- Porque yo hago lo que tu quieras.
Hubo un silencio.
- Que te parece si descansamos lo que queda del día, y después de cenar si te apetece...
No sé si iba a poder, porque una cosa era lo físico y otra cosa lo que me pedía el cuerpo. Por eso intente pensar en otra cosa, viendo la tele y leyendo no precisamente el “Kamasutra” y parecía que a tía Carmen le sucedía lo mismo. Pero aguantamos hasta la cena.
Tras la cena, estábamos viendo la tele, yo intentaba contenerme aunque sentía como mi polla crecía por momentos.
- Será mejor que me vaya a la cama, mañana tengo que ir temprano, hay una reunión importante en el ayuntamiento, y debo asistir. Mañana hablamos.
Tía Carmen, se fue a la habitación. Espere unos minutos y comencé a tocarme la polla, hasta que la saque y cuando iba a masturbarme apareció tía Carmen.
- ¿Qué estas haciendo? – dijo.
Me sobresalte, no la esperaba, llevaba el camisón corto casi trasparente, debajo solo las bragas. No supe que decir pero mi polla seguía erecta.
- Ven a la cama, vamos a solucionar tu problema.
La seguí como un autómata.
Ya dentro de la habitación, se quito el camisón y las bragas.
- Te dije que cuando lo necesitaras me lo dijeras.
- Mañana te vas temprano, debías descansar.
- Ya descansare – dijo desnudándome – túmbate en la cama.
Lo hice, me tumbe en la cama. Ella se acerco y se puso de rodillas, quedando encima de mí, pero dándome la espalda, su coño me rozaba el pecho, me acariciaba la polla hasta que se fue deslizando hacia delante, hasta que la entrada de su vagina coincidió con la punta de mi polla, lentamente se fue introduciendo la polla en la vagina, sus manos es apoyaron en mis piernas para facilitar que se moviera, yo puse mis manos en sus cadera para acompañarla en los movimientos.
- ¡Tenias el coño húmedo!
- Desde que me salí del salón, iba pensando en sentir tu polla dentro, pero cuando vi que no venias decidí salir a buscarte, por eso ya estaba preparada.
- Esta postura la he visto en el libro, justo al lado de la amazona.
- Si – dijo jadeando – se llama la amazona invertida o del revés.
No tarde mucho en sentir que me corría.
- Estoy a punto de correrme...
- Para alargar el momento, iremos mas despacio, con penetraciones más largas y profundas.
Los minutos se alargaron, hasta que...
- Y a llego, ya... déjate ir.
Y me deje ir, me corrí a la vez que tía Carmen llegaba al orgasmo. Ella se dejo caer sobre mis piernas, la visión de su trasero aun me excito, lo que hizo que aun diese un par de empujones más.
- Aun necesitas mas – dijo gimiendo.
Rápidamente se tumbo a mi lado, cogiéndome la polla.
- Si aun necesitas...
- No ha sido un extra.
Tía Carmen sonrió, pero no me soltó la polla, siguió moviéndola hasta que volví a correrme. Nos abrazamos, hasta que el sueño y el cansancio nos pudo.