Captando su atención...Milagros 2
De Cumpleaños, Segundo contacto. (Se puede considerar filial)
Milagros...
Voy camino a mi dormitorio, debo cambiarme la ropa, de la de ama de casa a la de señorita, llego al cuarto, seguramente no voy a encontrar nada adecuado, el clima esta raro aun no pasan los fríos del invierno, pero al sol entra el calor. Hoy es el cumpleaños de mis sobrinos, los gemelos de mi hermano Mateo, si que me pondré unos pantalones, eso seguro, siempre me toca estar en todas partes cuidando chiquillos. Me desvisto completamente y sigo buscando ropa, me gusta sentirme libre y una de esas formas es andar desnuda por mi dormitorio con seguro puesto, encuentro dentro de mi desorden un pantalón de cuadros verdes, para arriba busco una camisa blanca con encajes y vuelos, es ceñida y eso le quita lo romántico a la prenda y de abrigo encuentro una casaquita de mezclilla verde opaco, la ropa interior a de ser blanca, por lo de la camisa, claro primero debo encontrar, el desorden en mi dormitorio se esta convirtiendo en un problema, al fin ahí están junto a un cesto, mi tanguita es preciosa puro encaje y su sostén a juego es una poesía.
Paso frente al espejo del closet, así, desnuda. Me miro. No suelo hacerlo. Pero me gusta lo que veo, frente a mi se refleja una mujer de ojos verdes y grandes, con nariz pequeña y un tanto respingona, boca rosada de labios gruesos, en piel trigueña, enmarcado el rostro en cabello negro ondulado. Mi senos son de tamaño mediano, altaneros con un pezón oscuro y grande, mi cintura es de lo mas normal, no soy un palo,mis caderas son anchas y algo rellenitas, mi sexo esta firme y seductor, me encanta que este depilado, y mis piernas están firmes, como nada es perfecto me encantaría ser alta, mi metro y medio me molesta sobre todo cuando mis hermanos son altos.
Me miro otra vez de arriba a bajo, no estoy mal, me sonríe mi reflejo, es un secreto solo mio el que me guste la lencería, en los viajes a la ciudad aprovecho y compro y la depilación lo acompaña. Me visto rápidamente ya perdí mucho tiempo, tomo mi bolso y bajo al salón.
- Perdón por el retraso.
Mis hermanos me esperaban impacientes, como siempre. Pablo me sonrió conciliador. Aliro se encogió de hombros, tomo su chaqueta y las llaves de la camioneta. Los tres nos subimos, ellos dos delante y yo atrás. La conversación la llevaron ellos, a mi me parecía mejor el paisaje, desde esa noche de temporal me cuesta llevar la misma relación que tenia con Ali, él siempre fue un gruñón pero amable y cariñoso con su hermana pequeña y desde esa ocasión la que cambie fui yo, no puedo olvidar sus besos y prácticamente todas las noches sueños con él, no lo puedo evitar y no es que me guste hacerlo. Llegamos pronto al pueblo y a casa de Mateo, nos esperaban amigos y familiares, después de los saludos de cortesía yo me fui directa donde mis sobrinos, los abrazó y los felicite por su cuarto cumpleaños,les comente que sus regalos estaban en la camioneta y que fuéramos a por ellos, desde ese momento no me separe de ellos, cuando ya se fueron los pequeños invitados y quedamos solo la familia me ofresi para hacerlos dormir la siesta, a todos les gusto la idea.
Llegamos los tres a su dormitorio pero como querían que me acostara con los dos mejor nos fuimos al cuarto de mi hermano y Carolina, los tendí en la cama, para estar mas cómoda me saque la casaquilla y me dasabroche unos botones de la camisa y me recosté en medio de ellos. Erase una vez...
Comencé a despertar, sentía la respiración de los niños junto a mi y también sentí otra cosa mientras abría los ojos. A los pies de la cama estaba parado Aliro, me miraba intensamente. Le salude y fue como que saliera de un estupor.
- Hola...(respondió)
- Me dormí.
- Si, te vine a buscar para tomarnos un trago todos juntos y luego irnos a casa.
El no dejaba de mirarme, si que yo hice lo mismo, tenia a los niños pegados a mi por cada lado y ambos tenían sus manita agarradas de la camisa que se abrió lo bastante como para dejar ver mi sostén blanco y como este era de encaje también se me veía el pezón, que al darme cuenta creció sin mas remedio, la camisa también se había subido y dejaba ver mis caderas y sobre ellas el hilo delgado de la tanga. Maldición. Trate de pararme en el acto, pero tener a los niños no me lo permitió.
- Hermano ¿me puedes ayudar?
- Oh...si, claro.
Lentamente saque los brazos para no despertar a los gemelos y se los estire a mi hermano para que me jalara, lo hizo y quede arrodillada en medio de la cama, él se acerco y lentamente me acomodo la camisa por debajo rosando mi cadera, luego, me miro a los ojos y sin quitarme la vista de ellos, cerro cada uno de los botones de la camisa, yo sentí como le tiritaban las manos y como me rozaban levemente mis senos, nunca dejo de mirar mis ojos en el proceso, mi estomago se contrajo en mil sensaciones, cuando termino con el último botón. Se alejo diciéndome...
- Ahora ya puedes bajar sola de la cama, te espero en el salón con los demás.
No pude responder, no me salio mi voz. Baje de la cama y puse nuevamente la casaquilla, nunca debí sacarla, me senté en la esquina de la cama sin saber que hacer, la otra vez el beso sé que fue producto de la fiebre, pero ahora...Finalmente fui al salón, ahí estaban todos, mi cuñada rápidamente se acerca y me entrega una copa de vino tinto, el que me gusta. Proponen rápidamente ahora que estábamos todos un brindis, bebo un sorbo del liquido y luego otro y luego simplemente acabo la copa.
- La peque tiene sed. Mateo sirvele otra copa. (bromea Pablo)
- Que va, si esta pálida es para recuperar el color ¿Cierto hermanita?
- Era para celebrar con mi familia. (atine a decir)
- Dejen tranquila a Mili.
La que hablo fue Carolina, quien me tomo del brazo y me llevo a la cocina.
- ¿Te sucede algo Milagros?
- No nada.
- Es que lo de que estas pálida es la verdad.
- Nada Caro, no me pasa nada.
Mi cuñada no muy convencida lo dejo estar, volvimos al salón con jugos y demases, para que nadie sospechara que Caro quería hablar conmigo. Busque con la vista un lugar donde sentarme, Pablo se dio cuenta y me atrajo hacia él y me sentó en sus rodillas, me hizo gracia y me reí, en ese momento Aliro se paro y salio fuera. Brindamos un par de veces mas, algo de tiempo después regreso Aliro y seguimos con conversaciones de familia, hasta lo hora de volver.
Al cruzar la puerta de entrada, Pablo sale corriendo a su dormitorio, vuelve a salir con un paquete en las manos, era un regalo.
- Chicos esta noche vuelvo tarde.
- Hermanito ¿a donde vas?
- Peque es un secreto, si resulta les contare.
- O sea, cero posibilidad que me lleves, quede con ganas de salir. (mentí)
- Esta vez no cariño, ya veremos otro día.
Palmea la espalda de Ali, me besa la frente y se va. Escucho enseguida el motor de la camioneta y luego silencio. Camino a las escaleras.
- Milagros...Necesitamos hablar.
- ¿De que?
- Milagros...(se me acerca)
- ¿Quieres hablar? Eso. Entonces hablemos. Dime que paso hace rato, dime porque me miraste de esa forma y dime porque ya no me abrazas y me mimas como hace tiempo. Yo no te hago nada, es mas te quiero y respeto y tu te portas brusco como si ya no quisieras estar conmigo. (explote)
- Mili...
- No me digas Mili, estoy harta de tus cambios de humor, estoy harta de que te enfades y no se porque y estoy harta de sentir que desearías que yo no estuviese aquí para no tener que verme la cara.
Eso fue todo después de tanto grito llego el llanto. Ali me tomo en sus brazos como cuando era pequeña, me susurro palabras dulces y me pedía perdón por lo que el hizo y me daño. Me tomo en sus brazos y me llevo al dormitorio, yo no paraba de llorar, me dejo sobre la cama y se acomodo junto a mi, solo me susurraba cosa tiernas para que me calmara y me acariciaba fraternalmente la espalda, yo no paraba con mi llanto, no podía, las lagrimas no paraban de brotar y por fin el cansancio mello y me dormí.
Cuando desperté era poco mas de medianoche, en la cama solo quedaba rastro de que Ali estuvo ahí por el hueco de la almohada. Baje a la cocina necesitaba algo caliente. Cuando pase por el dormitorio de Aliro divise una tenue luz, me acerque con intención de disculparme por la rabieta, pero lo encontré dormido a medio vestir y con una botella de whisky al lado, se había emborrachado. Me gane junto a él, y lo observe con curiosidad, con la curiosidad de una hermana que fue besada y tocada, con la curiosidad de quien fue seducida quiéranlo o no esa misma tarde. Aliro era un hombre, un hombre de quien yo sabia tenia encuentros con alguna mujer de vez en cuando, siempre sin importancia. Observe lo que ellas ven un hombre alto, fuerte, con una cara sabia con arrugas y ceño, con un cuerpo deseable, lo supe porque en ese momento lo desee y me dio miedo, miedo de querer saber que escondía el pantalón que aun estaba puesto. Ese miedo me llevo nuevamente a mi cuarto, me desvestí para ponerme mi camisa de dormir, y me acosté y trato de dormir y no puedo, giro en mi cama hasta que lo logro.
Aliro esta en mis sueños, sueños mas ardientes que los anteriores, sueños en los que me besa para volver a dejarme sin aliento, donde esta vez no me cierra los botones de mi camisa, si no que los abre hasta sacarla completamente, donde no hay niños que puedan ser testigos de nada y así el se atreve a tomar mis senos con sus manos y desabrochar el sostén para dejar mis pezones expuestos, luego los oculta con sus labios, atrapándolos, tomándolos a ellos y a mi. Despierto con mi entrepierna húmeda, no es la primera noche que me ocurre, pero esta sera la primera noche en que me toco, me masturbo pensando en un hombre, en el hombre que sin querer me beso siendo el primero, y me rozo el clítoris pensando en sus besos. Meto mis dedos dentro de mi sexo ardiente pensando en sus manos tocándome , subo a mis pechos apretando mientras recuerdo el rose de sus manos mientras me mira a los ojos, los dedos entran y salen de mi cuerpo, tocan mi clítoris, todo se vuelve nebuloso y siento un escalofrió en mi espina, me gusta, me gusta mucho y mientras tengo mi primer orgasmo me doy cuenta que me gusta mi hermano, un hombre de casi cuarenta años.