Cara o Cruz 01
Las vivencias de una pareja de amigos aficionados al BDSM
¡Hola a tod@s!
Nos llamamos Beatriz y Javier. Somos amigos desde hace ya bastantes años y los dos somos aficionados al BDSM. Nos conocimos chateando en una sala sobre el tema y en todo este tiempo hemos establecido una buena relación. Aunque a los dos nos gusta el tema, la verdad es que nunca habíamos hecho nada juntos hasta ahora. Básicamente en su momento cada uno buscaba una cosa distinta y fue por su camino, pero desde hace un tiempo los dos estamos, por así decirlo, en dique seco. Por eso un día hablando nos planteamos el probar cosas juntos. Así es como surgió nuestro pequeño juego. Tiraríamos una moneda al aire, y quien ganara elegiría el papel que desempeña cada uno en nuestros encuentros. Simple.
Para que os hagáis una idea de cómo somos. Beatriz tiene 35 años. Mide 1’68, tiene el pelo negro y largo. Sus ojos son castaños y tiene la piel pálida. Para sus tiradas eligió Cara. Javier por su lado tiene 32. Mide 1’87, tiene el pelo castaño y corto, con una barba algo descuidada pero no muy larga. Sus ojos son verdes y está aún más pálido. Para sus tiradas le tocó Cruz.
Para nuestros encuentros decidimos quedar los sábados en casa de Javi por la tarde. Ir a comer a algún lado y luego entrar en tarea. Así que ahí estamos.
“¿Lista?”. Me pregunta Javi con la moneda en la mano. “Lista”. Le respondo. Me sonríe y lanza la moneda al aire. Vemos como da vueltas en el aire hasta que cae al suelo, da un par de vueltas y se detiene. Suelto un suspiro de resignación al ver el resultado. “¡Cruz!”. Dice Javi contento de ver el resultado. “Como no. La primera y ya pierdo”. Javi se ríe de mi comentario. “Bueno, es lo que tiene el azar”. Le asiento sonriendo. No me disgusta perder, pero si me habría gustado ganar la primera vez. “En fin”. Le digo. “¿Qué escoges?”. Javi recoge la moneda del suelo y jugando con ella se acerca al sofá de su salón y se sienta. “Te toca sumi”. Era de esperar. Yo también habría escogido que él fuera el sumiso de haber ganado. “Muy bien”. Me acercó hasta el sofá y me quedo de pie frente a él. “Tu dirás”. Javi sonríe y me mira de arriba abajo.
“Desnúdate”. Me ordena Javi. Suspiro. También era de esperar. Para este primer encuentro me había decidido por venir bastante cómoda. Una camiseta roja con unos vaqueros negros y deportivas. Me descalzo sin deshacer los nudos de las zapatillas y las dejo a un lado. Sin demorarme me quito los calcetines y los dejo dentro de las zapatillas para no perderlos. Javi está sentado en el sofá sonriendo y disfrutando del espectáculo. Le hago una mueca y me quito la camiseta. Debajo llevo un sujetador negro. Llevo las manos al pantalón, desabrocho el botón y deslizo la cremallera, para a continuación bajármelos y quitármelos. Bajo el pantalón llevo unas bragas negras a juego con el sujetador. Dejo el pantalón y la camiseta junto a las deportivas a un lado y me planto frente a Javi, el cual sigue mirándome disfrutando de la vista. No puedo evitar sonrojarme un poco ante su mirada. Javi me mira durante unos segundos más y carraspea falsamente. “¿Qué?”. Le pregunto. Javi sonríe y suspira. “Te he dicho que te desnudes Bea, no que te quedes en bragas”. No puedo evitar sonrojarme más. Le hago una mueca y llevo mis manos al enganche del sujetador. Me lo quito con un movimiento rápido y se lo lanzo a Javi a la cabeza con un brazo mientras cubro mis pechos con el otro. “Jajaja”. Javi empieza a partirse de risa. “Qué mal perder”. Le saco la lengua. “Ya te tocará a ti”. Le replico. Javi vuelve a reírse. “Lo sé. Por eso lo mejor es disfrutar del momento”. Javi juguetea un poco con el sujetador y lo deja a un lado. Me mira y vuelve a carraspear falsamente mientras señala mi cintura. Suspiro y con resignación, y excitación, llevo mis manos a mis bragas. Al hacerlo dejo al descubierto mis pechos y Javi puede ver mis pezones pequeños y oscuros. Sin demorarlo mucho, me bajo las bragas y me las quito. Mi coño depilado queda al aire y Javi suelta un silbido al verme ya totalmente desnuda. “Preciosa”. Comenta tras silbar. No puedo evitar sonrojarme un poco ante el halago. Javi hace un gesto con la mano para que de una vuelta. Me giro poco a poco para que pueda verme. “Estas genial Bea”. Me vuelvo a sonrojar. “Gracias”. Javi me sonríe, me contempla un poco más y se levanta del sofá.
Sin dejar de sonreír se acerca a mí y da una vuelta a mi alrededor mirándome de arriba abajo. Noto como mis mejillas se encienden ante su escrutinio. Sin detenerse tras completar la vuelta Javi vuelve a rodearme y se sitúa a mi espalda. No puedo evitar dar un pequeño respingo cuando siento como pone su mano derecha en mi cadera. Javi suelta una pequeña risita al ver mi reacción y me sonrojo más. Sin decir nada pone su otra mano en mi cadera izquierda. Poco a poco y con suavidad va subiendo sus manos por mi cintura. No puedo evitar un pequeño cosquilleo. Javi sigue subiendo hasta que sus manos llegan a mis pechos. Sin detenerse sostiene uno en cada mano y empieza a masajeármelos con suavidad. “Uf”. Un pequeño suspiro se escapa de mis labios y Javi se ríe al oírlo. “¿Te gusta?”. Me pregunta. Asiento sin decir nada mientras cierro los ojos. Javi continúa masajeándome el pecho un poco más y empieza a jugar con mis pezones, que a estas alturas están endureciéndose a un ritmo alarmante. Durante un par de minutos sigue estimulando mis pechos y empiezo a notar como la temperatura sube dentro de mí. Sin aviso previo, Javi suelta mis pechos y me da una palmada suave en mi nalga derecha. Doy un pequeño salto al notar la palmada. “Lista”. Comenta divertido. Abro los ojos y suelto un suspiro de frustración. Javi se ríe mientras se separa de mí y se encamina a su habitación. “Aguanta ahí que ahora vengo”. Me dice mientras entra en su cuarto. Le oigo abrir cajones durante un minuto y finalmente vuelve al salón. Le veo regresar sonriente y con una fusta en la mano. “Vaya”. Le digo poniéndome en jarras. “Así que tenías eso escondido”. Javi sonríe. “Si hubieras perdido me habrías dicho que la tenías, ¿verdad?”. Javi pone cara de falsa inocencia mientras finge pensar. “Claro”. Termina respondiendo. Le miro con una mueca como si no le creyera, aunque sé que dice la verdad. “Ya, ya”. Le replico. Javi se ríe y se acerca a mí. “Anda, pon las manos sobre el sofá”. Antes de volverme hacia el sofá le saco la lengua. Me volteo y me acerco al mueble. Me estiro y apoyo mis manos sobre los cómodos cojines. Noto como mis pechos cuelgan aun con los pezones duros y como mi trasero queda expuesto por la posición. Oigo a Javi acercarse poco a poco y como se queda mirándome un rato. “Separa un poco las piernas Bea”. Me dice. Le hago caso y separo mis piernas un poco más. Siento como mi coño queda un poco más expuesto que antes. Javi no hace ni dice nada durante un rato, lo que hace que mis nervios y excitación vayan aumentando poco a poco. Siento como empiezo a respirar profundamente esperando lo que viene a continuación.
Precedido con el sonido del aire al rasgarse la fusta golpea mis nalgas con fuerza. “Ah”. El quejido escapa de mis labios al mismo tiempo que mi cuerpo da un respingo. Una línea de calor y dolor empieza a formarse en mi trasero. “¿Estás bien Bea?”. Me pregunta Javi mientras apoya una mano en mi espalda. Asiento antes de contestar. “Sí, no te preocupes”. Javi mueve su mano sobre mi espalda en un gesto reconfortante. “¿Segura?”. Vuelve a preguntar. Asiento de nuevo. “Sí. Si te pasas o necesito parar te lo diré”. Javi asiente y vuelve a ponerse tras de mí. Pasan unos segundos hasta que vuelvo a sentir el impacto de la fusta, esta vez sobre mi nalga izquierda. Un quejido sordo escapa de mis labios al sentirlo. Sin mucha demora, noto el siguiente en mi nalga derecha. Tras los dos nuevos fustazos Javi deja pasar unos segundos antes de continuar. Dos nuevos fustazos caen sobre mis nalgas. De nuevo va alternando cada uno en una nalga. Breve descanso. Par de fustazos. Breve descanso. Par de fustazos. Javi continua con el proceso hasta que en mi cabeza llevo contados ya nueve fustazos. Siento como el sudor empieza a recorrer mi cuerpo desnudo. Tras una pausa algo más larga que las anteriores, de nuevo el rasgar del aire anticipa un fuerte golpe sobre ambas nalgas a la ve. “Ah”. Vuelvo a quejarme en voz alta. Javi se acerca de nuevo a mí y vuelve a acariciar mi espalda con delicadeza. “Pausa”. Dice con tono alegre. Mi cuerpo se relaja un poco al oírle. “¿Vas bien Bea?”. Vuelvo a asentir. “Sí”. Javi me sonríe y continúa acariciando mi espalda.
Poco a poco va descendiendo su mano por ella hasta llegar a mis doloridas nalgas. Con suavidad empieza a masajeármelas y siento una mezcla de alivio y dolor. “Empiezas a tener el trasero rojo Bea”. Me dice divertido. No puedo evitar sonrojarme ante el comentario. Javi continúa masajeando mis nalgas un poco más. Noto como separa sus manos de mi cuerpo, pero sin mucha demora siento como su mano llega hasta mi sexo. No puedo evitar dar un respingo al sentir como me toca. Javi suelta una risita al notar mi reacción. Suavemente empieza a acariciar mi sexo de abajo arriba con un dedo. El calor que siento dentro de mi empieza a aumentar rápidamente y mi respiración se acelera. Javi sube poco a poco por mi sexo hasta alcanzar mi clítoris, el cual empieza a acariciar con suaves círculos. “Mm”. Se me escapa un gemido al notar su dedo sobre tan sensible zona. Realiza un par de círculos más y devuelve su mano a mi sexo, recorriéndolo de arriba abajo. Javi repite la operación de nuevo con un poco más de energía. Su dedo va casi desde mi perineo cruzando todo mi sexo hasta alcanzar mi clítoris, el cual estimula en círculos varios segundos. Mi respiración es cada vez más profunda y siento como las oleadas de calor y placer que mandan sus dedos van sustituyendo a las de dolor de mis nalgas poco a poco. “Uf”. Gimo de nuevo. Javi repite sus caricias una vez más, un poco más fuerte. De arriba abajo, de abajo arriba, caricias en círculos. “Mm”. Realmente lo estoy disfrutando. Tras varios segundos de placer Javi se separa bruscamente de mi sexo. “Sigamos”. Dice divertido. Un suspiro de frustración se escapa de mis labios y Javi se ríe.
Con el calor de sus caricias aún emanando de mi sexo, noto como el impacto fuerte de la fusta golpea mis nalgas. “Ah”. Me quejo mientras doy un respingo. Javi deja pasar unos segundos y retoma la rutina anterior. Uno en mi nalga izquierda, otro en mi derecha y descanso. Uno en mi nalga izquierda, otro en mi derecha y descanso. Esta vez me los da más fuerte que antes. Duelen, pero se pueden soportar. Cuando llega el momento del décimo mi cuerpo se tensa, sé que este va a doler. La fusta cae y golpea ambas nalgas con intensidad. “Ah”. Me quejo de nuevo. Javi se acerca de nuevo a mí y me vuelve a acariciar la espalda de forma reconfortante. Me relajo al sentir su mano en mi espalda y dejo que siga con su rutina. De nuevo baja a mis nalgas y las acaricia. El coctel de alivio y dolor es más fuerte ahora. Tras un rato que se me hace interminable, Javi se separa de mis nalgas y devuelve su atención a mi sexo.
Las piernas me tiemblan sutilmente al notar de nuevo el contacto de su mano sobre mi sexo. Con un par de dedos empieza a recorrerme de abajo arriba. Alcanza mi clítoris y lo estimula de nuevo durante varios segundos. “Mm”. Noto como mi excitación aumenta con cada delicado circulo que traza con sus dedos. Javi vuelve atrás recorriendo mi sexo y noto como se para a la mitad para mover un poco sus dedos de arriba abajo. “Estas mojada Bea”. Lo sé. Llevo rato así, desde que terminó con su primera ronda de estimulación y empezó la segunda de fustazos. Me sonrojo al oírselo decir en voz alta. “¿Excitada?”. Me pregunta divertido mientras sigue moviendo sus dedos por mi sexo. Me muerdo el labio para ahogar un gemido. Súbitamente Javi ejerce presión con los dos dedos que acarician mi sexo, se abre paso entre mis labios y los introduce en mi coño. “¡Mm!” Gimo fuertemente al notar sus dedos en mi interior. “Contesta”. Me dice divertido. “¡Sí!”. Le respondo avergonzada más alto de lo que pretendía. Javi se ríe y saca los dedos de mi interior. Suspiro de nuevo y Javi retoma sus caricias. Noto deslizarse por mi cuerpo gotas de sudor mientras mi cuerpo arde por la excitación. Durante unos minutos más Javi sigue estimulándome con sus dedos. “Una más”. Comenta en voz alta al separarse finalmente de mí. Suspiro medio frustrada y medio aliviada, y me preparo para otra tanda de fustazos.
Javi se sitúa de nuevo tras de mí y me observa. “Ah”. El primer golpe cae sobre ambas nalgas con fuerza y doy un pequeño bote. Una línea de doloroso ardor se entremezcla con el placentero calor que recorre mi sexo. Pasan unos segundos y la fusta cae de nuevo sobre ambas nalgas. “Ah”. Me quejo dando un nuevo salto. Sin demorar mucho, el tercero cae. “Ah”. Javi ha cambiado la rutina de las dos tandas anteriores y ahora golpea mis dos nalgas a la vez en lugar de ir alternando. “Ah, ah”. El cuarto y el quinto caen casi juntos. Noto como mis nalgas arden, pero eso solo hace aumentar el calor de mi sexo más. “Ah, ah”. Sexto y séptimo. Mis piernas empiezan a temblar por el esfuerzo de aguantar la postura forzada. “Ah, ah”. El octavo y noveno me hacen morderme el labio. Javi deja pasar unos segundos antes de lanzar el último fustazo. “¡Ah!”. Mis rodillas se doblan al sentir el último y fuerte fustazo. Me quedo encogida un poco mientras el dolor se va pasando y siento como pone una mano sobre mi hombro. “¿Estas bien Bea?”. Me pregunta. Respiro profundamente un par de veces y me reincorporo. “Sí”. Le respondo. “Ese último ha sido intenso”. Javi me acaricia suavemente el hombro. “Perdona”. Niego con la cabeza. “No, está bien”. Javi me aprieta suavemente el hombro. “Descansa un poco”. Me dice. Me dejo caer en el sofá, apoyando mis piernas sobre los cómodos cojines. Javi sigue frotando mi espalda suavemente y la yema de sus dedos alivian mi tensión. “¿Lo dejamos aquí?”. Me pregunta sin dejar de recorrer mi espalda. Le sonrío al ver su preocupación. “Estoy bien Javi”. Él me devuelve la sonrisa. “¿Segura?”. Asiento totalmente convencida. “Sí”. Le reafirmo. Javi vuelve a sonreír y poco a poco empieza a bajar su mano por mi espalda hasta alcanzar mis nalgas. Con suavidad desliza sus dedos entre ellas hasta alcanzar mi sexo, el cual comienza a acariciar de forma delicada. “Mm”. Un suspiro sale de mis labios al notar sus dedos. Con suavidad al principio Javi va recorriendo mi sexo y poco a poco va acelerando el ritmo. Cada poco sus dedos terminan en mi clítoris y lo estimula arrancándome más suspiros. Poco a poco noto como toda la tensión abandona mi cuerpo y es sustituida por oleadas de placer y excitación. Empiezo a arquear mi espalda al sentir la proximidad de un orgasmo, pero antes de alcanzarlo Javi retira sus dedos de mi cuerpo. “¿Mejor?”. Me pregunta con cierta malicia. Me giro bruscamente para mirarle a la cara. “Si dejaras los dedos un ratito más dónde estaba estaría aún mejor”. Le replico. Javi empieza a reírse con fuerza y se sienta a mi lado en el sofá. “Seguro que sí”. Dice divertido. “Pero…ha salido cruz”. Sin dejar de sonreír se acomoda en el sofá y lleva sus manos hasta el cierre del pantalón. “Ya…”. Le contesto resignada.
Javi abre el cierre de su pantalón y acto seguido desliza la cremallera. Con un movimiento rápido lo baja ligeramente y deja al descubierto su miembro erecto. Tras dejarlo al aire vuelve a acomodarse en el sofá y me sonríe. Le hago una mueca y cambio de posición en el sofá para sentarme a su lado. La tensión de mis nalgas ha desaparecido casi por completo, pero aún molesta un poco. Sin que me diga nada espiro mi brazo derecho y sostengo su miembro. Lo noto duro y caliente, se nota que Javi ha disfrutado de todo lo que ha pasado. Poco a poco empiezo a mover mi mano de abajo a arriba estimulando a Javi. Con cierta rebeldía miro a Javi fijamente mientras sigo moviendo mi mano. Durante un minuto Javi me mantiene la mirada sin decir nada, con una sonrisa divertida hasta que vuelve a usar su falso carraspeo. Me hago la falsa inocente y lo ignoro, a lo que Javi vuelve a reírse. “Jajaja, mira que tienes mal perder”. Comenta. “¿Yo?”. Le respondo inocente. “¿No te gusta la paja?”. Javi vuelve a reírse. “Sí, mucho. Pero no es lo que tenia en mente”. Pongo cara de falsa sorprendida. “¿No?”. Javi niega con la cabeza. “No”. Javi sigue con su tono divertido, pero no hace ni dice nada más durante unos segundos mientras me mira. No dejo de mover mi mano sobre su miembro en ningún momento. “Bea”. Dice finalmente. “¿Sí?”. Le respondo rápidamente con tono alegre e inocente. “Chúpamela”. Con falso gesto de sorpresa lo miro con inocencia. Le saco la lengua y bajo mi cabeza hasta alcanzar su miembro. Abro mi boca y con picardía saco mi lengua y le doy un lametón antes de incorporarme de nuevo. “¿Mejor?”. Le digo alegre. Javi no puede evitar reírse a carcajadas. “Jajajaja”. Antes de que termine de reírse decido terminar con mi pequeña revuelta y vuelvo a descender hasta su miembro. Sin demorarlo más me lo meto en la boca y empiezo a lamer su miembro. Noto como Javi se relaja en el sofá y me deja hacer a mi ritmo. Acompaño mis lamidas con caricias sobre tus testículos y su perineo, intercalando lamidas profundas con otras más superficiales. Me detengo unos segundos a estimular su punta con mi lengua mientras mis manos le acarician con más energía. Oigo a Javi suspirar y desvío mis ojos para mirarle. Permanece con los ojos cerrados disfrutando de mis labios y mi lengua. Sigo durante un rato con mi labor, cada vez de forma más enérgica hasta que noto como Javi se tensa. “Bea…”. Empieza a decir, pero antes de que termine de hablar succiono con fuerza su miembro al tiempo que acelero los movimientos de mi mano. Casi de inmediato noto como su miembro estalla y con fuertes descargas mi boca empieza a llenarse con el sabor de su semen. Sin separar mi boca de su miembro deslizo el cálido líquido por mi garganta mientras mi mano sigue acariciando ya con más suavidad su miembro. Mi lengua termina de recorrer su miembro recogiendo el cálido líquido que aún queda y finalmente me reincorporo en el sofá. Mientras lo hago observo como Javi me mira con una sonrisa de satisfacción. “Eso ha estado muy bien Bea”. Me dice. Le devuelvo la sonrisa. “Me alegro de que te haya gustado”. Javi me asiente. “Sí. Hay que repetirlo”. Esta vez soy yo la que ríe. “Claro”. Le digo. “Cuando salga cruz”. Javi se ríe ante mi comentario. “Claro”. Los dos nos reímos un rato. Ya toda la tensión a abandonado mi cuerpo, pero la sensación de excitación sigue presente por todo mi cuerpo. Reuniendo fuerzas me levanto del sofá y me planto frente a Javi, su miembro todavía esta al aire, menos duro que aún erecto. Carraspeo falsamente imitándole. “¿Va a querer algo más el Señor o esta sumi temporal ya está libre para ducharse tranquila?”. Javi se ríe ante mi falso tono formal. “Por mí es suficiente, ya estas libre”. Responde divertido. Le hago una mueca divertida, me acerco un paso a él, me agacho hasta alcanzar su miembro con una mano y le planto un beso sobre la punta traviesa. “Gracias Señor”. Javi se ríe mientras me reincorporo y me doy la vuelta en busca de mi ropa. “¿No te importa que me quede un rato en la ducha?”. Le pregunto cuando termino de recoger la ropa de dónde la había dejado. No lo digo en voz alta, pero mi sexo está ardiendo y necesito terminar con lo que Javi empezó con sus caricias. “Todo lo que quieras”. Me confirma Javi. Le guiño un ojo y me dirijo hacia el baño. “Bea”. Me llama Javi desde el sofá. Ya se esta guardando el miembro de nuevo en los pantalones. Con un gesto me lanza el sujetador que le había lanzado al principio de nuestro juego. “Te olvidas esto”. Riendo lo atrapo en el aire y me meto en el baño. Hasta un buen rato después no saldré con la tensión ya fuera de mi cuerpo.
Y así fue nuestro primer Cara o Cruz. ¡Esperamos no tardar mucho en tener el siguiente y que os haya gustado!