Carlos y la extraña
Se tropezaron en el portal, él la ayudó con las bolsas, a lo que ella correspondió invitándole a su piso de una forma bastante coqueta y sugerente. Él accedió sin sospechar la tarde de pasión que le esperaba.
Este relato trata de cómo un joven pierde la virginidad con una extraña y fogosa viuda que le seduce cuando la ayuda con las bolsas de la compra.
Carlos era un joven de unos 18 años, 1,77 aproximadamente, pelo negro corto, ojos negros y constitución fuerte que no gordo sino que estaba bastante musculado pero sin llegar a ser un culturista, la verdad es que era apreciado por las chicas pero no tenía novia ni había tenido solo alguna amiga, acababa de salir de casa de un amigo cuando se encontró en el portal con la vecina de su amigo, una señora de unos 47 años que vivía en el cuarto piso de un bloque de viviendas de un pueblo cercano a Madrid. Era una mujer a su edad bastante atractiva, la verdad es que Carlos aunque se había encontrado más de una vez con ella en el ascensor nunca había reparado en ella, medía 1,74 más o menos, pelo moreno corto, ojos negros, nariz pequeña y labios sensuales, más bien delgada pero con sus formas bien marcadas.
Se tropezaron en el portal, él se agachó a recogerle las bolsas y la ayudó a levantarse a lo que ella accedió y correspondió invitándole a lo que "quisiera" en su piso de una forma bastante coqueta y sugerente a lo que nuestro amigo accedió sin sospechar la tarde de pasión que le esperaba.
Subieron al piso de ella, le invitó a ponerse cómodo mientras le ofrecía algo para beber, pidió una "coca", ella se la trajo dejándole completamente ensimismado ya que ella se había quedado con una camiseta que le llegaba por las rodillas que dejaba entrever que no llevaba sujetador y unas braguitas que se medio transparentaban a través de la fina tela. Le dio la coca-cola mientras se sentaba a su lado, le preguntó que hacía en el edificio a lo que él le contó que su amigo vivía allí entonces ella le puso una mano en la rodilla mientras con los dedos cogía el hielo del vaso de él, se lo metía en la boca y se inclinaba hacía él para besarle y hacer que él jugase con su boca con el hielo mientras se besaban, ella le quito la camisa mientras le puso la mano encima de la polla la cual sintió a través del pantalón tenía buen tamaño.
Le soltó el pantalón arrodillándose delante de él y sacándole la el pene e introduciéndoselo en la boca tras haber deslizado la piel hacia abajo y liberado el glande el cual mordisqueaba como si fuese una fresa o una rica cereza, lo chupaba como si fuese un gran pirulí, él no salía de su asombro mientras ella lo mamaba le quitaba los pantalones, él le quitó la camiseta y vio sus tetas unas tetas rotundas pero nada caídas que terminaban en dos grandes pezones los cuales él pellizcaba, ella se metía los huevos de él en la boca mientras se la chupaba, le hizo tumbarse en el sofá boca arriba y agarrarse la polla poniéndola vertical e introduciéndosela ella en el coño hasta dentro y empezando a cabalgarlo como una gran amazona echándose hacia delante para que él pudiese besarle los pechos y pellizcarle los pezones, ella le guiaba, guió las manos de él hasta su culo y se introdujo uno de sus dedos en él mientras lo seguía cabalgando, ella estaba completamente caliente, él todavía no había reaccionado, entonces ella le descabalgó con brusquedad y se puso en el suelo a cuatro patas apoyándose en el tresillo y pidiéndole que se la metiese por el culo a lo que él accedió primero cogió con sus dedos alguno de sus flujos y fue humedeciendo la entrada y su polla para posteriormente introducirla un dedo y girara un poco intentando dilatarlo, siguió metiendo dedos hasta que tenía tres dentro, entonces los sacó y puso su polla en la entrada empujando hacia dentro ligeramente, entro la punta, ella le gritaba pidiéndola toda estaba cachondisima, no podía mas a lo que él respondió penetrándola con brusquedad. AAAAAAAAAAYYYYYYYY! Chilló ella, mezcla de dolor y de placer, empezaron a cabalgar como animales mientras él la masturbaba con sus dedos. Sigue, sigue, sigueeeeeeee, decía ella. Aaaaah,Aaaaah, yaaaaaa, decía él mientras sacaba la polla eyaculando en su espalda mientras ella se retorcía del orgasmo que acababa de tener. Ella se puso de rodillas y se metió la polla en la boca limpiándole toda y dejándola reluciente mientras él posteriormente hacía lo mismo con el coño de ella y su espalda.
Se ducharon juntos y quedaron para en una ocasión posterior, pero esto ya es otra historia.
Para comentarios, sugerencias o lo que queráis escribirme a picante10@hotmail.com.