Carlita. Mi Sobrina y yo de pesca 1
Tito Luis. ¿Puedo ir contigo a pescar? Es que... Es que no tengo ganas de dormir la siesta tito.
Hola amigos y amigas de Todorelatos, como ya sabeís mi nombre es Chuismi, de Chuis Miquel, soy y vivo en Zaragoza, España, tengo 49 años, 1'74 de altura, unos 68 kilos y rubio de ojos azules y aquí me teneís con un nuevo relato para tod@s vostr@s.
Primero quiero deciros que este relato es un 'aparte' de la saga de relatos que hasta ahora os estaba narrando. Ademas también quiero explicaros que en las ocasiones en leais cuando las chicas en mis relatos se dirijen a mí como Luismi, tiene todo su sentido, pues mí nombre, Chuis Miquel, es la forma en aragones antiguo del nombre en castellano, Luis Miguel, y de ahí, Luismi. Y ya sin mas, comienzo.
Primero debeís de saber que una de las cosas que mas me gustan es alejarme de la ciudad siempre que puedo para ir a pescar al enorme embalse de Mequinenza, mas conocido como "Mar de Aragón", donde las oportunidades de pescar un siluro de mas de dos metros son muy escasas y menos aún cuando uno va solo, ya que es un pez realmente enorme para ser capturado por una sola persona.
Bueno amigos y amigas. Hay cosas en la vida que se dan sin buscarlas y eso es lo que me ocurrió hace unos años y aunque me avergüence un poco, el placer que conseguí con aquella experiencia fue tan enorme, tan, tan enorme, como para que el sentimiento de culpa hoy, no me altere el recuerdo de algo que, reconozco que fué, ética y socialmente hablando, muy fuerte.
Esto sucedió una tarde de verano, como ya os e dicho, de hace unos años, cuando yo entonces contaba con 31 vigorosos años, cuando Xavi, un amigo con el que entonces trabaja, me invitó a pasar un fin de semana en su casa a orillas de dicho pantano. Fuimos él, su esposa Miriam, una guapa rubia de ojos verdes de 39 años y unas tetas enormes y su joven hijita Carla, que hoy cuenta con 33 maravillosos años, a los que yo conocia desde hacia siete años atras.
Como ya he dicho, soy un fanático de la pesca y por eso llevé todo mi equipo y ya, despues de comer y cuando todos dijeron que se iban a dormir la siesta, decidí aprovechar para ir al embarcadero del lago donde alquilé un bote, con la intención de salir yo solo a pescar e intentar conseguir un gran siluro. Luego regresé a la casa a por mis aparejos y comencé a prepararme para aprovechar la tarde como una de las mejores de mí vida, sintiendo que aquella, no sabia bien porqué, se me presentaba magnífica.
En eso estaba yo saliendo de la casa cuando Carlita se me acercó, como salida de la nada y me pregunto:
-Tito Luis. ¿Puedo ir contigo a pescar? Es que... Es que no tengo ganas de dormir la siesta tito.-
La miré un poco extrañado y disimulando mí contrariedad le dije:
-Por mí bien, pero preguntaselo primero a tus padres y si te dejan has de prometerme que una vez allí no vas a querer volverte en cuando te aburras.- Le dije yo mientras para mis adentros pensaba que ojalá no la dejasen venir, pues estaba seguro de que la chica, una vez allí y al rato, se iba a aburrir como las ostras y que me iba a estar tocando los cojones durante toda la mañana queriendose volver, estropeandome la pesca.
Cuando al rato la ví llegar dando saltitos feliz, sonriendo y corriendo hacia mí me dije. "La cagamos tio. Le han dado permiso, mierda, la voy a tener que llevar, aguantar y cargar con ella durante toda la mañana. Que cabrones el Xavi y la Miriam, como se la han quitado de encima para poder follar con tranquilidad endiñandomela a mí.
-Papá y mamá dicen que no hay problema en que vaya contigo tito, sólo me han dicho que no te moleste y que haga caso obediente en todo lo que me digas-. Me dijo Carlita sonriendo y muy alegre, cuando llegó hasta mí.
Así que puse mi mejor cara y directamente nos fuimos hasta al pantano, donde al llegar nos subimos al bote alquilado y comencé a remar hacia el interior mas alejado buscando la mejor zona para pescar y resignado ante mí mala suerte.
Remando medio encabronado me fijé en Carlita apoyada con ambas manos en la proa del bote y que inclinada hacia delante miraba por encima del bote el agua, en una postura en la que me mostraba la minuscula faldita que vestia subidita casi hasta la cintura, por lo que dejaba al descubierto un precioso culito, un culito que no hubiera podido imaginar en ella, ni en mis mejores sueños.
"Diablos". Me dije. "Que hermoso culo tiene la cria". Pero mis pensamientos, en esos momentos, no fueron más allá de eso.
Después de remar hasta el lugar que me pareció ideal, tiré la pequeña ancla y armé el equipo.
-¿Quieres que monte una caña para tí, Carlita?-. Le pregunte .
-Vale tito. Pero yo no se pescar. Si eso, dime lo que tengo que hacer-. Me contestó ella sonriendome entusiasmada.
-Tranquila Carlita, yo te enseño. Pero has de ser muy obediente en todo lo que te vaya diciendo y no podras hablar en todo el tiempo, pues sino no vendrán los peces.- Le dije para ver si se arrepentia y me pedia regresar en ese momento a la orilla, pues entonces no me hubiese sabido tan mal regresarla, menos que si me lo pedia luego en plena faena de aparejos instalados.
-Si, vale. Estate tranquilo tito Luismi. Haré todo lo que me digas obediente y sin rechistar, te lo prometo.- Me respondio realizando con su mano el gesto de cerrarse la boca con una cremallera imaginaria.
Así que con las carnazas en el agua nos dispusimos a esperar a que un siluro picara, cosa que al cabo de una media hora despues no habia ocurrido, por lo cual y ligeramente aburrido, permiti a Carlita hablar, dandole permiso. En ese momento, que se habia quitado el vestidito, estaba tan solo con un minusculo biquini rosita, que en la parte de arriba, poco escondia unos pechos preciosos, grandes y redondos, demasiado desarrollados para su edad y que me estaban empezando a volver medio loco.
Como no sabia de que hablar con ella, solo se me ocurrió preguntarle que si tenia novio, pues fué lo primero que en ese momento se me ocurrió. Ella, toda roja de verguenza me dijo que no, pero a continuación, y ante mi sorpresa me dijo que aunque no tenia novio ya habia tenido algunas experiencias sexuales con varios chicos.
Una vez pasado mi estupor ante tan íntima confesión iniciamos una amena conversación que poco a poco fué derivando en una charla de lo mas caliente, mas de lo normal entre un hombre y una chica.
Al poco empecé a sentir extrañas sensaciones en mi cuerpo, sensaciones de lo mas perversas hacia ella, hacia la hijita de mi amigo Xavi, notando que ya no la estaba mirando como a la chica que conocia desde bien pequeñita. Carlita desde siempre me trataba como si fuera su propio tio, confiando en mí con cariño, entregada y como si realmente fuera su tio me llama cariñosamente, "tito".
Aunque no, en aquel momento no la estaba viendo como a mi sobrinita , mas bien la estaba viendo como a la mujercita que ya era, intuyendo también que, de alguna forma, ella se sentia atraida por mí, hablando agitadamente, aumentando su respiración y empezando a hacerme preguntas de lo mas atrevidas, acompañadas de miradas de lo mas provocadoras y en un tono de lo mas sensual.
De repente Carlita guardó silencio y mirandome a los ojos y muy seriamente me preguntó:
-¿Tito Luismi? ¿Has estado alguna vez con una chica de mi edad?.-
-¿Estado?- Le sonreí burlonamente.-
-No entiendo tú pregunta Carlita.- Le dije.
-¿Que quieres decir con eso de si he estado con una chica de tú edad?-. Le pregunte haciendome el tonto. Aunque sabia perfectamente, o mas bien intuia, lo que ella me estaba preguntando.
Y ahí Carla poniéndose todavia mas colorada me volvio a preguntar:
-¡Titooo! Mmmmmmm... Que si has tenido relaciones con chicas de... de mi edad... ¡Jolín tito Luismiiii!... ¡Eres maloooo!... ¡Tu ya me entiendes!... ¿Verdad?.-
-Pues no Carlita. La verdad es que no consigo saber que es lo que me quieres decir, asi que será mejor que me aclares tú pregunta mejor.- Le dije yo. Y ella, bajando los ojos como avergonzada, me balbuceó:
-Que malvado eres tito... Pues que si has tenido relaciones sexuales con chicas como yo. ¡Jolín!... Esto te lo pregunto porque desde hace un año o así, solo pienso que me gustaría hacerlo contigo tito Luismi. Ademas, también me gustaria que dejaras de llamarme Carlita, pues ya no soy una niña pequeña ¿sabes? . Tú ya me endiendes ¿Verdad?.-
Quedé mudo por un instante.
-¿Que?- Exclamé.
-¡Qué me estas diciendo Carlita!. Digo... Carla.- Le dije mirandola dulcemente a los ojos.
-¿Estás tú segura de quieres hacer eso conmigo?.-
-Sí tito Luismi. Claro que estoy segura. Sino no te lo estaria diciendo. Mis noches son todas iguales. Sueño con ser penetrada en mí primera vez por tí. Mi tito. Un hombre de verdad. Un hombre de verdad como tú, experto, guapo y al que amo con toda mi alma desde pequeñita.- Me dijo como abochornada mirando hacia el infinito.
-Aunque, y eso ya lo se tito. Soy fea y estoy segura de que no te gusto y por eso no me lo vas ha querer hacer-. Me dijo mirandome ahora directamente a los ojos y empezando a llorar desconsoladamente.
-No seas tonta. Ven aquí Carla. Sabes bien que eres una mujer, muy, muy guapa, deseable y bonita de verdad.- La dije sentandola sobre mis piernas acariciando su suave y sedoso cabello y dandole besitos a la vez en su cabeza, que ella, coqueta, apoyaba entregadita en mi hombro.
Entonces fué cuando la miré a los ojos viendola por primera vez tal y como ella queria ser vista. Y aún no se como, la tomé de la barbilla con suavidad y la besé en la boca, aunque en verdad sentí que eso no era solo un beso, era... Como si me la quisiera comer. Esos tiernos labios y esa lengua tan suave, esponjosa, receptiba y toda dentro de mi boca. Sentí como una explosión en mi pene mientras empezé enloquecido a quitarle la parte de arriba del biquini liberando sus preciosos pechos como si se tratase del acto mas natural.
Sintiendo como dejaba libres sus tetas, Carla emitío un excitante gemido acompañado de una sonrisa plena felicidad, por lo que, y completamente pervertido, comencé a exprimirselas con mi boca dandole pequeños mordiscos en sus dulces pezones mientras ella gemia y gemia de placer sin decir palabra, aunque sus ojos brillaban de felicidad, con lo que intuí que Carla estaba consiguiendo su mas deseado anhelo.
Estando yo sentado la puse de pie frente a mí y le bajé el tanguita del biquini hasta quitarselo, quedando así su chochito virgen, impoluto, sonrosado a la altura de mi boca. Que placer fue chupar ese coño virgen saboreando el dulce néctar que se le derramaba intensamente llenita de excitación, mientras jadeando deconsolada me apretaba la cabeza con fuerza contra sus piernas y me pedía más y más hasta que al poco, explotó de placer viniendose abundantemente dentro de mi boca.
Luego de su orgasmo la hice arrodillar y le pedí que me sacara el pene. Obediente, pero con alguna dificultad por los nervios, pudo bajarme el cierre del pantalón y mí pene salió con fuerza golpeandole en la carita, ante lo que se asustó un poco.
-¡Tito Luismi!... ¡Ohhhh!... ¡Que grande la tienes!.- Me dijo con los ojos muy, muy abiertos, como platos. Comentario que me agradó escuchar. La verdad es que me gustó mucho oir su comentario sobre la grandeza de mi verga.
-Me alegra que te guste mi polla, Carla. Porque has de saber que ahora es toda tuya. Toda tuya, Carla... ¿Te gustaria chuparla ?.-
Ahí ví por su cara que la idea pareció contrariarla, como no sabiendo bien que hacer, así que con gesto de broma y giñandole un ojo le recordé que su padre le habia dicho que debia obedecerme en todo y que ademas ella también me lo habia prometido.
En ese momento Carla me sonrió y asintiendo con la cabeza comenzó a lamerme la verga como de si una piruleta se tratara. Primero empezó muy despacito y luego, y tras perder toda la verguenza y pudor, se la introdujo enterita en la boca. Casi me desmayo de la impresión, no me lo podia creer, tenia toda mí verga, toda enterita, dentro de su boca empezando, ante mi sorpresa, a mamarmela como toda una profesional, arriba y abajo, arriba y abajo con profundidad y con verdadera pasión, mientras su carita de angel se transformaba en la de una diablesa llena lujuria, de vicio y de deseo, cojiendole al rato tanto gusto al acto de chuparmela, mamarmela y tragarsela toda, toda enterita, que no me la quería soltar ni dejar de chupar, por lo que tube que decirle:
-Para Carla. Para ahora porque, y aunque me gusta mucho, me tienes a punto de explotar y vas a hacer que me corra viniendome en tu boca antes de tiempo, pues creo que tú y yo debemos hacer otras cositas antes de que me venga, cielo.- Y así, con su mirada llena de lujuria y de expectación conseguí sacarsela de la boca, mientras ella, me miraba sorprendida y con gestó de falso enfado preguntandome:
-¿Qué me vas a hacer ahora tito Luismi?... ¿Me la vas meter ya en el coñito?... Porque la verdad tito, es que tengo muchas ganas, aunque tambien algo de miedo, porque creo que me va a doler. ¿Verdad tito?.- Me dijo con carita asustada.
-Vamos a probar a metertela con cuidado y de poco a poco, así no creo que te duela. ¿Vale pequeña?- Le respondí.
-Anda Carla, ven aquí. Sientate a caballito sobre mí con las piernas bien abiertas y apuntando con tu vagina sobre mí pene y juntos lo vamos a ir haciendo entre los dos. ¿Vale?... Vamos a ir metiendola dentro de tí muy despacito. ¿Ok?- Le dije a modo de consolación intentando asi calmar sus temores.
Arrímando su coñito a mi verga y sujetandola con mis manos por las nalguitas, muy pronto la cabeza de mi verga se perdió en el interior de su tierna cuevita virgen... Carla gimio... Sólo con la cabeza de mí polla dentro de ella bastó para que se estremeciera toda entera, siendo ahora ella la que, excitadisima y poseida como una perra en celo, empezó a empujar con fuerza hacia abajo apretando los dientes mientras se mordia desesperada los labios, hasta hacerse sangrar.
Por lo que pude sentir, la penetración la estaba costando demasiado esfuerzo, así que le dije que parara un momento y que se quedara quieta solo unos instantes, solo un ratito para que su interior se fuera acostumbrando al grosor de lo que la estaba invadiendo.
Entonces con mí mano derecha comencé a frotarle y pellizcarle el clítoris tocandole las tetas con la izquierda, retorciendo sus pezones con fuerza y besandola con pasión en la boca. Todo esto hizo que se relajara un poco y que aumentara aún mas su excitación y deseo.
Solo un minuto despues y de un solo empujón, Carla se penetró de golpe hasta el fondo dejandose caer con fuerza y desgarrandose así y para siempre su virginidad, emitiendo un solo y muy leve ¡ayyy! Tras lo cual se quedo quieta sobre mí, sentada, sintiendose llena, gimiendo y abrazandome muy fuerte, dandome besitos por la cara, los labios, el cuello. Carlita tenia toda mi verga metida entera dentro de su, hasta ese momento, sexo virgen, chorreando hilillos de sangre que se deslizaban por mi verga.
-¡Ahhhhhhhhh titooooooo!... ¡Ufffffff!... ¡Que lindooo!... ¡Que gustooo!... ¡Que gusto mas ricooooo!... Es mucho mejor de lo que habia imaginado tito... ¡Ufffff!... ¡Ufffffffff tito!... ¡Me gusta!... ¡Te amo!... ¡Te amooo titooooo!... ¡Oooohhhhh titooooo!... ¡Como te amo!- Me dijo jadeando y temblando como una hojita, toda desconsolada.
-Pero ahora sacámela tito. Quiero verte la verga antes de que me la vuelvas a meter todita entera dentro de mí.- Me dijo ella. Y yo, así lo hice. Pero cuando se la saqué, Carla la miró y en sus ojos pude verle algo de temor, había visto algo la sangre chorreando hacia abajo por mi pene, manando en hilillos de su vagina, ante lo que le dije que estubiera tranquila, que eso era lo normal debido a la rotura de su himen. Con lo que aparentemente quedó mas tranquila.
-¡Que bueno tito Luismi!... ¡Ummmmmmmmm!... ¡Que excitación!... ¡Ummmmmmm!... ¡Titooo!... Ahora quiero sentirla dentro de mí otra vez.- Y mirandome a los ojos con cara de autentico vicio y deseo, que me volvió loco de excitación, cojió mi pene con su mano y la dejé hacer a su ritmo... Que sensación... Aprendió rápido y en un momento estaba penetrada hasta el fondo moviendose de manera que mi verga entraba y salía sólo con el movimiento de su pelvis, yo no hacía nada, sólo disfrutaba de ese chochito sonrosado y recien desvirgado, tratando de no acabar dentro de ella. Y así estubimos un rato hasta que Carlita tubo un nuevo orgasmo genial.
Como era de suponer, un embarazo hubiera sido fatal para los dos, por lo que le expliqué que teníamos dos maneras de que yo pudiera venirme dentro de ella sin problema de dejarla preñada. En su boquita o en su culito, le expliqué. Carla se lo pensó unos segundos y me preguntó:
-¿Duele mucho más si me la metes por el culito tito?.- A lo que yo le contesté:...
CONTINUARA.