Captura y Venta de Esclavas (8: El uso de Pilar)
Rogelio decide usar el cuerpo de Pilar y toma una decisión importante
Captura y Venta de Esclavas (VIII). El Uso de Pilar
Luego del almuerzo y tal como lo había ordenado, Rogelio encontró a Pilar en su habitación, cubierta con una sábana, con los brazos atados en la espalda y el collar, unido al respaldo de la cama por una corta cadena.
Lentamente comenzó a retirar la sábana para dejar el cuerpo desnudo de la joven a la vista, mientras ésta insistía en la cubriera con la tela.
-De ninguna manera. Quiero admirar ese hermoso cuerpo, esas tetitas tan firmes que tienes y acariciar esos labios que tienes entre tus delicadas piernas.-
Pilar, tensa comprendió que no podía hacer nada para evitar esta nueva inspección de su cuerpo. Luego de tocar una y otra vez sus tetas y los pezones, bajó sus manos a la concha, separando ligeramente las piernas para palpar sin impedimentos la vulva.
-¿Sabes? Me gustan las conchas depiladas y suaves como la tuya. Seguramente su interior está mojado y caliente y ansiosa de alojar una pija.-
Se confirmaban así sus sospechas que sería violada. Quería encontrar la manera de evitarlo pero era imposible. Con sus brazos atados en la espalda y encadenada a la cama, ¿Cómo podía defenderse? Sus pensamientos corrieron con velocidad. ¿Que hacer? No quería ser violada, ya había sido bastante sufrir la inspección de esa mañana y soportar la enema. Cerró las piernas con todas sus fuerzas
Fue entonces cuando Rogelio comenzó a quitarse la ropa y Pilar vio una pija de buen tamaño, más grande que las que había conocido, y lista para penetrarla. Alcanzó a decir con in hilo de voz entre gemidos: -¡no me viole! ¡No me viole! ¡No me viole!- La súplica, por supuesto, fue inútil.
Rogelio separó con rudeza las piernas de Pilar apoyó el glande en la entrada de la vagina mientras con sus manos continuaba magreando y apretando las tetas y los pezones de la joven. Luego comenzó a empujar lentamente ya que no quería que la penetración pudiera resultarle dolorosa, aunque sabía que el himen hacía tiempo había sido desgarrado.
Sin prisa pero tampoco sin pausa fue empujando hasta que la tuvo completamente adentro. ¡Qué conchita tan cerrada! ¡Qué delicioso es tenerla adentro!, pensó, antes de comenzar el movimiento de meterla y sacarla. Mientras tanto Pilar permanecía con los ojos cerrados tratando de borrar de su mente la situación que le acontecía. Quería hacer un esfuerzo para borrar este mal sueño ¿mal sueño? de su cabeza, pero era una realidad. Había sido secuestrada y ahora violada.
Antes de sentir que iba a correrse, Rogelio detuvo el movimiento. Quería también penetrarla por el culo. Si bien ya lo había hecho otras veces, en especial con Julieta, quería nuevamente sentir que su pija era apretada por el esfínter de esta joven, poseedora de un hermoso culo aun virgen.
-Quiero que te des vuelta para intentar metértela por el culo.-
-¡Se lo ruego! ¡Por el culo no! ¡Nunca me cogieron por el culo! ¡Se lo pido por favor, por el culo no!-
-¿Eres virgen del culo? Preguntó socarronamente. Seguro que lo tienes apretadito. Vamos a lubricarlo y dilatarlo un poquito antes de clavarte para que no te duela. Yo mismo estoy sorprendido de tanta delicadeza con una cautiva.-
Metió en el ano primero el pulgar y luego el mayor y el índice, ayudado por crema lubricante. Mientras tanto Pilar permanecía boca abajo, con el culo levantado y llorando en silencio. ¡No podía ser! Tener los dedos de un hombre en el culo para dilatarlo y luego recibir su pija. Iba mucho más allá de lo que podía imaginar.
Cuando Rogelio consideró que estaba suficientemente abierto como para metérsela con algo de esfuerzo, retiró los dedos, untó nuevamente el agujero con crema lubricante y se dispuso a sodomizarla.
-Te la voy a meter y no quiero escuchar gritos ni gemidos. Mucho no te va a doler, pero te quedas callada.-
Comenzó a empujar e inconcientemente Pilar tendió a cerrar el culo. Una palmada de Rogelio la hizo reaccionar y trató de relajarse. Continuó empujando hasta que la tuvo totalmente adentro. Pilar mordía la sábana de la cama para no gritar. Le dolía la penetración y se sentía terriblemente humillada tener que soportar todo lo que le estaba ocurriendo. Como si todo fuera poco, la posición en la que estaba era incómoda y molesta. Todavía ignoraba que el verdadero objeto de su secuestro era ser vendida al mejor postor para quién sabe qué objeto. Por ahora creía que era solamente para gozar de su cuerpo.
Rogelio continuó cogiéndola por el culo mientras acariciaba y sobaba las tetas y los pezones de Pilar. Por un momento cruzó por su cabeza las cogidas que tenía con Julieta. No se podía comparar. Eran dos cosas diferentes y una de las que más le llamó la atención era la sumisión de Pilar. Seguramente el temor la dominaba. Sonrió, estaba bueno esto de someterla sin que siquiera protestara mucho de lo que él decidía hacerle. Volvió a concentrarse en la sodomización. No, no se podían comparar con Julieta, pero ambas eran más que agradables.
Finalmente se corrió dentro del recto de la joven. Se mantuvo con la pija adentro hasta que ya flácida la retiró. Luego de desatarle observó nuevamente el culito de Pilar. Redondo, de piel blanca, hermoso y con un agujero del cual escapaba restos de semen.
Semen escapando del culo de Pilar
Pilar estaba anonadada. Se preguntaba cuál sería su destino, qué pasaría con ella y con las demás mujeres que habían sido capturadas. ¿Tendrían todas que someterse a este hombre, ser cogidas, sodomizadas y humilladas por él? Muchas preguntas y pocas respuestas mientras sentía la mirada de su violador. Se juró a sí misma que no se dejaría vencer por el desánimo.
-Quiero que te laves bien y saques los restos de semen. Quiero continuar jugando contigo. Sin embargo voy a vigilarte por si quieres escapar.-
Se dirigió al baño seguido por Rogelio. Su rostro tenía la marca de las lágrimas derramadas y ahora secas, su pelo revuelto y un culito chorreando semen. Se metió enseguida en la ducha, mientras Rogelio observaba nuevamente ese cuerpo joven, delgado y bien formado de Pilar.
Una vez finalizado el baño. Rogelio le colocó unas esposas con los brazos en la espalda y se dispuso a "jugar" como había dicho.
-¿Te han azotado alguna vez en el culo con una correa?-
-Me ha cogido como ha querido, ¿qué más quiere? ¿No es suficiente habiéndome hecho lo que me hizo?-
-Apenas te he cogido usando esa conchita y ese agujerito del culo. Es casi nada. Ahora quisiera darte unos azotes en el culo con mi cinturón. Ponte boca abajo con una almohada debajo de tu vientre para levantar el culo.-
-¿Por qué quiere pegarme en el culo? He hecho lo que me ha pedido. No me castigue.-
-Quiero pegarte con el cinturón en el culo porque tengo ganas de hacerlo y ver las marcas que quedan en tu piel blanca. ¿Qué tiene de malo eso?-
-Lo que tiene de malo es que el culo lo pongo yo.-
-¡Por supuesto! Para eso estás a mi servicio, pero basta de hablar. Ponte como te indiqué, con el culo alto para recibir los azotes.-
Pilar debía resignarse. No le quedaba otro camino. Lentamente puso una almohada en la cama y se ubicó sobre ella dejando sus carnosas nalgas a merced de Rogelio.
Rogelio observó la blanca piel de Pilar. Le dejaría media docena de marcas, no más, pero bien rojas. Descargaría su cinturón con fuerza. El primer impacto tomó ambos glúteos. Pilar pegó un grito por el dolor y lo fuerte del impacto. No pensó que un azote podía ser tan doloroso y dejar su piel picando. Instintivamente llevó sus manos al culo para suavizar el impacto.
-Saca las manos del culo. Faltan todavía varios azotes.-
-¡Por favor Señor Rogelio! Me duele mucho. No me peque más.-
-Eso lo decido yo, no tú. Saca las manos del culo y prepárate.-
Temblorosa Pilar retiró las manos y apretando los dientes esperó el nuevo azote, que no se hizo esperar. Fue tan fuerte como el primero. Nuevos gemidos de Pilar.
-Vamos Pilar, no es para tanto. Solamente quiero dejarte una marcas en el culo, nada más que eso.-
Rogelio se preparó para el siguiente azote, que descargó con fuerza nuevamente. Así siguió hasta que seis marcas rojas quedaron sobre el culo de Pilar que lloraba sin poder contenerse.
-Ahora te darás vuelta y quedarás boca arriba y con las manos en la nuca, sin moverte.-
Pilar obedeció. El contacto de su ardiente culo con la sábana de la cama le proporcionaba un dolor adicional, pero sabía que era mejor obedecer, no quedaba otra alternativa.
-¿Sabes? Tienes unas lindas tetas y unos pezones tentadores. Quédate así que quiero gozar de ellos.-
Rogelio se sentó en el borde de la cama y tomó los pezones entre sus dedos y comenzó a estrujarlos, apretarlos y retorcerlos. Mientras tanto Pilar se contenía por no gritar pero las lágrimas escapaban de sus ojos.
Nuevamente sentía la impotencia de no poder hacer nada mientras ese hombre abusaba de su cuerpo, la castigaba sin motivo alguno. ¿Ese sería su destino? Se preguntaba.
Rogelio, no conforme con el sufrimiento de Pilar, decidió aumentar el castigo y tomando un alfiler imperdible lo acercó a uno de los pezones.
-Verás qué linda quedas con un alfiler en cada pezón. Luego podemos enganchar una escarapela para tapar la areola y que no quedes totalmente desnuda.-
Pilar abrió desmesuradamente los ojos. No podía creer en las palabras que acababa de escuchar pero entendió que no era ficción cuando sintió el primer pinchazo en el pezón izquierdo y fue atravesado totalmente por el alfiler. Una pequeña gota de sangre corrió por la teta. Sin embargo permaneció en silencio.
El pezón derecho sufrió también la perforación del alfiler, que quizás tenía la punta más plana porque el dolor fue mucho mayor que el anterior y no pudo contener un grito de dolor.
-Quédate quieta que así tus tetas lucen mejor. Me excita verlas con alfileres clavados.-
Pilar permanecía inmóvil, con sus manos en la nuca y apenas se escuchaba un gemido. Rogelio sonrió mientras miraba el cuerpo desnudo de la joven que debía aceptar sus caprichos. Bajo su mano hasta la concha y comenzó a magrearla.
Poco después y luego de retirarle los imperdibles de los pezones, llamó a Luciana para que la condujera a una celda, separada de las demás mujeres.
-No quiero que tenga contacto con las demás. Déjala esposada y desnuda en la celda.-
-Muy bien señor, así se hará.-
Luciana se retiró de la habitación llevando a Pilar a una celda en el otro extremo de la casa, que no sabiendo cuál sería su futuro no podía calmarse. Una vez en la celda se acostó en el camastro dejando el culo sin apoyar para aliviar el dolor de los azotes.
. Lloró largo rato. No sabía qué le deparaba el destino, que harían con ella. Lo único claro es que la había violado y se la habían metido por primera vez por atrás (ni siquiera quería decir "por el culo") y había recibido unos buenos azotes que habían dejado el trasero caliente y sus tetas también doloridas por los alfileres.
Por la noche, Julieta cumplió con el rito de la visita a la habitación de Rogelio. En esa oportunidad le fue solicitada una mamada hasta correrse en su boca.
Esa noche Rogelio durmió muy poco. Una idea le daba vueltas en la cabeza. ¿Quedarse con Julieta o con Pilar?
Julieta ya estaba resignada a servirlo y lo hacía muy bien. Tenía un buen cuerpo y la gimnasia la mantenía en buenas condiciones. Sus mamadas eran realmente muy buenas y cada día la perfeccionaba. Pilar también tenía un cuerpo muy apetecible, mejor culo que Julieta pero era inexperta en cuestiones de sexo. Tendría que enseñarle muchas cosas, pero esos pezones que sobresalían siempre de sus tetas, casi de manera impertinente, invitaba a chuparlos y morderlos. Ese era su dilema.
Durante la mañana siguiente le costó concentrarse en su trabajo y luego del almuerzo salió a caminar por el amplio parque de la casa para meditar. Luego de pensar los beneficios y los perjuicios tomó una decisión. Por lo menos no vendería a Pilar en la próxima subasta. Se quedaría con ambas jóvenes para gozar de sus cuerpos de forma separada o (por qué no) de manera conjunta. Después de todo él era el dueño de todo y podía disponer de sus bienes a su antojo. Eso es lo que haría, ¡se quedaría con ambas!
A su regreso, ordenó a Luciana que llevara a Pilar a la sala, atara sus muñecas y la dejara suspendida sin apoyar los pies en el suelo. Mientras tanto fue en busca de Julieta y la llevó también en la sala.
Con ambas mujeres, una suspendida y otra con grilletes en los tobillos, comenzó a hablar.
-He meditado el destino de ustedes dos. Ambas son de mi propiedad y puedo disponer de ustedes como lo desee y he tomado una determinación. Julieta era mi única esclava y puta personal, disponiendo de su cuerpo de manera continua. A partir de este momento Pilar también pasará a ser mi esclava y puta personal.-
-Para mantener en buen estado su cuerpo, compartirá con Julieta las clases de gimnasia diariamente. Quiero que ese culito se mantenga tan firme y de buena forma como ahora.-
-Tú Julieta quiero que le digas cómo debe comportarse y le des detalles de los castigos que has recibido cuando no lo hiciste adecuadamente. Yo elegiré en cada momento con cuál de ustedes quiero divertirme y también si quiero hacerlo con ambas a la vez.-
-En cuanto a ti Pilar, espero no tener que usar con frecuencia el látigo para que me obedezcas. Julieta es una especialista en las mamadas y quiero que tú lo seas en el uso de tu concha, de manera de formar un buen equipo. Deberás aprender a moverte como un felino cuando tienes mi pija clavada profundamente en tu concha.-
-Ahora las dejaré solas para que Julieta te instruya en todo lo que hace a tu permanencia aquí, pero recuerda que soy tu dueño y puedo hacer contigo lo que quiera, absolutamente lo que quiera y deberás estar a mi disposición para servirme. ¿Entendido?-
-Sí señor- respondió Pilar mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Ahora le quedaba más claro su destino. Tenía pocos motivos para alegrarse.
Rogelio se retiró y Julieta, luego de bajar a Pilar de tan incómoda posición, comenzó a comentarle las distintas cosas de los gustos de Rogelio y describirle algunos de los castigos que había recibido por no satisfacer adecuadamente a su dueño.
-La única manera de no recibir castigos es hacer lo que el Señor Rogelio te pide. Por supuesto deberás coger todas las veces que él quiera, por el agujero que quiera y de la manera que quiera. Lo mismo hace conmigo. ¿Ya te ha violado?-
-Sí ya me ha violado en incluso ¡por el culo! ¡No sabes cómo me dolió!-
-¡Claro que lo sé! Yo también periódicamente soy sodomizada. Por suerte no lo hace con mucha frecuencia.-
¿Qué hace con las mujeres que capturan?-
-Las entrenan un poco y las preparan para venderlas. Por lo visto tú no serás vendida, como no lo fui yo. Otras mujeres van a remate y las venden al mejor postor. La mayoría son hombres que las compran y parece ser que las meten a trabajar en prostíbulos. Otras las envían al extranjero.-
-Julieta, estoy muy triste por todo esto. ¿No hay manera de escapar?-
-No solo no hay manera de escapar sino que seguramente serás capturada antes que salgas del parque de esta casa y no quiero pensar las torturas que podrán inflingirte. Es mucho mejor dejarse coger que ser castigada de esa manera. Mejor que prepares tu conchita y tu culito para recibir la polla del Señor Rogelio.-
-¿Qué debo hacer ahora?-
-Descansar. Esta noche iremos juntas a ofrecernos al Señor Rogelio y él decidirá cómo nos usará o qué querrá hacer con nosotras. Aquí no somos más que una boca para mamar y una concha y un culo para ser penetrados y siempre para darle placer.-
-Esto es lo peor que podría ocurrirnos.-
-No, lo peor sería tener que mamar conchas de viejas. Sé que veces compran esclavas para que las satisfagan con la boca. Yo, por mi parte, prefiero una pija a una concha en mi boca.-
-Sí, desde ese punto de vista, yo también, pero ser un pedazo de carne para ser cogida, no es demasiado agradable, pero ¿hay mujeres que compran mujeres?-
-Sí, he visto asistir a los remates algunas mujeres. Me dijeron que alguna era dueña de una casa de putas y está claro para qué compraba aquí mujeres, pero otras parece que las usan para que les chupen la concha. Descansemos, que esta noche debemos estar en forma para satisfacer a nuestro amo.-
Continuará