Carlota e Isabel 2

Le esperan más cosas a Carlota

Como ya les dije anteriormente, Carlota se mojaba, pero no se corría. Hice todo lo que sabía y no lo logré. La comí el coño con hambre, con deseo, también suavemente, luego salvajemente, con dolor. La mordí, la besé, la chupé toda.  Le follé todos los agujeros con mi polla sujeta al arnés. La follé hasta desfallecer, pero no lo logré.  Dominé su cuerpo, más no su mente. Tenía que lograr romperla, para que así fuera mía del todo.

Me levanté de la cama a ducharme y a comer algo y la dejé ahí atada. Era la primera vez que duraba tanto tiempo follando y con tanta intensidad, estaba hambrienta. Me imaginé que ella también lo estaría, pero se me ocurrió que eso podría servirme para doblegarla. Después de ducharme, fui a la cocina y preparé unos huevos rotos con jamón y patatas fritas.  Me fui a la habitación y me senté justo delante de ella a comer y a beberme una cerveza bien fría. La veía como tragaba saliva, pero no me decía dame de comer. En más de una ocasión le dije que si quería comer sólo tenía que pedírmelo. Lo único que tenía que hacer era comerme el coño. Con odio y lágrimas en los ojos, se negaba a darme lo que quería, tenía espíritu de mártir. Ya veríamos cuanto le duraría el numerito, pensé. Lavé su cuerpo, para que siguiera apetecible y la volví a tocar el coño, le metí varios dedos hasta meterle el puño y se tensaba y se mojaba, pero no se corría. Cuando le saqué la mano de adentro, me la chupé toda y luego le chupé el coño mojado de zorra. Por un momento pensé que estaba a punto de correrse, pero tenía un control mental la muy puta, que volvía a cero de cien, en un milisegundo.

Pasaron un par de días, en los que seguí follándola y no dándole de comer, sólo de beber. Le enganché una correa al collar que le había puesto y así, en cuatro patas la llevaba al baño para que hiciera sus necesidades con la puerta abierta. El agua se la puse en un cuenco de perro que tenía de un perrito que se nos había muerto hacía un tiempo. Me ponía loca verla como una perrita bebiendo agua del cuenco. Tengo que admitir, que nunca había estado tan salida, me sentía en un estado orgásmico permanente. Era la mejor idea que había tenido.

También pensé que sería mucho tenerla en el piso tanto tiempo, que alguna mojigata de sus amigas aparecería o incluso el pastor de la iglesia. Así que decidí llamar a un amigo para que me ayudara a llevarla a una casa que tenía en las afueras de una aldea perdida a la que nadie se acercaba. Allí llevaba a mis conquistas sumisas, o que decían serlo. Era una jaula con todas las comodidades. La diseñé yo misma y era el sueño de cualquier Amo. Tenía una sola habitación, salón, comedor y cocina americana. Había un baño dentro de la habitación que era para mí uso personal y había otro fuera de la habitación, para uso de las perras, en el invierno. Además, tenía un sótano tan grande como la casa arriba, cubierto de material aislante, para que no se escuchara nada desde el exterior. Decorado con imágenes satánicas, mucho rojo y negro y de una pared colgaba una cruz cristiana boca abajo con un cristo con la pinga parada. Las ventanas todas tenían hierros con llave, y las puertas también. Por supuesto que yo siempre tenía las llaves encima. Mi amigo llegó a casa, le inyectó un tranquilizante y la vestimos y sentamos en una silla de ruedas en la cual la sacamos de casa. Todo este meneo se hizo por la noche, para evitar toparnos con un vecino cotilla. Todo nos salió como esperábamos, y el traslado se hizo con éxito. En cuanto llegamos a la casa y la llevamos al sótano, le inyectamos algo para despertarla y que su verdadera pesadilla comenzara.

Cuando despertó estaba completamente desnuda y mi amigo la miraba con ojos de deseo. Con miedo vio como Tomás se había quitado toda la ropa y vestía una bata con capucha negra con un Baphomet en la espalda. Su cuerpo también tatuado con imágenes Satánicas era digo de verse. -Bueno, ya sabes cómo te pago cuando hacemos estos negocios. Así que te dejo, que la disfrutes. Yo me senté en un sillón reclinable, me llevé un vibrador y una botella de agua. Tomás miraba a Carlota con lujuria, y se dirigió a una de las paredes de la estancia en la que yo tenía colgado todo tipo de elementos de tortura. Ella quiso escapar y el la agarró fuertemente del pelo y le bajó la cara al suelo, al nivel de sus zapatos. Le pegó la cara a estos y le ordenó que los lamiera, a lo que ella ni se inmutó. El me miró, y me dijo, -es dura, pero la vamos a romper. El la levantó del suelo y la ató a una cruz de san Andrés que tenía en una de las paredes y sacó uno de los látigos más fuertes que tenía. La azotó hasta el punto que ya comenzaba a salirle sangre. Con cada golpe, Tomás se le ponía la polla más dura y cuando vio la primera gota de sangre, fue su señal para ponerla a cuatro patas y meterle toda su carne en el culo. Vi cómo se le salieron los ojos de las órbitas cuando Tomás le metió sus 17 centímetros gruesos. La ensartaba por el culo, luego por el coño y vuelta al culo otra vez. Ahí volví a ver sus lágrimas y esa fue mi señal para darme duro con el vibrador y correrme muchas veces. A Tomás le encantaba ver a perra comiendo coño, pues la puso delante de mí y la ensartó de nuevo por el culo. Yo la agarré del pelo, porque esta se negaba a sacar la lengua y a hacer nada. La agarré por el pelo y le follé la cara con fuerza. Me corrí muchas veces y le llené la cara de mis jugos. Luego la hice follarme con un gag tipo falo. Su cabeza iba de delante hacia atrás y viceversa y yo me corría una y otra y otra vez. Tomás también seguía follándola y ella seguía sin correrse. Terminamos con ella y la dejamos dormir en un colchón en el suelo dentro de una jaula. Abrí una lata de comida para perros y se la puse en un cuenco y en otro, agua.

Antes de que te duermas, quiero que veas algo muy interesante y placentero. Encendí una televisión que había frente a su jaula, y conecté un pen drive con unos videos míos, follándome a la mujer y las hijas del pastor de la iglesia, algunos por separado, otros las tres juntas y mucho más. -Como habrás visto, la pastora y sus hijas son mis putas. Para que veas que ese dios que tienes es un cachondo mental y permite que sus siervas también sirvan a Satán a través de su sacerdotisa, o sea, yo. Deléitate cariño viendo a las putas come chocho de tus amigas y su madre, le dije al oído; Ave Satanás….

De ahora en adelante vivirás aquí y comenzará tu entrenamiento de bestia. No sabes lo bien que nos lo vamos a pasar putita.