Carmen, la sobrina de mi mujer-3

Tras una previa de confesiones familiares, otro polvazo con Carmen.

Serví dos copas de cava mientras descansábamos del polvo. Al principio estaba algo cortada, pero poco a poco fue cogiendo confianza y a la segunda copa parecíamos una pareja contando confidencias. Me sorprendió la naturalidad con la que se expresaba, hablando de sexo conmigo, su tío, como si fuera su novio.

  • Bueno, ¿qué te ha parecido el polvo que te ha echado tu tío casi cincuentón?

  • Los tíos no lo podéis evitar, ¿verdad?, siempre tenéis que estar comparando, jajaja. Voy a ser sincera contigo. Siempre he querido follar con alguien mayor, y mira por donde tú me has obligado a hacerlo. La verdad es que nunca te había visto como un posible amante, pero hoy me has sorprendido gratamente. Creía que te ibas a correr en cuanto empezara a chupártela, pero me has dejado bastante satisfecha.

  • Hombre, gracias por el cumplido, dije con media sonrisa bobalicona.

  • No, no es un cumplido, es la verdad. Desde la primera experiencia que tuve, la que te conté en el correo, soy bastante exigente con mis amantes. Cuando follo quiero disfrutar, correrme como una bestia, quedar reventada de gusto…..y pocas veces lo consigo. Te cuento algo si tú luego haces lo mismo, ¿ok?

  • De acuerdo, dime.

  • ¿Recuerdas que te conté en el correo que a veces follaba con un compañero de facultad? Pues con él disfruto mucho, pero no porque sepa follar, que no sabe. Pero tiene un pollón impresionante. Se la chupo un poco, no mucho porque se corre rápido cuando se la mamo, se la pongo dura como una piedra, hago que se tienda en la cama bocarriba y me la clavo hasta que sus huevos chocan contra mi culo. Me siento tan llena de polla que alguna vez me he corrido sólo con el hecho de clavármela. Me recupero un poco y lo cabalgo como una loca hasta que nos corremos juntos. En cambio, hoy contigo he disfrutado porque sabes follar, sabes parar cuando estás a punto, me has comido muy bien el coño y espero que en el segundo asalto podamos probar nuevas posturas, me dijo pajeándome lentamente la polla que ya empezaba a estar de nuevo morcillona.

  • ¿Qué quieres que te cuente yo? Tampoco creas que he tenido muchas experiencias en el sexo. Antes la cosa no estaba como ahora y….

  • Quiero que me cuentes cómo te follas a mi tía. Cómo fue la primera vez que te la follaste y cómo ha sido la última vez que lo has hecho.

  • Joder, vaya tela, dije sorprendido por su petición. Está bien, un trato es un trato, pero deja de pajearme porque me estás poniendo a tono y no voy a poder aguantarme, jajaja. Voy a empezar por el final. La última vez que me he follado a tu tía fue el lunes, después de hablar contigo. Cuando al final aceptaste el chantaje me entró un calentón que no veas, llegué a casa salido perdido y me la follé en la cocina. Le conté la escena que os describí en el relato anterior y se quedó tremendamente asombrada cuando le dije que me corrí en su culo.

  • Joder, qué fueeeeeerte, jajajaja. Jamás me imaginé a mi tía tragando polla por el culo, jajaja. ¿Y le gusta que se lo folles? Cuenta, cuenta……

  • Jajajaja, ¿te excita saberlo? No me imaginaba esta faceta tuya.

  • Soy bastante morbosa, ya me irás conociendo, me dijo mientras me daba un pico. Venga, sigue, que yo también empiezo a calentarme.

  • Pues sí, a tu tía le gusta que le folle el culo. Voy a ir por partes. La primera vez que me follé a tu tía fue un par de semanas después de empezar a salir juntos. Ella no tenía mucha experiencia, la verdad, y las primeras veces fueron un puto desastre porque era bastante mojigata en la cama. Como además se corre muy rápido, pues al principio yo terminaba siempre a base de pajas que ella me hacía después de correrse tres o cuatro veces.

  • Jajajaja, no me jodas!!!!!!

  • A ver, si quieres que sigas no me interrumpas, coño. Sigo. Poco a poco la fui adaptando a mis gustos sexuales, la hice desinhibirse, probamos cosas nuevas…..vamos que la fui emputeciendo hasta conseguir que se transformara en una verdadera zorra en la cama. El último logro ha sido follarle el culo y es una verdadera pasada cuando se corre con mi rabo empotrado por detrás. Cuando noto que voy a correrme meto la mano entre sus piernas y le froto el clítoris a toda pastilla para corrernos juntos. En el momento que nota cómo descargo en su recto se corre de tal forma que hasta se mea, literalmente.

  • Joder, con mi tía, jajaja. Me alegro por ella, porque su hermana la pobre……

  • Eh, para, para! Eso me lo tienes que contar.

  • Joder, soy una bocazas. Pero prométeme que no se le dirás a nadie……ni siquiera a mi tía.

  • Prometido. Venga desembucha.

  • A ver. Uno de los últimos fines de semana que fui al pueblo noté a mi madre bastante triste y de mal humor. Le pregunté que le pasaba, me dijo que nada, pero yo insistí, haciéndole ver que era su hija mayor, que ya era una mujer, que podía sincerarse conmigo……El caso es que salimos a tomar un café y me lo contó todo. Llevaba sin follar un montón de tiempo y estaba que no podía más. Por lo visto, a mi padre no se le levanta y no quiere tratarse. Además, con lo cabezón que es, no admite que tiene un problema y ya no quiere ni tocarla. Imagínate la escena. Yo pensando en que se querían separar o algo así y ella roja como un tomate contándome que no sabía qué hacer, que era muy joven todavía y que necesitaba desahogarse de vez en cuando.

  • Coño, qué fuerte. ¿Y qué le dijiste?

  • Intenté bromear un poco, diciéndole que se buscara un chavalito que la dejara con los ojos en blanco, pero me soltó una mirada que por poco me mata, jajaja. Así que me la llevé un día de compras y le regalé un satisfayer.

  • Jajajajaa, no me lo puedo creer, ¿en serio??????????

  • Ya te digo, jajaja. Y sé que lo usa, porque este último fin de semana, con la nochecita que me hiciste pasar el sábado, como no podía dormir, me levanté a buscar un vaso de agua. Oí unos ruidos raros en el baño de abajo y como había dejado la puerta entreabierta, la vi despatarrada en la taza del váter dándose placer con el aparatito. Me situé de modo que no me viera y observé cómo se corría, tapándose la boca con la mano para que no se oyera. Y, por cierto, la próxima vez que vaya al pueblo a ver si la convenzo para que se depile un poco, porque le vi un felpudo que no veas, jajajaja.

  • ¿Te excitaste viendo cómo se masturbaba tu madre?

  • Joder, no!!!! Pero me gustó que se aliviara con mi regalo. Oye, no sé tú, pero a mí, con tanta confesión me está entrando un calentón de cuidado. ¿Estás ya preparado o necesitas más tiempo? me preguntó con cara de lujuria mientras amasaba mis pelotas y empezaba a imprimir más ritmo a la paja que me estaba haciendo.

Solté mi copa en la mesita de noche, la tendí bocarriba en la cama y me coloqué sobre ella en posición para hacer un sesenta y nueve. Le separé los labios del coño y le metí la lengua todo lo que pude lamiendo toda la raja. Soltó un gemido de placer antes de tragarse más de media polla de golpe y empezar a jugar con el glande, sorbiéndolo y haciendo círculos en él con su lengua. Mientras yo iba alternando lamidas con succiones de clítoris, ella hacía lo propio con mis pelotas y mi polla, lamiendo y chupando alternativamente, ensalivándolos bien y gimiendo cada vez más fuerte. En un momento dado, prácticamente al unísono, un dedo suyo empezó a jugar con mi ojete y un dedo mío hizo lo propio con el suyo, soltando los dos un grito de placer simultáneo. Noté que cada vez estaba más mojada, que su respiración se agitaba cada vez más y supuse que estaba a punto de correrse. Así que le saqué el dedo del ojal y se lo metí, junto con otro en el coño a modo de gancho mientras le chupaba el clítoris a toda velocidad. Creo que llegué a encontrar su punto G con los dedos porque, tras unos pocos segundos moviéndolos en círculos en su interior, Carmen se tensó por completo, empezó a temblar y me soltó una descarga de líquidos calientes y blanquecinos en toda la cara, como si me hubiera meado, a la vez que golpeaba la cama con las palmas de las manos y gritaba que se corría.

  • ¡AAAA……AAAA…..AAAAHHHHHHHH!!!!!!!!!!!¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!¡ME CORROOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!

Tuve que meterle la polla en la boca para que dejara de gritar. Estuvo varios minutos soltando pequeñas descargas, hecha un ovillo en la cama, temblando y chupando rabo como un bebé hace lo propio con un biberón.

  • Joder, qué gustazo, por Dios! No sé qué coño me has hecho con los dedos, pero ha sido algo increíble. Mira, mira cómo me tiemblan las piernas, me dijo jadeando mientras se las señalaba con el dedo.

  • Déjate de chácharas y súbete encima, que quiero comprobar si realmente eres tan buena cabalgando, le dije tumbándome bocarriba con la polla tiesa y dándole un cachete en la nalga derecha. Venga, a ver qué sabes hacer, le dije desafiante.

Con las piernas aun temblando se colocó a horcajadas sobre mí, me miró a los ojos aceptando el desafío y, cogiéndome la tranca empezó a frotarse todo el coño con ella. Cuando llegaba al clítoris se daba pequeños golpes, cerraba los ojos y se metía la punta calibrando el tamaño de lo que se iba a clavar.

  • Ufff, no es tan grande como la de mi compi, pero es mucho más gorda. Allá voy, dijo mordiéndose el labio inferior con cara de verdadera zorra.

Se fue dejando caer sobre mi estaca lentamente hasta que se clavó más de la mitad. Se levantó hasta casi sacársela por completo y volvió a hacer la misma maniobra mientras susurraba con los ojos cerrados “joder, cómo me llena, me ensancha el coño”. No aguanté más preámbulos y, sin previo aviso, di un golpe de caderas y se la clavé hasta que mis pelotas toparon con su culo. Abrió los ojos como platos y dio un alarido tan grande que debió oírse en toda la planta del hotel.

  • ¡AAAAAAHHHH, CABRÓNNNNNNNNN!!!!!!!¡DESPACIO, JODER, QUE ME VAS A ENSANCHAR EL COÑO!

  • Venga, a botar, le dije dándole una fuerte palmada en la otra nalga. A ver cómo me exprimes.

Tras la sorpresa inicial, y una vez acostumbrada al grosor, empezó a cabalgar sobre mi polla, primero despacio, adaptándose a lo que se estaba clavando y, poco a poco cada vez a más ritmo, haciendo que sus tetas bailaran al ritmo de sus subidas y bajadas por mi tranca. Viendo cómo se movían sus tetazas me incorporé y empecé a lamerlas alternativamente mientras ella seguía aumentando el ritmo de la cabalgada. En un par de minutos la habitación se llenó del ruido que hacía su culo golpeando sin parar en mis pelotas, cada vez más fuerte, cada vez más salvaje y desenfrenado.

  • ¡PLOF, PLOF, PLOF, PLOF…….

Puse mis manos sobre su culo y empecé a ayudarla en su montura porque después de un buen rato así ya empezaba a mostrar síntomas de cansancio de tanto subir y bajar. Seguí un poco más y le pregunté mirándola a los ojos.

  • ¿Te gusta putita? ¿Te follo mejor que tu amiguito?

  • Sí, joder, claro que sí!!!!!!!!!!!!! Él ya se habría corrido hace un buen rato y tú me estás matandoooooooooooooo.

Apoyó las manos en mi pecho, cerró los ojos y empezó a convulsionar mientras gritaba que se corría de nuevo. Noté cómo sus fluidos me resbalaban por la polla y los huevos, empapando las sábanas mientras se dejaba caer deshecha sobre mí.

  • ¡YYYY……YYYYAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!! ¡YA, YA, YAAAAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ ¡OTRO, OTRO, SÍÍÍÍÍ!!!!!!!!!!!!!!

La dejé descansar un poco, ensartada, notando las réplicas de su corrida en mi polla, sintiendo cómo sus músculos se agarraban a mi tranca para exprimirla a tope. Cuando recuperó un poco la respiración la puse a cuatro patas en el borde de la cama, con el culo en pompa y me coloqué de pie detrás de ella. Apunté en su coño babeante y abierto y, agarrándome a sus caderas se la clavé de nuevo de golpe, hasta topar con los huevos en su culito. Soltó un “joder, qué aguante, qué polvazo, por Dios” y se dejó caer apoyando las tetas en la cama. En esos momentos era una marioneta que se movía a mi antojo, aguantando las embestidas brutales que le estaba dando.

  • ¿Qué, te folla bien tu tío? ¿Te gusta lo que te hace? Responde putita mía!!!!!

  • Sí, joder, sí!!!!!!!¡Fóllame, reviéntame, soy tu putaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!

La incorporé un poco agarrándola del pelo, sujetándola por él, como si me asiera a unas riendas, y aceleré el ritmo de la follada todo lo que pude. La empotraba con tal violencia que la cama se movía con cada embolada que le daba y el ruido de mis pelotas en su culo se oía en toda la habitación. No pude aguantar mucho más y a los pocos minutos me tensé por completo, me agarré a sus caderas para no caerme y, gritando como un loco, descargué todo el contenido de mis huevos en el coño de mi sobrina.

  • ¡ME CORRO, ME CORRO, YAAAAAAAAAAAAAAAAAA! ¡TOMA, HÁRTATE DE LECHEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Le solté cinco o seis chorros que debieron llegarle regarle desde el útero hasta el estómago. Al notar las descargas, cayó derrengada en la cama, arrastrándome con ella, mientras gritaba que volvía a correrse.

  • ¡OTRO, OTRO, OTROOOOOO!!!! ¡ME CORRO, ME CORROOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!

Caí encima de ella, roto del cansancio, exhausto, jadeando y babeando sobre su espalda, resoplando, buscando aire para normalizar mi respiración. Al cabo de un buen rato me salí de ella y una catarata de semen resbaló por sus muslos hasta caer en el suelo mientras nos incorporábamos en la cama recuperando el resuello.

  • Joder, no me extraña que mi tía esté siempre tan contenta. Tiene que tener el coño escocido contigo.

  • El coño y el culo, putita mía. Vamos a pedir algo de comer que esta noche promete…..