Carlota e Isabel 3
La historia da un giro inesperado
Al principio del video, se veía como Clara, la madre y María y Estela, las hijas, llegaban a esa misma cabaña y se desnudaban y arrodillaban ante mi coño chorreante. Una por una, se acercaba al sillón donde estaba sentada y me chupaba el coño con hambre y pudor, si es que eso puede ser posible. Me ponía a mil el hecho de saber que fuera de allí eran unas mojigatas decentes y puras y allí delante de mi eran unas putas comecoños. También se veía en el video como mi amigo Tomás las iniciaba a todas en el arte de adoración a Satanás, haciéndolas leer letanías de invocación a Satanás.
In nomine dei nostri Satanás de Luciferi excelsi. Potemtum tuo mondi de inferno, et non potest Lucifer Imperor Rex Maximus, Dudponticius glorificamus et in modos copulum adoramus te Satan Ominipotens in nostri mondi.
Domini agimas Iesus nasareno rex ienoudorum. In nostri terra Satan imperum in vita Lucifer ominus fortibus Obsenum corporis dei nostri Satana prontem.
Reinus Glorius en in Terra eregius Luciferi Imperator omnipotens Salve Satanás, Salve Satanás, Salve Satanás.
A mí me encantaba verle al Tomás dándoles polla a las perras que llevábamos allí, sobre todo a las lesbianas, porque sabía que les daba asco tener una polla dentro, como a mí, que odiaba las pollas. Lo descubrí cuando follé con el padre de Carlota, nunca me gustarían los tíos ni las pollas, pero verlas corriéndose con una polla real que no querían, era orgásmico. Las tres estas no eran lesbianas, bueno, la madre sé que no lo era, pero igual me ponía. Luego de la iniciación, se veía como les poníamos los collares y los plugs anales con cola de perro, después que Tomás les había abierto el culo con su polla. Les habíamos pedido que se dieran enemas una hora antes de llegar para que todo estuviese limpito, si algo me bajaba la libido, era la mierda. Con sus colas de perra y sus collares, las pusimos a que se comieran las unas a las otras a cuatro patas y desde atrás, parecía un círculo de placer. Cuando estaban a punto de correrse, saqué la fusta y les azoté una por una dándoles permiso para que se corrieran. Fue brutal, todas se corrieron soltando unos chorros descomunales. Y así seguía Carlota viendo el video con lágrimas en sus ojos. Lo cierto es que desde que comencé con ella en la casa, no había parado de llorar, cosa que como ya he dicho antes, me pone muy muy cachonda.
La dejé toda la noche viendo el video y al día siguiente la desperté y la saqué al patio para con un chorro de agua fría, limpiarla y volver a comenzar. Tomás se había ido, dejándome sola con ella. Se había comido toda la comida y en ese momento yo le daría el desayuno. Una vez seca, con la correa la atraje hacia mí y le restregué la cara contra mi coño. Me masturbé con su nariz y su boca y me corrí muchas veces de esa manera. Me dijo que tenía deseos de hacer de vientre, -Acuclíllate y caga como una bestia, le dije. Sus lágrimas volvieron a aflorar y tal como le dije, lo hizo. Luego le pegué el chorro con la manguera de nuevo y le di un enema para que se la pusiera y terminara de limpiarse. Dos enemas más tarde, con el agujero anal como los chorros del oro, la llevé a su mazmorra y la hice que se acostara sobre un potro. Me senté detrás de ella y le comí el culo y le metí varios dedos en el culo mientras un vibrador hacía lo suyo en el coño. Era imposible que no estuviese cachonda Carlota, pero lo cierto era que, aunque estaba empapada, no había ni señas de que estuviese a punto de correrse. Eso me tenía muy descolocada, pero con tal de correrme yo, no me importaba. Seguí follándola de diferentes maneras todo el día y cuando se fue acercando la tarde, sentí un coche que se acercaba.
Me extrañó, puesto que no le había dicho a Tomás que volviera, pero esperé para ver quien se bajaba del coche. Era Tomás, que venía con otro hombre. No me lo podía creer, ¡cómo se atrevía a desobedecer mis órdenes y traer un extraño a mi refugio! Tocaron a la puerta y al abrirles, el hombre que venía con Tomás, me resultaba conocido, pero no sé de qué.
-Hola Isabel, sé que no quieres extraños aquí, pero esto es importante.
-Ah sí, como cuánto de importante, porque yo te he dicho muy claramente que aquí no quiero extraños.
-Pero resulta, puta lesbiana viciosa. Que yo aquí soy el Amo. Tomás es mi sumiso y tu hija Carlota también. ¿No te ha resultado increíble, que con todo lo que le has hecho a Carlota no se ha corrido? Pues no se ha corrido porque yo se lo he ordenado y además la he entrenado para que llore como te gusta, y para que no se corra. ¿No me recuerdas? Soy aquel guapo imbécil que se acostó contigo una noche de borrachera y lujuria y que del encuentro nació Carlota. Además, soy el pastor de la iglesia a la que asiste Carlota y mi mujer y mis otras hijas también son mis esclavas sumisas. Mi iglesia, es un templo satánico disfrazado de iglesia cristiana y El Rey de Reyes me ha enviado a darte lo que te mereces porque has mal interpretado todo lo que significa su adoración. Aparte de que me ha dado luz verde para que te convierta en lo que siempre has querido ser; una perra puta al servicio de mi polla.
-Jajajajajaja, te has vuelto loco gilipollas. Yo jamás te serviré.
-Eso lo veremos, Tomás, átala.
-No te atrevas a ponerme un dedo encima traidor desgraciado, vociferé
-Ah, y ponle una mordaza. Esas de polla que tanto le gustan. No quiero oírla por ahora.
Tomás me ató no sin esfuerzo, porque di la guerra. A empujones me bajaron a la mazmorra y no pude creer lo que veían mis ojos, cuando vi como Carlota se arrodillaba y besaba los pies del imbécil de su padre. Este se acuclilló y la beso lujuriosamente en la boca, le quitó las pinzas que yo le había puesto, para ponérmelas a mí y le ordenó. ¡Tócate para mí y córrete perra! Carlota puso sus ojos en blanco y como si hubiese entrado en trance, se corrió como lo que era una y otra vez mientras se metía casi toda la mano derecha en el coño y la izquierda en el culo. -Dale de comer Tomás, y acto seguido Tomás se bajó los pantalones y le metió la polla en la boca a Carlota que la chupaba como una posesa. No me podía creer lo que estaba viendo, qué giro habían dado las cosas. Carlota chupaba la polla de Tomás y se masturbaba al mismo tiempo con un deseo y un gusto que no le había visto en la cara nunca. Era una experta chupapollas y una viciosa. Al final se había convertido en lo mismo que yo. Me intrigaba saber cómo había pasado. Luego se puso a cuatro patas y su padre se bajó el pantalón y le metió la polla en el culo hasta el fondo. Mientras tanto, Tomás seguía follándole la boca y ella lo cogía todo sin problemas. Esteban le dio permiso a Tomás a correrse y este lo hizo en la boca de Carlota y ésta se tragó toda su leche de macho asqueroso. En cuanto terminó Tomás, Esteban comenzó a correrse y mientras lo hacía gritaba: ¡Cómo he echado de menos a mí putilla y su culo hambriento! Le echó toda su leche en el culo y ordenó a Tomás que se lo limpiara, a lo que el felizmente se dedicó. Cuando le dejó el culo limpio, Le pusieron un vibrador en el coño y otro en el culo a Carlota y la dejaron allí en posición de espera.
Esteban, se sacó un collar del bolsillo y me lo puso al cuello. -De ahora en adelante serás mi perra al servicio personal mío y de Tomás. ¿Has visto como hemos follado a Carlota? Pues esa será tu misión y mucho más. No sólo conmigo y con Tomás, sino con quien a mí me dé la gana. Siempre hombres, no volverás a comer coño en la vida, a menos que a mí me apetezca verte o que una de mis perras se apiade de ti y te deje. Pero para eso tendrás que rogar mucho y esperar a que pase el período de prueba.
Se preguntarán como lo hago yo, cómo hemos llegado hasta aquí. Se los cuento en la siguiente entrega… Gracias por leerme