Carlos mi Vecino (4) Bruno Desvirgado (I)

El primero que me desvirgó el culo fue mi compañero Pedro, y no hace mucho, hará como cuatro meses. A mi siempre me han gustado los hombres y he follado con muchísimos, pero tengo que decir que a la hora de meterla por el culo siempre era yo el que daba por detrás, y era así siempre.

Carlos mi Vecino

Bruno Desvirgado (I)

  • Estaís los dos bien calentitos, ¿eh, cabrones?... -

  • ¡Uffff!... Yo tengo un pelotazo en la cabeza y un subidón que te cagas colega, y ya os digo de ante mano, que el subidón no lo tengo solo en la cabeza de arriba como veís... Jejeje. -

  • jajaja, menudo guarrillo estás hecho Ivan, me tienes pasmado cabroncete, pero me encanta tío que tengas tan buen royo... Y de subidón y buena calentura, estamos bien servido los tres, creo yo, por que míranos chaval, tú polla no es la única que está tiesa y bien dura... Así que cuenta ya tío. -

  • Voy, ya voy colegas. -

El primero que me desvirgó el culo fue mi compañero Pedro, y no hace mucho, hará como cuatro meses. A mi siempre me han gustado los hombres y he follado con muchísimos, pero tengo que decir que a la hora de meterla por el culo siempre era yo el que daba por detrás, y era así siempre. Yo también he tenido novia como tú Carlos, estuve con ella un par de años por guardar las apariencias y por mi familia como ya os he dicho, y durante todo ese tiempo me la follé sin problemas, aúnque también os diré que mientras me la follaba mi mente pensaba en tíos buenos y guapos, y en pollas grandes y gordas.

Pedro es gay abiertamente, pero no se le nota nada de pluma, al contrarío, el colega tiene un porte de macho impresionante, y una voz super profunda y viril. Todos los compañeros que trabajamos con Pedro sabemos su condición sexual, y lo repetamos mogollón, bueno, algunos más que otros, pero a él le importa una mierda lo que piensen a sus espaldas, y como él dice; Yo nunca salí del armario, por que mi armario no tenía puertas. Él estuvo liado con Jaime algún tiempo, que es el otro tío de la comisaría con el que follé, pero no cuajó la relación entre ellos y lo dejaron, y fue ahí entonces cuando yo aproveché la situación, y un día aqui en mi casa los dos solos nos acostamos. Que por cierto, me pegó una follada de escándalo que todavía la recuerdo, y de vez en cuando me casco la polla y me corro agusto recordándolo. Ese polvazo os lo contaré después, pero primero voy a contar la follada con Pedro, y como el cabrón me destrozó el virgo del culo a pollazos.

A Pedro le gustaba mucho tontear conmigo, sobre todo en las taquillas mientras nos quitábamos el uniforme y nos quedábamos en ropa interior. El cabrón me provocaba unas erecciones bestiales cada vez que se quedaba en calzoncillos marcando paquete, y que paquete colegas, tenía que volverme de espaldas a él y disimular mi enorme bultazo con toda la polla empalmada. De todas maneras, Pedro no era tonto y se daba cuenta, y yo sabía perfectamente que él lo hacía aposta, y disfrutaba el cabón viéndome cachondo.

Ese día en concreto, el de la follada, habíamos venido de patrullar toda la tarde los dos juntos, y como estabamos solos en el vestuarío empezó como siempre a flirtear conmigo y a darme bromitas con doble sentido.

  • Bruno... ¿Entonces cuando vamos a follar tú y yo?... Jajaja. -

  • Jajaja, que cabrón eres colega, tú siempre con tus bromitas... Verás como se lo diga a Jaime, te vas a cagar Pedro. -

  • Uyyyy que miedo, jajaja... Díselo Bruno, díselo, haber si folla conmigo de una puta vez, que llevo dos semanas que me subo por las paredes y cascándome la polla más que un mono. El cabrón de mierda me tiene a palo seco. -

  • ¿Que pasa, que teneís problemas tío? -

  • Yo que se compañero que mosca le ha picado, si hay algún problema lo tiene él que es el que no quiere nada conmigo, y hoy para colmo, se ha ido temprano para el pueblo con la madre a pasar todo el fin de semana, sabiendo él, que yo descansaba también el fin de semana y podíamos hacer algo juntos. -

  • ¿Y que piensas, que tiene algún lio con alguién? -

  • Yo que se Bruno, pero esto es muy extraño, no quiero hacerme pajaritos en la cabeza y pensar cosas raras... En fin, que hoy me voy de fiesta, y te digo la verdad, si me sale un royito lo pienso aprovechar... ¿Tú que dices colega? -

  • Jajaja, lo que tú digas compañero... ¿Y por donde vas a salir? -

  • ¿Por que lo preguntas, te quieres venir conmigo? -

  • Jejeje, según a donde vayas. -

  • Voy a casa de mi amiga Raquel que da una fiesta, y ha invitado a unos cuantos amigos, nada serio, todo informal, ya sabes... Vente, y nos tomamos una copita, ya verás como te lo pasas bien, además, Raquel es muy enrrollada y super simpatica. Venga tío, ¿A que hora te recojo? -

  • Vale, vale... Te espero abajo de mi casa a las 22:00... ¿Te parece bien? -

  • Estupendo, pues a esa hora te recojo. -

Cuando bajé de mi casa y salí del portal, Pedro ya estaba allí esperándome apoyado en su moto. Al verlo me quedé muerto colegas, estaba tan guapo el cabrón que el corazón se me puso en la polla, y notaba cada latido que me recorría todo el tronco. El tio tienía un porte de chulazo impresionante, con su pendiente en la oreja, la barba bien recortada, camiseta de deporte de tirantes, y los vaqueros bien ajustados... ¡Ufff, me dejó sin palabras!...

  • Venga, sube colega, que parece que te ha comido la lengua el gato... Espero que no, por que sin lengua no me puedes chupar el rabo, jajaja. -

  • jajaja, ya estamos cabrón... ¿Ya estamos con la bromitas? -

Bromita o no, pero a mi me encantaba que me dijera esas cosas y me ponía super cachondo. Me subí en la moto de paquete, agarrándome fuerte a su potente y robusto pecho rodeándolo con mis brazos, y pegando el rabaco a su espalda.

  • ¿Vas bien compañero? -

  • Si, no te preocupes. -

  • No, te lo digo para que aflojes la fuerza, que me vas a hacer un boquete en la cintura con el cipote, jajaja... Es broma tío, tú sigue apretando, no te vayas a caer. -

Cuando llegamos, Pedro me presentó a su amiga Raquel, la cual muy amablemente me dijo que aquella era mi casa y que hiciéra, comiéra y bebiéra lo que se me antojara. Después me fue presentado a toda la gente que había allí, había tres chicas, una de ellas era la novia de Raquel, y cinco chicos, a cual más guapo. La fiesta era de inaguración por la nueva casa de su amiga, y la anfitriona había preparado unas cosillas para picar y mucha bebida para los que quisieran. La verdad es que me lo estaba pasando muy bien, relacionándome con la gente y conociéndolas un poco, eran muy majos todos, y comiendo y bebiendo sin parar... Más bebiendo que otra cosa.

A la hora y media de estar allí aquella parecía mi casa, yo mismo me servía comida y me preparaba los cubatas. Pedro que ya estaba un poco colocado de priva, se me acercó por detrás mientras me ponía una copa para hablarme bajito al oído, pegando su cuerpo al mio y frotándome el paquete en el culo. A esas alturas ya me daba igual que me restregara el rabo, tenía un punto super guapo, y por lo visto él también.

  • ¿Te lo estás pasando bien compañero? -

  • Si tío, estoy muy agusto. -

  • Mira, vuélvete disimuladamente... A los cinco tíos que hay aqui me los he follado, no todos a la vez, que ya me huviera gustado una buena orgia con todos ellos, pero si por separado, y a algunos más de una vez. -

  • Jajaja... No me jodas... Que cabrón eres colega. -

  • Mira, a Luis el de la barbita, le encanta la lluvia dorada, lo que más le gusta es que me orine encima de su cara y tragarse todo el meado que le quepa en la boca... Ese que te he dicho que trabaja en el banco santander cuando te lo he presentado, David, a ese lo que le gusta es que le meta un consolador enorme que tiene, y que me lo folle por el culo con el dentro... ¡Uffff!... No veas como chilla el mariconazo gozando mientras le envergo por el ojete la polla de carne junto con la de plástico. -

  • ¡Joder!... Eres un sádico colega, jajaja... ¿Y ese, el tal Hector que es lo que le gusta? -

  • ¿Te gusta, ¿eh?... Es guapisímo el tío. A Hector lo que le van son las drogas a saco y las braguitas. ¿No ves todo lo macho que aparenta?, pues le encanta colocarse hasta las trancas de farlopa y ponerse super vicioso, el tío se pone como un cerdaco. Después, cuando ya está ciego y de subidón, le gusta que lo trate como a una tía puta con sus bragas puestas, mientras me chupa la polla con la boca hasta que me corro, y todo después de haberle destrozado el culito a pollazos. -

  • ¿Y Raúl, y Toni?... ¿Se llaman así, no? -

  • Esos dos son normalitos... A Raúl me lo follé en mi coche una noche que salimos de copas, pero nada destacable ni fuera de lo normal, el culo lo tiene normalito, follable, y las mamadas de polla las hace bastate bien... Y Toni, si que tiene un buen rabo, y de los grandes, me gustó mucho chupárselo y que se corriera en mi boca. -

  • ¿Y a ti, que te gusta compañero?... Por que no paras de hablar de lo que les gusta a ellos... ¿Pero y tú, que te gusta hacer, o que te hagan? -

  • Yo... Yo me presto a todo y me gusta todo colega, y más cuando se trata de sexo y de follar, y si es con un tío como tú, ahí no tengo límites, jejeje... Mira, a mi me encanta chupar pollas y que se corran en mi boca, comer culos y dilatarlos a tope para follármelos, y me gusta también que me follen el mio con un buen pollón grande y gordo... ¿Tú tienes un buen pollón compañero?... Jejeje. -

  • Jejeje... Estoy bien servido, no me puedo quejar tío. -

  • ¡Mmmm!... Mira tío, como se me ha puesto el cipote joder, y tú también vas por el mismo camino, ¿eh compañero? -

Esto último me lo dijo agarrándo todo el paquete con la mano y estrujándomelo con fuerza. Yo estaba con una calentura bestial, después de que el cabrón me huvíera dicho todo aquello susurrandome al oído y poniéndome super cachondo, que es lo que Pedro quería. En ese momento me los huvíera follado a todos, una pedazo de orgía con los cinco pollones, y por supuesto el de mi compañero el primero. Pedro no dijo nada más, solo acercó sus labios hasta los mios y me besó tiernamente. Quitó su mano de mi apretado paquete y puso las dos sobre mi trasero. Notaba el magreo que me daba en las nalgas, como me las tocaba masajeándolas por completo, y separándolas mientras me tocaba el ojete con los dedos por encima del pantalón. Al mismo tiempo y sin dejar de comerme la boca todo nervioso, me atraía hacía él con fuerza haciendome sentir el roce y la presión de su tieso y duro rabo pegado al mio. Movía la pelvis y las caderas con vigor y super excitado, restregando su paquete una y otra vez contra el mio, mientras me metía la lengua hasta la garganta. Apartó su boca de la mia y me dijo muy bajito.

  • Prepara dos cubatas, uno para ti y otro para mi, y esperame aquí un momento, no tardo. -

Se acercó hasta donde estaba Raquel y la apartó un poco de la gente con quién estaba, y le dijo algo muy bajito pegado a su oreja. Desde lejos pude ver que ella asentía con la cabeza mientras Pedro le hablaba, y cuando mi compañero terminó le indicó con la mano señalándole el pasillo que había detrás de mi, y pude leer en sus labios un "Sin problemas Pedro". Mi compañero volvió de nuevo hasta donde yo estaba y me dijo que cogiera las copas y lo siguiera. Entramos en un dormitorío, que seguramente sería el de su amiga, y nada más cruzar por la puerta sabía perfectamente lo que vendría a continuación; "Gozar y Placer". Nos tumbamos en la cama, él encima de mi, restregándose con la ropa todavía puesta, frotando su cipote contra el mio mientras nos besándonos como locos, y tocándonos los cuerpos como pulpos.

  • Que ganas te tenía Bruno... ¡Uffff! -

Me arrastró el cuerpo con sus manos hasta el borde del colchón, colocándome las piernas fuera de la cama, los pies en el suelo y la espalda tumbada en la cama. Ni un minuto tardó el cabrón en bajarme los pantalones y quitármelos, arrojándolos a la cómoda y dejándome en calzoncillos. Pedro clavó las rodillas en el suelo colocándose entre mis piernas, agarró con sus manos mis muslos y los abrió de par en par todo lo que pudo. Acercó su cara a mi enorme bulto, lo miró en silencio unos segundos y luego suspiró de entusiasmo.

  • ¿Te gusta lo que ves colega? -

  • ¡Uffff!... Me encanta... Si tú supieras tío, lo que he deseado tenerte así, todo espatarrado regalándome este pedazo de paquete que guarda ese tesoro, ese cipote que tanto quiero, y que tan cachondo me pone... No te lo crerías Bruno. -

Fue terminar de decir aquellas palabras, y hundió su nariz entre mis piernas, enterrando su cara mientras cerraba con sus manazas mis muslos. Se restregó mi paquete por todo el careto, lo olió hasta el límite aspirando su viril perfume, lo lamió con la lengua hasta que me mojó toda la bragueta de saliva, y terminó sacándome muy ábil, la polla por un lateral del slip con la boca. La dejó apoyada sobre mi vientre y volvió a abrirme las piernas, y empezó a lamerla muy suavemente pasándome la lengua desde lo cojones hasta llegar a arriba, al capullo baboso y chorreando de pre-cum. Luego lo apresó con los labios y metiéndoselo poco a poco se apoderó del cabezón, succionando con la boca vigorosamente y saboreando todo el jugo que mi cipote le regalaba. Después fue bajando engulliendo el tronco hasta zampársela por completo, hasta que sus labios me hicieron cosquillas en el puvis, parándose un buen rato con todo mi pollón dentro de su hocico, calentándose la bocaza de mamón y come pollas que tenía el compañero policía. Se le puso la cara roja por el esfuerzo, la vena del cuello le iba a explotar de un momento a otro, las respiraciones por la nariz eran cada vez más sonoras y fuertes, y las arcadas mientras tenía dentro mi enorme polla y al sacársela fuera fueron bestiales, acompadas con abundante tos. Esa maniobra la repitió varias veces, parecía que el mamonazo gozaba mucho embutiéndose mi cipote hasta las trancas y trabajárselo contrayendo la faringe, mientras me veía la cara desencajada por el descomunal gustazo y me retorcía en la cama sin parar de moverme de puro placer.

  • ¿Te gusta compañero? -

  • ¡Ohhhh!... ¡Siiiiii! -

  • Fóllame la boca tío. -

Me puse de pie, lo agarré por la cabeza con mis manos y le inserté el pollón en toda la boca. ¡Joder que gustazo!... Ya había adquirido el rol de macho dominante que a mi me gustaba, sometiendo y dominando al tío a mi antojo mientras le perforaba el hocico a pollazos. Al mismo tiempo miraba su cara tragando sin parar, esa expresión tan guapa y tan varonil que tenía Pedro que me ponía tan caliente y vicioso. Yo empujaba su nuca para metérsela más adentro, hasta su puta garganta, la polla entera entraba y salía de su boca al ritmo que yo le marcaba al mamón, mientras me succionaba el capullo y me agarraba de los cachetes del culo con las manos para mantener el equilibrio. ¡Que mamada!... ¡Como chupaba el cabrón!... Sabía perfectamente como trabajarse una buena polla, y darle placer a un tío con su bocaza. Desde luego a mi si, yo estaba flipando en colores, me derretía de gusto con esos lametazos que me daba, consiguiendo sacar el lado más salvaje y depravado de mi.

Se liberó de mi cipote como pudo y me dió la vuelta bajándome los calzoncillos, y sacándolos por los pies. Con su cara en mi culo lo lamió, besó, y mordisqueó tiernamente mis nalgas sin dejar de apretarlas con las manos. Las abría poco a poco dejando ante sus ojos aquél agujero tan apreciado por él, y después de vérmelo detenidamente y soltar varios suspiros me plantó los morros en la raja del culo. ¡Que culazo tienes macho!... Y dicho esto sacó su lengua a pasear y empezó a lamerlo. En ese momento me temblaron hasta las piernas del gusto, me tuve que inclinar y abrir más las piernas para que mi compañero tuviéra via libre y pudiéra trabajárselo mejor... ¡Y como trabajaba!

Pedro jugaba con mi ojete a su capricho, formando con sus labios una ventosa en torno a mi agujero por el que hábilmente metía la lengua para joderme y penetrarme hasta el fondo toda la cavidad. Aúnque estaba disfrutando como un loco ya no podía aguantar más, quería verle la polla, tocársela con mis manos, metérmela en la boca y chupársela enterita. Me di la vuelta y lo agarré por los hombros subiéndolo para arriba, y una vez que estaba de pie lo empujé tirándolo sobre la cama. Me fui directo para su abultada bragueta como una gata en celo, y con mis hábiles manos desabroché el pantalón dejando a la vista el contorno y la forma perfecta de su descomunal pollón. Estaba grandísimo, con el tronco tieso, gordo, duro, y se le salía medio capullo por arriba por la goma del apretado slip. Ni lamer por encima de la tela ni hostias, le saqué la polla fuera y la sujeté fuerte por la base con la mano pegada a los huevazos. Como antes hizo él con mi polla, ahora era yo el que miraba la suya con tremendo asombro, y solo podía pensar en; "Como coño me meto todo este pollón en la boca, que seguro que no me cabe entero".

  • No la mires más tío, y métetela en la boca de una puta vez. -

  • Joder Pedro, si es que esta polla no me cabe entera en la boca. -

  • Tú empieza, ya verás como poco a poco te va entrando entera. -

Sin pensármelo más, sobre todo por las ganas que tenía, me la metí en la boca cubriéndomela por completo de rabo del bueno, sintiendo todo el grosor y el calorcito que desprendía. Ni la tercera parte me pude tragar, se me escapaba la saliva a borbotones por las comisuras de mis labios, resbalando por su tronco y mojándolo a más no poder. Hice todos los esfuerzos que estaban a mi alcance, relajé la mandibula y la garganta todo lo que pude, y fui bajando poco a poco, y al final tube mi recompensa y pude metermela casi entera en el hocico. Rotas las barreras, comencé a chúparle la polla como un poseso, dentro y fuera una y otra vez sin descanso, y sin parar de lamer y tragar el pre-cum que me regalaba.

  • ¡Ohhhhh!... ¡Que gusto mamón!... ¡Cómo chupas!... Se ve que te gusta colega. -

Pues si, era la pura verdad, soy insaciable, mi hambre de polla no tiene fin, y siempre voy a la búsqueda de las más grandes para sentir mi boca llena y mi culo cubierto por cada centímetro de cipote que puedan darme... Aúnque en ese momento todavía era virgen del culo.

  • Esto es lo que te gusta, un buen biberón que chupar... ¿Eh Bruno? -

  • ¡Mmmmm!... Si, si. -

  • Es que yo lo sabía compañero, que a ti te iban los tíos y comerte buenas pollas... ¡Ohhhh, sigueee!... Y sabía que tarde o temprano te ibas a comer la mia... ¿Te gusta mi polla?... Dime mamón, dímelo. -

  • ¡Siiiii!... Me encanta Pedro, me encanta tu polla. -

  • Ven tío, dáme tú culito que quiero follártelo. -

Era consciente de que esa sería mi primera vez como pasivo, pero lo deseaba y estaba encantado de perder la virginidad con mi compañero policía, con aquél pedazo de tío fuerte y guapetón. Yo sabía que no estaba lo suficientemente preparado como para recibir un pollón de ese tamaño, pero me dejé llevar por el vicio y por las inmensas ganas que tenía de sentirlo dentro de mi. El cabrón me puso a cuatro patas encima del colchón, con las piernas separadas y todo el culo bien abierto, y me volvió a lamer el ano mientras él se daba unos cuantos pajeos en el cipote.

  • ¡Uffff!...  Tú culazo cabrón es una delicia, digno de comerse entero y saborearlo... Blanquito, suave, grandote, y perfecto para recibir una buena polla como la mia... ¡Mmmm!... Puesto así de espaldas y meneando culo, estás para cogerte y  pegarte un polvazo que flipas... Menudas espaldas tienes Bruno, me encantan. -

  • Fóllame despacio tío, métemela poco a poco que todavía soy virgen del ano. -

  • ¡Mmmm!... Te voy a desvirgar este culito, voy a ser el primero que meta su polla en este agujero... Cosa mala me has dicho tío... Ahora estoy que me subo por las paredes y super cachondo. -

Pedro perdió la cabeza y metió su lengua hasta el mismísimo fondo de mi ano, poniéndome la piel de gallina y provocándome unos fuertes gemidos de gusto y de gozo. El mamón, me lo relamía y se dejaba el aliento abriéndome el ojete a la medida del contorno de su pollón. Según me dijo después, no le gustaba dejarlo demasiado abierto, siempre estrechito lo suficiente como para que cuando comenzara a meter la polla le costara ir penetrando, y que cuando la huviéra metido hasta los huevos tuviéra esa sensación plena e indescriptible de estar follando un culo que se le resistía. Así lo hizo conmigo, empujando poco a poco, con su polla entrando completamente a pelo, abriéndose camino y clavándomela hasta tener los cojones rozándome el culo. Al principio me dolió un huevo, era un dolor bestial cada vez que su polla recorría un centímetro más,  pero el deseo y el placer eran más fuerte, así que relajé el ésfinter y me abandoné por completo a mi macho, a mi compañero que me desvirgaba el culo.

Sentía su pollón super ajustado como un guante dentro del ano. Pedro pegó unos cuantos y repetidos meneos para que mi recto se acostumbrara a sus dimenciones, y a continuación empezó a dominarme y a cabalgarme como si fuera su puta yegua. ¡Que follada me estaba pegando el cabrón!... Me colocaba como le salía de la polla, tumbándome sobre la cama y presionándome la cabeza con la mano para que no me levantara, al mismo tiempo que me taladraba el culo a toda potencia, y me deslizaba su gigantesca polla desde la punta hasta aplastarse los huevos contra mi raja. El hijo puta la tenía tan gorda que me estaba reventando el boquete, y tan larga que parecía que me iba a sacar el capullo por la boca con cada embestida. Subía todo lo que podía sin sacármela del culo y se dejaba caer con todo su peso sobre mi, una y otra vez, machacándome el ano. Fue bestial, una verdadera salvajada, y un hijo de perra dándome placer a más no poder, haciéndome sentir con cada envergada que me daba el grosor de su polla. Alcanzó tal diámetro su cipote, que me dejó un hueco tan grande que parecía mentira que me cupiera todo dentro, y entrara con tanta facilidad.

  • Ven aqui tragona... Sientate encima de mi polla y móntamela. -

Es que ni me lo pensé colegas, ya tenía tan abierto y tan dado de sí el ojete que me veía capaz de todo. Ni siquiera me costó sentarme encima de su enorme tronco, de cara a Pedro, comiéndole la boca mientras subo y bajo con mucho gusto, pajeándole la polla con el boquete del culo, y él me ayudaba desde abajo empalándome de vez en cuando. Me puse a saltar y a brincar en su polla como un loco, rápido, muy acelerado, y como un bellaco, mientras escuchaba los jadeos de gozo de mi compañero y me cascaba la polla con su mano. Un profundo "joder tío" salió de mi boca junto con varios gemidos, a la vez que solté toda la lechada sin poder controlarme del gustazo. Disparé y disparé por la polla, poniéndole a Pedro toda la cara chorreando de lefa, y el guarrón vicioso, sacaba la lengua recogiendo con ella lo que le había caido en los labios para comérsela.

Pedro me dejó que me corriéra a gusto, parando la follada pero sin sacarme el pollón, y así sentir la presión de mi culo sobre su polla cada vez que yo soltaba un chorro. Una vez que terminé de correrme, el cabrón me volvió a dar una buena friega de polla, penetrándome el ojete a toda velocidad y con rapidez hasta dejarsela a punto de caramelo.

  • Me corro cabrón... Ahí va mi regalito caliente... ¡Ahhhh! -

De un empujón me tiró de espaldas en la cama, me sacó el cipote del culo y me lo puso en la boca, y me plantó un par de lafazos espesos y largos sobre los morros, llenándome la boca de leche. Después de haberme decorado la cara en plan guarro, recogió los goterones con los dedos y me los fue metiendo por la boquita. Cuando terminó con la recogida de semen y esperó atentamente mirándome con el hocico lleno como un puto vicioso, me envergó la polla junto con su lefa, la cual rebosaba y salía descontrolada por no poder tragármela a tiempo por las comisuras de mis labios.

  • ¿Te ha gustado Bruno? -

  • ¡Uffffff!... He flipado colega... Me ha encantado. -

  • ¿Quieres más polla compañero? -

  • Si, si. -

  • ¿Te gustaría que invitara a algún coleguita de ahí afuera? -

  • ¡Mmmm!... Siiii. -

  • Dime el tío que más te gusta y me lo traigo para el dormitorío, para que le hagas lo que te apetezca. -

  • A Hector, traete a Hector por favor compañero, que quiero follármelo por el culo y partírselo en dos. -

Continuará....