Caprichos del destino

El siguiente relato cuenta la historia de las vivencias de un chico de 19 años, que es obligado a abandonar su casa por su familia, por el mero hecho de ser gay y tiene que buscarse la vida como puede después de haber vivido una adolescencia muy dura.

Rondaba el año 1991 y por aquel entonces, nunca imaginé que sería tan complicado hacerse camino en este mundo, sabiendo que me atraían los hombres y que por mucho que lo intentara, nunca pude reprimir estos sentimientos.

Yo vivía en un pequeño pueblo de Cáceres llamado Jerte, donde la gente tiene una mentalidad mucho más cerrada que en la ciudad y por supuesto, nadie vería con buenos ojos que el hijo de una familia bien conocida en él pueblo, supieran que si hijo era gay.  Por aquel entonces y antes de que comenzara todo este lio, yo tenía 18 años y como todos los chavales de mi edad, estaba saliendo con una chica (Carmen), que había conocido en mi último año de instituto.

Ella era una chica tímida, bonitas piernas, con una cintura y unos pechos que llamaban la atención, así que muchos chicos me envidiaban, porque estaba saliendo con aquella preciosidad y esto me ayudaba a ocultar mi verdadera condición sexual, era mi tapadera!.

Por aquella época no tenía claro que hacer con mi vida o a que dedicarme, puesto que no me iban bien los estudios, así que me plantee la posibilidad de ser militar como mi hermano Miguel y tampoco me desagradaba la idea.

Mi hermano desde niño siempre quiso ser militar y siempre procuraba hacer mucho deporte y cuidarse físicamente. Para conseguirlo y estar en buena forma, solía correr diariamente 20km y se machacaba unas dos horas diarias en el gimnasio. Su estatura sería de 1,80, cuerpo muy definido y fuertes bíceps, tenía bastante carácter.Recuerdo que cuando íbamos juntos paseando por él pueblo, las chicas solían mirarle con disimulo y la verdad es que mi hermano tenía un buen culo y fuertes piernas de jugar al futbol.

Como no tenía claro qué decisión tomar sobre mí profesión, mi hermano me propuso enseñarme un poco su rutina como militar e intentar que me animara a escoger su misma profesión, quería sentirse orgulloso de su hermano pequeño.

Quedamos con su amigo Antonio, también militar y nos dirigimos hacia toda la zona de acuartelamiento, no sin pasar varias vallas de seguridad y que mi hermano y Antonio se identificaran al pasar. Estuvimos paseando por la base unos 40 minutos y viendo todas las instalaciones, la verdad que aquello era enorme, pero me empezaba a atraer y pensaba que quizás, me podría abrir un hueco en aquel ambiente. Nos dirigimos a la cantina donde habitualmente mi hermano y sus compañeros suelen tomarse una cerveza cuando tienen un rato libre y al llegar, allí estaban dos compañeros de mi hermano que tenían un grado superior. Mi hermano y Antonio se cuadraron firmes antes ellos y después de todo el protocolo habitual en el ejército, se relajaron para tomar algo charlando con ellos.

Aquellos dos hombres eran David y Roberto, que por su trayectoria familiar y el tiempo que llevaban dedicándose a su profesión, habían ido escalando puestos hasta conseguir el grado de alférez. Estuvimos hablando con ellos una media hora y mi hermano les estuvo comentando que yo estaba dispuesto a elegir la misma profesión y ser militar, pero que no lo tenía del todo claro.

David y Roberto me dijeron que era lo mejor que podía hacer, que se vivía muy bien en el ejército y que tendría un trabajo para toda la vida, que me ayudarían a conseguirlo y a mover los hilos necesarios si realmente estaba dispuesto, ya que tenían una buena amistad con mi hermano.  A cada momento que pasaba, me era menos difícil imaginarme como sería mi vida entre todos aquellos hombres y al menos sé que tendría buenas vistas, mirando todo el día aquellos cuerpazos masculinos a mí alrededor.

Después de un buen rato de conversación con ellos, nos marchamos de las instalaciones y me sentía más animado a intentarlo, pero de momento todavía tenía que pensármelo, no quería tomar ninguna decisión precipitada.

Una semana después-mi peor pesadilla:

Había pasado una semana desde aquella toma de contacto con los militares y aquella noche eran las fiestas de un pueblo cercano a donde vivo, así que me marche con mi novia y unos amigos a disfrutar de la noche. Recuerdo que estuvimos tomando muchísimas cervezas y que empezamos la fiesta hacía las 21 de la noche y aquello pintaba bien. Entramos en varios bares de la zona y cada minuto que pasaba me sentía más animado, pero también algo más borracho. Pasaron varias horas, no recuerdo si serían las 2 de la mañana, cuando mi novia me dijo que se encontraba cansada y que le apetecía irse a casa, pero yo estaba demasiado contento para marcharme todavía, así que la anime a marcharse a casa con dos amigas. La acompañé al coche y la dije que no se preocupara,  que solo me quedaría un par de horas más y me marcharía pronto a casa.

Me quedé con mi amigo Pablo que le conozco desde niño y decidimos entrar en una discoteca que estaba de moda por allí, así que bajamos las escaleras de aquel sitio cuando pagamos la entrada y nos dirigimos a la barra a tomar una copa. Cuando estaba a punto de pedirle al camarero lo que quería, sentí como un brazo masculino se apoyaba en mi hombro y al girar levemente la cabeza, vi que eran David y Roberto (los militares amigos de mí hermano), que también habían entrado en aquella discoteca.

Roberto llevaba un vaquero muy ajustado y no pude evitar fijarme en su paquete y en lo masculino que era. Llevaba una camiseta negra y se apreciaba su cuerpo bien definido, buenos bíceps y un pecho bastante marcado. David llevaba una camiseta de color azul con un emblema del ejército dibujado y un vaquero que le marcaba un bonito culo, ambos eran muy masculinos y me era difícil mirarles solo a los ojos….

Mientras yo charlaba con ellos, mi amigo Pablo continuó hablando con una chica que le atraía y que ya había tenido algo en el pasado, así que le dejé divertirse y continué la conversación con aquellos militares.

Pasaron 3 largas horas en las que no paramos de beber, así que les dije que yo necesitaba marcharme porque estaba muy borracho y se animaron a acercarme a casa.

Mi amigo Pablo ya se había marchado con aquella chica, así que mi única opción para volver a casa era irme con David y Roberto.

Salimos de aquella discoteca entre risas, sobre todo porque yo era incapaz de andar en línea recta en dirección hacía su coche, a pesar de que lo intentaba. David y Roberto se subieron en la parte delantera del coche y yo me recosté en la parte de atrás intentando no dormirme, hasta que David arrancó el coche para dirigirnos a casa. Por un instante me quedé dormido, unos 15 minutos aproximadamente y cuando pude abrir los ojos para mirar por la ventanilla, me fijé que no íbamos por el camino habitual para llegar a mi pueblo, así que les pregunté que donde íbamos. Roberto me miro por el espejo retrovisor y me contestó que era una sorpresa, que todavía no había acabado la noche y que nos podíamos divertir un poco más, así que acepté porque no tenía otro medio de transporte para llegar a casa.

Pasaron unos 35 minutos, hasta que finalmente llegamos a una especie de cabaña de un viejo camino, que se cruzaba con la carretera en la que íbamos. El coche empezó a dar pequeños saltos, hasta que poco a poco nos fuimos acercando a aquella vieja casa de madera. David paró el coche y levantando un poco su voz y bastante borracho también, nos invitó a entrar a aquella casa. Yo apenas podía tenerme en pie, así que nada más entrar me recosté en un viejo sofá polvoriento que había en la entrada de la cabaña.

Roberto se quitó la camiseta, mientras David también se ponía cómodo y destapaba unas cervezas. Yo apenas podía tenerme en pie, así que Roberto se acercó a mí darme la cerveza y dijo que me pusiera cómodo, mientras sonreía con la mirada a su amigo David. Apenas sin mediar palabra conmigo, me dijo que porque no me ponía cómodo, que hacía calor y que si nos quedamos los tres en calzoncillos. Ambos se quitaron la ropa y me sentí cortado, no entendía la situación, pero me sentía ridículo estando vestido, así que me incorporé como pude para quitarme la camiseta y desabrocharme los pantalones.

Roberto llevaba unos slip de color blanco bastante marcados y se apreciaba como su paquete rellenaba complamente sus calzoncillos. Tenía unas piernas muy masculinas y se notaba que ambos hacían deporte habitualmente. David también tenía buen cuerpo. Llevaba unos boxer de color rojo y tenía un culo perfecto, pero su torso me gustaba aún más.

Aquella situación me daba miedo, pero supuse que estábamos entre colegas y que tampoco iba a pasar nada por estar con dos hombres en calzoncillos.

Roberto se sentó a mi lado y me preguntó que si alguna vez había estado con un hombre y bastante enfadado!, le contesté que no!, que a me gustaban las mujeres y David contestó que entonces hoy sería mi primera vez.

Supuse que estaban de broma, así que sonreí y le dije que lo había pasado bien,  pero que quería marcharme a casa, así que me levante para volver a vestirme y Roberto me echó de nuevo hacía el sofá con un fuerte empujón, apartando la ropa de mi lado. Me puse algo tenso pidiéndoles por favor que me dejaran marchar, que me estaban asustando, pero Roberto me dijo que me relajara, que si me resistía lo pasaría peor y entre los dos me sujetaron por los brazos. Cogieron un trozo de cinta aislante de un cajón y me taparon la boca y me bajaron los calzoncillos. Intenté gritar, todo iba muy deprisa y  salían de mi boca unos leves balbuceos pidiendo ayuda que apenas se oían.

Me hicieron caminar hasta un viejo colchón que había un una habitación al final de la casa y al llegar allí, me empujaron sobre la cama y mientras reían, me decían que esa noche nunca la olvidaría. Estando tumbado bocabajo, cogieron un trozo de cuerda que tenían encima de una silla y ataron fuertemente mis manos a los barrotes de aquella cama, yo solo podía intentar gritar, estaba muerto de miedo!. Sentí como también me ataban las piernas y me las separaban fuertemente, no podía creer lo que me estaba pasando!.

Recuerdo que David y Roberto estuvieron discutiendo un par de minutos sobre quien me follaría primero, hasta que finalmente Roberto me dijo con una sonrisa que el sería el primero en desvirgarme.

Roberto se quitó los calzoncillos y estaba muy empalmado. Se tumbó suavemente sobre mi cuerpo y me susurró al oído que me relajara, que si me portaba bien no me dolería, así que solo cerré los ojos apretando los dientes. Note como cogía saliva de su boca y como iba humedeciendo mi culo, mientras jugaba con su polla en la entrada de mi esfínter e iba introduciendo sus dedos lentamente dentro de mí, primer uno, dos, mientras yo seguía apretando los dientes de dolor.

De nuevo se acercó a mi oído y me dijo: Ahora vas a saber lo que es un hombre!.

Antes de colocar su miembro muy duro en la entrada de mi culo, me separó las piernas aún más si pudo y empujó fuertemente su enorme polla en mi interior.  Grité de dolor!, como nunca antes lo había hecho, pero nadie me oía porque tenía la boca tapada y Roberto continuó metiendo y sacando su enorme miembro dentro de mí con fuerza, mientras yo intentaba aguantar como pude aquellas embestidas.

David estaba al lado muy empalmado  pajeándose, esperando su momento mientras jadeaba.

El movimiento de la cadera de Roberto cada vez era más y más fuerte y notaba como su enorme miembro viril me desgarraba por dentro, pero el continuó así durante varios largos minutos, hasta que por fin noté un último empujón mi interior y varios gemidos de placer cada vez más altos, se estaba corriendo dentro de mí!. Roberto saco su polla y sentí como toda su leche me chorreaba por mis nalgas sintiendo mucho dolor, pero a  pesar de eso y de la situación horrible que estaba viviendo, yo estaba empalmado y todavía aquello no había acabado.

David se puso sobre mí para desatarme, quería que me incorporara y que me apoyara sobre un pequeño escritorio que había al lado de la cama, quería hacérmelo de pie mientras Roberto me sujetaba las manos. De nuevo sentí como David colocaba su pene para introducirlo dentro de mí, embistiéndome  una y otra vez sin ningún reparo. Aquella segunda penetración duró varios minutos y notaba lo dura que estaba su polla en mi interior. Cuando me quise dar cuenta, noté como fluía la leche de mi polla en aquella postura, me había corrido yo mismo sin tocarme!.

David se corrió al rato y de nuevo al sacar su polla, sentí como de nuevo toda su leche corría entre mis glúteos y mis piernas.

Cuando ambos acabaron, se dieron cuenta de que yo también me había corrido y se miraron sorprendidos, ahora sabían que yo también había disfrutado y eso me había hecho sentir más vergüenza y humillación aún si cabe.

David y Roberto se vistieron y sin apenas fuerzas, yo también me vestí como pude para salir de aquella casa.

Solo tuve fuerzas para limpiarme y me sentía muy dolorido y avergonzado, me habían forzado aquellos dos hombres, pero yo también había disfrutado y me sentía un ser horrible. ¿Cómo puede alguien disfrutar en una situación así?, me sentí tremendamente mal por haberme corrido y por lo que había vivido con ellos.

David y Roberto me subieron al coche y me dijeron que si contaba algo de lo sucedido a alguien, que nadie me creería y que tendría muchos problemas. Yo no pensaba contárselo a nadie, no me atrevería y solo quería llegar a casa a darme una ducha, me sentía sucio.

Al llegar a casa así lo hice y no pude pegar ojo aquella noche, solo podía pensar en lo que me había ocurrido y sin saber muy bien porque, sentí como mi polla se iba poniendo muy dura nueva mente al recordarlo, así que intenté no pensar en lo que había pasado e intente dormirme. A la mañana siguiente, disimulé para que nadie me notara nada, así que desayune con mi familia como hacía todos los días y le conté a mi hermano como había ido la noche y lo bien que me lo había pasado. Le dije que había visto a sus dos amigos militares en la discoteca, pero que solo estuve un rato con ellos y luego me llevaron a casa, no tuve valor para contarle nada más.

Esta fue la primera experiencia sexual que tuve con hombres, pero no fue la única…, pero eso os lo contaré en el siguiente capítulo de mi vida y los siguientes acontecimientos que me llevaron a marcharme de casa un año después……

Continuara…..