Carmen, la asistenta de mis tios. parte I

¿Cuántas veces hemos deseado aquello que no podemos conseguir? ¿Cuántas veces nos hemos imaginando consiguiendolo, experimentando la satisfacción ficctícia que creíamos íbamos a encontrar cuando lo consiguiésemos? Pues bien, yo lo conseguí.

¿Cuántas veces hemos deseado aquello que no podemos conseguir? ¿Cuántas veces nos hemos imaginando consiguiendolo, experimentando la satisfacción ficcticia que creíamos íbamos a encontrar cuando lo consiguiésemos?

Todo comenzó hace ya unos cinco años. Yo por aquel entonces aun era un chaval atontado y con las hormonas revolucionadas, que no desaprovechaba la oportunidad de masturbarse cuando disponía de cinco minutos y algo sencillo con lo que excitarse..aunque, como todos sabran, a esa edad no resulta demasiado dificil encontrar algo para tal fin.

Vivía con mis padres y mis dos hermanos, ambos más pequeños que yo. A pesar de que mi familia no pasaba apuros económicos, tampoco es que llegaramos sobrados a fin de mes, pero no me puedo quejar, ya que jamás me ha faltado de nada. Sin embargo éste no era el caso de mis tios. Mi tía, hermana de mi madre, se casó con un buen hombre y de una posición económica muy cómoda. Pronto tubieron dos hijos y se trasladaron a vivir a un bonito chalet en una de las zonas mas caras de la ciudad. Era un chalet de dos plantas con un ático y una planta en el subsuelo que constaba de una habitación, un baño, una pequeña despensa, todo ellos separado por una puerta del garage del chalet.

Al poco de mudarse, mis tios decidiron contratar a una chica interna, una señora que pasaría a vivir en dicha habitación y que se encargaría del cuidado de los niños así como de la casa. Hasta ese momento yo lo único que sabía era que la señora era colombiana y que tenía unos treinta y pico años. Yo apenas le di importancia a nada de esto, pero, como es lógico, llegó el día en que la conocí.

Era una señora de mas o menos 1.70 cm de altura, de pelo castaño y cara bonita que, en cuanto me sonrió y me dió dos besos me dejó embobado. Se llamaba Carmen y no conocía a nadie en la ciudad pues acababa de llegar de Colombia, por lo que los primeros meses se los pasó la mayor parte del tiempo en la casa, dando pequeños paseos en sus dias libres, pero poco más.

Pasaron un par de años y Carmen ya era practicamente parte de la familia. Siempre estaba presente en cualquier comida o fiesta familiar y yo, siempre estaba a su lado. Por supuesto, jamás levanté ninguna sospecha, ni mucho menos, yo creo que debió ser porque ni yo mismo era consciente de lo que sentía. Sabía que me atraía, pero jamás pensé que nada fuera a suceder, eso lo tenía muy claro.

Sin embargo, quiso la casualidad que un día, estando yo en casa de mis tios acompañado solamente por ella sucediera algo que me hizo cambiar de mentalidad. Estabamos ambos en el salón viendo la tele cuando ella miro el reloj y exclamó:

  • Madre, pero que tarde es! voy a llegar tarde!

  • ¿Quedaste con alguien?-pregunte yo algo sorprendido, pues no sabía que tubiera amistades fuera de la familia.

  • Sí! conocí a una chica muy linda el otro día. Es colombiana tambien y hemos quedado hoy para dar una vuelta e ir de compras. Así que nada, me cambio y marcho.

Salió corriendo hacia su habitación y al cabo de unos segundos escuché la puerta de su baño cerrase. Diez minutos despues me estampó un par de besos en la mejillas y salió corriendo de la casa.

Así que allí estaba yo, con ese chalet solo para mi durante las proximas dos horas más o menos. Decidí comer algo y, al ver que en la cocina no había nada que me apeteciera, bajé a la despensa a ver si encontraba algun delicioso manjar a la espera de que me lo comiera.

Mientras bajaba las escaleras me entraron ganas de hacer pis, y ya que estaba ahi abajo pues fui al baño de carmen. En el ambiente había un olorcillo a colonia bastante agradable. pero no me detuve mucho en ello, ya que nada más entrar mis ojos se posaron, casi sin darse cuenta en el cesto de la ropa sucia. Y es que encima, y echo una bola, estaba la camiseta y los shorts que había llevado puesto hacía apenas 15 minutos.

No se que me llevó a hacerlo, pero cogí el montón y al hacerlo, unas pequenas braguitas negras cayeron al suelo. En ese mismo momento mi polla se puso durísima. Las recogí e instintivamente me las llevé a la nariz. MMM que rico olían! Jamás había olido algo tan rico, y es que, a la tierna edad de 15 años yo aun era virgen..

No recuerdo como, pero la siguiente imagen que tengo es la de estar sentado en el water masturbandome lentamente mientras con la mano izquierda apretaba las braguitas contra mi nariz, a fin de absorver tan rico olor. Mis hormonas estaba alocadas y el ritmo era cada vez mayor, olvidé dónde estaba, qué estaba haciendo, solamente existían las bragas y yo. Pronto me sentí extallar, noté como mi semen estaba a punto de salir a borbotones y lo único que se me ocurrió fue enrroyarme la polla en las braguitas y seguir masturbandome hasta que solté 4 fuertes chorros en ellas.

Quedaron todas pringadas y, al ser negras se notaba muchisimo! asi que decidí tirarlas al contenedor de basura para evitar que se diera cuenta. Era mejor que pensara que las había perdido a que se enterara de lo que en realidad había pasado.

Volví a subir al salón y vi la tele hasta que llegó mi tia. Yo actué como siempre y nadie se enteró de nada.

Pasaron un par de semans y volví a ir a la casa de mis tios. cuando llegué solo estaba mi tia, nadie más. Después de un rato de charla me dijo que tenía que irse a buscar a los niños al colegio y que si la quería acompañar. Le dije que no que esperaría en casa, y me respondió que tardaría una media hora que hiciera lo que quisiera.

En cuanto cerró la puerta me encaminé decidido a la planta baja. Entré en el baño y practicamente volqué el cesto de la ropa sucia en el suelo. Estaba practicamente vacío y, para mi desilusion, no había ninguna prenda de ropa interior alli hoy.

Pero se me encendió la bombilla y me di cuenta que la habitación de Carmen estaba a solo un par de metros de distancia. No tardé ni dos segundos en estar en ella. Rebusqué en un par de cajones y a la segunda tube mi premio: docenas de braguitas y tangas de muchisimos colores diferentes!

Revolví un poco en busca de las bragas(me gustan mas la braguitas que los tangas) y de repente encontré algo que si que no me esperaba. En el fondo del cajon había un polla enorme de plástico azul. Era grande y gruesa, con las venas marcadas. Me pareció super real y me di cuenta del empalmazo que tenía yo tambien en ese momento.

Me baje los pantalones y los calzoncillos de un solo tirón y cogí las bragas que mas a mano tenía. Dejé en consolador en el cajón y me tumbé en su cama. Me masturbé furiosamente, estaba excitadísimo tanto por la situación como por imaginarme a Carmen utilizando aquel pollón de plastico. Dejé reposar las bragas sobre mi cara, pero solo olían a detergente y suavizante asi que me enrollé en ellas la polla y comencé un sube y baja continuo. Aceleré el ritmo y, entre fuertes gemidos de placer descargué todo mi semen en el centro de la prenda interior de Carmen.

Estaba sudoroso y medio ido, había sido una de las mejores pajas de mi vida. Enrollé las braguitas aun tunbado y comencé a levantarme cuando vi algo que me dejo horrorizado e hizo que el corazón practicamente se me saliese del pecho. La puerta estaba abierta y allí, como los ojos como platos, estaba Carmen.


Éste ha sido mi primer relato. La historia no acaba ahí pero lo mejor es dosificarla ;)

Si veo que a ustedes les gusta y me piden mas, pues se la cuento toda sin problemas, ya que la verdad me ha resultado una experiencia muy gratificante.

Gracias =)