Capturar a un contrabandista - Cap. 3

Primera entrevista

Capturar a un contrabandista


Título original: To Catch a Smuggler

Autor: BlueWords (bluewords@yahoo.com) Copyright (c) 1999 David Wright

Traducido por GGG, febrero de 2002

Capítulo 3


Fiel a su palabra, Tonya había hablado mucho con Rhianna; sobre el Kennel, sobre la vida de Tonya, sobre todo tipo de cosas. Ambas tenían una aventura horrible, capturadas por Atamo, y no habían hablado mucho de ello. Después de que fueran rescatadas, Rhianna había caído en una especie de depresión, y le había tomado un tiempo luchar con lo que le había ocurrido. A Tonya no le había gustado el trato recibido, pero estaba más acostumbrada a esa forma de vida en general.

Pasaban juntas varias horas al día, puesto que Tonya tenía que ocuparse sólo de las adoptivas (con ayuda de unas pocas personas más), y no había muchas allí. Para los planes de Rhianna se suponía que Tonya se aseguraría de que Rhianna hiciese algo de ejercicio cada día. La podía observar en su cuarto, o sacarla al patio después de que la población general de mascotas hubiese vuelto al suyo. Hablaron de muchas cosas, unas conversaciones la mayoría de las veces unilaterales a causa de la mordaza de Rhianna. Tonya le dio algunas indicaciones sobre la forma de vida sadomasoquista.

"Segura, sensata y consensual", le dijo Tonya. "Al menos así es como se supone que es. La mayoría de la gente de esta comunidad lo hace de este modo. Existen los impresentables como Atamo o mi ex-novio, que a veces no cuidan a la otra persona, pero si tuvieras que conocer a alguien que forme parte de la comunidad sadomaso local, sería una historia diferente.

Rhianna nunca se había imaginado que estuviera tan bien organizado. El Kennel no era el único sitio al que la gente llevaba a sus mascotas. Había una granja para los fetichistas animales. Y mucha gente en la "comunidad" tenía comidas y fiestas con regularidad. Había reglas y reglamentos para los esclavos ligados por contrato. Rhianna pasó mucho tiempo en su habitación preguntándose lo que verían en esa forma de vida. En realidad no le gustaba estar atada de la forma en que lo estaba, para ella no era sexualmente estimulante en absoluto, salvo la ligera sensación de ser expuesta y el roce del cinturón de castidad. Tonya hablaba sobre ello en términos generalmente apasionados. Disfrutaba realmente con su trabajo, en el que pasaba dos semanas dentro, básicamente las 24 horas del día, y una semana fuera.

La mayor parte del tiempo Rhianna estaba aburrida. Parte de él estaba en el patio haciendo algo de ejercicio, y teniendo a Tonya para hablarle, pero la mayoría lo pasaba en su habitación. No era más barato que un hotel, Rhianna lo sabía. Estaba contenta de que el Kennel hubiera relajado la guardia con ella.

Rhianna acabó encontrando, muy a su pesar, que arrodillarse y chupar el alimento de los consoladores dispensarios era estimulante, y a veces desearía tener las manos libres para poder hacer algo al respecto. Con toda la desnudez del Kennel, no había sexo permitido en absoluto.

Tonya sabía que Rhianna iba a tener que hacerse pasar por una sumisa, de modo que intentó ayudarla describiendo lo que significaba. No estaba segura de que estuviera captando el sentido del asunto. Finalmente le dijo a Rhianna, "Haz justamente lo que se te diga. Sea lo que sea. Puedes dudar un poco, pero tienes que ceder rápidamente. Eres una sumisa, y tu amo sabe lo que es bueno para ti." Rhianna se prometió a sí misma que lo haría. Su renuncia a obedecer a Atamo las había puesto a ella y a Cory en apuros en el barco. Se habían disfrazado para el papel, pero no estaban preparadas mentalmente.

Rhianna empezó a desear que viniera Anderson y se la llevara de aquí. Era un sentimiento extraño. Se daba cuenta de que quería que le hicieran algo, y tenía que mirar esto como una vigilancia extendida extrañamente.

Finalmente, después de 5 días la rutina se rompió. El timbre especial sonó en su habitación indicando presentación. Había unas pocas señales que se enseñaban a las esclavas que estuvieran en la zona de adopción. Una significaba que debían ponerse en pie y presentarse a sí mismas al fondo de su cuarto, donde Rhianna sabía que la ventana se abría para permitir ver el interior de la habitación. Se puso de pie, dándose cuenta que estaba mostrando la mayor parte de su desnudez. Otro timbre y se giró y arrodilló para echar un trago de agua. Otro diferente y gateó hacia la ventana y empujó su cabeza hacia una pequeña puerta que había bajo ella.

La puertecilla se abrió y Rhianna sabía que eso revelaba su cara enmascarada. Le pusieron algunos enganches en su arnés para evitar que se echara atrás y le quitaron la venda. Sabía, como esclava, que no podía mirar a la cara a su amo potencial, pero Rhianna no pudo evitar echar una mirada instantánea al hombre que estaba ante ella.

Aunque resultara extraño, no podía decir realmente si era Anderson o no. El hombre que la miraba llevaba una máscara que le cubría la cara y sólo dejaba ver sus ojos. Rhianna bajó la mirada rápidamente. Desde luego es Anderson, pensó, no me mostrarían a ningún otro de esta forma.

Nadie dijo nada durante unos instantes, y Rhianna empezó a pensar que todo había sido en vano, que había estado allí, atada, y ahora Anderson no se la iba a llevar con él como habían pensado que ocurriría. Finalmente el hombre dijo una palabra que extrañamente le produjo una gran alegría.

"Perfecto," dijo al asistente. Rhianna se sintió aliviada porque al fin iba a trabajar, no le pasó por la cabeza inmediatamente que acababa de ser vendida.

Mientras el hombre y el asistente salían de la habitación para ultimar los detalles, le pusieron de nuevo la venda y se le permitió volver a su habitación.


El agente Wilson entró en la oficina del director. "Los agentes que tenemos observando el Kennel informan que vieron a Anderson entrando sólo y saliendo con una mujer. Por la descripción es la agente Summer."

El director auxiliar Vessor pareció pensativo unos instantes. Si esto funcionaba tendrían... bien, no se debía vender la piel del oso antes de haberlo cazado.

"Bueno," le dijo a Wilson. "Dígale a los agentes que pueden finalizar la vigilancia, él no volverá por allí. Esperemos que ella pueda encontrar la información que necesitamos, y pronto."

"Señor, yo, bien, me siento un poco raro por haber mandado a la agente Summer a esta misión, especialmente a la luz de lo que hemos dicho..." Vessor le interrumpió.

"Agente Wilson, la responsabilidad última por la asignación de la agente Summer a este caso es mía, y, si fuera necesario, responderé por ella. Creo que la agente Summer puede apañarse bien, y que, de hecho, está bien dotada para este trabajo."

"Pero, tendrá que permanecer con él, sin que importe cuando encuentre la información. Hasta que le cojamos, ella..."

"Estoy seguro de que la agente Summer aprecia su preocupación, pero también estoy seguro de que entendió donde se metía. No creo que su situación sea peligrosa de por sí, agente Wilson, pero desde luego existen riesgos."

Wilson no pareció muy convencido. Estuvo a punto de argumentar algo más, pero se dio cuenta de que la situación ya había ido un poco lejos. Pese al peligro, Rhianna Summer estaba ahora en la clandestinidad, y la única forma de rescatarla era capturar a Anderson. A disgusto, Wilson se dio la vuelta y salió de la oficina del director auxiliar sin decir nada más.

Vessor esperaba que Wilson se mantuviera frío y controlado sobre el asunto. Probablemente lo haría, ahora no tenía otra opción que aceptar la situación. Vessor esperaba que hubiera estado acertado con las habilidades y adaptabilidad que le había supuesto a Rhianna. Su vida, y posiblemente las vidas de millones, sin mencionar la carrera de Vessor, dependían de eso.


El coche era una limusina con amplios y cómodos asientos de piel. El conductor había subido el cristal de intimidad. Rhianna se sentó cerca de Matthew Anderson, ligeramente atemorizada por lo que podía ocurrir, sabiendo que necesitaba respetarle y obedecerle. Se imaginaba que su temor añadiría realismo a su actuación.

Rhianna había utilizado su nombre real en el Kennel. Sabía que necesitaba responder rápidamente a Anderson y no podía malgastar tiempo intentando averiguar si la estaba llamando a ella o no.

"¿Rhianna?" le preguntó Anderson. "Es un nombre bonito. Te cuadra bien, mascota." Rhianna se sentó cerca de él en la parte de atrás del coche. Llevaba las manos esposadas en la espalda, pero aparte de eso no estaba atada. Él le había quitado las gafas de sol.

"Gracias, uh, señor," dijo, dudosa de cómo llamarle. Anderson se dio cuenta.

"Señor servirá perfectamente. Habrá ocasiones en que quiera que me llames de otra forma, pero nunca me ha gustado 'amo'."

"Sí, señor," dijo, intentando ser respetuosa.

"No tengas miedo, mascota. No muerdo," le dijo, añadiendo, "demasiado fuerte." En sus labios jugueteó una sonrisa. "Vamos a mirarte mejor."

Rhianna llevaba un vestido tipo mumu (N. del T.:  se trata de una especie de vestido largo de origen hawaiano) . La habían esposado y colocado el vestido encima para esconder su cuerpo desnudo y sus manos esposadas. Anderson cogió por abajo el vestido y lo empujó piernas arriba, y Rhianna le facilitó las cosas elevando el trasero, permitiéndole sacar el vestido por arriba y quitárselo. Él tiró el vestido a un lado y se volvió para mirarla.

"Bonita, muy bonita," le dijo, deslizando sus manos con ligereza sobre sus pechos, haciendo que sus pezones se endurecieran. Rhianna había pensado larga e intensamente en cómo reaccionaría una vez en esta situación, pero ahora parecía no importar. No podía fingir interés ni desinterés. Finalmente decidió que se dejaría intentar que le gustara Anderson, y reaccionar como lo haría ante alguien que le gustase. Se acordó de que no necesitaba gustarle a él, ni responderle como una amante, al menos al principio. En todo caso, él no esperaría que ella estuviese enamorada desde el comienzo. No obstante, sus roces le sentaron bien.

Anderson continuó acariciándola ligeramente. "Cuéntame algo de tus anteriores amos," le pidió.

"Bien, yo, uh, señor, esto, uh, no tiene importancia, señor," dijo, revolviéndose ligeramente en su asiento.

"Aún así, cuéntame." Él no detuvo sus manos errantes.

Rhianna, Wilson y Vessor (aunque principalmente Vessor) habían preparado una historia de antecedentes para ella. Era relativamente nueva en el sadomasoquismo, todavía inexperta. Su primer amo fue agradable al principio, pero acabó siendo cruel. Eso explicaría las cicatrices de su cuerpo que todavía no habían desaparecido, y las pocas que no desaparecerían del todo. Afortunadamente, se lo había quitado de encima. No obstante, no se desanimó por haber tenido una mala experiencia, y buscó un amo más amable. Su segundo amo demostró no ser suficiente 'amo' y ambos decidieron separarse. Rhianna esperaba que proponerse para adopción la ayudaría a resolver el problema. Esto es lo que le dijo a Anderson, intentando todo el tiempo ignorar sus manos exploradoras.

Anderson había asentido durante su explicación, pero no dijo nada. Ahora, aún en silencio, le indicó que abriera las piernas. Sus dedos se deslizaron por su recortado vello púbico y sobre los labios de su vagina. A su pesar, Rhianna había respondido a sus caricias. Se le había impedido desahogarse en el Kennel y no había tenido ni rastro de una relación en un tiempo. Ser acariciada de una forma tan abierta la estaba excitando.

Anderson deslizó un dedo dentro de su vagina. Estaba mojada, mucho para su vergüenza, y el dedo entró fácilmente. Él subió el dedo y le frotó el clítoris con él. Rhianna gemía y luchaba por mantener la compostura. Anderson mantuvo su toqueteo y Rhianna se encontró que la estaba llevando rápidamente hacia el orgasmo. Rhianna sabía por Tonya que algunos amos atormentaban a sus sumisas, y que, en general, no estaba permitido correrse sin permiso.

"Señor, yo..." empezó.

"Córrete para mí, mascota. Quiero que te corras, ahora" Su voz era amable y tranquilizadora, sus manos parecían saber perfectamente lo que había que hacer. Rhianna no pudo aguantarse más. Olvidó que estaba en el asiento trasero de un coche, olvidó que estaban atravesando una ciudad populosa. Inclinó hacia atrás la cabeza y gimió con el orgasmo.

Cuando recuperó la compostura suficiente para abrir de nuevo los ojos, notó que Anderson la miraba, con sus dedos aún dentro de ella. Al ver que le miraba retiró la mano y colocó sus dedos en la boca de ella, aún relucientes con sus jugos. Rhianna había fallado en esta prueba otras veces, y aunque hubiera preferido no hacerlo, no fallaría de nuevo.

Abrió la boca y chupó sus dedos, lamiéndolos hasta limpiarlos. Se saboreó a sí misma; salada, ligeramente dulce. No estaba mal, aunque no fuera algo que hubiera querido hacer. Pero esto era en lo que consistía esta misión ¿verdad? Humillarse y hacer lo que se le pidiera. Esperaba que los millones de vidas que estaba salvando apreciaran su sacrificio, incluso aunque nunca lo conocieran.

Anderson fue hacia abajo e insertó un dedo en su interior, de nuevo. Lo retiró pero en vez de ofrecérselo a ella se lo chupó él mismo. "Mmmm. Tendré que saborear más de esto más tarde," le dijo. "Mira, ya estamos aquí," dijo, mirando afuera a través de las ventanas oscuras de la limusina. Habían llegado a un aparcamiento subterráneo, y el conductor se encaminó a las cercanías de los ascensores. Anderson salió, se metió dentro para ayudar a Rhianna a salir. No hizo intención de volver a ponerle el vestido.

Todo su ser se negaba a abandonar la relativa seguridad del coche. Estaba desnuda, sus manos esposadas a la espalda, fuera, en un sitio público. "Tu amo sabe que es lo mejor," recordó a Tonya diciéndolo. Acorazándose, caminó hasta los ascensores, con Anderson tomándole ligeramente del brazo.

La subida a su apartamento fue enervante para ella. Todo el tiempo preocupada de si entraría alguien en el ascensor con ellos. Los espejos devolvían reflejada su desnudez. Cuando salieron al hall le preocupaba que alguien pudiera salir de otro apartamento. Finalmente supo que no había nada que pudiera hacer al respecto aún si ocurría. Evidentemente Anderson no estaba preocupado, pero sintió un gran alivio cuando cerraron la puerta del apartamento a sus espaldas, y, por fin, se quedó completamente sola con él.