Carmen

Carmen viene a limpiar a casa pero ese día limpió algo más que la casa.

Era una mañana tranquila, una mañana más, o al menos eso me pareció a mi cuando desperté. Mi mujer ya se había marchado al trabajo, lo hacia pronto y yo no entraba en la fabrica hasta media mañana.

Andaba por la casa recogiendo algunas cosas antes de vestirme para irme al trabajo cuando llamaron a la puerta, al principio me sorprendió luego caí en la cuenta, era jueves, venía Carmen.

Carmen viene a limpiar en casa todos los jueves y casi siempre coincidimos, al rato de llegar ella me marcho yo, suelo acordarme y me ducho y visto antes de que llegue ella pero lo olvidé y aun estaba con el pijama. Abrí la puerta y ella me saludo con cara sorprendida, imagine que seria por no verme vestido de calle.

Me apresuré a terminar de recoger para asearme y vestirme, me incomoda un poco estando ella pero no tenía otra opción. Mientras apuraba mi café en la cocina entró Carmen y me hizo un comentario que me sorprendió haciendo referencia a mi pijama diciendo que era muy bonito, que me quedaba muy bien y me hacia más atractivo, auque aun me sorprendió más que se ruborizara al decirlo, como si fuese algo que deseara decirme desde hace tiempo. Yo no supe que decir a parte de gracias, pero me dejó pensativo al conocer su opinión. Carmen rondará los cuarenta y pocos años y debo decir que está muy bien, su cuerpo ya lo quisieran muchas veinteañeras. La cara es normalita destacando su boca con unos labios carnosos y bien definidos. Tampoco me había fijado en ella en exceso pero aquel comentario despertó en mi cierta curiosidad y no pude evitar mirarla discretamente intentando adivinar sus formas bajo la ropa, algo que la mujeres notan enseguida y Carmen no fue menos, para mi sorpresa no lo evitó y continuó con su tarea frente a mi pero marcando sus gestos y posturas de forma que en varias ocasiones se agachó mostrando su escote por el que asomaban dos bonitos pechos acentuados por un coqueto sostén de color negro. En un momento determinado se puso de espaldas a mí y se agachó descaradamente mostrándome un imponente culo en el que se marcaba su ropa interior. Me quede mirándolo hipnotizado, ella se giró y ante mi descarada mirada pregunto insinuante si me gustaba lo que veía, a lo que yo apesadumbrado conteste un simple y tonto "Sí", algo avergonzado me levante y me marché diciéndole a Carmen que me iba a arreglar para marcharme.

Como de costumbre me quite el pijama en mi habitación y me fui al baño para ducharme, fui casi corriendo para evitar que Carmen me viese únicamente con el bóxer pero en la misma puerta del baño me tope de frente con ella que me miraba fijamente como esperándome y fijando su mirada en mi abultada entrepierna me preguntó: "¿Eso es por mi?" No me salía palabra alguna y ella dijo sugerente: "Si es así, debería ser yo quien lo solucionara". Se acercó a mi mientras se desabotonaba la blusa mostrándome el sujetador negro con esas dos preciosidades en su interior y poniendo su mano en mi brutal erección dijo: "¿Esto es lo que mirabas antes? Cojelo si quieres." En ese momento perdí el control y mis manos ansiosas se fueron a sus pechos mientras Carmen que no soltaba mi polla me dijo textualmente: " Hace tiempo que deseaba hacer esto, hazme tuya cabrón" y me besó apasionadamente introduciendo su lengua en mi boca casi hasta ahogarme.

Me empujó al interior del cuarto de baño y me sentó en el retrete y se quito la blusa, desabrochó el sujetador mostrando sus voluptuosos pechos que ahora perdían algo de turgencia compensada por unos enormes pezones erectos que pedían a gritos ser chupados.

Se arrodilló frente a mí y desnudándome por completo se aferró a mi pene mientras con su viciosa lengua jugueteaba con mis testículos, finalmente se introdujo el glande en la boca y me miró de reojo emitiendo un suave gemido que sonó a deseo cumplido. Continuó así un buen rato dando rienda suelta a todo su conocimiento y maestría en felaciones, disfrutando ella casi tanto como yo, me limité a quitarle la pinza que sujetaba su pelo que al quedar suelto, a parte de molestar, mejoró las facciones de su rostro. Al poco se puso en pie y de forma sensual se desprendió del pantalón mostrando unas sencillas braguitas también negras que debo reconocer mejoraban sus curvas, se acercó insinuándose y mis manos se deslizaron bajo sus bragas quedando sobre sus frías nalgas que al apretarlas provocaron en carmen una especie de calambre que la hizo gemir y estirarse marcando aún más sus pechos y sin soltarla la senté sobre mi notando su más que evidente humedad al acercar su sexo al mío. De esta manera sus pechos quedaron frente a mi boca que dio buena cuenta de esos oscuros y erectos pezones que agradecían cada uno de los lametones y mordisquitos ,mientras mis manos seguían magreando su culo a la vez que la apretaban contra mi duro pene algo que Carmen continuaba agradeciendo en forma de gemidos y suaves contracciones. No tardó en tener un primer orgasmo que la hizo gritar esta vez a la vez que se abrazo a mi susurrándome al oído:" Fóllame por favor". Nada deseaba más en ese momento y no tarde a apartar sus empapadas braguitas y acercar mi polla a la entrada de su caliente conejito que no tardó en engullir toda la longitud de mi durísimo pene, y sin sacarse ni un solo centímetro empezó a mover sus caderas rítmicamente, nos encantaba a los dos, era evidente. Cogió mi mano que estaba acariciando su culo y la introdujo entre sus nalgas, la entendí a la primera y mi dedo empezó a acariciar su ano, algo que ella agradeció nuevamente con sus gemidos y suaves convulsiones, aprovechando la humedad de la zona mi dedo se fue introduciendo lentamente en su apretado culito y a moverse lentamente acompasado a los movimientos de sus caderas, le debió encantar porque no tardo ni un minuto en tener un orgasmo brutal, eso me puso a mi a cien y a punto de correrme también ella se percato y empezó a cabalgar sobre mi acelerando el ritmo y pidiéndome que me corriera dentro de ella, que quería todo mi semen caliente, evidentemente eso consiguió y tuve una eyaculación brutal que sumada a la forma de exprimirme de Carmen con sus caderas nuestros sexos acabaran empapados de semen y flujos vaginales. ¡¡¡UHFFF, QUE POLVAZO, DIOS!!!

Yo ya tenía prisa y le comente que debía ducharme y vestirme para irme al trabajo, ella asintió, pero sugirió ducharse conmigo para asearse un poco, no pude negarme. Ya en la ducha empezamos a enjabonarnos mirándonos picaramente, le pedí que me enjabonara la espalda, es algo que me encanta y así lo hizo aunque se extendió más allá de la espalda y enjabono con interés mi culo deslizando sus manos entre mis piernas hasta mis testículos y por delante hasta mi ahora flácido pero satisfecho pene, que no hizo ascos a esas jabonosas caricias creciendo nuevamente entre esas expertas manos. Carmen se volvió y me pidió que la enjabonara yo a ella, su piel bajo los efectos de la espuma se volvió más suave y apetecible aún, convirtiéndose en un autentico gustazo el llenar ese cuerpo de jabón, sus pechos se volvieron a endurecer por las caricias y sus pezones también se alegraron ante el contacto de mis dedos. Cogió la ducha poniéndose frente a mi y empezó a aclarar nuestros jabonosos cuerpos terminando por su sonrojada almejita ahora llena de jabón, a la vez que el agua disolvía la espuma su otra mano ayudaba en la acción con un ligero vaivén que hizo despertar en Carmen ese rubor que delataba nuevamente su excitación, y fijando su vista en mi polla, otra vez erecta, me pidió que la ayudara en su tarea, comencé a acariciarla mientras besaba su mojado ombligo y con un nada discreto movimiento abrió sus piernas levantando una de ellas para dejar frente a mi aquella fantástica vagina ante la que no pude hacer otra cosa nada más que recorrer con mi lengua esperando un nuevo gemido de aprobación que no tardó en llegar, al que acompañaron otros tantos como lametones, mordiscos y caricias que mi boca dio su agitada entrepierna.

Se puso de espaldas y se inclinó hacia delante mostrándome su culo, y de forma similar a la de antes abrió y levantó una de sus piernas separando sus nalgas mostrándome sus agujeritos que intencionadamente acerco a mi cara que aún se mantenía en posición, mi lengua nuevamente saboreó sus flujos y ella lo agradeció, especialmente cuando la punta de mi lengua se detuve frente a su ano y comenzó a acariciarlo provocando en él leves contracciones que lo dilataban, permitiendo que la lengua penetrara ligérame, eso la hizo estremecer y más aún cuando a ese gesto lo acompaño la introducción de un par de dedos en el interior de su vagina.

Esta vez tomé yo la iniciativa, me incorpore y de un solo gesto coloque mi ansiosa verga en posición de ataque, penetrando lenta pero sin pausa esa dilatada vagina que nuevamente pareció agradecer que toda aquella erecta polla se encontrara en su interior, al igual que su dueña, que comenzó a moverse adelante y atrás de forma pausada a la vez que profunda, sujetándome por una de mis nalgas para que no me separara ni un centímetro, era absurdo, porque yo no pensaba hacerlo. Tras un buen rato de frenética y salvaje copula, Carmen se paró súbitamente, giró su cabeza, me miró excitada y cojió con una mano mi verga llena de flujos y la situó estratégicamente frente a su ano, sin soltarla comenzó a empujar contra ella haciendo que poco a poco fuera intruciendose es su apretado culito, parecía dolerle pero a la vez gustarle, cuando entró toda la cabeza de mi polla ella se estremeció, su espalda se encorvó y emitió un suave grito en el que se apreciaba la unión del placer y el castigo. Yo no me moví, estaba sorprendido y a la vez excitadísimo, ella sabía lo que hacía mucho mejor que yo y poco a poco fue introduciéndola hasta los mismísimos huevos. Carmen no dejo de gritar y gemir ni un solo momento con mi verga en su culo, empezó a moverse y a pedirme que la follase el culo, una y otra vez, y a cada acometida parecía gustarle más aún, aquella estrechez y su agitación me hicieron disfrutar como nunca. El ritmo se fue acelerando mientras carmen excitadísima no dejaba de magrearse su prominente clítoris, aunque no quería acabar nunca finalmente avise a Carmen de que no podía más, rápidamente se separó, se arrodilló frente a mi y empezó a chuparme la polla como si estuviese poseída, amarrándola fuertemente con una mano mientras sorbía enérgicamente con su boca, no aguante mucho más y volví a eyacular a chorros en su boca sin que ella parara ni un momento extrayendo hasta la ultima gota tragándoselo todo en un solo gesto de satisfacción.

FUE INCREIBLE, UN SUEÑO HECHO REALIDAD.

Se lo comente a ella y dijo que para ella también lo había sido, me confeso que mientras la follaba su culo se había corrido tres veces (yo ni me di cuenta con tanta excitación) y que el sexo anal era su preferido, que se volvía loca (de eso si que me di cuenta).

Nos vestimos y al despedirme de Carmen la comente que esto no debía repetirse, no sirvió de mucho porque desde entonces los jueves Carmen viene media hora antes y yo llego media hora tarde.

Robin.