Capítulo 77 .-FOLLADO POR UN PERRO Y UN LOBO

Tras superar la primera prueba para ser Nivel 2,(ser follado en una noche por al menos cinco hombres que dejasen su semen todos dentro de él) Andy ha de superar una segunda prueba: dejarse follar por un lobo y un perro

Al día siguiente Andy volvió al vestuario. Ya sabía lo que le esperaba. Debía sentarse sobre el escaño, donde se le metería el dildo que le inyectaría la droga de hipersensibilización.

Tras repetirse el protocolo del día anterior se abrió otra compuerta que le dio acceso a una estancia muy baja de techo, tanto es así que para entrar tuvo que ponerse de rodillas, y andar a lo perro. Era la postura y altura que debía coger para ser follado por un animal: el mejor amigo del hombre. No le dio tiempo a prepararse. El animal, excitado por las feromonas olor a hembra en celo, clavó su pene en el agujero que le facilitaron. El lobo creía que era una hembra en celo, no el culo de Andy, que estaba siendo desgarrado por el rudo pene de un lobo, un animal salvaje, que lo estaba embistiendo como nunca antes había probado.

El lobo hizo su montura y se folló a la hembra, que eso es lo que Andy era para él, y se corrió dentro de su ano. Andy ya había sido inseminado por el primer animal que le iba a follar esa jornada. Estaba a uno de superar la prueba.

Pero si creía que lo peor era lo que acababa de superar, por haber sido follado por un lobo, ignoraba que ahora venía un San Bernardo.De rodillas, como estaba, con el ano impregnado de fluidos de la anterior eyaculación del canis-lupus dentro de él, el gran animal, con su gigante pene traspasó el lubricado culo de Andy ocasionándole un dolor que casi lo llevó al desmayo. Tenía 80 kilos de San Bernardo sobre él, y el pene de este gran y corpulento animal, alojado en su ano. Él permanecía en posición de a lo perrito, tras haber sido follado por el lobo, y no se iba a poder levantar hasta que este enorme animal se corriese dentro de él.

Andy estaba destrozado. Ni el dildo mayor sobre el que había sentado podía igualar la polla de aquel perro pastor gigante, que para ser tan grande y lento cuidando los rebaños de ovejas, tenía un gran vigor follando. Andy era ahora su perrita.

A su espalda Andy podía oír los jadeos del gran animal y sentir su gran peso, que lo aprisionaba a cuatro patas contra el suelo, mientras el perro le montaba. Aunque se hubiese querido levantar, con lo cansado que estaba del anterior polvo y el gran peso del San Bernardo, le hubiera sido imposible quitarse ese enorme bicho de sus espaldas.Es más, le tenía amarrado con la bola. Su culo le pertenecía: era la gran vaina de la San Bernarda. Andy se tuvo que rendir a la evidencia. Y aunque le temblaban los brazos y todo su cuerpo, yaciendo a cuatro patas debajo del peso de ese gran perro, sabía que tenía que resistir: que sería la última gran prueba para convertirse en un follador / dominador de nivel 2, así que hizo todo lo posible por resistir el ímpetu de los arreones del animal que le follaba muy profundo con su pene gigante.

Pasaron varios minutos hasta que el perro eyaculó pero aún así Andy permanecería media hora amarrado por la bola del pene del perro. Él de rodillas a cuatro patas, en posición a lo perro, con el semen del gran can corriendo dentro de sus intestinos, y el San Bernardo encima de él, amarrado por la bola a su ano, aún permanecerían media hora en esa posición, tiempo en el que el ano de Andy absorbió, gracias al gel del dildo que se autointrodujo antes de la prueba, toda la eyaculación del lobo y del gran perro cuidador de ovejas, que le dotarían de fuerza y potencia para follarse a todo aquel que se pusiese a su lado.

Ploff. Pasada media hora la bola del perro se soltó y salió de su ano, marchando tan campante tras haber peñado a Andy. Andy aún yació tumbado cabeza abajo, un rato sobre el suelo, hasta que recobró fuerzas -lo habían penetrado dos veces esa mañana: una de manera salvaje y potente y otra con un miembro gigante– y tenía su culo dolorido, ardiendo en calor y superdilatado. Pero había pasado las dos pruebas para ser dador nivel 2.

Cuando Andy se reincorporó y se marchó al vestuario allí le esperaba el calzón bicolor que denotaba su nuevo rango en el escalafón de la isla.

Andy tenía su calzón de dos colores –cada pernera tenía un diferente color siendo una del color que denotaba su edad y la otra de color negro–. El calzón bicolor denotaba su rango: era un chico un chico de Nivel 2 y ahora tenía a sus expensas a cualquier chico de nivel inferior (nivel 1), es decir, podía tener una relación sexual con cualquiera de la isla, cuando quisiese, e incluso los podía convertir en su esclavo sexual (incubus o súcubus.) Con un gesto de su dedo cualquier chaval se tendría que arrodillar ante él en pleitesía, y acatar sus órdenes y ser sometido a cualquier perversión sexual. Podía parar un encuentro entre otros dos jóvenes y meterse él en medio y follarlos a los dos: podría hacer lo que quisiera, ya que un ‘nivel 2’ sólo rendía pleitesía a ‘Los Hombres de Negro’.