Carli, una jovencita sumisa I

La chica acercó sus labios, una vez más se sentía sumamente nerviosa, con lentitud y obedeciendo las indicaciones de Eduardo poco a poco comenzó una mamada, su primera mamada...

Carli una jovencita sumisa Parte I

Carli era una joven risueña, de rasgos llamativos, su piel era de un tocó acaramelado, sus ojos eran negros, grandes y brillantes (ojos de Luna, cómo dirían algunos sabios), su cabello era ondulado y rebelde, pero le daban un aire bastante sexi, su cuerpo el cual no mostraba mucho (debido a que había sido criada de una manera tradicional y bastante anticuada) su cuerpo solo ella y un fugaz novio lo había podido admirar, tenía piernas gruesas y llamativas, muslos fuerte, glúteos redondos y duros, no era delgada, pero tampoco gorda, estaba en un punto de equilibrio, sus senos eran pequeños, con aureolas pequeñas y pezones puntiagudos de un tono más oscuros que su piel

Carli dentro de su familia era vista como rara pues tenían un corazón aventurero y una mente curiosa, aunque ambas cosas solo podía satisfacerlas en su imaginación, pues como dije, su familia y su crianza casi nada le permitían, ya que todo era malo según sus padres. A la edad de 18 años y luego de haber obtenido notas más que sobresalientes, sus padres decidieron enviarla a vivir con una tía en la gran ciudad ya que Carli había sido seleccionada para estudiar en una universidad. El día que le tocó despedirse de sus padres para ir a la cuidad, Carli estaba sumamente emocionada, pues por primera vez saldría de su pueblo sin la estricta vigilancia de sus padres, el viaje le pareció hermoso disfrutando del paisaje e imaginando cómo sería su nueva vida, su universidad y fantaseando con las diferentes aventuras que viviría.

Cuando llego a la ciudad fue recibida por su tía y su prima menor, fueron a casa y luego de instalar su tía le comento que al día siguiente comenzaría a trabajar con ella y una semana después comenzaría sus clases, esto de entrada copo todo el tiempo de Carli, limitando su tiempo libre a los fines de semana luego de realizar todas las tareas de casa, para que así su tía le diera permiso de salir y conocer otros lugares y a otras personas.

Las semanas transcurrieron, el día a día Carli era bastante agotador, entre las clases por la mañana, su trabajo con la tía por las tardes y el hacer sus tareas y estudiar por las noches terminaba agotada. Se había interesado en un chico, pero este no la miraba, estaba como casi todos los muchachos de la facultad embobado con una chicha de otro semestre y capitana del equipo de Voley ball. Carli ya era una mujer, su cuerpo desarrollado le pedía ciertas cosas, pero cada vez que recordaba cómo fue su primera vez con aquel jovencito de su pueblo, terminada decepcionada, luego pensaba en aquel chico de la universidad y cómo este estaba embobado con aquella niña rubia pija y pensaba que aquello del amor, el sexo y otras tantas cosas que pasaban por su mente no eran para ella, aunque no podía negar que habían muchas cosas relacionadas con el sexo que le causaban curiosidad y que en más de una ocasión había fantaseado con realizar.

El destino y el azar son inciertos y nadie sabe lo que pasará al día siguiente y eso fue lo que le pasó a Carli, un día al llegar de la universidad, se le hizo algo tarde para llegar al trabajo con su tía, así que no pudo pasar por casa a cambiarse de ropa sino que fue con la ropa de deportes que tenía, pues ese día había hecho deportes en la universidad, nada más entrar en la oficina de su tía sintió aquel perfume varonil, el cual la encanto, pero cuando vio a aquel hombre se quedó casi paralizada, era alto, cercano a los dos metro, tenía el cabello corto, casi rapado, con barba bien arreglada y una mirada que cuando Carli la vio, se sintió desnuda, aquellos ojos eran tan profundos y penetrantes que la hacían sentirse indefensa delante de aquel hombre.

Su nombre era Eduardo y era un conocido de su tía, tenía 34 años y ese día había ido a la oficina a conversar sobre un apartamento que deseaba comprar, al ver a Carli no pudo evitar repasarla de pies a cabeza, le pareció tan delicada e indefensa, pero a la vez noto en sus ojos cierto brillo de rebeldía que poco a poco se apagaba. Eduardo estuvo hablando un rato más con la tía de Carli y quedó en que en un par de días iría a ver el apartamento, pero como dije, el destino y el azar son inciertos y dos días después de aquel encuentro, la tía de Carli le dijo que no podría ir a mostrarle aquel apartamento pues tenía otras citas de trabajo y por ende necesitaba que Carli fuese a mostrarle el apartamento a Eduardo su amigo, Carli cuando escucho esto nuevamente sintió aquella sensación en sus cuerpo como en el momento que Eduardo la miró fijamente en la oficina.

A las 3 de la tarde en punto y con aquel perfume que la cautivo en la oficina llegó Eduardo al lugar indicado, Carli lo guío por los alrededores de el conjunto residencial y le iba explicando todo cómo le indico su tía, a todo esto Eduardo no había emitido nada más que el hola inicial, con aquella voz que parecía de truenos, cuando Carli la escucho se estremeció. Llegó el momento de entrar al edificio y ver el apartamento, ella le mostró cada habitación y zona del apartamento, al finalizar, ella quedó sin palabras cuando Eduardo le dijo:

-Me ha gustado, ¿aceptarías ir por un café?

Carli iba a decir que no, pero su boca fue más rápida que sus pensamientos.

-Ok.

Fueron al carro de Eduardo y el la llevó a una cafetería que Carli no conocía, la misma era en si una biblioteca con un ambiente bastante acoger, de entrada a ella le encantó, pidieron unos cafés y postres y hablaron un rato, pero en medio de la misma Carli recibió una llamada.

-Alo?

-Carli dónde estás, ¿porqué no atiendes mis mensajes?

Era su tía y sonaba muy molesta, Carli por miedo le respondió que ya iba en camino y se fue dejando a Eduardo así sin más.

Carli, fue rápidamente a una parada para tomar un taxi e ir a la oficina de su tía, al llegar y entrar se sorprendió al ver a Eduardo sentado con su tía, está al ver a Carli la miró de forma autoritaria y fría, y justo cuando Carli esperaba un regaño, su tía dijo:

  • Eduardo me ha contado que le estabas mostrando el apartamento y de repente saliste corriendo al recibir una llamada.

Carli miró a su tía y Luego a Eduardo y justo cuando iba a hablar, Eduardo se le adelanto diciendo:

-Bueno cómo te dije el apartamento me gustó y lo compraré, esa llamada seguramente fue la tuya jajaja relájate un poco, ve como la pobre chica viene cansada y asustada jajaja.

-Tia: pero Eduardo, mira que dejarte allí botado y aparte dejaste tu teléfono en el departamento, esta niña es sumamente despistada.

-Eduardo: No hay problema, si estás muy ocupada que te parece si ella va conmigo al apartamento de nuevo, mientras tú resuelves tus cosas, así yo recupero mi celular y aparte terminó de ver el apartamento.

Tía: ok, siempre te tomas todo tan a la ligera.

Volvió su mirada a Carli y le dijo:

  • Vas con Eduardo a recuperar su teléfono, le muestras todo y le obedeces, luego te vas a la casa.

Carli solamente asintió y siguió a Eduardo luego de que este se despidiera de su tía, al subir en el carro no puedo aguantarse y pregunto.

-Carli: ¿Porqué le dijo a mi tía eso?

-Eduardo: la conozco y sé cómo es, aparte de que tú le tienes algo de miedo y no le dirías que estabas tomando un café con su cliente. Dime una cosa Carli ¿Me tienes miedo?

-Carli: yo, bueno, este... Claro que no le tengo miedo Sr. Eduardo, ¿porque le debería tener miedo?

-Eduardo: pues cada vez que te miro fijamente bajas la mirada y te sonrojas, pero mira, ya llegamos.

Cuando Carli levanto la mirada se dio cuenta que no estaban en el conjunto residencial donde supuestamente estaba el teléfono de Eduardo, es más, ella no conocía la zona donde estaban, las casas era muy bonitas, pero aún así ella no conocía esa parte de la ciudad.

El portón eléctrico se abrió y Eduardo entró, Carli le pregunto dónde estaban y este le dijo que era su casa, que entraran un momento, pues el buscaría unas cosas y aparte terminaban el café. Carli estaba nerviosa, no entendía que hacían en aquel lugar y mucho menos como no se había percatado que iban en dirección opuesta al apartamento, y todo por aquel perfume que la embriagaba y aquella voz tan grave y firme que la intimidaba,

Eduardo bajo del carro y le dijo que lo siguiera, ella sin saber porque, le obedeció, entraron a la casa y Carli observó todo detenidamente, había orden y todo estaba muy limpio, noto un despechado donde había estantes con libros, unos muebles y un escritorio de vidrio con una computadora de última generación, se quedó observando los libros mientras Eduardo subió a la segunda planta, uno en particular llamó su atención, en el lomo se leía Marqués de Sade estaba tan absorta viendo el contenido de aquel libro, el cual narraba una escena donde una clica era dominada y usada sexualmente por un hombre mayor, que no se dio cuenta que Eduardo la observaba desde la puerta, este veía como la pequeña Carli tenía los ojos muy abiertos, mientras se mordía el labio inferior al leer el contenido del libro, sin hacer ruido se acercó por detrás y dijo:

-Eduardo: ¿Te gusta lo que lees?

Al escuchar aquella potente voz su piel se erizo y se sorprendió soltando aquel libro.

-Carli: yo... Lo siento... No sabía... No era mi intenci...

Eduardo no le dio tiempo a hablar, la tomo por la cintura atrayendo la hacía él, la pegó a su cuerpo y dijo:

-Eduardo: ¡¡Silencio!!

Aquella voz retumbó en el lugar y paralizó a Carli, la cual no esperaba que le hablara así y mucho menos que la pegará a su cuerpo. Al recuperarse de la impresión ella trato de hablar diciendo:

-Carli: lo, lo, lo siiiento señor, lo siiiento

Una vez más aquella voz de truenos dijo:

-Eduardo: ¡Silencio!

Carli enmudeció mientras sintió como la mano que estaba en su cintura lentamente bajo y suavemente comenzó a acariciar sus glúteos, ella dejó escapar un pequeño gemido por la impresión y trato de hablar una vez más:

-Carli: Seee Señor ¿Qué hace, por favor suélteme?

Eduardo la miró, y puso un dedo en sus labios indicándole que debía guardar silencio, esto sin dejar de tocar sus redondos glúteos, la mano que le indico hacer silencio lentamente acarició su mejilla para luego bajar y tocar sus senos por encima de su blusa y brassier, Carli se sentía sumamente extraña, quería correr, pero a la vez tenía una extraña pero agradable sensación en su cuerpo, sus piernas temblaban, su respiración estaba acelerada, quería hablar pero sabía que Eduardo le había dicho que guardará silencio y no quería desobedecerlo.

Por primera vez un hombre tocaba su cuerpo, y vaya que sabía hacerlo, pues aún tocando encima de tu ropa, sabía exactamente como tocar y con qué intensidad, mientras que Carli sentía su entrepierna bastante húmeda, vio como aquel hombre de casi 2mts de altura se inclinó para besarla, beso que la sorprendió pero aún más se sorprendió al ver como su cuerpo reaccionó solo, entreabrió su boca para recibir el beso y cerró sus ojos, aquel hombre aumento el ritmo de sus caricias, ya no solo por encima de la ropa, la mano que acariciaba sus senos, fue bajo su blusa por su espalda y con total maestría soltó su brassier, para luego ir de nuevo al frente y esta vez sin nada de por medio acariciar sus senos, con don dedos pellizcaba suavemente uno de sus pezones mientras ya sus lenguas bailaban en la unión de sus bocas. Carli se sentía en otro plano, sus piernas temblaban mientras era besada y manoseada por aquel hombre que apenas y conocía, pero al cual no podía negarse, no sabía el porqué, pero cuando aquel hombre le hablaba ella solo podía obedecer.

En determinado momento Eduardo se apartó de ella y le dijo:

Eduardo: sígueme.

Carli lo siguió escaleras arriba donde entraron en una habitación, Eduardo le ordenó quitarse la ropa y nuevamente Carli sin saber porque obedeció. Primero se quitó sus zapatos, luego desabrochó el botón de su pantalón y lentamente lo fue bajando, se sentía nerviosa y apenada, pero aún así continuó hasta sacarlo completamente, iba a retirar su tanguita negra de encaje justo cuando Eduardo le hablo y le dijo:

  • Eduardo: eso déjatelo puesto, quítate la blusa y el brassier

Ella obedeció, era la primera vez que alguien ajeno a ella veía sus senos y su cuerpo de aquella manera, pues aquel novio del pueblo aunque le había arrebatado su virginidad, lo hizo mientras ella tenía un vestido puesto, así que no había visto su cuerpo. Carli se mordía el labio inferior y tenía la mirada clavada en el piso hasta que Eduardo le dijo:

-¡Mírame! ¿Deseas que te haga mía?

Carli solamente asintió y Eduardo se posó frente a ella, acercó su rostro y comenzó a besarla de nuevo, lentamente bajo a su cuello, por donde paso su lengua, Carli suspiraba y se sentía sumamente excitada, su piel estaba erizada y solo deseaba que aquello no terminara, Eduardo se sentó en el borde de la cama y coloco a Carli sobre él con sus piernas a sus costado, una mano nuevamente acariciaba sus nalgas, pero sin nada de por medio mientras la otra pellizcaba el pezón que estaba libre pues el otro era lamido y recibía pequeños mordiscos, luego cambio de pezón para luego una vez más subir y besar sus labio, él se levantó con Carli en brazos y la posó sobre la cama, una vez más comenzó a besar su cuello y fue descendiendo, beso su abdomen, su vientre y sus delicados muslos, lentamente separó sus piernas y sintió el aroma que venía de su parte más íntima, estaba sumamente húmeda, tanto que se notaba claramente en la prenda íntima, sin decir nada Eduardo toma por los costados su tanguita y se la quitó, ante sus ojos apareció su vagina con una pequeña línea de bellos, se notaba que Carli los recortaba y mantenía higiénica su zona noble, sin darle tiempo a reaccionar Eduardo bajo una vez más y con su lengua rozo el hinchado clítoris de la joven, está al recibir la caricia arqueo su espalda pues había sentido una descarga eléctrica recorrer su cuerpo, a la primera lamida se sumaron otras, Carli no podía creerlo, esto era demasiado, jamás imaginó tales sensaciones y en medio de lamidas y el sonar de sus propios gemidos, estalló en el primer orgasmo de su vida, fue tan intenso que le cortó la respiración y sus ojos quedaron en blanco, su cuerpo era atacado por espasmos y aquella sensación eléctrica recorría todo su cuerpo, Eduardo sabedor de lo que ocurría la dejo tener su orgasmo tranquilamente y que luego se relajara un poco, cuando vio que la chica están ya en condiciones de nuevo le dijo:

-¿Has hecho una felación?

Carli había visto una vez un vídeo, y sabía a lo que Eduardo se refería, pero lentamente negó con la cabeza, Eduardo sonrió y le dijo, tranquila, yo te guiare.

Eduardo se levantó, se quitó su camisa y luego hizo lo mismo con su pantalón y su bóxer, Carli se sorprendió muchísimo al ver aquel miembro masculino, se veía largo y bastante grueso, él le ordenó tomarlo con su mano, pero ella dudo, él tómala mano de la chica y la llevó hasta su miembro, Carli se sorprendió al notar que a pesar de verse tan firme, era suave al tacto y muy caliente. Eduardo le indico cómo debía pajearlo lentamente y luego le dijo:

-¡Bésalo!

La chica acercó sus labios, una vez más se sentía sumamente nerviosa, con lentitud y obedeciendo las indicaciones de Eduardo poco a poco comenzó una mamada, su primera mamada, para ella era algo raro pero le gustaba sentir aquel miembro en su boca, era caliente y ver cómo Eduardo demostraba que le gustaba lo que hacía, la animaba a hacerlo con mayor entusiasmo, luego de un rato mamando aquel miembro, Eduardo la alejo y le dijo que había llegado el momento, que la haría su mujer.

Boca arriba, con las piernas separadas Carli veía como Eduardo pasaba su miembro por en medio de sus labios vaginales y rozaba su clítoris, el cual estaba ya fuera de su capuchina dejando claro que Carli estaba nuevamente excitada a tope, Eduardo posó el glande en la entrada de Carli y suavemente la fue penetrando, a Carli le causó un poco de dolor, pues apenas era la segunda vez que un hombre entraba en ella y había una clara diferencia en el miembro de Eduardo el cual era mucho más grande y grupo que el de su ex novio de la adolescencia, sin embargo aunque le dolía, ella no quería parar, algo le decía que todo lo que había sentido hasta ahora no se compararía con lo que venía. Lentamente Eduardo comenzó con las penetraciones mientras la chica se acostumbraba a su tamaño, llegado cierto punto y viendo que Carli de forma instintiva movía su cadera, el fue acelerando sus penetraciones. Ella una vez más comenzó a venir, sus manos se aferraban a la espalda de Eduardo incluso rasguñándolo, pero este no se inmutó, el continuaba penetrando a la jovencita y viendo cómo está disfrutaba.

En un momento el saco su miembro, ella se sintió vacía él le pidió girarse y ponerse en cuatro, ella obediente adoptó la posición y nuevamente fue penetrada, solo que esta vez con una estocada certera la cual le arrancó un gemido ronco, Eduardo la tomo por la cintura mientras comenzó a penetrarla de forma fuerte, firme y rápida, la chica no daba más y nuevamente terminó en un orgasmo, solo que esta vez Eduardo no sé detuvo y continuo penetrándola, Carli gemía muy fuerte y incluso algunas lágrimas salieron de sus ojos por tanta emoción, Eduardo saco su miembro al tiempo que vacía a su simiente sobre la espalda de la chica, ambos cayeron rendidos en la cama, sus respiraciones eran agitadas y sus cuerpos estaba cubiertos de sudor.

Carli no supo cuánto tiempo había pasado, se despertó y escucho a Eduardo hablando por teléfono:

Eduardo: Si, ya tengo el teléfono, disculpa que tú sobrina no te aviso, su teléfono se descargó y tardamos más de la cuenta pues le pedí que me mostrará todo el conjunto a detalle para terminar de convencerme de la compra del apartamento.... Sí claro, ya estamos terminando, un nos minutos salimos para allá, disculpa tanta molestia, yo me encargo de dejar a tu sobrina frente a tu casa, muchas gracias.

Eduardo la miró y le dijo:

-Hora de levantarse, ve a ducharte rápido y nos vamos que tienes que llegar antes que tu tía a casa.

Carli obedeció y en menos de 15min estaban en el carro saliendo a llevarla a su casa, en el camino Eduardo le dijo:

  • Debes darme tu número de teléfono, estaremos en contacto, y nos veremos en el nuevo apartamento, al recibir las llaves te daré una copia y nos veremos allí cada vez que te llame, ¿Entendido?

Carli solo sonrió y dijo:

  • Okis.

Llegaron a su casa y antes de bajar ella anotó su WhatsApp en el celular de Eduardo y luego bajo rápidamente y entro a casa.

Continuará....