Captura y Venta de Esclavas (7: Julieta se acost.)
Julieta comienza a costumbrarse a su nueva vida y debe asumir una nueva responsabilidad. Evaluar con Rogelio las esclavas capturadas.
Captura y Venta de Esclavas (VII) Julieta se Acostumbra a su Nueva Vida
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La vida continuaba en la casa de Rogelio. Él seguía cogiéndose casi a diario a Julieta que por efecto del continuo ejercicio al que era obligada, cada vez tenía un cuerpo más firme y apetecible. Le fue asignada una habitación vecina a la de Rogelio, pero todas las noches, antes de acostarse debía preguntarle si necesitaba algún servicio, cosa que casi siempre ocurría. Luego se daba una ducha para sacarse los restos de semen y finalmente pedía la aprobación de su amo para retirarse a su habitación. Se congratulaba que si bien debía andar todo el día desnuda y prestar se cuerpo a Rogelio, no sufría castigos ni era encadenada.
Lo único doloroso, y que no podía acostumbrarse, era cuando se la clavaba en el culo. Afortunadamente eso ocurría con poca frecuencia. Varias noches, antes de comenzar la mamada y luego la cogida, Rogelio gozaba haciendo sentar a Julieta en sus rodillas, sentir la suave piel del culo en sus piernas, mientras le masajeada las tetas y los pezones que cada día estaban más turgentes.
Esta práctica excitaba tanto a Rogelio que frecuentemente la cogía nuevamente y si bien Julieta no deseaba ser violada una y otra vez, comenzaba a acostumbrarse y algunas veces estaba realmente caliente y sus orgasmos eran naturales, no fingidos. Por ese hecho era que su vagina estaba bien lubricada al momento de sentir la penetración.
Mientras tanto vio desfilar todas las semanas mujeres, generalmente jóvenes, que eran tomadas para su posterior venta. Nunca hubiera imaginado que tal cantidad de carne humana fuera comprada y vendida en aquel lugar.
Algunas noches meditaba sobre su destino. Ya hacía tiempo que había sido secuestrada y si bien renegaba de su situación y frecuentemente lloraba largo rato, sí comprendía que esto era mejor que haber sido vendida quién sabe a quién. Ya le resultaba casi natural tener que ofrecer su concha a Rogelio, el único que la cogía, todas las noches, mamar esa pija también casi le resultaba familiar. Fue entonces cuando definitivamente se dio por vencida. Esa sería su vida, sin esperanzas, sin ser una mujer sino simplemente una hembra que daba satisfacción a un hombre.
Julieta notaba que estaban secuestrando mujeres cada vez más jóvenes y ahora difícilmente Mario trajera mayores de 28 pero la mayoría tendría entre 18 y 23. Avanzando la confianza de Rogelio hacia Julieta, un día, que habían sido capturadas siete jóvenes entre 19 y 22 años, le pidió que lo ayudara en la evaluación del material capturado.
Así, entraron a la sala Rogelio y Julieta, ésta desnuda pero a pedido de su amo, lucía unos grilletes en los tobillos, unidos por una corta cadena, y una gruesa cadena a modo de collar que se cerraba con un candado, para dar mejor la impresión de sumisión a las recién llegadas.
Estas capturadas ya han sido revisadas por Rogelio.
Las siete jóvenes estaban lloriqueando, cubiertas con apenas una túnica y sus muñecas atadas en lo alto. Luciana se acercó a la primera para quitarle la túnica y dejar su cuerpo expuesto. Ya tenían sus conchas afeitadas y sin rastro de pelo entre las piernas ni el pubis. Al quedar desnuda totalmente la primer joven comenzó a pedir que cubrieran su cuerpo que había un hombre presente. Fue Julieta quién trató de tranquilizarla.
-No te asustes. Yo también fui capturada como tú y me verás que estoy desnuda y con grilletes en los tobillos y esta cadena en el cuello, para recordarme que soy una esclava. Deja que revisemos tu cuerpo sin oponerte. Tu futuro ya está escrito.-
Rogelio y Julieta comenzaron a palpar la firmeza de las carnes, la humedad de la concha, forma y turgencia de las tetas y forma y tamaño del culo. Julieta resultó ser una buena observadora del cuerpo femenino e hizo varios comentarios a Rogelio sobre las bondades y defectos del cuerpo que estaban examinando.
-Señor Rogelio, el culo de esta joven tiene buena forma, redondo y firme y cuando se separan los cachetes, veo un ano que creo no ha sido penetrado. Esta parte de su cuerpo es muy satisfactoria. Además si observa los pezones los tiene bien rellenos, bastante grandecitos, tanto que pareciera se los hubieran chupado hace un instante.-
-Buena observación la de los pezones. Creo que llamarán la atención de cualquier hombre que quiera gozar de esta hembra. ¿Le has metido el dedo en el culo para asegurarme que no fue sodomizada?-
-No me atrevía a meterle un dedo en el culo sin su autorización, pero si usted me lo permite, lo haré.-
-Si crees que es un culito virgen, no te molestes en comprobarlo.-
Pasaron a la siguiente. Era la más joven de todas según informó Luciana.
-Tiene 17 cumplidos hace un mes. Es la más joven de esta partida y yo no recuerdo que Miguel haya traído a otra tan joven.-
La muchacha se mueve para evitar que sus tetas sean estrujadas y sus pezones apretados mientras Julieta le examina el culo. Continúa luego la evaluación de la concha y el aspecto general de su cuerpo.
-Señor Rogelio, creo que es un buen ejemplar para puta. Creo que ese agujero podrá recibirla sin problemas con un poco de lubricación.-
-¿Qué sabes tú si es buena para puta o para esclava? Los hombres somos los que decidimos si nos gusta como putas y si queremos cogerlas. Por ahora tienes muy poca experiencia en esto. Merecerías un castigo.-
-No ha sido mi intensión ofenderlo. Si cree que debe castigarme, hágalo cuando lo crea conveniente.-
-Eso lo veremos después. Una joven como esta puede ser vendida a muy alto precio ya sea como esclava o puta. Es cierto que nunca hemos tenido una mujer para vender tan joven. Tiene buenas formas sus tetas son más pequeñas que lo generalmente buscado. Es cierto que su concha, parece tan cerrada que por allí le entraría pija alguna.-
Mientras tanto la muchacha lloraba por la humillación que sentía de verse desnuda, indefensa y escuchando que sería vendida como esclava o puta y cómo evaluaban las partes de su cuerpo.
Pasaron a la siguiente. Rogelio preguntó su edad. Luciana respondió que según el documento tenía 19 años pero que ella afirmaba tener 20.
-19 o 20 es casi lo mismo. Que hermosa figura, piernas bien torneadas, tetas paraditas con lindos pezones y un culito pequeño en firme ¿Cuánto pesa, Luciana?-
-Sabía que me iba a hacer esa pregunta. 59 Kg. y mide un metro setenta.-
-Muy buen ejemplar. Luciana. Las tetas son un poco pequeñas pero lucen bien ¿Tienes un marcador?-
Luciana le alcanzó lo que Rogelio una fibra con tinta y éste le hizo una marca en cruz unos centímetros más arriba del pubis. Luego se detuvo bastante tiempo masajeando las tetas, el culo y pellizcando suavemente los labios vaginales. La joven, llamada Pilar, se movía para escapar de las manos tanto de Rogelio como de Julieta, pero las ligaduras de sus muñecas eran firmes y no podía siquiera moverse demasiado. Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas. Rogelio le aplicó una sonora bofetada.
-Aquí no se llora, se agradece estar aquí para hacer ingresar dinero a la empresa cuando sea el momento apropiado.-
La siguiente era una joven de piel cobriza, labios gruesos y sensuales. Sus tetas eran grandes y algo caídas. Rogelio pensó que alguna casa de putas pagaría un buen precio y así se lo expresó a Julieta. Le palpó las tetas y apretó los pezones mientras Julieta, agachada, investigaba la concha.
-Señor Rogelio, ¿me permite meterle un par de dedos en la vagina? Quiero asegurarme que puede ser del agrado de los clientes metérselas por aquí.-
-Sí, puedes meterle los dedos en los agujeros y luego me das tu opinión de puta.-
A Julieta le desagradó que se dirigiera a ella como puta, pero era una de las tantas cosas que debía aceptar, se humillada, castigada y considerada como un ser inferior. Prosiguió su tarea metiéndole los dedos en la concha y el culo, revisándola a fondo para emitir su opinión.
Efectivamente la concha esta seca como un cartón y parecía que no era sencillo excitarla para que bajaran sus jugos. Continuó durante dos minutos metiendo y sacando los dedos de la concha de la mujer hasta que comenzó a humedecerse.
-Señor Rogelio, tenía la concha seca pero tocándola un poco se humedeció. Creo que podrá usarse como puta en algún prostíbulo. Sin duda es un ejemplar exótico y creo que podrá tener clientes que paguen bien por cogérsela.-
Mientras tanto la mujer en cuestión gemía y lloraba por la situación que debía vivir. Nunca hubiera imaginado ser tratada de esa manera y menos por otra esclava al servicio de su captor.
Rogelio, conforme con las expresiones de Julieta aprobó con un movimiento de cabeza y pasaron a la siguiente.
Así siguieron hasta completar la revisión de las siete mujeres capturadas. Efectivamente eran todas muy jóvenes y de buenas figuras. Estaba convencido que vendidas como putas, se obtendría muy buen dinero. Por otra parte era una lástima usar esos cuerpos como esclavas para ser castigadas y torturadas como sabía que alguno de sus clientes hacía con las mujeres que compraban. De todas maneras, quién pagara más se las llevaría y luego que hiciera lo que quisiera con ellas.
Rogelio satisfecho, se retiró a sus tareas habituales, pero a cada momento volvía a la visión de esa joven a la cual le había hecho una cruz con el marcador en su vientre.
Luciana interpretó que esa marca quería decir algo, pero no sabía qué. Se dirigió al despacho de Rogelio.
-Usted hizo una marca en la pancita de una de las chicas. ¿Esa señal significa que yo deba hacer algo?-
-Sí, quiero que después del almuerzo la lleves a mi habitación, le ates los brazos en la espalda y le pongas el collar con la cadena que está en la habitación.-
-Muy bien señor, así se hará. ¿Alguna cosa más?-
-Una más, aplícale una enema para asegurar que sus tripas están libres.-
-Entendido. ¿Algo más?-
Pilar lista para ser presentada a Rogelio
-No, puedes retirarte.-
Luciana entendió de inmediato que el puesto de Julieta corría peligro. Sin duda Pilar sería violada luego del almuerzo y quizás también su culito sufriera alguna penetración. No cabía duda que Rogelio elegía muy bien. Julieta era una de las mejores hembras que habían pasado por allí hasta ese momento, pero Pilar no tenía nada que envidiarle. Era un cuerpo casi perfecto y Rogelio estaba rompiendo las reglas que él mismo había creado. No cogerse a las mujeres a ser vendidas.
Mientras le aplicaba la enema, Luciana miraba con ojo crítico las tetas y los pezones de Pilar. ¡Qué buen ojo había tenido Rogelio! Mientras tanto la joven lloraba en silencio sin saber para qué la enema. Lejos estaba de imaginar que era el preludio a la sodomización.
Una vez higienizada y perfumada, Pilar estaba un poco más calma sin saber exactamente lo que Rogelio haría con ella. Las palabras de Julieta, a pesar de tener grilletes en los tobillos y la cadena en su cuello la habían tranquilizado.
Continuará