Carmen, la sobrina de mi mujer-2

Empiezo a follarme a Carmen.

En cuanto llegué a mi despacho, antes de las ocho de la mañana, le mandé un nuevo correo con instrucciones, como le había indicado la noche anterior:

“Buenos días putita. Lo de anoche, como aperitivo, no estuvo mal, pero comprenderás que quiera más, ¿verdad? Y como eres muy lista, pues imagino que ya sabes lo que quiero…… ¡Exacto! Quiero follarte hasta reventar. Este es el plan. Aduciendo motivos de trabajo voy a hacer una escapadita para verte esta semana, aún no sé el día porque tengo que cuadrarlo para que tu tía no pueda venir conmigo. En cuanto lo tenga todo organizado te aviso para que estés preparada. Un beso, guapa.”

No tardó ni cinco minutos en contestar por WhatsApp.

  • ¿No tuviste bastante con lo de anoche? Me entregué como me dijiste, te enseñé mi cuerpo, me toqué para ti, me corrí para ti……pero que follemos…..eso creo que ya es pasarse.

  • A ver si te enteras niñata. No estamos negociando. Tienes tres opciones. La primera es que te aguantas y eres mi putita hasta que me canse de ti. La segunda es que te niegues y yo lo destape todo, y la tercera es que lo destapes tú. Elige la que más te convenga. Te doy de plazo hasta las doce del mediodía. Si no recibo contestación, o bien tú has tirado de la manta……o lo haré yo.

Estuve toda la mañana mirando el móvil para ver si me contestaba. Aunque estaba seguro de que aceptaría el chantaje, no dejaba de pensar en cómo saldría del apuro si al final era ella la que lo destapaba todo. Estuve a punto de volver a ponerme en contacto con ella para ofrecerle un pacto intermedio, como que me hiciera de vez en cuando algún show privado para comprar mi silencio……..pero pudo más la posibilidad de tirarme a la niñata. A las doce menos cinco contestó con un escueto mensaje.

  • Eres un cerdo, tú ganas.

  • Yo soy un cerdo y tú eres mi putita. Te mando las instrucciones por correo.

Llegué a casa con tal calentón que me follé a mi mujer a lo bestia en la cocina. Estaba fregando unos utensilios que había usado para preparar la comida y la abordé por detrás sin que se lo esperara, estrujando sus tetas por encima de la camiseta que llevaba. Dejó lo que estaba haciendo para volverse, pero no la dejé, sino que me pegué más a ella para que notara el bulto que llevaba entre las piernas. De espaldas le saqué la camiseta y le desabroché el sujetador liberando sus tetorras para amasarlas a gusto, retorciendo los pezones y lamiendo su cuello y espalda. En esos momentos se entregó al placer que estaba recibiendo, abrió las piernas y sacó el culo para que le restregara bien el nabo. Pasé las manos de sus tetas a la cremallera de la falda y la dejé caer hasta sus pies, apareciendo su culo envuelto en unas braguitas de encaje que me volvían loco. Se las bajé de golpe y ella, apoyando los antebrazos en el fregadero, abrió más las piernas y dejó el culo en pompa ofreciéndome sus dos agujeros.

  • Joder, cómo me has puesto en un momento…. ¡Fóllame!!!!!

Me arrodillé detrás de ella, le separé las nalgas y metí la lengua entre sus piernas recorriendo toda su raja con ella, desde el clítoris hasta el ojete. Estaba completamente empapada y caliente, deseosa de un buen rabo. Le di varias pasadas por todo el coño, degustando sus jugos y ensalivándola bien, arrancándole gritos de placer que se oían en toda la cocina.

  • ¡AAAGGGG, SÍ, SÍ, SÍ!!!!!!!!!¡CÓMEME EL COÑO, SIGUE, SIGUE, MÁS!!!!!!!

Cuando la noté lo suficientemente lubricada, me bajé los pantalones y el bóxer, apunté en la entrada de su cueva y se la clavé de un tirón hasta que los huevos chocaron contra su culo. Dio otro alarido de placer y empezó a mover el trasero al mismo ritmo que yo la empotraba sin miramientos contra el fregadero.

  • ¡SÍ, SÍ, SÍÍÍÍÍ!!!!!!!!!!¡FÓLLAME, MÁS, MÁS MÁSSSSSSS!!!!!!

  • ¡UFFF, QUÉ RICOOOOOOOOOO! ¡TOMA POLLA, TOMA, TOMA TOMAAAAAA!!!!!!!

Mi mujer siempre ha sido de orgasmo fácil, así que tras un par de minutos embistiéndola a toda pastilla se agarró fuertemente al fregadero, empezaron a temblarle las piernas y se corrió como una loca gritando y dando manotazos sobre la encimera.

  • ¡YA, YA, YAAAAAAAAAAAA!!!!¡ME CORRO, ME CORRO, ME CORROOOOOOOOOO!!!!!!¡REVIÉNTAME, DAME MÁSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!

Sin dejar que se recuperase, aun temblando por la corrida que había tenido, se la saqué del coño, me doblé sobre su espalda y le susurré al oído “me voy a correr en tu culito”. Le di una nalgada para que lo subiera un poco, le escupí en el ojal y apunté con la polla empujando lentamente. Volvió la cabeza y, mordiéndose el labio inferior, me soltó “despacito, por favor” mientras cerraba los ojos. Con lo lubricada que tenía la tranca de su corrida, el capullo entró sin apenas dificultad. La dejé reposar un poco para que se adaptara al tamaño mientras yo disfrutaba de la estrechez de su entrada trasera y de lo caliente que estaba. Volví a agacharme, le dije al oído “ahí voy, te voy a reventar el culo” y empecé un metisaca despacio, saboreando cada milímetro de recto que le iba taladrando, notando cómo se ajustaba a mi polla como un guante. Cuando empezó a gemir aumenté el ritmo de la enculada, sacándola casi por completo y clavándosela hasta que los huevos chocaban con sus nalgas. A los pocos minutos, la estaba empotrando con todas mis fuerzas, pegándole tales pollazos que, al chocar los huevos contra su culo, hacían un ruido que se debía oír en toda la casa.

  • ¡PLOF, PLOF, PLOF…….!

Al notar que me venía la corrida, metí la mano derecha entre sus piernas y empecé a frotarle el clítoris a toda pastilla, pajeándola al mismo ritmo que la empotraba. Ninguno de los dos aguantó mucho más. A los pocos segundos me recorrió un escalofrío de placer desde la cabeza hasta los pies, noté como toda mi energía se concentraba en la polla y empecé a descargar chorros de leche en su intestino, soltándole cinco o seis ráfagas que debieron llegarle hasta el estómago.

  • ¡AAAAHHHH, TOMA LECHEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!¡TE VA A SALIR POR LA GARGANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Notando las descargas, mi mujer se tensó por completo, soltó un alarido de placer que debió oírse en todo el pueblo y, literalmente, se meó de gusto. Sí, se meó mientras se corría gritando como una loca.

  • ¡ME CORRO, ME CORRO, ME CORROOOOOOOOOOOO!!!!!!!!! ¡ME CORRO POR EL CULOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Caímos los dos de rodillas, apoyados sobre el mueble del fregadero, envueltos en sudor, jadeando y con la respiración agitada. Me salí de ella al cabo de unos minutos y un río de semen se unió al charco que había dejado en el suelo con su corrida y su meada.

Estuve toda la tarde pensando cómo desplazarme hasta donde estudiaba Carmen sin levantar sospechas y, lo más complicado, pasar una noche allí aduciendo motivos de trabajo. Sabiendo que un importante congreso de empresas del sector se celebraba esa misma semana donde mi sobrina estudiaba, me ofrecí voluntario para promocionar nuestra empresa y, como es lógico, me aceptaron la propuesta sin poner objeción. Convencí a mi mujer de no venir conmigo explicándole que estaría todo el día de reunión en reunión y el miércoles por la mañana estaba mandándole un correo a mi sobrina dándole órdenes concretas.

“Llego esta tarde al hotel Plaza. Estoy en la habitación 369. Te quiero allí a las nueve en punto. No me falles porque se entera todo el mundo”.

El hotel estaba bastante bien, la verdad. Me registré, pedí una botella de cava, deshice la maleta y me di una buena ducha. Descansé un rato y esperé a que llegara Carmen viendo la tele. A las nueve en punto llamaron a la puerta de la habitación. Abrí, vestido solo con la toalla anudada a la cintura y entró con cara de mal humor. Viendo por dónde podía ir la cosa, hice que se sentara y le hablé sinceramente.

  • Has tenido la mala suerte de que tu tío te ha descubierto. Más que eso, has tenido la mala suerte de que a tu tío le importe un carajo que tú seas la sobrina de su mujer. Te quiero follar y quiero hacerlo bien. Si quieres seguir con tu vida normal, ganando el pastizal que ganas todos los meses, tendrás que follar conmigo cuando yo quiera. No creo que sea un mal trato, teniendo en cuenta que te podía pedir parte de lo que ganas. Además, si le preguntas a tu tía, creo que ella está bastante contenta con la ración de polla que le doy. Así que tú decides. Pero lo decides ya, vamos, en treinta segundos…. ¿lo tomas o lo dejas?

Creo que fueron los treinta segundos más tensos de mi vida. De pronto se levantó de la cama y, mirándome a los ojos, dijo “tú ganas” y se deshizo del vestido de tirantes que llevaba puesto. Se quedó ante mí con un conjunto de sujetador y tanga de color burdeos que hizo que mi polla se pusiera a tono en un momento. Se acercó a mí, me besó en el cuello y empezó a bajar la lengua hasta llegar a mis tetillas. Mientras ella se dedicaba a chupar y morder mis pezones yo le amasaba el culo, abarcándolo con mis manos y sobándolo sin miramientos. De repente se separó de mí y de un tirón me arrancó la toalla, apareciendo mi polla medio enhiesta. La miró con detenimiento, me miró a los ojos y se sinceró conmigo.

  • Para tener cerca de cincuenta años estás bastante bien. Y tu polla no está nada mal…..de hecho creo que es la más gorda que he visto hasta ahora.

Se arrodilló ante mí, me la descapulló con cuidado y se tragó más de la mitad mientras me miraba a los ojos. La sacaba por completo de su boca y volvía a tragársela, desde la base hasta el capullo, ensalivándola bien y haciendo círculos con la lengua en el capullo. La verdad es que era una buena mamona, la chupaba con maestría a pesar de su edad y era consciente de ello.

  • Un montón de tíos ya se habrían corrido después de esto….y tú sigues con la polla a punto. Lo mismo me llevo una sorpresa contigo, tito.

  • Tú sigue chupando que aún no hemos empezado….y no te olvides de los huevos y del culito.

Me cogió el nabo con la mano derecha y se metió los huevos en la boca, ensalivándolos bien, chupándolos y pasando la lengua desde mis pelotas hasta el ojete, haciendo círculos sobre él y pasándola por toda la raja del culo. No sé cuántas pollas se habría tragado hasta ese momento, pero me estaba haciendo una paja increíble, adornada con una comida de huevos y ojal que no veas. Notando que me iba a correr en un momento, la separé de mi tranca, la puse delante de mí y mirándola a los ojos le dije “me toca” y le desabroché el sujetador. Aparecieron ante mí sus tetas, perfectas, de tamaño considerable, puestas en su sitio y tersas debido a su juventud. Me agaché un poco y me metí su pezón izquierdo en la boca, deleitándome con su sabor y con su dureza. Lo rodeé con la lengua, jugando con él, chupándolo y dándole pequeños mordiscos. Carmen se dejó hacer y empezó a gemir cada vez más fuerte.

  • Uffff, qué rico, sigue, no te pares.

Fui alternando ambas tetas, jugando con sus pezones, chupando, lamiendo, mordiendo. Descubrí que eran uno de sus puntos débiles, pues cada vez estaba más cachonda, cada vez más salida.

  • Joder, qué ricoooooooooo, sigue, sigueeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!

De un empujón la dejé caer de espaldas en la cama. Me arrodillé entre sus piernas y le quité el tanga, empapado y caliente. Metí la cabeza entre sus muslos y olí su sexo. Fue como una descarga de adrenalina. Olía a pura hembra, a sexo salvaje, a coño deseoso de polla. Le separé los labios con dos dedos y le pasé la lengua por todo el coño, desde el ojete hasta el clítoris, saboreando su juventud, notando la diferencia con el coño maduro de mi mujer. Lamí de arriba abajo, de izquierda a derecha, sorbí, chupé y mordí su clítoris, tragándome todos sus jugos, hasta que, de pronto, se tensó, puso sus manos sobre mi nuca y me hundió la cabeza sobre su sexo mientras se corría regándome la cara como si un aspersor me estuviera aliviando del rigor del verano.

  • ¡YYYYY………YYYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!¡ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!

Dejé que recuperara el aliento y me puse sus piernas en los hombros. Me agaché hasta quedar a la altura de sus oídos y le susurré “ahora me toca”. Apunté en la entrada de su cueva y me dejé caer sobre ella, clavándole la estaca hasta los cojones. Dio un alarido de placer al sentir como la atravesaba, me pasó las piernas sobre la espalada rodeándome con ellas y me guio en un metisaca cada vez a más velocidad mientras gritaba como loca.

  • ¡SÍ, SÍ, SÍ, MÁS, MÁS, MÁSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!¡FÓLLAME, FÓLLAME, FÓLLAMEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Aumenté el ritmo todo lo que pude, empotrándola a la máxima velocidad que mi cuerpo me permitía hasta que no pude aguantar más y me corrí en su coño llenándola del jugo de mis pelotas.

  • ¡ME CORROOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!! ¡TOMA LECHE HIJA DE PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Al notar la descarga, Carmen se corrió de nuevo, abrazándome con sus piernas y soltando tal cantidad de jugos que parecía que se había meado en las sábanas.

  • SSSSSSÍÍÍÍÍÍ!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!¡ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!

Caí encima de ella agotado y empapado en sudor, los dos con la respiración agitada, buscando oxígeno para recuperar el aliento.

  • Creo que voy a ducharme para irme al piso. Tengo que trabajar dentro de un rato y…

  • Tú te quedas aquí esta noche. Aún no hemos terminado putita. Todavía tengo que reventarte el culo.