Capítulo 84 .-SIN VOLUNTAD

Andy, que se había convertido en amo (nivel 2) sale a disfrutar de su estatus echando un par de polvos por la isla, mientras yace en su cuarto el joven Jimmy, al que convertirá en esclavo con un décimo polvo

84 SIN VOLUNTAD

Cuando Jimmy despertó no recordaba nada de lo que el día anterior había pasado, ni qué había hecho, ni cómo se había rebelado a un hombre de negro y no quiso ser follado, ni cómo le llevaron dos guardias a un centro de reeducación y le dieron cien latigazos… y las oportunidades de enmendar su error y su falta de respeto chupando unos penes y dejando follarse. Tampoco recordaba haber suplicado porque no subvirtiesen su voluntad. Tenía toda la mente en blanco y no sabía donde estaba.

Los guardias lo habían desatado y finalmente llevado a una cama. Jimmy despertó en una habitación completamente blanca: aquello no era la celda donde le habían dominado. Estaba en el apartamento del Dador / Hombre de negro (se les llamaba ‘hombres de negro’ porque vestían un speedo de ese color, el máximo rango o categoría o a veces también dadores porque a eso se dedicaban: a dar por culo, literalmente, lo cual era un honor para todos los chicos de la isla que buscaban que alguien les follase y les llenase de semen –porque así les habían adoctrinado en años de educación para ser sumisos y obedientes–. Jimmy, sin embargo, había salido rebelde… pero ahora pagaría su rebeldía muy cara: iba a ser un esclavo del Dador toda la vida. Ya no tenía voluntad, no sabía quien era. El gel incubus había hecho efecto en su ano y le había creado total dependencia con el semen que le había impregnado en más de 5 eyaculaciones –normalmente una cada día, aunque a él le habían dado nueve en la misma jornada–.

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El ser dador de nivel 2 o 3 requería un gran esfuerzo. Normalmente para ser dador u hombre de negro de nivel 3, el aprendizaje y entrenamiento llevaba 15 meses de esfuerzos y sacrificios, de dejarte ser follado por multitud de hombres y animales. De hecho era el semen lo que confería la fuerza y los superpoderes de los dadores u hombres de negro. La norma de la isla era follar y ser follado… el semen se agotaba en cinco dosis en las personas normales, por lo que para ser un super hombre, había que recibir semen de diferentes animales. Para ascender a nivel dos, el más básico, la verdad es que las pruebas se podían pasar en un par de días, dejándote follar en una misma noche por 5 hombres, en una orgía, y pasando al día siguiente o en los posteriores, dos pruebas: dejarte follar por un animal doméstico y por un animal salvaje (leed relato follado por un perro y un lobo). Normalmente quien quería follar a todo el mundo y no ser follado, elegía este nivel básico de ascenso, aunque los había quienes se embarcaban en dos años y medio de Odisea pasando diferentes pruebas y siendo follado por más animales domésticos y salvajes, para ascender al más alto escalafón de la isla: hombre de negro o dador de nivel 3.

Pero cualquiera de los dos rangos daba una serie de privilegios que no los tenían los chicos de nivel cero y uno (el nivel básico). Un hombre de nivel 2 podía tener sexo con quien le apeteciese cuando le apeteciese. Incluso si veía a dos muchachos follando podía meterse en medio y follarselos a ambos. El calzón bicolor, que marcaba el rango o status en la isla, hacía que todos los muchachos le respetasen, y a una simple orden de él, hiciesen lo que se les ordenaba.

–Eh, David. Ven aquí. –le dijo el Dador nivel 2 Andy a un joven muchacho de 18 años, lampiño y regordete, de pelo rubio y lacio.

El chaval no se lo pensó dos veces. Le habían enseñado a acatar las órdenes de un superior, y sobre todo de los maestros (que así era como se consideraba a los hombres de negro o dadores de nivel 3, que muchas veces no se codeaban con la gente de la isla, se quedaban en sus torres, observando y follando a los muchachos que necesitados de semen –recordemos que se te agotaban las reservas al de cuatro polvos o corridas y tenías que ir a que te recargasen, a ellas, donde los muchachos se desnudaban y dejaban que los follaran sumisamente–

–Chúpamela –dijo Andy (nivel 2)

David se arrodilló y se metió el miembro de Andy en la boca haciéndole una suculenta y delicada mamada, tratando el pene de Andy como si el de un Dios se tratara. Y es que si bien un pene daba vida (los chicos dependían del semen: era el líquido vital), el de los ‘dadores’ se consideraba líquido de dioses.

Andy estaba gozando de la linda boca del joven lampiño, arrodillado delante de él y de la multitud de chicos del comedor del complejo (nadie se ruborizaba por ver sexo o por tenerlo rodeado de gente). Apretó con su mano la cabeza del muchacho hasta casi atragantarle con su polla gruesa. David casi no podía respirar, pero le gustaban los machos dominantes y se afanó como si la vida le fuese en ello en satisfacer al dador de nivel 2.

David respiraba por la nariz, ya que la boca la tenía sellada con el gordo pene de Andy que apretó su cabeza impidiéndole el movimiento, contra su vello público. David quería escapar pero Andy lo presionó más mientras jadeo y eyaculó en su boca, en el fondo de la garganta.

David no se movió, permaneció sumiso respirando el aroma varonil de las pelotas de Andy y tragó el líquido de dioses que Andy le estaba vertiendo en su garganta. Había que ser agradecido, porque el semen daba vida, y le había dado Andy, a él, altruístamente, una dosis extra de liquido vital, por lo que David, aunque tosió casi asfixiado cuando Andy dejó de inmovilizar si cabeza contra su vello público, siguió de rodillas haciendo una reverencia a su amo.

Pero Andy quería más. Le Apetecía echar un polvo. Se fue dejando allí a David, arrodillado, a ver qué más había por la zona, y se encontró a una joven pareja: Maikel, un joven atlético de 28 años, rubio rapado por las orejas (pelo pincho corto, pero de las orejas para el cuello corte a lo militar), que se estaba follando a Mark, un chaval de 18 años, al que tenía como una perra, a 4 patas, dándole unos arreones con gran fuerza, la fuerza de un cuerpo militar, entrenado, todo musculoso, once años mayor que su víctima.

Mark jadeaba. La polla de Maikel era todo un monumento: larga, muscular, ancha… y le estaba dando un placer inaudito. Mark se dejaba follar a placer por aquel joven guapo y fibrado. Tenía sus piernas abiertas para darle mejor acceso mientras le empotraba contra un árbol. A Andy, el joven dador de nivel 2, que estaba paseando por el jardín, esta escena le excitó. Aún tenía empalmada la polla de la mamada que le acababa de hacer David, y se acercó sigilosamente a la pareja y se empotró a Maikel. El joven militar estaba obnubilado. No se había dado cuenta de nada de lo que pasaba a su alrededor, sólo se centraba en el tierno y joven culito que se estaba follando, cuando Andy se puso detrás de él, y aprovechando que Maikel volvía para atrás para tomar impulso para clavarsela a Mark, le clavó su pene en el ojete. Andy agarró a Maikel por los hombros para que no se pudiera separar el hizo un emparedado. Maikel tenía su polla en el culo de Mark, que tenía los ojos abiertos como platos, y se encontraba jadeando, y Maikel ahora estaba en medio, invadido su culo por el largo y grueso pene de Andy.

–No pares –le dijo Andy a Maikel.

Andy le comió la oreja a Maikel que jadeó, y Maikel jadeó a su vez. Andy se la clavó su polla entera, lubricada con la saliva de la mamada que le acababa de hacer David, apretándole a Maikel fuerte contra Mark, que de pie con la espalda inclinada y las piernas abiertas, se apoyaba contra un grueso árbol para no caerse con los arreones de Maikel. Andy logró así, atrapado como los tenía a los dos, para metérsela entera a Maikel, y el joven militar tuvo que aceptar la invasión de su ano. Había sido preparado para acatar órdenes, y no paró.

Cada vez que Maikel salía del culo de Mark, cada vez que sacaba su polla unos centímetros –dejando eso sí, dentro del culo de Mark su glande–, para coger fuerzas para clavársela de nuevo, con más vigor, se autopenetraba en el pene de Andy (el nivel 2), que disfrutaba viendo disfrutar a los dos jóvenes muchachos.

Doce minutos después de mete y saca Maikel anunció con jadeos que se corría dentro del culo de Mark, y eyaculó. Andy eyaculó, casi a la par, dentro del culo de Maikel. Habían hecho un trenecito improvisado que les había dado gran placer a todos.

Andy regresó a su estancia, donde se dio una ducha, y donde aún se encontraba el joven Jimmy exhausto. Jimmy era el chico rebelde al que había convertido en su esclavo tras darle 10 impresionantes folladas con el gel incubus impregnándole –el gel incubus era un gel que se metía en el ano de la víctima a la que se quería convertir en esclavo sumiso, y que al juntarse con el semen, y ser absorbido por los vellos intestinales, creaba en la persona que lo recibirse 5 veces seguidas (en 5 días como mucho) una dependencia a ese semen. Era un truco que tenían los jefes de la isla para tener siempre a su disposición a los chavales que más les atrajesen: tenían que impregnarlos con ese gel su ano, sin que se dieran cuenta, y luego inseminarlos en hasta 5 ocasiones (para obtener una sumisión provisional, o diez, para obtener una sumisión definitiva).

Andy (el dador nivel 2) salió desnudo de la ducha, con su cuerpo mojado. Cogió una toalla para secarse. En la habitación de al lado, en una cómoda cama con un blanco edredón de plumas, despertó el Jimmy que se desperezó cansado y miró por las ventanas de esta habitación sita en una torre desde donde contemplaba buena parte de la isla, como desde una atalaya. Bostezó, se desperezó moviendo hacia atrás sus brazos, y se acordó de lo que había pasado. Andy no se acordaba de Jimmy, había sido una mañana muy interesante con dos corridas –la mamada que le hizo David y el polvo que le echó al joven militar–: no recordaba la noche anterior y se sorprendió de encontrarse en su alcoba al joven muchacho: un culito tierno esperando ser follado por décima vez para convertirse en su esclavo de por vida en su torre, de donde no iba a poder escapar.

El dador, en sus habitaciones –aunque el tanga bicolor era la ropa habitual cuando salía al exterior– vestía una túnica blanca sin nada por debajo. Se la puso al cuello, como un rey llevando su capa, y se acercó a la habitación de su esclavo o del que iba a ser su esclavo de por vida y que tenía 9 polvazos.

Jimmy se arrodilló.

–Buenos días amo

–Buenos dias esclavo.

FIN