Cara oculta de una madre cachonda. Cap. 4.

Una madre viciosa y cachonda no lo es completamente si no folla con su hijo.

Cara oculta de una madre cachonda. Cap. 4

Tras haberme follado a la amiga de mi madre en presencia de ésta, Martina, entusiasmada por nuestra follada, no había dejado de insistirle a mi madre en que debía probar mi polla. Mi madre había expresado alguna resistencia verbal a esa idea, quizá esperando que entre su amiga y yo mismo le diéramos las razones suficientes para abandonar sus temores y prejuicios con respecto a la idea de follar con su propio hijo.

-Chica, por muy putas que seamos y aunque a mi hijo le parezca bien que seamos así de zorras, no deja de ser mi hijo... –Decía mi madre, quizá frenada por una última resistencia a traspasar la barrera del tabú del incesto.

-¡Pues bueno, mira ahora lo que dice ésta! - respondió sorprendida Martina-. Si tu hijo sabe de sobra que eres una buena guarra, te ha visto follar y chupársela a otros tíos y hasta la has comido la polla y él a ti el conejo… ¿Y vienes ahora con esos reparos?

-Chica es que… -Decía mi madre expresando con aquellas palabras unos reparos que sus ojos de lujuria desmentían.

-Claro que es tu hijo y razón de más para follártelo ¿no? –Argumentaba su amiga-. Si hasta a mí me excita la idea de veros echando un polvo juntos; un hijo vicioso y una madre bien putona jodiendo juntos; ¿es que hay algo más morboso? Venga, venga, Julia; déjate de bobadas, que te conozco y bien se que tienes más ganas de sentir la polla de tu hijo en el chocho que las que tenía yo.

Yo sonreía excitado oyendo la argumentación Martina y ante la posibilidad de joderme a la jamona de mi madre. A su vez ésta decía:

-La verdad es que ganas no me faltan pero, hija...

Yo creí ver entonces que lo que a mi madre le retenía no era su propia resistencia a traspasar la barrera del incesto sino la necesidad de comprobar y constatar que a mí aquella posibilidad, aquella idea, me parecía bien y me apetecía, así que intervine en el debate entre las dos mujeres diciendo:

-Nada mamá. Si de verdad no te faltan ganas yo te las voy a saciar a base de polla, calentorra; que yo también tengo ganas de joderme a una buena putona como tú, te lo aseguro; que me has puesto muy caliente toda la tarde.

-¿Aunque sea tu madre, cariño?

-Precisamente por ser mi madre la verdad es que me gusta aún más la idea de joder contigo. Así que venga; pon ese culazo en pompa que te la voy a meter en todo el conejazo hasta que revientes de gusto.

-¿Sí, hijo? ¿De verdad no te importa joderte a la guarra de tu madre? –Dijo ella con una sonrisa y un intenso brillo de lujuria en sus ojos.

-Ya te he dicho, cacho puta, que no sólo no es que no me importe; es que estoy como loco por follarte, mamá, por lo buenaza que estás, por lo puta que eres y sobre todo porque eres mi madre y me pone cachondo perdido que seas tan golfa y que pueda joderme a la zorra de mi madre.

-Pues entonces, hijo, mamá se pone como tú quieras para que te la folles como a una buena puta.

Todos reímos con ganas y ya mi madre se apoyó sobre el sofá con el culazo en pompa y yo, situándome detrás de ella, me agarré a sus imponentes caderas y se la metí de un empujón en su encharcadísimo coño empezando a joderla con ganas. Mi polla entró con enorme facilidad en aquella humedísima cueva. Los primeros envites fueron gloriosos; me estaba jodiendo nada menos que a mi madre, a una hembra maciza y extremadamente calentorra que era nada más y nada menos que mi madre. La situación no podía ser más morbosa. La muy viciosa suspiraba sonoramente y jadeaba con cada una de mis emboladas.

-Así, así, cariño; dale polla a la guarra de mamá. –Decía ella entre gemido y gemido. –Fóllate bien fuerte a la puta de tu madre, que está como loca de calentura por follar con su hijo.

-Toma polla, mamá; toma polla en tu chocho de zorra. –Le decía yo excitadísimo a más no poder.

-Sí, hijo, sí; dame bien fuerte, dame gusto con tu riquísima polla. ¡Dios, qué puta y qué cerda me siento follando con mi propio hijo! ¡Y cómo me gustaaaaaa!

Yo me aferraba a sus anchas caderas y así, bien agarrado a su culazo, la taladraba sin descanso con tremendo pollazos que resultaban bien patentes por el sonido de mis envites contra sus nalgazas.

-Fóllate a la golfa de tu madre, que le está gustando a base de bien –nos animaba Martina mientras nos observaba descansando en un butacón con todo el chocho al aire y sus tremendas tetazas desparramadas sobre su tripa en una pose de lo más obscena.

-Sí, hijo; disfruta de la golfa de mamá; disfruta de mi cuerpo de zorra y de mi chocho de puta. –Seguía diciendo mi madre dominada por el placer y el intenso morbo de saberse follada por su propio hijo.

Le di otra rápida tandada de fuertes pollazos y enseguida mi madre llegó al orgasmo entre alaridos mientras sus tetas se balanceaban violentamente atrás y adelante.

-¡Ah, qué gusto, qué gustazo más grande! Dale gusto a la puta de tu madre, hijo. Síííí… Ahhhh… Uhhhh… Ahhhhh…

A pesar de que ella ya había alcanzado un intenso orgasmo, yo seguí jodiéndola con fuerza a la vez que la insultaba, pues notaba que eso la ponía más cachonda si cabe.

-Furcia, más que furcia, que eres una completa putorra, mamá. ¿Cómo te gusta la polla, eh, guarra?

-Y la tuya la que más, cabrón. -Me contestaba ella completamente salida-. Dame, hijo, dame polla por todos los lados que a la puta de tu madre es lo que más le gusta. Jódeme sin parar, cabronazo. Apriétame las tetas y taládrame el coño hasta que reviente de gusto, cariño. ¡Aaaaahh...., esto es cojonudoooooo! ¡Soy una cerdaaaaaaaa... y me gusta... me gusta follar con mi hijo! Sííííí.... Soy tan guarra que hasta me gusta que me joda mi hijo. ¡Qué gustazooooo...! ¡Aaaahhh! ¡Uaoooooaaaaaa!

Y así tuvo un segundo orgasmo tremendo, que la dejó rendida sobre el sofá. Yo, sin embargo seguí follándola todo lo fuerte que podía y aún la muy golfa tuvo un tercer orgasmo antes de que yo empezara a eyacular soltando toda mi leche sobre sus nalgas pues en el momento de correrme se la saqué del coño para regarle su redondo y gordo culazo. Una vez acabé de correrme sobre sus nalgazas, ella misma se extendió mi lefa por todo su amplio pandero mientras decía mirándome con ojos de viciosa:

-¡Cómo me gusta que me llenes de lechada, hijo! ¡Cómo me gusta que trates a tu madre como a una puta, que es lo que soy! Me tienes aquí para lo que quieras y cuando quieras. Puedes hacerme lo que se te antoje porque soy una putona, tú puta.

-Pues ya verás cómo se me ocurren varias cosas que hacer contigo, guarra. - Le contesté yo pasándole la polla, ya fláccida y goteando semen por su cara de cerda viciosa.

Descansamos unos minutos mientras los tres conveníamos en que había sido la tarde más gloriosa de sexo que habíamos tenidos todos. Un rato después Martina ya se vistió y se fue a su casa tras darme unos tremendo morreos y no sin antes quedar en volver a repetir la orgía.

-La semana que viene no se si quedaremos con esos otros amigos nuestros para otra tarde de folleteo, -decía la amiga de mi madre- pero yo tu polla la quiero en mi conejo.

Nos dimos otro humedísimo y largo beso y Martina ya se fue a su casa.

Una vez solos yo creía que la juerga habría acabado pero mi madre, dado que ambos continuábamos desnudos, volvió a ponerse de cuclillas ante mí y prácticamente sin previo aviso se volvió a meter mi polla en la boca con verdaderas ganas. No contenta con eso mientras me la mamaba me empezó a acariciar el ano, algo que sorprendentemente yo encontré tremendamente placentero, y después me metió un dedo en el culo. Para entonces mi polla estaba de nuevo a reventar. Ella paró un poco de mamármela y sin sacar su dedo de mi culo me dijo riendo con malicia:

-A que soy más puta que las zorritas que seguro que te tiras tú por ahí ¿eh, hijo?

-Ya lo creo, mamá; eres la tía más calentorra y más zorra que conozco, y me encanta que seas así.

-¿Y a que ninguna te había metido el dedo por el culo mientras te la chupa?

-Pues no, mamá, la verdad es que no, y también tengo que decirte que no me desagrada en absoluto.

-Da gustito ¿verdad? Y es una técnica que sirve para poneros a los tíos otra vez la polla dura cuando ya se os está bajando.

-Pues tienes razón, mamá, porque me gusta mucho esta caricia y se me está empinando de nuevo a marchas forzadas.

-A mí también me gusta. Luego si quieres me metes tú a mí un dedo por el culo ¿eh, hijo? Que ya he notado que te gusta mucho mi culito, cariño, y he disfrutado muchísimo con las lamidas que me has dado antes en el ano, así que puedes hacer con el culo de mamá lo que te apetezca.

-Te meto lo que tú quieras y por dónde tú quieras, cacho guarra.

Mi madre rió divertida y volvió a mamarme la polla mientras proseguía con su masaje anal. Mi excitación era tan grande que enseguida estuve a punto de correrme pero como quería prolongar aquel placer y aquella excitación le dije a mi madre que parara y que se apoyara ahora ella en el sofá poniendo su tremendo culazo en pompa.

-¿Qué le querrás hacer a tu mamá con el culito así, todo ofrecido? - dijo ella con una mirada llena de vicio.

-Ahora lo vas a ver, cacho guarra.

-Umm… Me encanta que consideres a mamá una guarra y que me lo digas, cariño.

Entonces me incliné sobre ella tumbándome sobre su espalda y acercándome a su oído y en voz baja le dije “Mamá, eres una guarrona y me encantas”. Seguidamente me acerqué con mi boca a la suya y saqué mi lengua para metérsela en la boca pero ella ya se adelantaba y había sacado también su lengua así que nos dimos las lenguas durante un ratito. A continuación yo me incorporé mientras ella seguía apoyada en el sofá, me agaché y agarrando sus gordas nalgas con las manos empecé a pasarle la lengua por toda la raja que separa su orondo culo. Luego ya me centré en su ojete y empecé a lamerlo con ganas y con creciente excitación. No menor era la excitación de mi madre, que enseguida empezó a gemir como loca al sentir mi lengua en su ano. De vez en cuando también le metía un dedo en el culo y ella gemía de gusto.

-¡Hijo, eres tan marrano como tu madre! Eres un completo cerdo y le haces unas cerdadas deliciosas a mamá.

-Te gusta, ¿eh, puercona?

-Ya lo creo que me gusta. Sigue, sigue, hijo. Nunca antes de hoy hubiera pensado que tú me fueras a hacer algo así pero la verdad es que me pone caliente perdida que mi propio hijo me esté chupando el culo con ese vicio. Sigue, cabronazo, sigue que me gusta muchísimo. Cómemelo bien y tendrás mi culo a tu entera disposición, cacho cerdo. El culo de la guarra de tu madre es tuyo para lo que quieras.

Yo seguí comiéndole el culo un buen rato y metiéndole un dedo de vez en cuando y mi madre cada vez estaba más cachonda. En un momento dado, mientras le lamía el agujero anal metiéndole la lengua bien dentro, le toqué un poquito el clítoris con los dedos y entonces mi madre estalló en un orgasmazo brutal que le hizo caer desmadejada sobre el sofá. Estuvo así un rato, gimiendo y recuperándose de su intenso orgasmo mientras yo le acariciaba y besaba la espalda, las nalgas, los muslos, las tetas… También le daba suaves piquitos y breves lengüetazos en los labios a los que ella respondía sacando también su lengua para encontrarse con la mía y lamernos mutuamente. Ella gemía y gemía ronroneando de gusto y así estuvimos un buen rato. Cuando se hubo recuperado me dijo:

-Hijo, nunca me he dejado encular aunque no son pocas las veces que me lo han pedido estos cerdotes con los que follamos, que están locos por mi culo. El dedo sí que me lo ha metido alguno, es cierto, y por eso se que me gusta que me metan el dedo en el culito, pero de ahí no han pasado. Pero ahora contigo la verdad es que casi hasta diría que me apetece que me des por el culo como a una perra. Me has dado un gusto tremendo en el culo y ya te he dicho antes que mi culo es tuyo para lo que quieras.

-¿De verdad me dejarías darte por el culo, mamá?

-Mira, algún día me terminaré dejando encular por alguno de esos calentorros así que, la verdad, prefiero que me lo estrenes tú, cariño. Me da más morbo que sea mi hijo el que me desvirga el culo; de hecho es una idea que me pone calentorra perdida. Así que venga, hijo, métemela por el culo que seguro que me encanta y lo disfruto enormemente después de lo que me has hecho... Dale por el culito a mamá; disfruta con el panderazo de la golfa de tu madre, cariño.

Mi madre se volvió a situar a cuatro patas apoyada en los cojines del sofá y yo, colocándome de nuevo detrás de ella, apoyé mi glande en su agujero anal empezando a presionar. Lo hacía suavemente y mi  madre no se quejó en absoluto mientras su esfínter se dilataba para ir dando cabida, poco a poco, a mi polla. De hecho hasta decía que entraba muy suave y que le hacía unas cosquillitas muy placenteras y nada de daño. Mi labor previa ensalivando su ano y dilatándoselo al meterle el dedo estaba dando un excelente resultado

-Hijo, esto no tiene nada que ver con lo que me había contado la guarra de Martina. A ella sí que le han dado por el culo tanto su marido como un novio que tuvo pero a ella se la meterían a lo bestia porque me dijo que le dolía un montón, aunque la muy puta le ha debido coger el gusto porque ha repetido más de una vez según me ha contado, pero esto es delicioso de verdad. ¡Qué gustito más rico! Sigue, sigue, hijo. Encula a tu madre y trátala como a una perra salida, que me gusta un montón. ¡Ummmmm! Goza de mi culazo, hijo; disfruta del culazo de la puta de tu madre.

-Pues no veas a mí cómo me está gustando joderte este culazo tan cojonudo que tienes, mamá.

-Y recuerda que lo estrenas tú, hijo. Eres el primero que se la mete a mamá por el culo, y me está gustando mucho. Sigue así, sigue... ¡Ummmmm!

Seguí enculándola un rato más, dándole emboladas cada vez más fuertes y más rápidas mientras ella gemía de genuino gusto pero tras unos minutos de creciente ritmo de folleteo anal ya no pude contenerme por más tiempo y sentí como mi orgasmo llegaba imparable para echarle toda mi lefa en su culo con gran placer para mí y, a lo que parecía, también para mi madre.

-¡Toma, mamá, toma por el culo, puta!

-Sí, hijo, dame fuerte por el culo, dame polla por el culo que me gusta mucho. ¡Ummm, sííí...! Fóllame el culo y disfruta con él que para eso soy una puta, hijo, para que me metan la polla hasta por el culo y que incluso mi hijo también me encule. -Decía ella completamente salida.

-¡Toma, cerda, toma polla por el culo, marranaza! –le dije yo cuando mis últimos estertores de semen salían de mi capullo para alojarse en su recto disfrutando enormemente del momento y del hecho de haber enculado a mi madre por primera vez.

Cuando acabamos nos dimos un largo beso con lengua lleno de vicio y luego, mientras descansábamos en el sofá, mi madre me dijo que aunque de hecho no había sido un orgasmo como los que tenía cuando la jodían por el coño, la enculada le había dado un gusto tremendo y había disfrutado muchísimo, sobre todo con el morbo de saberse enculada por su propio hijo.

-Me he sentido súper puta dejándome dar por el culo por ti, cariño, y me ha encantado que mi propio hijo me desvirgue el ano, mi amor. –Explicaba mi madre con una evidente expresión de entusiasmo en sus lujuriosos ojos.

-Pues yo también he disfrutado muchísimo con tu fabuloso culazo, mamá. Joderse un culo como el tuyo es magnífico, y si además es el de la puta de mi madre ya ni te cuento. –Le decía yo haciendo que ella riera satisfecha y coqueta.- Y me alegro mucho de que para ti también haya sido así de placentero y morboso.

-Ya lo creo que lo ha sido, hijo, y eso por no hablar de la comida de culo que me has hecho antes –me decía mientras charlábamos acurrucados en el sofá y ella me acariciaba los huevos.- He gozado como nunca hubiera pensado que se podía gozar con el culo, hijo. Tienes mi culazo, como tú dices, a tu entera disposición siempre que quieras, ya lo sabes.

-Me alegro mucho de que me digas eso, mamá, porque tu culo me encanta. Y no sólo para darte por él sino también para magreártelo, para comértelo y para todo. Tienes el culazo que más me gusta, cacho zorra, y puedes estar segura de que voy a disfrutar de él como un cerdo.

Los dos reímos con ganas y volvimos a morrearnos con vicio hasta que ya, tras mirar mi madre el reloj del salón, dijo:

-Bueno, hijo, habrá que vestirse y limpiar un poco todo esto, que tu padre no tardará en llegar.

Y dándonos un largo y humedísimo beso dimos aquella sesión por concluída.

Luego hemos llevado a cabo nuevas orgías y yo incluso he participado en las reuniones de mi madre y Martina con sus dos amigos con gran placer para todos pues a mi madre le excita especialmente que sus amigos sepan que ella jode incluso con su propio hijo; según dice, eso le hace sentirse especialmente puta y eso le encanta y le excita. Pero pocas cosas pueden superar a esta primera sesión que tuve con mi madre y su amiga pues la excitación y el morbo de la primera vez que se tienen relaciones con una madre cachonda son insuperables.

FIN