Carlos mi Vecino (2) Doble penetración
Era normal que Bruno estuviéra super cachondo, mirándonos todo obseno y viciosillo, sentados en el sofá totalmente espatarrados, desnudos, solo con los calzoncillos marcándonos a tope los abultados paquetes, los cuales dibujaban una perfecta siluta de nuestras pollas que luchaban por salir y escapar de la tela.
Carlos mi Vecino
Mi Vecino y Yo, Doble Penetración.
Que puta gozada colegas... Uffff, bestial... Por cierto me llamo Bruno, encantado. -
Yo soy Carlos. -
Y yo Ivan, el de la mamada... Jajaja. -
Y que mamada colega, joder, que boca tienes chaval... Jejeje. Eres muy joven, ¿No? -
17 años, pero soy muy maduro como ya has comprobado. -
Si ya me he dado cuenta, jejeje... ¿Y tú cuantos tienes Carlos? -
22 años... ¿Y tú? -
- Estaba pensando, si os apetece seguir la juerga los tres, más cómodos en mi casa y tranquilos tomándonos una copita. Yo vivo aquí al lado, a 5 minutos andando... ¿Que me decís chavales, os apetece? -
Por mi fantastico... ¿Tú que dices Carlos? -
Vale, vamos. -
De camino a su casa fuímos hablando de cosas vanales y de sexo, sobre todo de sexo. Bruno nos preguntaba cosas, si éramos activos o pasivos, o versatiles, que posturas nos gustaba más hacer, si habíamos hecho más trios, como nos gustaban los tíos, si nos gustaba él... Etc... Etc... Mientras andábamos me fui fijando más detenidamente en Bruno y por supuesto en mi vecino Carlos. El tío a sus 27 años estaba realmente bueno, espalda ancha, los brazos y las piernas fuertes, un culo respingón impresionante, con esa cara morbosa de guarrón, y un pollón el cual ya os he explicado que quita el hipo. Carlos iba guapísimo, con una camiseta de tirantas pegada al cuerpo que le realzaba todos los músculos del torso, y le acentuaba sobre todo los imponentes bíceps, y unos vaqueros ceñidos que le marcaban ese culito super delicioso, redondito y prieto que tiene el cabrón.
Ya en casa de Bruno, nos acoplamos en el sofá cómodamente mientras seguíamos charlando y nos tomábamos unas copas. El tío nos contó que era policía municipal, que llevaba tres años en el cuerpo, que todavía no había salido del armario por respeto a su familia, y por que según él, eran muy conservadores y no lo iban a entender. Nos dijo que solo dos de sus compañeros sabían que era gay, y por que se los había follado, que si no tampoco, y que por eso le gustaba follar en los cuartos oscuros para nadie pudiéra reconocerlo. Yo lo escuchaba de hablar y me lo imaginaba vestido con el uniforme de policía, con la porra de carne por fuera de la cremallera y follándome la boca como en el cuarto oscuro, y me estaba poniendo malo de vicio.
- ¿Y vosotros que os contaís?... Por cierto, tengo ahí una farlopa buenísima que le requisé a un camello el otro día... ¿Os apetece unos tiritos? -
Los dos nos apuntamos enseguida al ofrecimiento, y después de unos cuantos rayones y otra copa más, Carlos se soltó la lengua y empezó a contarle su vida.
Yo estoy más o menos como tú colega, mi plan es muy parecido al tuyo y también me tengo que meter en los cuartos oscuros para follar con los tíos. Hasta hace poco tenía novia, Ivan lo sabe que es mi vecino y me habrá visto con ella, salía con una chica guapísima, Tania se llama, con un cuerpazo espectacular y super buena gente, -
¿Y que pasó tío?-
Que me pilló en la cama con su hermano... Jajaja. -
No me jodas Carlos... ¿El German es maricón? -
¿Maricón dices?... El German es un calienta pollas de mucho cuidado, y se las come dobladas el hijo puta. -
Pues no se le nota nada al tío, jamás se me ha pasado por la mente que German iba de ese palo con lo machote y chulito es es... Joder con el coleguita, me he quedado muerto vecino... ¿Y como pasó tío, como te lo llevaste a la cama?... Cuenta cabrón, que no veas como se me ha puesto el rabo con solo pensarlo, con lo bueno que está y yo sin saberlo, me cago en la puta. -
¿Y si lo cuentas después de follar Carlos?... Que yo estoy como tú Ivan, con la polla durísima y ardiendo del calentón. -
Era normal que Bruno estuviéra super cachondo, mirándonos todo obseno y viciosillo, sentados en el sofá totalmente espatarrados, desnudos, solo con los calzoncillos marcándonos a tope los abultados paquetes, los cuales dibujaban una perfecta siluta de nuestras pollas que luchaban por salir y escapar de la tela. Carlos asintió con la cabeza y se abrió aún más de piernas, provocándolo y pidiéndole sin palabras que tomara posesión del manubrio que tenía entre ellas. Yo quise ayudarle, le saqué el empalmado pollón, lo agarré con firmeza por la base y se lo coloqué recto, tieso, y erguido, con el capullo húmedo apuntando al techo. Bruno no tardó en arrodillarse frente a su polla, la miró detenidamente y soltó por la boca un sonoro y ansiado"Joder". Después abrió todo lo que pudo esa boca grande que tenía, y la engulló entera desde el capullo hasta llegar a tocar con sus labios los pelillos del pubis.
Joder que morbazo Bruno, verte esa cara de tío machote comiéndole la pedazo de polla que tiene mi vecino Carlos... ¡Uffff! -
¡Mmmm!... Y el cabrón sabe mamar Ivan, el tío sabe como comerse un polla... ¡Que gusto colega! -
Mientras se la chupaba a Carlos, Bruno no perdía el tiempo con las manos, la derecha le masajeaba tiernamente los huevazos a mi vecino, y con la izquierda ya se había apoderado de mi cipote, que me lo pajeaba al mismo ritmo que mamaba el cabrón. Me encantaba ver como se manejaba el policía machote con un rabo gigante dentro de la boca, esa cara que ponía de cerdo vicioso chupando sin parar, mientras se le escapaba al tío la saliba a chorros por las comisuras y le dejaba a Carlos todo el tronco de la polla mojado y brillante. Después se fue a por la mia y repitió la misma dinámica, metiéndose mi polla entera hasta notar sus labios en mis cojones. Mi polla no era tan enorme como la de Carlo y Bruno, ellos tienen unos pollones de caballo, pero si la tengo grande y muy gordita, y los tíos que la han probado se quedaron muy satisfechos con ella.
La verdad es que el mamonazo sabía trabajarse una polla con la boca, que mamada colega, que gozada de lengua pegando lametones a diestro y siniestro, con esos labios carnosos chupando sin pausa, y ese hocico aspirando y sorbiendo todo el líquido preseminal que soltábamos de puro gusto por el glande. Carlos se sentó en el suelo posando la cabeza sobre el asiento, en el borde del sofá, y me hizo una señal moviendo la lengua por fuera de la boca, indicándome que quería comerme y saborear de nuevo mi preciado ano. Me subí encima de su careto poniéndome en cuclillas, y dejé mi ojete a merced de su lengua que comenzó a trabajárselo de una forma alucinante. Mi postura de cara a Bruno le permitía ver la cara de felicidad que se me iba poniendo, y como se me transformaba de puro gozo mientras el mamonazo seguía tragando polla, y el vicioso de Carlos me penetraba el boquete en un intenso mete y saca de lengua. Imaginaros colegas, por que yo lo hice, si así de bueno era con la boca, qué no haría con el pedazo pollón que tenía entre las piernas.
No podía dejar de mirar y de vigilar la bocaza del tío con todo el pollón de mi vecino dentro. El hijo de puta engullía como un campeón, con la manos de Carlos imprimiendo fuerza, empujando hacia abajo y haciendo que al cabrón se le pusiera la cara roja taponándole la garganta con el cipote. Era puntazo tras puntazo, uno detrás de otro, seguidos, sin descanso, tan brutales y descontrolados que en uno de ellos se la enfiló hasta el fondo, y consiguió que Carlos se retorciéra hacia atrás en el sofá del gusto de sentir como atravesaba ese espacio tan estrecho.
El deseo de sentir aquella polla dentro de su culo, le pudo al guarrón de Bruno. Se sentó en la entre pierna de Carlos, le agarró el cipote con la mano y lo condujo sin condón ni hostias hasta la entrada de su agujerito. Con mucha suavidad, y sentándose muy despacio sobre él, se fue metiendo por el boquete del culo los primeros centímetros de aquél descomunal pollón. Mi vecino empezó a empuñarle el espadón una y otra vez con un espectacular movimiento de nalgas, provocando los suspiros y gemidos del puto policía. Poco a poco su ano se acostumbró al diámetro de esa polla, ya no suspiraba el cabrón de dolor, ahora los suspiros eran de gustazo y placer.
Entonces Bruno se desvocó y tomó las riendas, arreándole una paja porculera, tragándose el pollón hasta los putos cojones y sacándolo enterito hasta el capullo. Era tan larga y estaba tan bien ajustada al agujero, que la muy zorra de la polla no se salía por muchos movimientos que hicieran uno y otro. Donde antes estaba la boca del policía merendando buena butifarra, ahora estaba dentro de su culazo tragón. Carlos se lo envergó con gusto, disfrutando como loco de la cabalgada que le estaba metiendo mientras le abría a tope la raja del culo para que pasara su rabo sin problemas, y así empotrarlo sin piedad una y otra vez destrozándole el ojete.
Escúchame cabrón, ahora este culazo que tienes me pertenece, es de mi propiedad y te lo voy a follar a mi antojo. -
Si, tío bueno, fóllamelo, dáme fuerte por el culo y hazme disfrutar con tu pedazo de polla, niñato de mierda... ¡Ufffff! -
Como buen guarrón vicioso, no podía desperdiciar la buena polla que yo le estaba ofreciendo delante de su cara, y sin vacilar un segundo la atrapó entre sus fauces de perra y comenzó a mamarla como un salvaje. Ahí estabamos los tres gozando como locos, Carlos, mi vecino follándole el culo a lo bestia, Bruno, el policía municipal tragándose buenas pollas por el ano y por la boca, y yo, Ivan, el chaval devorado por delante y por detrás por ambas bocas.
Ivan, colega métele tú también la polla por el culo... ¡Uffff!... Quiero que nos lo follemos los dos a la vez, nunca lo he hecho tío y me flipa mogollón la idea... Vamos, métesela chaval, que seguro que a éste le gusta tragárselas a pares... ¿A que si cabrón? -
Siiiii... Métemela tú también chaval, los dos juntos... ¡Mmmm!... Quiero pollaaaa. -
Carlos le agarró el culo y le estiró los cachetes dejando ante mis ojos el boquetón que ya le había taladrado a conciencia y sin contemplaciones. Quería que yo empezara a introducir lentamente mi pollón, muy suavemente, para frotar nuestras pollas piel contra piel y capullo con capullo dentro de ese culo, y agrándarlo a tope. Cuando se la envergué por detrás, el tío soltó por la boca un berreo atroz, garrafal, y super exagerdo, al sentir su culo bien agujereado a lo grande, y con dos buenos rabos entrando y saliendo por su culo, los dos a la vez en una maravillosa doble penetración. El cabrón de Bruno tragaba que era un vicio, zampaba las dos pollas como si fuera una buena puta, nuestra putita, y que gustazo de putita colegas.
Nos lo follábamos por el culazo como bellacos, como unos putos salvajes, mientras escuchábamos sus quejas, sus protestas, y sus gritos de dolor y de placer al mismo tiempo. Mi vecino y yo, no éramos conscientes de la estrechez del culo del colega, ni de las dimensiones de nuestras pollas, sólo veíamos un agujero por el que competir y listo. Carlos lo abrazaba fuerte desde abajo para que aguantase la embestida del que estaba encima, osea yo, y después nos intercambiábamos los papeles y era el cabrón de mi vecino el que deslizaba su rabo gigante hasta el fondo de su recto.
¡Ahhhh!... ¡Joder cabrones!... Me vais a partir en dos... ¡Ohhhhh! -
Como te gusta... ¿Eh?... Pedazo de maricón... Mucho policía macho, pero lo que tú querías era tragarte dos buenos pollones por este culo como los nuestros, y que te follaran a base de bien dos chavales guapos y buenorros como Ivan y yo... ¿A que si cabrón? -
Seguro esta no es la primera vez Carlos... ¿O no ves como goza el cabronazo?... Mira como jadea la perra de gusto. ¿Te gusta tragártelas a pares, eh? -
¡Ahhhh!... ¡Siiiiii!... Que follada más buena y placentera chavales, ahora mismo me siento como un puto pavo relleno de acción de gracias. -
Así estuvimos un buen rato hasta que yo no pude más. Noté como me venía la leche galopando por toda la vena del tronco, queriendo salir a borbotones. Le saqué la polla del culo y me puse de pie con el cipote apuntando a su puta cara, y fui el primero en encharcarle de semen los morros. Carlos no duró mucho más después de ver la lefa cayendo por esa boquita, y ni corto ni perezoso, se aferró con fuerza a las caderas de Bruno y a pollazos en su ano se fue vaciando a gusto, escupiendo todo el semen que guardaba en sus cojones. Cuando el tío terminó de engullir por el ojete la lechada de mi vecino, se elevó en cuclillas con todo el trasero goteando lefa, y colocó su pollón a punto de correrse dentro de la boca de Carlos. Mientras el puto policía le inundaba el hocico de semen, me bajé hasta su culazo y metí mi lengua en su mojado ano, y empecé a relamer con placer la rica leche caliente que le había regalado el cipote de mi vecino.
Hasta ese momento no había visto a Carlos comerse una polla, y encima con regalo de leche la cual se tragó enterita. Aquello me puso tan cachondo y tan caliente, que cuando terminé de limpiarle el boquete del culo al tío, me fui directo a la boca de mi vecino y se la comí entera.
Joder chavales ha sido bestial... Que pedazo de follada niñatos... ¡Uffff!... Y tú, Ivan, eres todo un viciosillo, que comida de culo me has dado cabrón, he gozado como nunca... Y tú Carlos, ya ni te digo colega, que polla tienes joder, y que boquita... ¿Os ha gustado a vosotros? -
Yo he flipao tíos... Que culazo tienes Bruno, que bueno, ha sido una puta locura. -
¿Y tú Carlos, que dices, te lo has pasado bien? -
Joder... ¿Tú que creés tío?... Todavía estoy alucinando en colores... ¡Uffff, ha sido brutal!... Solo me he quedado con las ganas de follarte el culito Ivan... ¡Mmmm!... Me apetece mogollón envergartelo, y te juro por mi padre que no me voy hoy sin follártelo enterito cabrón. -
Eso tiene facil arreglo vecino, yo me coloco a cuatro patas y tú me lo empotras con tu polla. -
Me cago en la puta Joder... ¿Has visto al niñato Bruno, como me calienta la polla y me la pone dura otra vez?... Menudo putón estás hecho vecinito. -
Jajaja... Estaís como dos putas cabras. Si os parece, ahora es un buen momento para que tú, Carlos, cuentes la follada con el hermano de tú novia, y así nos calentamos otra vez escuchándote y tomándonos otra copita. -