Capítulo de sexo virtual en el nuevo libro

Al volverse hacia mí sus manos recorrieron mejillas y cuello deslizándose hasta sus pechos, apretando esos deliciosos globos y pellizcando los pezones, excitándose.

Hola de nuevo a tod@s,

El confinamiento me ha dado para un nuevo libro. La historia de cómo ha nacido es un poco larga y no os pondré aquí todo el rollo, pero sí os diré que Javier quería dar su versión de mi "sucia y manipuladora ficción", dijo. Así que, durante el confinamiento, jugamos a relatar su propia versión de los hechos de mis libros "Excitando" y "Boda". No tenía que ser un nuevo libro, era para él y para mí, pero... pero ha acabado siéndolo. Lo podéis encontrar en mi web de autora del perfil, así que no me alargo más y os doy un avance para ver si os gusta y decidía leerlo.

Beoss perversos a tod@s por adelantado.

Javier:

Durante mi siguiente estancia en Boston me sorprendió de nuevo. Me conecté al Skype tal y como habíamos quedado después de comer, desde mi apartotel y la vi esperándome ante la cámara en su piso con una mirada pícara. Se alzó y dejó caer la bata oriental de seda que yo ya conocía para descubrir su cuerpo en lencería. Yo iba a juego, camiseta y calzoncillos, pero ella había cuidado bastante más su apariencia.

Medias oscuras y elegantes cubrían sus piernas, con un liguero negro delicado con puntillas muy erótico. Su tanguita a juego no cubría más que sus labios vaginales, que transparentaban claramente. El sostén no ocultaba sus aureolas oscuras y prominentes rematadas por cerezas que pugnaban por traspasar la tela.

Se inclinó sobre la cámara y sus pechos quedaron en primer plano, y su sonrisa traviesa:

—Espero que tendrás un ratito para mí, ¿verdad? —Tragué como pude y asentí con la cabeza incapaz de responder. Pero no hacía falta, ella siguió con el espectáculo sin esperarme. Puso música suave con un click del mouse y se contoneó dando la vuelta ante la cámara. Sus nalgas ocultaban la tirita posterior de la tanguita y sus manos subieron a su cabello, deslizando los dedos entre sus mechones mientras su boca producía gemidos.

Al volverse hacia mí sus manos recorrieron mejillas y cuello deslizándose hasta sus pechos, apretando esos deliciosos globos y pellizcando los pezones, excitándose. Quedó todavía balanceándose ante la cámara, algo retirada para que pudiera observarla bien y una mano quedó en su pecho para bajar la otra hasta su vientre. Sus deditos se infiltraron bajo la minúscula tela y pude ver claramente por la cámara cómo se acariciaba y hasta llegaba a recorrer sus labios con ellos. La humedad empezó a hacerlos brillar conforme profundizaban en esa caricia y su boca empezó a emitir pequeños gemidos.

Sólo entonces reaccioné y me dejé llevar, apartándome un poco con la silla de la mesa y sacando mi sexo de su encierro. Comprobé que la cámara me tomaba entero y me sacudí con aquel erótico baile que me estaba regalando. Pronto su mano retiró la tanguita quedando ésta tirante entre sus muslos, pero dejando espacio para poder continuar con su mano sin impedimentos. Sus gemidos y sus chapoteos llenaron mi mente. No sé si realmente podía oír el sonido de sus flujos o me lo imaginé; pero oler sus flujos debió ser imaginación, tenía que serlo, pero juraría que los olí pese a todo.

Hizo una pausa para acercarse de nuevo a la mesa y posicionar la silla. Tomó algo rosa fluorescente y se sentó con las piernas abiertas para mostrarme cómo se introducía el vibrador en su sexo. Ni lo humedeció con sus labios ni nada, tenía prisa ella y tenía prisa yo. Un par de introducciones lo dejaron brillante de flujo y entonces ella alzó sus piernas y aceleró los movimientos mientras castigaba uno de sus pezones y sus gemidos pasaban a gritos de placer.

Me corrí yo antes que ella, dejando chorros de mi leche sobre mi vientre, muslos y suelo que no me detuve a limpiar, porque mi mirada estaba prendada de su imagen. Ella tampoco tardó demasiado, sus caderas saltaron en el asiento y la furia de sus movimientos en el sexo me mostró cómo se corría mordiéndose los labios y culebreando.

Aquel día llegué tarde a la reunión, pero relajado y con una gran sonrisa y, pese a ser una de las reuniones complicadas, fue como la seda y acabó mucho mejor de lo que inicialmente había pensado, solucionando muchos temas y encarrilando muchos otros.

Espero que os haya gustado y cuidáos que esto del Covid es un asco, pero tenemos que ser responsables y cuidarnos todos y cuidar a nuestros mayores (sin abrazos ni besos, para protegerles). Pero existe un mañana, y os quiero a todos ahí para disfrutarlo,

Beoss perversos,

Sandra