Caprichos: Otras plumas (5)

Texto no erótico. Un gran escritor y un inolvidable cineasta ¿me dejarán mensajes quienes también se han emocionado con la peli?...

[Don Ernesto reflexiona a partir de un filme de Theo Angelopoulos] *

(...)[pág. 103] Domingo Volví a caer en la tristeza.

Elvirita me propuso ver una película en su casa, le dije que sí entusiasmado.

Vimos La eternidad y un día , de Angelopoulos. ¡Qué magnífico creador!

Es la historia de un hombre que al día siguiente va a soportar una operación de la que probablemente no sobrevivirá.

El estrecho marco de un último día alcanza para que la existencia sea un hecho absoluto.

Es triste, tristísima, pero se respira la grandeza de ese hombre todavía joven para quien su enfermedad no es excusa para no ocuparse de los demás, en este caso un chiquito albanés que me acongojó tanto que tuvimos que apagar la película por un rato.

El viejo y el chico de la calle, albanés como yo, caminan tomados de la mano; abrazados enfrentan la sordidez y el dolor más profundo.

La música, la fotografía, los recuerdos del amor y de la niñez, el coraje de la criatura. Película muy hermosa. Dictado más tarde Admiro el coraje.

Creo que es un impulso del corazón.

Nace frente a la adversidad como una fuerza vital; si no hay obstáculo, si no hay riesgo, no hay coraje.

Desde joven, quizá por mi timidez, y porque según dicen soy paranoico, siempre me he inclinado ante el coraje; lo he admirado. Cuando uno actúa con coraje se reafirma la vida, es algo instintivo; si uno lo razona no lo haría.

El chico albanés está en peligro. No es razonable que el hombre enfermo se haga cargo de la tragedia de este chico que lo sobrepasa. Sin embargo lo hace, se deja tomar por la criatura y hace lo que no podría. Hay una dimensión del coraje de la que nace el héroe.

Y no me refiero a grandes personalidades, sino al coraje con que viven miles de hombres y mujeres que se atreven a vivir lo que anhelan, lo que les dicta el alma, a pesar de los riesgos. O que tienen la valentía de luchar por lo que es noble y está amenazado.

Es un valor que agrega vida, que nos fortalece; y nos deja luego más allá de lo que éramos.

El viejo de la película, a pesar de estar por morirse, actúa con coraje por el chico. El coraje lo engrandece, es un salto más allá de sí. Miércoles He quedado anclado en Albania. No puedo abandonar al chico de la película. Es una criatura pequeña, exiliada, que está obligada a estar alerta par sobrevivir.

Esos países balcánicos que han sufrido tanto. Los jóvenes han sido asesinados o han huido. Familias enteras huyen, con los abuelos que apenas caminan, con los chiquitos a cuestas, aterrorizados, debilitados por el hambre y el cansancio.

La tragedia de tantos pueblos en el mundo que busca desesperadamente un lugar donde vivir. Huyen, a pesar de los riesgos atroces. Muchos mueren en el trayecto.

Walter, ese muchacho, sacerdote tucumano que trabaja allí en Albania, nos contaba cómo llegaban las familias a los campos de refugiados. La película sucede en Grecia, cerca de la frontera. Muchos albaneses desean huir y emigrar a Europa. Una de las rutas más transitadas es cruzar el Adriático hasta Italia.

En aquel viaje a Tirana, creo que por el año 95, visitamos con Elvirita ese puerto. Yo no podía volver sin rendirle homenaje. Por él partió mi familia materna, y tantísimas otras.

  • fragmento transcripto del libro: ERNESTO SABATO "España en los diarios de mi vejez", edición de Editorial Seix Barral/Grupo Planeta, Buenos Aires, junio de 2004.

Cuando descubrí esta referencia, volví a reencontrame con la entrañable película "La eternidad y un día" (1999) que, claro, humildemente también les recomiendo. R.