CARA BONITA ll. 7
Ana, no hubo penetración, sexo a descripción, regreso al país, la familia de Elizabeth, trío con mis tías, sexo con mi abuela
Cara Bonita ll. 7
Ana, no hubo penetración.
La llevé en andas a mi dormitorio, le fui sacando la ropa muy despacio, mientras la desnudaba la besaba por todos lados…
Cuando estábamos los dos desnudos fuimos al hidromasaje, el agua tibia, el jabón, las caricias, la masturbación que le hice en su vagina, en su clítoris, la hizo acabar dos veces…
Estaba enloquecida, se contorsionaba, gemía, bufaba, me abrazaba con desesperación, no controlaba sus impulsos. Me mordió de tal manera el hombro que me dejó una marca importante…
Cuando la secaba envuelta en un toallón violeta que tengo, me miraba con esos ojos claros, veía en su mirada una entrega, un amor intenso…
Ojo pelotudo pensé, mirá que es una chica para casarse, no una de toco y me voy…
Mierda me agarró el remordimiento, ahora qué hago, sigo o la protejo para alguien que la ame, y piense a futuro, me cuestioné…
No pude, mirá vos que pelotudo, no pude, bueno, poder sí podía, si tenía la pija como “fierro”…
Es muy, pero muy buena mina y no la cogí, va no la penetré, la hice acabar otra vez con lengua y dedos, quedó destruida, se durmió, la tapé y me acosté a su lado…
Al rato me levanté a hacerme una buena paja…
El domingo se despertó a media tarde, yo había terminado de hacer una carne en la parrillita que tengo al lado del piletón…
Cuando la vi venir, con el pelo enmarañado, en tanga y con una tolerita transparente sin corpiño me quedé una vez más embobado…
_Sentate a almorzar le dije…
Me hizo caso y preparó la mesa…
Comiendo muy poco de la carne comenzamos a hablar, le dije que no la había penetrado, que no quise tomar su virginidad porque tengo una familia en Argentina, una hija, mi casa, que cuando termine la obra me tendría que ir, que no estaba seguro, que me parecía que teníamos que esperar…
Me dijo que está enamorada de mí, que quiere que sea su primer hombre, que me entregaría su virginidad con todo el amor del mundo, está muy convencida…
Le dije…_Creo que sos una criatura excepcional, muy noble, cariñosa y me pareció una “guachada” aprovechar la ocasión.
Me replicó…
_No te lo digo porque me agarró una calentura momentánea, me enamoré de vos hace mucho, desde el primer día en que te vi en la obra, los sanguches te los preparaba con amor, algunas veces iban con lágrimas mías, te voy a esperar dos años, dos años a partir de hoy, si te decidís es para que vengas a compartir mi vida…
_Para que formemos juntos una familia, no me hables más de amor, cuando te decidas te voy a estar esperando…
Se levantó y se fue, me quedé con el resto del asado para mí solo…
Los sanguches la madre me los mandaba con alguien, ya no eran tan especiales, le pregunté a la madre por la hija…
Me contestó que estaba viviendo en la ciudad, que si quería me podía dar su número de celular…
_Siiii, dije entusiasmado…
Le mandé mensajes de hola, cómo estás, qué hacés, la respuesta fue…
Vos y yo a partir de ahora vamos a tener mensajes de cortesía, sabés que te amo intensamente, que te adoro y que te espero…
Así que no me escribas cosas trascendentes de tipo afectivo, sos un caballero y sé que aceptarás la situación…
Y así me pasé varios meses hablando de boludeces, siempre tuve ganas de profundizar pero me contuve…
Sexo a discreción.
El que me contuvo fue Joáo, es un muy buen cocinero, en Argentina trabajaba de eso, hasta que se le ocurrió invitar a salir a una moza y al marido no le gustó.
Previa conversación y con mi aceptación un sábado a la noche trajo a dos chicas para compartir la cena, tuvimos sexo, él tirado en el piso de la cocina y yo en mi habitación.
Se hizo costumbre, todos los fines de semana, diferentes chicas, a veces se iba con una y yo me quedaba con la otra, otras veces se iba solo y me dejaba con las dos, lo que no hizo más es coger en el suelo ja ja.
Los últimos meses del trabajo fueron rápido con respecto a la construcción, todos me apreciaban, me saludaban con simpatía, había demostrado ser buen patrón ja ja, mucho respeto y pago al día.
Con Ana los mensajes siempre estuvieron, no se cortaron jamás, ni cuando volví a mi país, siempre un trato de amigos, sin ninguna palabra de amor personal y yo sí que estaba enamorado de ella.
Se inauguró el barrio con un acto político de mucha magnitud, vino el gobernador, el intendente y miles de seguidores, discursos, corte de cintas, se mencionó a la empresa y a mí, me aplaudieron y suficiente…
Me hubiese gustado que estuviera Ana…
Fin de obra.
Las casas habían quedado bien, tampoco eran joyas de la arquitectura, se terminó el trabajo bien, como correspondía y listo.
Esta vez no vino nadie a despedirme al aeropuerto…
Regreso al país.
En el aeropuerto internacional de Ezeiza, cuando llegué me estaba esperando Isabel con el chofer, todo una señorita, me abrazó y besó con un amor que dan ganas de llorar, cuánto extrañaba sus abrazos y sus besos.
Cuando llegué a la mansión noté un poco de frialdad de Elizabeth y de Yanina…
Me cago, se las está cogiendo Claudio, al toque me di cuenta y no me importó…
Le buscaban la vuelta para poder estar con él, cuando me tocaba a mí, yo me tomaba una pastilla azul y las tenía cogiendo como dos hasta tres horas, las dejaba destruidas, con la concha y el culo bien abiertos, solo competía con Claudio, qué boludo, para qué me exigía tanto si me importaba un carajo que él se las cogiera, yo estaba enamorado de Ana.
Lo que me daba bronca eran sus falsedades, sus infidelidades al pedo, si me lo decían estaba todo bien, pero no, preferían mentirme.
Esta vez no hubo muchos problemas en la distribución del dinero ganado por la construcción de las casas en Brasil, parece que no apareció nadie de último momento al que teníamos que “arreglar”.
Don Ramón me dijo que el asunto del trabajo acá, por un túnel que hay que hacer está complicado, que nos están investigando dijo, qué tuviera los papeles al día.
Le mencioné que yo papeles no tenía, que todo lo mandaba a la central, allí deberían de tener todo en regla, ya que en ningún momento hubo algo ilegal.
Jamás mencioné que de todo sacaba fotocopias o grababa y se lo mandaba a mi amigo Teo en Suiza.
La familia de Elizabeth.
A Elizabeth nunca le gustó mucho hablar de su familia, como estaba molesto con ella, porque no me decía lo que estaba pasando con Claudio, me entretenía en joderla.
Y tanto la jodí sobre que me contara sobre su familia, le decía que la había visto únicamente cuando murió Juan Carlos, que me lo contó.
El tema es que para salvar una hipoteca, y otras deudas, y sobre todo el descrédito social de su familia, tanto su padre don Joaquín, como su madre, doña Juana, la habían vendido a Juan Carlos.
Sí, vendido, él la compró para que se casaran, tenía mucho dinero, propiedades, pero no le gustaba ninguna de las mujeres que frecuentaba.
Quedó prendado de mí un día en que me conoció por una fiesta de la alta sociedad en la que siempre figuraban mis padres.
Fue en un acto de beneficencia, de la cual mi madre era la presidenta, me sacó a bailar muy caballerosamente, yo acepté ya que esa era mi misión, la de agradar a los millonarios, a ver si conseguía un buen partido.
Mis hermanas, Claudia de 22años y Gladys de 21, también estaban disponibles para el casamiento, pero “el Juanca”, se emperró conmigo.
Juan Carlos se enteró de la deuda que pendía sobre mi familia y encaró a mis padres con la propuesta de que si me casaba con él, él le daría a mi familia un porcentaje de las acciones de sus compañías, con esos dividendos, no solo podrían pagar sus deudas sino que las carreras de mis hermanas, y vivir casi muy bien, aceptaron enseguida.
El problema vino cuando me lo contaron, yo estaba enamorada de un compañero de la facultad, estaba estudiando el profesorado de literatura, tan bonito como fuiste vos, tan bonito que parecía una nena, todos decían que era homosexual de tan lindo, como si para ser homosexual tenés que ser hermoso.
No sólo mi padre me lo pidió, también mi madre y mis hermanas, todos me rogaban que aceptara, qué iba a hacer si las personas que más amaba me lo imploraban.
Al principio de nuestro matrimonio todo eran rosas y bombones, íbamos a cuanta reunión había, no nos perdíamos ninguna, me hacía vestir como una diosa y se pavoneaba mostrándome, en un comienzo me gustaba ser admirada, después me fue hinchando los ovarios.
No podía quedar embarazada, los análisis dieron que sus espermas no podían engendrar, a la mierda se fue todo, basta de concurrir a reuniones, nada de salir de casa,, con el pasar de los días lo fui convenciendo de que adoptáramos, que no dijéramos nada a nadie, que haríamos como si fuese concebido por nosotros, ahí viniste vos.
Desde el día de mi casamiento es que no quise saber nada de mi familia, vinieron el día de la muerte de Juan Carlos, no sé por dónde se enteraron, viste que mucha bola no les di.
Me resultó fuerte la historia, siempre pensé en que era raro que no se aparecieran, siempre pensando mal, creí que llegarían para ver qué podían rapiñar de la inmensa fortuna de Elizabeth.
Se me fue las ganas de joderla con respecto a su familia, lo que sí me vino es unas ganas de que se amigaran, son familia, deben estar unidos, como me hubiera gustado a mí, tener hermanos, padres, primos, una familia grande, siempre uno desea lo que no tiene.
No me costó mucho convencerla para que se reunieran, parece que ella también lo deseaba.
Le comenté que yo me ocuparía de todo, que estuviera preparada para el encuentro.
La madre seguía de presidenta de una sociedad de beneficencia, un día había una fiesta con motivo de recaudar fondos para algo, mucho no me importó, el tema es que concurrí.
Un amplio salón, en un hotel internacional, al subir las escalinatas ya te dabas cuenta de que el lugar era para gente de dinero, los “que no la tenían” no podrían jamás acercarse a este lugar, mármol blanco, creo de Carrara en las escaleras, arañas impresionantes con infinidad de luces, piso de madera lustrada, cuadros inmensos en la paredes, música muy tenue y de ópera.
En un rincón, rodeada de varias personas estaba, la que vendría a ser mi abuela, doña Estela, la presidenta de la sociedad.
Estuve unos minutos observándola, ella me miró, en un principio no me reconoció, después volvió a fijarse en mí, y creo que pidiendo disculpas se encaminó directamente a mi persona.
_Eres CB.
_Así es Estela, vendría a ser su nieto.
_Qué alegría verte, qué haces acá.
_Venía a hablar con usted.
_Pero tutéame CB, que no soy tan vieja, voy a cumplir 50 ja ja.
Tiene 74 pensé.
Y nos pusimos a charlar, quiso que le contara de su otra nieta Isabel, de su hija Elizabeth, de todo, es una parlanchina incallable ja ja.
Al rato aparecieron mis tías ja ja, Silvia y Juana, las dos con muy buenas tetas, después me enteré que son operadas, las dos doctoras, una neurocirujana y la otra cardiocirujana, una opera la cabeza, la otra el corazón.
Las dos separadas, hace bastantes años, sin hijos.
Muy simpáticas las dos, enseguida nos pusimos a conversar como si nos conociéramos de toda la vida, reiteraron que son separadas, no castradas dijeron.
Yo muy suelto de cuerpo les dije que nunca he tenido sexo, que soy virgen, que necesitaría de unas tías que me enseñaran ja ja.
Nada de achicarse las doctoras.
_Siiii dijeron casi en simultáneo, esperá que termine el evento y te vamos a enseñar lo qué es estar con una mujer, eso sí, nada de contarle a tu madre que nos mata.
Hubo un baile, música de grabación, tranquila, las parejas se movían en cámara lenta, apreté muy bien a mis tías, me había calentado con la conversación de no contarle nada a mi madre, les arrimé la pija a sus entrepiernas, ninguna dijo nada.
Cuando me tocó bailar con mi abuela estaba “al palo”, tampoco dijo nada, yo me moría de vergüenza.
Vinieron los momentos en que hay que recaudar, se dio algo que lo vi en una película, el que comprara el boleto tenía un día para pasarlo con la dama, se aclaró que era un hecho de beneficencia no una venta sexual ja ja.
Y las que se ofertaban eran… una cardiocirujana de renombre nacional, hermosa, separada, que se tuviera en cuenta que maneja el bisturí todo el día, así que no hacerse los vivos ja ja, el animador sabía cómo incentivar al público, al público masculino digo.
Luego de varias ofertas, quedé con la mejor.
Vendida al señor….
_CB.
_CB, recuerde que es para beneficencia heee.
_Sí señor.
Luego vino la oferta por una neurocirujana, de renombre nacional.
Lo mismo, hice la mejor oferta.
Qué fácil es la vida cuando tenés mucha plata, me acuerdo cuando para comer tuve que vender el auto que me regaló Juan Carlos.
Tenía la posibilidad de salir con mis tías, un día con cada una.
Aunque las hubiese comprado por un día, ellas no se olvidaron de nuestra anterior conversación, en la que dejamos en claro que me tenían que enseñar.
Se vinieron como flechas apenas terminó el evento, la gente pensaría que se acercaban para arreglar sobre qué día saldríamos.
Se agregó mi abuela, las tres vinieron en mi auto, primero llevamos a mi abuela a su casa, una de dos pisos, de esas tipo hotelito, de estilo inglés, con cochera semi enterrada y dos pisos, con varias habitaciones, lo digo mirando desde afuera.
Trío con mis tías.
Llevanos ahora dónde quieras, que te vamos a enseñar lo que es estar con una mujer dijeron.
Las llevé a mi departamento, tengo pago el alquiler por varios años, cuando le ofrecí al dueño pagarle por adelantado aceptó gustoso, ahora, con el tiempo, y me imagino que se gastó el dinero, ya no lo vería tan gustoso.
Tomé una pastilla azul apenas ingresar al dpto., no se andan con vueltas mis tías, en medio del living me desnudaron, me llevaron para la habitación en bolas, ellas con la ropa de la fiesta, ni los zapatos se habían sacado.
Me acostaron desnudo en medio de la cama, pusieron música de un celular y mirándome me dijeron.
_Ahora te vamos a enseñar lo qué es el sexo, y cómo es una mujer, vos abrí bien los ojos y aprendé.
Al escuchar eso se me puso como un “fierro”, miraba al techo, hasta me dolía un poco, no quise tocármela para no acabar “al toque” como un boludo.
_Mirá CB, así se desnuda a una mujer.
Y se empezaron a sacar la ropa con movimientos sensuales acompañando a la música, las camisas, las polleras.
La puta madre qué ropa interior, la pija me iba a explotar.
Besos de lengua, mostrando cuando entraba la lengua y cuando la sacaba de dentro de su hermana, cada una.
Creo que acabo y tendré que volver a empezar.
Cuando se desnudaron completamente, quedándose con los zapatos de tacos altos, Silvia se arrodilló y le empezó a lamber la vagina a Juana.
_Estos son los labios vaginales, y los abría con dos dedos, éste es el clítoris y lo chupaba, así fue informándome del sexo de una mujer, para que aprendiera bien.
Cuando terminaron de recorrerse por todas partes se tomaron de la mano y se dirigieron a mí, antes de que me tocaran empecé a escupir leche hacia el techo que parecía un geiser, se pararon mirándome y se empezaron a cagar de risa.
_Tranquilo CB, esto es sólo el comienzo, vas a ver lo que es la enseñanza total.
Se me paró de vuelta.
Tías mías qué trío, me hacían acordar al de Italia, con Angelina y la masajista, no, debería ser con la masajista y con Dorita, las dos unas especialistas, será que por ser doctoras conocen mejor el cuerpo.
Tampoco desentoné, tanto ellas como yo acabamos tres veces, noté que estaban muy conformes con mi desempeño, tanto que me lo dijeron.
_CB, lo digo por las dos, nunca creímos que íbamos a gozar tanto, sos un campeón, te felicitamos, mirá que de esto sabemos bastante heee.
Qué mierda, “se me hinchó el ego hasta la manija”.
Quedamos en que el fin de semana nos iríamos a la costa, ellas tienen un departamento, que me pasarían a buscar por la puerta de mi casa, la mansión.
Ya que ni Elizabeth, ni Yanina me dan bola, no le avisé a nadie, bueno Dorita siempre sabe dónde estoy, el sábado a la mañana, bien temprano, salí a correr y en lugar de encarar para el sendero del parque, encaré para la entrada de casa, me subí al coche de mis tías y rumbeamos para la costa.
Paramos a desayunar en un lugar sobre la ruta, donde paran casi todos, muy ricas facturas, el café “maso”.
El departamento, de dos dormitorios, cocina, un amplio balcón que da a la playa, en el tercer piso, decorado con muy buen gusto, se nota que lo usan seguido.
Como llegamos cerca del mediodía, dejamos las valijas, ellas, yo solo tenía la ropa puesta, y prestos para almorzar.
Pensé en comprarme ropa si la necesitara.
Al puerto, a comer pescado, había una especie de feria, con carpas inmensas, grandes mesas, tenías que comprarte la comida, la bebida, los postres, el pan, me hacía acordar al comedor del colegio, cuando estaba internado.
Cada uno se encargó de algo, así hicimos todo más rápido, en lugar de ir a un buen restaurante, estábamos en medio de un gentío, con un cotorreo que tenías que levantar la voz para escucharte.
Aún con el murmullo elevado del ambiente lo entendí, quieren que tenga sexo con mi abuela, o sea con su madre.
Que ella, lo necesita, que cuando me vio quedó impactada, y cuando le contamos que en la cama sos un campeón, está enloquecida con probar a su nieto.
Cada tanto le conseguimos algún muchacho para que le dé un poco de placer, que su padre, o sea mi abuelo está postrado, no responde a nada, solo come y caga.
No me quise complicar y dije que lo dejemos para conversarlo más adelante.
Terminamos de almorzar y fuimos a la playa, primero pasamos a ver los lobos marinos, que hermosas y brutas bestias, qué manera de vivir todos amontonados, qué olor que tienen.
Sí que son previsoras mis tías, me habían traído una malla, bien chiquita, cuando me la puse en un baño del restaurante que tenía mesas hasta dentro del agua si le dieran permiso, lo digo porque se supone que una franja importante de playa es para el uso de toda la gente, no para el que pueda pagar, se me notaba el pedazo, se marcaba el bulto, apenas me vieron se empezaron a reír.
Nos metimos en el mar, tomamos sol, nos pusimos bronceador, tomamos unos vermús, luego de unas horas, ya cansados emprendimos el regreso para el departamento.
Nos bañamos los tres juntos, una me enjabonaba la pija, otra el culo, una me besaba, otra me la chupaba, yo metía dedos por todos lados, culos, concha, boca, besaba, mordía chupaba, según se daba.
En la cama pasó lo que tenía que pasar, me dejaron destruido, agotado, sin ganas de vivir, deslechado, ellas también sintieron el esfuerzo, no se la llevaron de arriba.
El lunes cerca del mediodía me dejaron en la puerta de mi casa, mansión.
Entré trotando como si volviera de hacerlo, nadie me preguntó nada ni siquiera me saludaron mis mujeres, sí las chicas de la cocina o del servicio, Claudio me miró pero se hizo el boludo, que desilusión.
Con mis tías habíamos quedado que pasaría a buscarla a mi abuela el miércoles al mediodía por su casa, y que el fin de semana vendrían a nuestra casa a almorzar, hasta traerían al abuelo de 90 años, yo tendría que acomodar “los tantos” para que se efectuara la reunión familiar.
Sexo con mi abuela.
En ningún momento pensé en que era mi abuela tenía arriba de los setenta años, me había propuesto hacerla gozar inmensamente.
Apenas subió a mi auto empezó a hablar, es una cotorra, no para, siempre tiene tema, si vos no le contestás no importa, ella sigue, te pregunta y se contesta.
Apenas cerré la puerta de entrada de mi departamento la besé con lengua hasta el estómago, se quedó, paralizada, además le sobaba las tetas, le metía mano en la entrepierna, le acariciaba y apretujaba el culo.
Empezó a reaccionar a los segundos, ya su lengua jugueteaba con la mía, ella también me apretaba los cachetes del culo, sabía de qué se trataba el tema sexual.
Nos fuimos desvistiendo mutuamente, llegamos a la cama con un desparramo de ropa, que marcaba el camino a la habitación.
No se notó que ella fuera cuarenta años mayor que yo, me siguió el ritmo en todo momento, cuando se la quise meter por el culo viboreó, pero con vaselina, dedos y mucha preparación, se la mandé a guardar toda, después sola se movía sacando y metiendo.
El sábado al mediodía ahí estábamos, todos, las muchachas, Elizabeth, Yanina, Claudio, en el amplio espacio que va desde el fin de la escalera de entrada a la puerta principal, la galería de entrada, todos esperando a la familia de Elizabeth.
Cuando su auto paró sobre casi el primer escalón, Elizabeth nos pidió que bajáramos con ella.
Yo la impelé a que fuera sola a recibir a su familia, que nadie baje dije imperativamente, las chicas que en un principio se iban a mover se paralizaron, Claudio quiso un poco contradecirme pero cuando vio la cara que le puse se quedó quieto.
Elizabeth bajando los escalones muy despacio llegó al auto, se miró con su hermana Silvia, que bajó rápido, venía de acompañante y se abrazaron, después se abrazó con Juana que dio la vuelta, con su madre Estela, que también dio la vuelta, juntas ayudaron a bajar a su padre, ya no reconoce a nadie, pero como dicen sus hijas, come y caga.
La reunión fue de lo más emotiva, durante el almuerzo todos contamos algo, se las veía contentas a las mujeres. Por un momento me llevé a mi abuelo, en su silla de ruedas, a pasear por el parque, hacíamos el recorrido por el sendero que hago corriendo, en un momento balbuceaba, acerqué mi oído para escuchar y tratar de entender lo que decía.
_Vos te cogiste a la Eli.
_Vos te cogiste a la Estela.
_Vos te cogiste a la Silvia.
_Vos te cogiste a la Juana.
_Bien nieto.
_Brrrrr.
La puta madre, mi abuelo tan hecho mierda no está.
Y ahora cada vez que hay algo para celebrar esta la familia reunida, Yanina “hizo buenas migas” con mis tías.
Con mi abuelo hacemos esos paseos por los senderos, algo le interpreto, cuando murmura, su tema es que me cojo a las hijas y a la esposa, concluye siempre con un “bien nieto”.
Continuará.