Cariño, me he follado al fontanero
Cuando mi novia regresó a casa, me encontró en el sofá, vestida con su ropa y maquillada. Me miró de arriba a abajo... Yo la miré desde el sofá, sentada con las piernas cruzadas y le dije: -Cariño, me he follado al fontanero"
Cariño, me he follado al fontanero
Hoy es sábado, tengo el fin de semana libre y mi novia tiene turno doble en el hospital. Esto significa que tengo mucho tiempo para ponerme su lencería, sus medias, sus tacones y a ver qué vestidito de su armario me pongo.
- “Hasta mañana, Cariño! Te quiero.”
Me dice mientras me da un beso para irse a trabajar. Yo me quedo pensando que se ha levantado de muy buen humor. Demasiado, después de haber discutido ayer por culpa del fregadero que está estropeado. Ella quiere que yo lo arregle, pero ya debería saber que a mi me cuesta mucho hacer de manitas. Escucho el ruido de la puerta de la calle al cerrarse y dejo de pensar en lo que estaba pensando. Me incorporo de un salto de la cama y me paro frente las puertas de su armario, las abro y empiezo a elegir que ponerme en voz alta:
-“ oh! Este tanguita negro de encaje… Este sujetador y como no… Uy! Y estas medias que ya se con que vestido ponérmelas.”
Mientras me voy vistiendo, al amparo de la soledad de mi casa, tarareo una canción que ayer había escuchado de vuelta a casa en la radio del coche. Y sigo haciéndolo, mientras estoy en el baño maquillándome hasta estar lista.
Me miro al espejo, me gusto y pongo la guinda del pastel: Mi peluca pelirroja, que con mi tez blanca y mis pecas… Está mal que lo diga yo, pero me hacen ser una nena monísima. Además me da un aire de picarona viciosilla, viciosilla.
De pronto, escucho un ruido, un golpe que viene de la cocina. Guardo silencio y contengo la respiración durante varios segundos, pero al no escuchar nada más, no le doy importancia. Con el calor del verano, en mi casa es muy normal ruidos y crujidos por la dilatación de cosas.
Una vez lista, me voy derechita a hacerme fotos en el espejo de la entrada. Con mi teléfono, me saco unas cuantas haciendo poses y poniendo morritos. Luego de esto, me siento en el sofá y subo las fotos desde el portátil, a una web de travestis y transexuales que suelo frecuentar. Tras subir mis fotos, mientras espero “likes” y algún cometario, voy viendo los post de otra gente. Como tienen contenido sexual, me excita y decido tocarme. Me tumbo en el sofá, abro las piernas como si me fuesen a follar, me subo el vestido e introduzco mi mano dentro del tanga para acariciarme el glande y el frenillo. Voy acariciándome con un dedo, tratando de imitar a una mujer. Consigo darme mucho placer así, pero nunca he conseguido correrme tocándome solo de esta manera.
A pesar de volver a escuchar otro ruido, otro golpe en la cocina. Continúo tocándome, con los ojos cerrados. Gimiendo de vez en cuando, me pongo a chupar un dedo de la otra mano como si estuviese haciendo una felación.
Todo este placer se ve interrumpido por el sonido lento y chirriante de las bisagras de la puerta del salón, como si una corriente de aire abriese la puerta. Yo me detengo, dejo de darme placer y abriendo los ojos, girando la cara hacia la puerta… Me encuentro con un desconocido mirándome, masturbándose con los pantalones a media rodilla.
Yo, de un salto, me pongo de pie con el susto que me acabo de llevar. Pero él sigue ahí, sin inmutarse, masturbándose. Yo estoy paralizada, ¿Cómo reaccionar? ¿Cómo me voy a imponer físicamente a ese hombre que parece un armario, si mi cuerpo cabe en la ropa de mi novia?, ¿Qué miedo voy a dar vestida así? Me quiero morir de vergüenza y sin pensarlo ni nada, de mis labios sale una tímida voz preguntando:
-“¿Quién eres tú, qué haces aquí, como has entrado?“
El sonríe y contesta diciéndome que es el fontanero, que es amigo de mi novia y que ella lo llamo ayer para que viniese hoy a arreglar el fregadero.
Yo, paralizada aún, no se me ocurre nada que decir o hacer. Y él, comienza a acercarse a mí con su polla fuera. Yo sigo sin reaccionar y quedo ensimismada mirándole la polla, que es enorme y está bien tiesa.
Cuando me doy cuenta, lo tengo encima y me agarra fuertemente por los brazos, me pega a él. Luego me abraza y desliza sus manos por mi espalda hasta mi culo, apretándome cada nalga con cada mano, consiguiendo que yo sienta como se separan mis nalgas dejando libre el acceso a mi ano, sintiendo como se me sube el vestido un poco y su enorme polla dura como una piedra.
Cuando empieza acariciar mi ano con la intención de insertar sus dedos en el, es cuando yo reacciono. Me revuelvo, trato de escaparme pero no lo consigo. El es muy fuerte, mucho más fuerte que yo y como último recurso, decido gritar.
Poco pude gritar, pues él me tapó la boca de inmediato. Puso sus ojos frente a los míos y me habló con un tono suave pero amenazante. Me hizo entender que se iba a desahogar conmigo su estrés de la semana y si me portaba bien, solo si me portaba bien… No le diría nada a mi novia de que me visto de mujer. Que si me resisto, usará las fotos que ve en el portátil para exponerme en internet con mis datos reales.
Yo no pude hacer otra cosa que asumir mi situación. No quería imaginar que diría mi familia, mis padres, si se llegasen a enterar. Y me hizo asentir con la cabeza antes de destaparme la boca.
Una vez sometida yo a sus deseos y en silencio… Sumisa, mientras él manoseaba todo mi cuerpo y su polla dura no dejaba de refregarse contra mí. Yo empezaba a dejarme llevar, al final, me estaba gustando un poco y todo.
Su forma gentil de tratarme, con suavidad y cuidado, cambió bruscamente cuando intentó besarme. Al hacerlo, yo me negué tratando de empujarlo para apartarlo de mí. El se enfadó, me dio la vuelta empujándome contra el brazo del sofá. Yo me quede con la cara pegada a una de las plazas del sofá, mi cintura y cadera apoyadas en el brazo del sofá, y mi culo descubierto en pompa sintiendo su dura polla en mis nalgas. Forcejee un poco, pero él agarro mis muñecas detrás de mi espalda con una sola mano. Tras ver que yo no era capaz de soltarme, empezó a darme azotes en mis nalgas con la otra mano. Yo trataba de revolverme pero era inútil, sobre todo cuando él aparto mi tanga para un lado y empezó a meterme un dedo. No pude evitar que se me escapase un sonido al introducírmelo que es difícil de catalogar. Se quedo a mitad de ser un gritito de queja por el dolor y terminó siendo parte de un gemido. Yo creo que esto a él lo excito mucho, me dio más fuerte con los dedos y comenzó hablarme:
-“veo que te gusta, zorrita”
-“cuando vi la pinta de guarrilla pelirroja que tienes, sabía que este culito iba a ser de papi”
-“gime zorra, gime como le gusta oír a papi”
Yo, siendo buena chica y gozando, gemí y gemí varias veces sin que él me lo volviese a pedir.
El, que había ido penetrándome primero con un dedo, luego con dos y llegado a meterme tres. Dejó de hacerlo, retiró sus dedos y pude sentir como preparaba su enorme verga de piedra para metérmela. Apoyó su glande contra mi ano, yo cerré los ojos pensando que había llegado el momento pero… A él le apetecía jugar un poco y golpeaba su glande contra mi ano, lo rozaba de arriba abajo y, por momentos, empujaba un poco como para penetrarme pero volvía a jugar. Me da una nalgada y me dice:
-“¿Qué?, ¿estás preparada para ser toda una mujer?”
Como yo no respondía, volvió a hacer la pregunta y yo asentí con la cabeza. No le sirvió, volvió a darme un azote en la nalga y:
-“No te escucho bien putirroja, ¿estás preparada para ser una nena?, Quiero escucharlo, dilo”
-“Sí” dije yo con voz bajita.
-“¿Y quién te va a hacer una nena, tu papi, verdad? Dilo, quiero escucharlo”
Justo en el mismo instante en el que yo le estaba respondiendo con un “mi papi”, me la inserto de golpe, hasta el alma. Y ahí se mantuvo mientras yo gritaba con una alargada y sonora “i” de “papi”. Que dolor intenso, sentí como me rompían el culo. Mis piernas se recogieron rápido en un acto reflejo, pude sentir como casi mis talones llegan a tocar mi culo. Habrían llegado a tocar pero estaba el de por medio.
Durante unos segundos, que a mí me parecieron eternos, él se mantuvo así, totalmente dentro de mí. Cuando el dolor empezó a remitir, no sé cómo se dio cuenta, pero empezó a follarme suavemente. Yo, tenía el rímel corrido por la cara de las lágrimas que se me salieron pero pronto empecé a sentir placer, el dolor sufrido se disipaba a la vez que mis gemidos y jadeos aumentaban.
Él: - “Que culito tan estrecho tienes putita de mierda, me encanta. ¿Y a ti, zorrita?
Yo: - “Sí, papi. Me encanta”. Le digo tras un gemido.
Él: - “Así me gusta, eres buena nena, eres la putita de papa, ¿verdad?
Yo: - “Sí, soy la putita guarra de papa”.
Yo, que sabía que si no le respondía me daría un azote…Pues respondía. Pero ya se notaba que me estaba gustando, pues yo añadía palabras varias, como “guarra”. Sin que él me las dijese.
Y es que en verdad me estaba sintiendo así. Era una puta, una puta perra guarra, adorando el placer que le estaba dando la follada que le estaban dando.
Pasaron los minutos y era yo quien decía y demandaba más:
Yo: -“Mmmm… Papi, que rico, no pares, dame. Oh! Oh! Sí, sí!”
Él: - “Joder! Puta zorra, como me estas poniendo, te voy dar toda la leche, zorra!”
Yo: - “ Sí papi! Fóllame y dame toda tu leche, lléname, no la saques córrete dentro de mí!! Oh, sí!! Oh!!”
Él, que desde hacía ya buen rato, me había soltado las muñecas, me agarraba las caderas para darme envestidas de placer que cada vez eran más fuertes. Yo estaba loca de gusto, levante la cabeza y los ojos se me ponían en blanco. Él, aprovechó para pasar mi foulard sobre mi cuello, soltando mis caderas y follándome como si cabalgase una yegua. Estaba tirando demasiado, como si fuese mi cabellera tirándome la cabeza para atrás pero… Lo que estaba consiguiendo era limitando mi respiración. Creí que iba a perder la consciencia, cuando de pronto, sentí como se corría dentro de mí. Sentía como su polla bombeaba lefa con cada envestida pausada y profunda que me daba.
En la última, se quedo ahí, con toda su verga en lo más profundo de mi ser, estrujando hasta la última gota de leche de sus huevos con cada contracción de su polla. Cuando ya no debía haber más leche, dejo caer el peso de su cuerpo encima de mí.
Así pasó un buen rato, sentí como su verga dejaba mis adentros poco a poco, desempalmándose. Dejando paso a que su lefa saliese por mi culo roto y resbalase lentamente por mis piernas. Finalmente, se incorporo dándome una nalgada mientras me decía que había sido muy buena nena, que ahora era suya, su puta particular y que me llenaría de leche más veces. Dejó de hablarme para contestar una llamada, que tras responder, puso en manos libres. Era mi novia, que le llamaba para disculparse por haberse ido sin dejarle el dinero por la reparación, que cuanto era… Y él le respondió con un “Tranquila mujer, ya me ha pagado tu novio y estamos haciéndonos amigos aquí”.
Tras atender la llamada de mi novia, se fue. Abrió la puerta de la calle y salió sin mirar atrás, hasta el dejo abierta. Yo seguía en la misma postura que me había dejado, asimilando que yo ya no volvería a ser el mismo.
Tardé unos minutos en incorporarme e ir hasta la puerta caminando malamente para cerrarla y ningún vecino pudiese verme. Sentía como me iba resbalando aun más esperma por las piernas, la humedad entre mis nalgas de su lefa al caminar. Tras cerrar la puerta, me deje ir cayendo al suelo y pensaba en lo que había pasado, en cómo me había gustado eso, en mi novia, que iba a hacer y un sin fin de preguntas que se sucedían una tras otra. Al final, sabía que tenía unas cuantas cosas seguras:
- Que este tipo, podría venir a follarme cuando quisiese o de lo contrario, haría público todo.
- Que me había gustado ser follada por un hombre, mientras me vestía como una mujer.
- Que me encantaría repetirlo y que no fuese la única verga a conocer.
- Que a partir de ahora, no me volvería a poner ropa de hombre nunca más.
- Que al final, tenía razón en cada una de las cosas que me llamó: Zorra, puta, y Nena. Soy una nena!
Cuando mi novia regresó a casa tras su doble turno, me encontró en el sofá, vestida con su ropa y maquillada. Me miró de arriba a abajo, y abrió los ojos poniendo una cara de sorpresa, extrañada y esperando una explicación.
Yo la miré desde el sofá, sentada con las piernas cruzadas y le dije:
-“Cariño, me he follado al fontanero”
Gracias una vez más amores (en especial a ti, Xavi mysk. Por animarme a escribir algo más).Espero que les guste mi fantasía.
Si dejan algún comentario, se lo agradezco.
Besitos de vuestra Vicky.