Caricias entre amigas

Cierto día, mientras que hacíamos el amor, su dulzura fue convirtiéndose en rudeza, cada vez me lo estaba haciendo mas salvaje.

Caricias entre amigas

Me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis dicho escribiéndomelo. Agradezco de corazón que os haya gustado y que os haya sido tan placentero.

El relatar mis historias, es fácil ya que son reales, las he vivido y las he sentido, lo complicado me resulta a veces el poderla plasmarlas, el escribirlas, por la dificultad de buscar las palabras para expresarme lo que sentí, sobre todo en ese momento.

Os he comentado mas de una vez, que siento mucho el no poder daros mi móvil, tuve una mala experiencia por lo que decidid no volverlo a dar, algún día os la contare lo que me ocurrió (siempre que queráis y me lo pidáis).

Sabéis como soy, pero siempre hay un despistado que me pregunta por mis rasgos. Me definiría como una persona divertida, alegre, con sentido del humor y con ganas de descubrir cosas nuevas, pecadora de las borracheras, bastante loca. Soy una ardiente chica del sur de Andalucía, de 21 años, morena y bisexual. Soy conciente que mi forma de vestir, me hace más destacable para ser manoseada, aunque no soy ni fetichista, ni exhibicionista, simplemente me gusta vestir de forma que realce mi cuerpo.

Comencemos pues vale presentaciones. Más que una experiencia, es una vivencia que tuve hace un tiempo. Para mi fue una época de cambios, tanto en mi cuerpo como en mi forma de pensar, deseos por descubrir y por explorar. Ante todo, no por ser pesada, os voy a poner un poco en antecedentes.

En aquella época (tampoco hace tanto), tendría unos 17 años. Salía con un chico maravilloso (eso creía yo) Álvaro, atento, generoso, bastante bueno en la cama, pero con el tiempo fue cambiando, la causa fue una broma de un día, la cual el se la tomo como un desprecio hacía su cuerpo, por lo que decidió poner remedio apuntándose a un gimnasio (todavía me siento, en cierta manera culpable).

Comenzó a salir con los chicos del gimnasio, note como empezó a cuidar su cuerpo (al principio no me parecía mal, pero después el tocar ese cuerpo tan fibroso, me dejo de gustar). Su forma de pensar también cambio, antes era cosa de dos pasando a pensar en una sola persona.

Me comenzó a tratar como si fuera de su propiedad, incluso como un objeto, comenzando a discutir casi a diario. Su forma de comportarse en la cama, también cambio daba la sensación de ser una competición, más que de disfrutar entre dos personas que se quieren (será el motivo por lo que los chicos cachas no me van).

Cierto día, mientras que hacíamos el amor, su dulzura fue convirtiéndose en rudeza, cada vez me lo estaba haciendo mas salvaje, sus penetraciones cada vez más dolorosas (no os niego, que al principio me gustaba bastante), pero tuve que quitármelo de encima mía pues me corto todo mi excitación (aunque ya me había echo llegar a varios orgasmo), mirándome con una cara de incrédulo, como si la cosa no fuera con el.

Me incorpore, sentándome sobre un lado de la cama, intente explicarle lo que había echo, sin querer que mi reacción le molestara, pues su cara me dio cierto miedo, cuando creía que Álvaro lo había entendido, le di la espalda para levantarme (grave error por mi parte). Sentí sus manos sobre mi espalda, a la altura de mi cintura, sin apenas darme tiempo de reaccionar me levanto tirándome sobre la cama de golpe, mi rostro choco contra el colchón, mi espalda estaba frente a el, se coloco sentado sobre mis piernas, sujetándome con sus anchas manos sobre mi cintura, tirando de mi hacia el, sacando mis nalgas y colocándome en forma que estaba a cuatro patas (posición de perro).

Mientras me tenia sujeta por una de sus fuertes manos, con la otra empezó a frotarme la vagina hasta humedecérmela, cogio su miembro y de igual manera que sus manos comenzó con su grande a frotar sobre mi pubis, hasta que de un golpe me la introdujo toda dentro (produciéndome desgarros). Comenzó a cabalgarme, me impuso sus embestidas, su ansiedad por poseerme era clara, me sujetaba por mi muñeca fuertemente sobre mi espalda, mientras sentía su salvajismo tan desconocido para mi como esa excitación que le estaba proporcionando.

Comencé a notar, como su ritmo comenzó a disminuir, dándome a entender que su placer iba a su fin, y mi forzamiento también. Pero no se en que momento aprendió a controlar sus orgasmo, pues se detuvo y tranquilamente la saco de mi dolorida vagina (dejado un hilo de sangre), con su mano comenzando a descapillarlo (creo que es como lo llaman los chicos).

Cuando sentí como mi humillación fue a mayor, en el sentido que escupió sobre mis nalgas, sintiendo esa humedad recorrer mis nalgas aprovechándolo con su miembro, a conducirlo hacia mi orificio anal, después de varios minutos frotando sobre mi orificio su miembro, me la clavo tan fuerte como anteriormente hasta notar chocar sus genitales contra mis nalgas (creo que fue tan dolorosa, por que fue mi primera vez que me penetraron por el culo, y me hizo ver estrellas). Sus penetraciones aunque al principio fueron de los mas dolorosa poco a poco me fue gustando, pero no mucho mas de 10 minutos sentí como comenzó a venirse sobre mi su néctar.

Siempre me han dicho la maravillosa muchas amigas, que es una maravilla sentir esa sensación, cuando un chico se corra dentro de nuestro culo. Pero sinceramente os tengo que admitir, que placer no siento nada, cuando mi chico o cualquiera me esta penetrando por mi orificio anal lo que me gusta es la sensación, pero cuando acaba y me la vierte todo su néctar dentro, aunque diga que ha sido maravilloso sinceramente os tengo que advertir que os miento incluso este placer sea a media.

Nada mas acabar, se echó junto a mi cuerpo tendido, sujetándome junto a el. Se calmo y cuando su mente se dio cuenta de lo que había echo, recuerdo su mirada sobre mi mientras me cojia por mi barbilla, pidiéndome perdón, se incorporo, comenzó a vestirse en silencio, una vez acabado se marcho, dejándome echada sobre la cama. Mientras yo comencé a llorar, por mi impotencia, creo que mi inocencia la deje ese día sobre el lecho, pero lo peor fue que lo perdone. Su explicación que no fue el, sino las hormonas que esta tomando que lo cambia, además me acuerdo que me comento que la culpa era en verdad mía pues siempre me fijaba en los tíos musculosos (pensar que a el, le gusta las rubias y no por eso yo me iba a teñir).

Pero de nuevo comenzó, las peleas, hasta que un día tal discusión se nos fue de las manos, mejor dicho nuestra discusión comenzó con insultos, sacándonos los trapos sucios de cada uno, sacamos lo peor de nosotros. Nos gritamos hasta que finalizo con una gran bofetada (mas bien diría yo, fue un puñetazo) sobre mi, cayendo de espalda hacia atrás, lo mire con ojos llenos de lagrimas, mientras que sangraba por mi labio dolorido, me dio tanto miedo que me fui corriendo llorando a casa. A mis padres no le conté nada, ignoraba que yo me acostará con el, por lo que solo se lo podría contar a mi amiga Andrea.

El resto de la semana no dejaba de llamarme para disculparse (como comprenderéis por mi parte había finalizado todo). Me sentía hundida, amargada y bastante mal, hasta se me pasaba por la cabeza el perdonarlo (a veces). Como siempre en los malos momentos siempre encuentras a tus verdaderos amigas, esa persona que te ayuda a intentar a salir de estas situaciones.

Esa persona, sabe como ayudarme a salir de los baches, siendo viernes, me llamo al teléfono invitándome a pasar el fin de semana con ella y sus padres, en la casa de la playa, en la costa de Cádiz (para ser exacto en chipiona). Me dijo que sus padres no nos molestarían, podríamos hablar, desahogarme y todo lo que a mi me ayudará a salir de mi tristeza. Por lo que nada más coger las cosas, me marche a su casa pues iríamos en el coche de sus padres. Nada mas llegar, me enseño donde debía de dejar mis cosas (en su habitación), nos dispusimos a arreglamos y salimos de copas (por la hora, era lo ideal). Regresamos bien entrada la noche, no estaba dispuesta a pensar en nada y mas deseaba, además había cogido un buen "pedo", e incluso desaproveche el coger a un chico para poder darme un buen revolcón.

Nada más llegar a su casa, entramos sin hacer ruido pero sus padres no estaban, ante la falta de sueño, nos dispusimos a ponernos el pijama, coger algo de bebidas y ponernos delante del televisor o hablar de algo. Me puse el pijama (en mi caso solía dormir con la parte de arriba de un pijama de chico y las braguitas), Andrea e igual que yo se coloco lo mismo. Nos fuimos al salón, sentándonos en el sofá. Comenzando a hablar de chicos, de mis relaciones, mis sentimientos y como me sentía yo realmente. La embriaguez se notaba en mi, y un poco menos en ella, entre risas nuestro dialogo se fue alejando hacia el sexo, lo bueno y lo malo de los chicos, lo difícil que serian sustituidos por lo menos a la hora del coito.

Hay comenzó, mi duda como se lo montarían las chicas, extrañeza a la hora de darse un beso, que sentirían o mas bien como seria. No se como ocurrió, pero sujetándome con ambas manos a mi cabeza, Andrea acerco sus labios a los míos (no se lo pensó dos veces), dándome un beso, pero en vez de apártame, seguí con mis labios pegados a los suyos, mis ojos entre abierto con una sensación la cual me deje llevar. Al contrario de lo que pensaba, me gusto, sentí la ternura de sus labios o seria lo que deseaba yo en ese momento. Comencé a entregarme, su lengua fue en busca de la mía, la cual no rehusé, y entregue la mía, uniéndose juntas. Se detuvo, me miro de nuevo a los ojos, volviéndome a dar un beso, pero esta vez fue un "pikito".

Una vez acabo, fue alejando su rostro del mió, pero sin dejar de mirarme. Comenzamos a reírnos, no nos dijimos nada, nuestras miradas lo decían todo. Con una mirada picara, resonó un que tal de sus labios, con cara de asombro y entre risas, le comente que no se por que me gustaba, que no me sentía ni avergonzada ni enfadada. Nuestra risa, contagiosa, mientras no deje de mirarla, observe como sus manos se dirigían hacia mí. Sentí como sus manos se posaban sobre mis tobillos, como muy lentamente me las acariciaba, comenzando a ascender hacia mis rodillas, posando sus manos sobre cada una de mis rodillas, separándolas y colocándolas junto a las suyas.

Luego comenzó a ascender por mis muslos, hasta detenerse a la altura de mi ingle, me miro a los ojos mientras note como deslizaba su mano por encima de mis blanca braguitas sobre mi pubis. Mi primera reacción tras tragar saliva, la segunda tras no dejar de mirarla entre abrí aun mas mis piernas. Comencé a sentirme muy nerviosa, aunque también bastante húmeda, sus manos empezaron a recorrer mis braguitas. Comencé a sentir escalofríos, mi piel se me puso con carne de gallina. Con mi inocente mirada, seguía mirándola, me dejaba hacer. Con su mirada picarona, no dejaba de recorrer no solo mi rostro, sino mi cuerpo.

Aunque algo me decía, que Andrea sabia mas de lo que aparentaba e incluso de lo que decía. Empecé a notar sus dedos, como se posaba por encima de mi pubis, notaba pues a simple vista se veía mi húmeda (mis braguitas se humedecieron). Comenzó a jugar con la yema de uno de sus dedos, sobre mi hinchada vulva. Frotaba y redondeaba sobre ella, su acción me hizo asta morderme mis labios, me sentí perdida. Me gustaba esa sensación, la verdad es que la echaba de menos, no deseaba que se detuviera y no por lo menos esa noche, pues deseaba que continuara.

Comenzó a hablarme en susurros, sus palabras eran como sedantes, deseaba calmarme, pero cuando quise responderle, rápidamente me dejo en silencio posando su dedo sobre mis labios. Sus ojos lo decían todo, una simple mirada, sobre todo bajando hacia mí entre piernas hasta clavarse en mi pubis. Comenzó de nuevo a acercarse hacia a mi, tanto que su respiración me ardía.

No hacían faltas preguntar, pues nuestros ojos lo decían todo (los míos de confirmación), Observe como su rostro, fue descendiendo hasta perderse entre mis piernas. Su boca se poso sobre mi pubis, mi respiración ajetreada se escuchaba en el ambiente. Entre abrió sus labios, sacando su lengua comenzando a pasármela por encima de mis braguitas sobre mi vagina. Coloco su otra mano (derecha), sobre el borde mis braguitas, sujetándola y echándola hacia lado, mientras que la otra (izquierda), la poso sobre mi muslo a la altura de mi ingle, presionándome a modo de separar mis labios vaginales, para pasar su lengua desde la rajita de mi vagina hasta mi vulva. A modo de inercia, dirigí mis manos hacia mí entre piernas, pero Andrea con una simple mirada deshizo mi acción, acabándola por retirarla.

De nuevo volvió a bajar su mirada, sintiendo la punta de su lengua sobre mi vulva, frotándola en círculos, no pude contenerme alcanzando mi orgasmo humedeciendo su lengua. Me sentí avergonzada, pero note como sus dedos, fueron separando mis labios enrojecidos (mis manos de nuevo, buscaron donde poder sujetarme), frotándome con sus yemas muy suavemente, descendiendo hasta ir introduciéndolos dentro de mi vagina.

Alternaba sus movimientos (para ser una chica que nunca lo había echo, ya había logrado que alcanzará dos orgasmos), se detuvo para comenzar con la yema de su dedo, a frotar mi vulva encharcada, mientras que su lengua recorría mi rajita hundiéndose y saboreando mi dulce néctar. Se incorporo, ascendiendo su cuerpo y dirigiendo sus manos hacia los botones de la camisa de mi pijama, desabrochando uno por uno, ante su atenta mirada. No sabia, lo que pretendía ahora, pero la dejaba hacer, me sentía tan nerviosa como al principio. Mientras me miraba se llevo varios dedos al interior de su boca, sacándolos húmedos, los dirigió hacia mis pechos, posando sobre ellos.

Comenzó a acaríciamelos, note sus dedos húmedos recorriendo mis mamas, hasta llegar a mis pezones, los cuales se encontraban tan duro como piedras. Me indico que hiciera yo mismo que ella, que comenzara de igual manera sobre mis pechos, de esta manera sentiría lo que trasmite mi cuerpo. De nuevo comenzó a descender, sintiendo sus labios por mi cuerpo hasta mi pubis, sin poderlo reprimir solté un grito de placer. La satisfacción que me estaba trasmitiendo, era tan fabulosa que ningún chico hasta el momento me la había proporcionado, aun mas cuando dos de sus dedos, se fueron perdiendo en el interior de mi vagina.

Se incorporo de nuevo, pero esta vez fue para quitarse ella su pijama, quedándose como única prenda sus braguitas. Se acerco hacia mí, colocando sus manos, una a cada lado de mi cintura sobre los bordes de mis braguitas, quitándomelas hasta sacarlas por mis pies, echándolas hacia un lado. Se arrodillo, colocándose ahora mas libre entre mis piernas, hundiendo sus labios sobre mi vulva, chupándomela y succionándomelos, no dejando de gemir. Sustituyo su lengua por sus dedos, frotando e introduciendo sus dedos dentro de mi vagina.

Su boca fue ascendiendo en busca de mis pechos, introduciendo mis pezones en su boca mientras que sentía como me los succionaba, comenzándolos a mordisqueármelos muy tiernamente. Mientras me sujetaba los pechos, me coloque de forma como si estuviera entregándoselos, cogiéndomelos por las mamas, colocándose Andrea de rodillas, entre abriendo sus labios, como si fuera un bebe comenzó a amamantarlos. Deteniéndose, levanto su rostro, se quedo mirándome mientras buscaba mis labios, torpe de mi mas por ansiedad no sabia como entregarle los míos, llevando mis manos a sus pechos tocándolos y sintiendo un tacto tan desconocido hasta el momento, mientras Andrea seguía con dos dedos introducido en mi vagina, penetrándome, a la vez de su dedo gordo comenzó a frotar sobre mi vulva de nuevo, e intercambiándose con la palma de la mano hasta de nuevo alcanzar otro orgasmo, me quede exhausta, no podía mas.

Se detuvo, mirándome me pregunto si me atrevería yo a hacérselo a ella. Como pude me levante, algo mareada por los orgasmos alcanzados, me coloque delante de ella, sujetándole por sus braguitas, se las despoje mandándolas junto a las mías. La miraba y en verdad no sabia como comenzar, me sentía excitada por hacer algo nuevo, algo muy morboso. Noto mi extrañeza, se acerco hacia mi, sujetándome del brazo me tiro hacia el sofá, dejándome sentada y sin dejar de mirarla, se encamino hacia a mi.

Se subió al sofá, colocándose sentada sobre mi rostro, encima de mis labios (hay es donde me dejo claro, que era toda una experta). Mis labios rozo sus labios vaginales, comencé a mover mi lengua, descubriendo un pircing que tenía en su vulva (me indico, que mordisqueará su piercing pues el roce la estimulaba aun mas), por lo que jugué con el, pero sin dejar de estimularme yo misma, seguía frotándome sobre mi vulva al mismo tiempo.

Andrea tan deseosa llevo sus dedos a su vagina, siendo ella quien separaba sus labios e indicándome como y donde debía de chupar. Comenzó a gemir, mientras arqueo su cuerpo hacia atrás, moviendo su brazo hacia atrás, dirigiéndolo hacia mi pubis encharcado, encontrando mis dedos jugueteando allí. Yo de todas formas continuaba chupando, succionando esa rajita, mientras Andrea con su cuerpo sobre mí, con sus piernas bien abiertas, mostrándome lo hermosa que tiene todo, lo depilada que tiene su pubis, anta para pasar mi lengua una y otra vez. Conseguí hacerle alcanzar más de un orgasmo, sin necesidad de órganos masculinos solamente con nuestras lenguas y dedos.

Nos quedamos dormida juntas, nada mas despertarme por la mañana tenía una resaca enorme, apenas recordaba lo que paso la noche anterior, aunque lo que paso creía que era un sueño erótico de los míos. Despertándome cuando se acerco a mí, dándome un suave beso en mis labios, quedándome perpleja.

Una vez desayunamos, cogimos las toallas, algo que beber y nos fuimos a la playa, caminamos hasta encontrar un lugar apartado de todo mirón y moscardones. Una vez llegamos al sitio elegido, colocamos las toallas y nos dispusimos a echarnos sobre ellas. Ni Andrea ni yo, comentamos nada de lo que ocurrió la noche anterior. Ella se sentó sobre la toalla, despojándose de la parte superior del bikini, e invitándome a hacer lo mismo, pero me negué un poco mas bien por pudor a lo ella de tanto insistir, al final me lo quite.

Estábamos tomando el sol, yo casi adormecida, note como mi amiga se coloco detrás de mi, con la excusa de echarme bronceado, note como poso sus manos sobre mi espalda. Recorriendo esta hasta sentir sus manos sobre mis nalgas, sujetando este por los laterales tiro de el hacia abajo, eludiendo que me iba a dejar marcas, me dejo desnuda. Allí nos encontrábamos ambas, en un lugar bastante alejado de nuevo en busca del amor.

Sentí su respiración muy cerca, echada sobre la toalla deseaba que me acariciará, comenzó a recorrer mi cuerpo hasta que se coloco detrás mía, a la altura de mis nalgas. Comenzando a introducir su lengua, note como lamía desde mis nalgas ha mi vagina, dando paso a empezar a frotarme con sus dedos sobre mi vulva. Ascendí mis nalgas hacia arriba de modo que le facilitara su trabajo en mí, comencé a notar como coloco su lengua sobre rajita, recorriendo toda desde mi vagina hacia mi vulva. Comenzó a perforar mis intimidades, comencé a notar sus dedos como se hundía en mi vagina, y muy tiernamente en mi agujero anal.

Entre pequeños gemidos, mordiendo la toalla por evitar posibles observadores alertados por mis gritos. Mi amiga seguía masturbándome, a frotar muy intensamente y a chupar cada pliegue de mis labios, hasta notar como comenzaba a convulsionarme, alcanzando un orgasmo detrás de otro. Hasta que me quede dormida sobre la toalla, me dejo rendida. La muy salida, le gusta más buscar mi placer que el suyo mismo, le excita hacerme alcanzar mis orgasmos, mientras observaba como me quede dormida.

Descubrí una faceta más sobre Andrea, tan nueva para mi, como satisfactoria, siempre digo de una persona no se conoce tan bien, todas tenemos secretos.

Ese fin de semana, fue maravilloso, la pena es que se me hizo cortísimo, aunque fue una experiencia la cual nunca olvidare. Me enseño muchísimo, aprendí mucho dándome cuenta que no solo debo de amar y entregarme a un chico, sino que tengo la opción de poderlo hacer también con una chica. Con el tiempo, no fue la única con quien pude hacer realidad mis fantasías, pero si la única con quien puedo contar si algo me sale mal, Andrea es como si fuera mi bote salvavidas.

Me ayuda, me aconseja, pero es igual de reciproco, aunque hoy día en cierta forma las cosas han cambiado, pues como sabéis esta casada (su marido ignora que ella y yo mantuvimos una relación, de algo mas que amistad sino de flujos).

Espero que os haya gustado, si queréis que siga contaros me lo comentáis pues me gusta mucho recibir vuestros email. Aquellos que queráis contactar conmigo hacedlo a mí dirección de email: susanabix@hotmail.com