Carmen, la asistenta de mis tios. parte III

¿Cuántas veces hemos deseado aquello que no podemos conseguir? ¿Cuántas veces nos hemos imaginado consiguiendolo, experimentando la satisfacción ficctícia que creíamos íbamos a encontrar cuando lo consiguiésemos? Pues bien, yo lo conseguí.

Pasaron los dias y yo no hacía nada más que pensar en Carmen. No podía borrar de mi cabeza las imágenes de Carmen desnuda en la ducha musturbándose, y mucho menos podía olvidar sus labios sobre los mios, sus brazos alrededor de mi cuello y nuestras lenguas enredándose en un nudo sin fin. Recuerdo su aroma en ese momento, recién duchada con el pelo todavía húmedo y la sexualidad escapando a raudales de cada poro de su piel. Cada vez que cierro los ojos soy capaz de imaginarme que estoy viviendo ese momento de nuevo y siempre acabo masturbandome furiosamente, aun a sabiendas de que eso no calmaría mi sed, pues yo lo único que deseaba y ansiaba con todas mis fuerzas, era a Carmen.

Sin embargo, desde nuestro último encuentro no había tenido la oportunidad de encontrarme de nuevo con ella. Parecía que me estaba esquivando. Cada vez que estábamos en la misma sala ella siempre encontraba cualquier excusa para salirse de ella e impedir cualquier acercamiento por mi parte. Así pasaron dos meses y en ese tiempo no conseguí hablar con ella ni una sola vez. Llegó el día de mi cumpleaños, cumplía 16 aunque siempre me han dicho que aparento mas. Por aquel entonces yo ya parecía un chaval de 19.

Como la mejor casa de toda la familia es la de mis tios, siempre celebramos alli cualquier acontecimiento de este tipo. Por tanto, cuando llegó el día toda la familia nos acercamos para festejarlo. Alli estábamos todos: mis padres, mis hermanos, mis abuelos, mis primos, mis tios...y Carmen. Sí, allí estaba ella, tan radiante como siempre, aunque esta vez noté algo distinto en ella. Por primera vez desde el beso me encontré con que ella buscaba mi mirada y me soltaba alguna sonrisa de vez en cuando que hacía que mi corazón volara, incluso se sentó a mi lado mientras merendábamos. La verdad, estaba preciosa. su melena castaña le caía por los hombros. Llevaba puesta una camiseta roja de tirantes bastante ajustada y unos pantalones vaqueros que le hacían un culito que mm..hacía que mi imaginación volara.

Durante la merienda todo fue muy normal, con las tipicas bromas y conversaciones familiares. Luego me tocó soplar la velas, y ya despues después de eso llegó el turno de los regalos. Todos me dieron algo, hasta los mas peques de la casa me hicieron un par de dibujos bastante chulos jeje. Todos..menos Carmen. Yo estaba esperando a ver que me regalaba ella, pero cuando todos me hubieron dado sus regalos Carmen no hizo amago alguno de ir a buscar el suyo. Me sentí algo desilusionado. Ella pareció notarlo, pues de pronto se acercó a mi y me dio un par de besos muy cerca de mi boca. Nadie lo notó pues tampoco es que me prestaran mucha atencion en ese momento y todo parecía muy natural. Al mismo tiempo posó su mano disimuladamente sobre mi muslo y, sonriendo ampliamente me murmuró:

  • Tranquilo, yo también tengo algo para ti.

Se apartó de mi y la merienda continuó. Me dejó bastante impresionado la verdad, pues no sabía muy bien como interpretarlo, aunque eso si, estaba deseando que me lo siera, fuese lo que fuese. La tarde pasó y comenzó a anochecer, todos se fueron despidiéndo y al final mis padres dijeron que tambien nos íbamos. Yo estaba muy decepcionado, pues aun me faltaba el regalo de Carmen, asi que decidí jugarme una última carta.

  • Mamá porfa, dejar que me quede a dormir aqui!

  • ¿Por qué? ¿No prefieres venir a casa?

  • No, la verdad es que hace mucho que no duermos con los tios y ya que estoy aqui...nose, me apetece bastante quedarme hoy.

  • Nose...

  • Vengaaa, que es mi cumpleaños-esgrimí con mi mejor sonrisa.

  • Está bien anda..pero mañana te vas a casa a patita.-dijo en tono severo.

Me pareció imposible, pero juro que en ese momento me pareció ver como Carmen sonreía! Ella sabía que iba a ocurrir algo así, estaba seguro de ello.

Todos se fueron y mi tia acostó a mis primos. Después tomé una cervecita con mi tio mientras mi tia y Carmen recogían lo poco que quedaba por recoger y al final mi tio tambien se acostó. Ya solo quedaba mi tia. Yo lo único que quería en ese instante era quedarme a solas con Carmen y en cuanto mi tita se acostará lo conseguiría, así que me senté a ver una peli en la tele, sabiendo que eso me daría algo mas de una hora de margen para estar despierto sin levantar sospechas.

Carmen vino y se sentó a mi lado, aunqe no muy cerca mio, sino manteniendo las distancias como seria lo normal en cualquier otra situación. Pronto mi tia dio por concluida la limpieza y decidió retirarse.

  • No te acuestes muy tarde-me dijo dándome el beso de buenas noches-. Hasta mañana Carmen. Que durmais bien. Oh! Os voy a cerrar la puerta para que la tele no moleste a los niños mientras duermen. Adios de nuevo.- y esta vez salió definitivamente rumbo a su habitación.

Asi que allí estaba yo, con Carmen al lado y haciendo que veía la película.

  • Ponla en pause un momento porfa que me voy a poner algo mas cómodo que estoy arta de estos vaqeros hoy ya jeje

Yo obedecí y la observé salir. Confieso que en ese momento mi grado de excitación era altísimo, mi polla practicamente estaba a punto de romper el pantalón. Pasaron 5 minutos que se me hicieron eternos y cuando ya pensaba que no iba a volver, apareció de nuevo y lo que vi me dejó pasmado. Traía unos bonitos shorts blancos que dejaban a la vista unas piernas de ensueño,pero lo que hizo en realidad que mi corazón latiera a mil por hora fue que puesta llevaba...mi camiseta! La misma que me había dejado en su habitación cuando me pilló masturbándome y la misma que la vi oliendo a ella despues de que ella se masturbara en la ducha. Me miró y sonrió.

  • Sí, ya se que es tuya..pero no recuerdo como la encontré en mi cuarto y como es tan comoda...pues me la vas a prestar unos dias.

  • Eh..esto..sisi..claro como tu quieras Carmen-la verdad que al verla con ella puesta se me habían olvidado todas las palabras y parecía un mocoso balbuceando.

  • Venga dale al play, ¿a qué esperas?

Puse de nuevo el DVD en marcha e intenté concentrarme en él..pero me era imposible, y más cuando Carmen se recostó en el sofá con las piernas dobladas y el culito en pompa mirando para mi...buuufffff estaba a 2000 por hora. Con el short asi de tirante se marcaba debajo unas braguitas amarillas que uuuummm..y Carmen parecía no darse ni cuenta, pasaba completamente de mi y yo me la comía con los ojos.

Así pasó casi media hora, con Carmen viendo la peli y yo sin poder parar de echarle miradas a su culo, deseando arrancarle esos shorts y las braguitas en ese mismo instante y poseerla salvajemente en el sofa en el que estábamos. Sin embargo ella de repente habló sin mirarme.

  • Creo que aun no te he dado mi regalo, ¿verdad?

  • No..aun no me lo has dado, cierto. Y..¿piensas dármelo o es que en realidad no tienes nada?-me aventuré

Esta vez si me miró y sonrió pícaramente. Dirigió una leve mirada a mi abultado paquete y me guiño un ojo.

  • Espera aquí, voy a buscarlo.

Se levantó y salió del salon mientras yo no apartaba los ojos de su culito, el cual se movía sensualmente a cada paso que daba. Volvió al cabo de un par de minutos y se sentó de nuevo a mi lado, aunqe esta vez más cerca. En su mano traía una cajita pequeña, de unos cinco cm de lado. La posó en mi mano y dándome un fugaz piquito me murmuró:

  • Ábrelo cuando yo no esté aqui. Me voy a mi cuarto a dormir, buenas noches.

Y se largó del salón, dejándome a mi con cara de tonto por haber pensado que iba a ocurrir algo esa noche. Reconozco que por la frustracion estube a punto de echarme a llorar, pero controlé mi cabreo y apagué la tele. De pronto recordé la cajita, me había olvidado de ella con el cabreo. La recogí del sofa y la abrí. Madre mia..no me lo podía creer..al levantar la tapa vi..un destello amarillo! Sí, exacto, lo que había allí dentro eran las braguitas que Carmen había llevado puestas todo el día.

Las saqué y observé que la parte media estaba empapada! Instintivamente las llevé a la nariz y mi polla no tardó ni 5 segundos en estar tan dura como antes había estado.

Estaba decidido, ya no me importaba nada. Tiré la caja en el sofa y, con las bragas en la mano me encaminé al piso inferior, en busca de Carmen. Bajé raudo las escaleras, pero procurando no hacer ruido por miedo a que mis tios despertasen. Llegué ante su puerte y vi luz por debajo de ésta. No me molesté ni en llamar, abrí directamente y allí, desnuda encima de la cama, estaba Carmen.

  • ¿Por qué has tardado tanto?-susurró mientras se mostraba sin pudor ante mi.

Esta es la tercera entrega de la serie, en ella he buscado que hubiera menos sexo explícito y mas...excitación digamos, buscando en el lector que cuando llegue la 4 entrega, en la que al fin el protagonista parece que va a poseer aquello que desea, el lector esté ansiándolo tanto como el mismo protagonista.

Gracias a todos por leerme, y a los que comentais y puntuais pues muchas gracias por hacerlo!

Alex.