Capítulo 63. castigo

Pascual iba a recibir su merecido por abusar de varios muchachos. Su actitud no pasó desapercibida para los jefes de la isla que le iban a imponer un severo correctivo

Todo el mundo conocía las instalaciones exteriores y públicas del edificio llamado ‘el complejo’, lleno de piscinas, jardines, campos de juego, y zonas de ocio en el exterior, y vestuarios y duchas donde follar, en el interior, pero lo que todos ignoraban es que había unas instalaciones secretas subterráneas a donde iban a parar todos aquellos muchachos que eran rebeldes o violaban las reglas de la isla.

Pascual era uno de ellos, como vimos en el capítulo 23 se dedicaba a engañar a los demás para follar y no ser follado, incumpliendo una de las normas más sagradas de la isla que era el reparto equilibrado de fluidos.

La actitud de aquel muchacho no pasó desapercibida para los hombres de negro, que al verla repetida una y otra vez, decidieron que había llegado el momento de actuar y dar un escarmiento a Pascual.

Aunque Pascual había recibido algún escarmiento de alguno de aquellos chavales de los que había abusado, los hombres de negro decidieron que había que intervenir y dar un correctivo a la actitud negativa de Pascual reeducándole en LA GRANJA.

Pascual salía confiado después de su última treta cuando detrás de una columna una mano lo atrapó llevándole un paño a la nariz. Pascual intentó resistirse pero el cloroformo hizo efecto rápido obnuvilándole.

Entre que perdió el conocimiento y lo recuperó Pascu no sabía cuanto tiempo había pasado. Lo cierto es que Pascual apareció en otra sala que no conocía. (Eran unas dependencias subterráneas ocultas de reeducación conocidas como ‘La Granja’)

–Has sido malo, Pascual –escuchó el joven por megafonía

–Has violado a muchos muchachos aprovechándote –siguió diciéndole la voz que salía por los altavoces.

–No nos gusta tu actitud, por eso te tenemos aquí. Te vamos a reeducar. De tí dependerá el tiempo que pases en estas estancias.

Pascual estaba atemorizado. Se dio cuenta que estaba inmovilizado. No podía moverse.

Una máquina le insertó en el ano una especie de dildo mientras por delante una especie de manguera se adaptó a su pene, mientras que otra especie de manguera o sonda se metió por su boca, y una mascarilla le tapó la nariz. Por la nariz iba a respirar unos gases que le iban a mitigar el dolor en la medida que los hombres de negro estimasen conveniente, porque dependiendo de la crueldad del castigo querían que fuese más o menos consciente de su nueva situación. Por la goma endotraqueal le iban a administrar alimentos hasta el estómago (o sea, darle de comer). Mientras por la sonda anal le iban a ir estimulando hasta que eyaculara. El semen derramado en cada corrida iba a ser absorbido por la manguera que tenía conectada a su pene y que no iba a dejar que nada se desperdiciara. Iban a ir almacenando su semen en tanques. Recordemos la gran importancia del semen en la isla.

Pascual era completamente consciente de su nueva situación. Estaba amarrado a la pared, sintiendo todo lo que le pasaba. El estimulado anal hizo que se empalmase, lo cual al principio le agradó. Había tenido pollas en su culo muchas veces y esto no era algo que le molestara.

La estimulación anal creció en intensidad hasta que Pascual se corrió siendo todos sus fluidos absorbidos por la manguera que tenía conectada a su pene, yendo a un tanque donde eran almacenados.

Sin embargo la tortura no concluía aquí, de hecho no había hecho nada más que empezar. Y nuevamente su ano volvió a ser estimulado hasta que volvió a eyacular. La manguera volvió a absorber su semen, pero no había acabado. Otra vez más la sonda anal le volvió a estimular, hasta que Pascual se volvió a correr.

Pascual estaba siendo ordeñado, cual una vaca. Y su castigo ¿de por vida? sería producir semen. ¿Era el fin de Pascual?. Pascual había sido malo y esta iba a ser su tortura, su castigo vital. Iba a permanecer el resto de sus días de pie e iba a ser ordeñado. Su semen, líquido vital, iba a ser aprovechado.