Capitulo 62 vestuarios

Los chicos de dos equipos de fútbol llegan al vestuario tras echar un partidillo de entrenamiento, y de repente sale un gas que les excita a todos y sume a todos en una orgia de degeneración sexual.

CAPITULO 62 LOCKER ROOM

Lucas era un veinteañeros sin pelo en el cuerpo de esos a los que no les sale barba y apenas una pelusilla de bigote, que les hace parecer más jóvenes. Medía 1.80 m. Moreno de pelo y piel, delgado, y bien dotado (18 centímetros)

Había venido de su entreno de fútbol y venía todo sudado. Su pequeño pantaloncito blanco, que se veía abultado donde el paquete, estaba pegado a su sudada verga no empalmada. La verdad es que la ropa que se proporcionaba a los muchachos en la isla era muy sexy. Normalmente a una edad (en edades prepúberes tenían un código de color que diferenciaba a los muchachos por su edad hasta que se hacían adolescentes) solía ser toda blanca que semitransparentaba al mojarse ya fuera con el sudor del ejercicio físico.

Lucas venía con el pantaloncito manchado de barro y verdín. En el vestuario, junto con otra veintena de jóvenes de su edad, se puso junto a su taquilla, en el escaño, y se bajó el short dejando su cuerpo desnudo. Con total normalidad todos los chicos hacían lo mismo pues estaban acostumbrados a andar desnudos por todas la isla y no había ningún pudor o vergüenza.

Lucas se fue hacia las duchas y abrió el grifo. El agua caliente empezó a caer sobre su pelo lacio.

Más compañeros de partido entraron junto a él, bamboleando sus largos penes, a las duchas comunes donde ahora habría una decena de chavales adolescentes bañando sus vellos cuerpos desnudos y bien dotados. Al lado de él se puso Mark, un chico rubio de pelo rizado, fornido, que tenía unos grandes huevazos.

El pelo de Lucas se fue mojando del agua que caía en la ducha, cuando de repente el vapor del agua caliente se empezó a tornar rojizo. Nadie sabía qué pasaba pero algunos chicos que lo vieron se alarmaron y salieron corriendo, desnudos como estaban, hacia la puerta del vestuario. Mark se estaba limpiando las bolas y no se enteró, lo mismo que Lucas, que estaba con los ojos cerrados disfrutando del agua que le caía en la cara.

El vapor fue inundando la estancia de los vestuarios que, sin que los chavales superan, habían sido cerrados a cal y canto. Los primeros en llegar a la puerta la intentaron abrir presos del pánico.

Mark se limpiaba las bolas y jadeaba. Lucas se estaba limpiando el miembro. Absortos en lo suyo no se enteraron que el vapor que salía de las duchas de repente se tornó en un humo rojo. Los chavales no sabían qué estaba pasando. Algunos trataron de huir del vestuario pero se encontraron con que las puertas estaban cerradas a cal y canto, y cundió el pánico. Lucas se empalmó. Era el vapor rojo que le estaba haciendo efecto. Y de repente le pasó lo mismo a Mark que se arrodilló en el suelo de la ducha super excitado y se metió en la boca la polla de Lucas (efecto deshinhibidor del vapor rojo).

Lucas al que le pilló de improviso que le comieran la polla en mitad de las duchas, empezó a jadear y apretó la cabeza de Mark asfixiandole con su larga y enhiesta polla, ajenos a lo que estaba pasando en el otro lado de los vestuarios.

Ya el vapor rojo inundaba los escaños donde había más chavales arrodillados mamando las pollas a sus compañeros de equipo. Aquello parecía una orgía.

Mientras, los que habían visto el vapor rojo y se alarmaron y corrieron a la puerta, intentaban, sin éxito, escapar del vestuario. Cinco chavales se arremolinaban contra la puerta que daba acceso al vestuario y gritaban, aporreando la puerta de metal, por si les oía fuera alguien:

–Dejadnos salid, dejadnos salir.

Una docena de jóvenes adolescentes desnudos follaban a unos metros en mitad del vestuario.

El vapor ya inundaba casi toda la estancia –excepto la puerta, que era la parte que más alejada estaba de las duchas desde donde empezó a salir el vapor rojo.– Los muchachos aporrearon, desnudos como estaban, la puerta, cuando el vapor llegó a donde estaban y lo empezaron a respirar.

No había salida.

Los golpes fueron perdiendo intensidad, y sonaron más débiles. Sin embargo sus penes se empalmaron.

–¿Qué me está pasando? –dijo Andrew, un morenazo, delantero en el equipo de fútbol, que fue de los primeros en llegar a la puerta.

Junto a él estaba Juan, de pelo negro, que se arrodilló tras respirar dos bocanadas del gas, y se metió en su boca la polla de Andrew.

Peter estaba haciendo lo mismo con John, a su lado.

Andrew se rindió, del placer que le estaba dando en su polla Juan, y no pudo contener la respiración. Dio un último jadeo de placer, de la mamada fantástica que le estaba haciendo Juan, y al abrir la boca respiró el gas aturdiéndose y empalmándose más aún si cabe.

El gas lo había vencido y ahora estaba en un sueño de placer.

Los chicos que se habían estado duchando fueron los primeros en sentir efecto de lo que estaban respirando y se fueron poniendo cachondos. Todas sus vergas, por efecto del vapor rojo, se fueron empalmando. La veintena de muchachos estaban tiesos y desinhibidos, y es más, empezaron a sentir un ansia sexual irrefrenable.

Cuando el vapor llegó a los que aporreaban la puerta intentando escapar les pasó tanto de lo mismo y ya se olvidaron de aporrear la puerta pidiendo ayuda para escapar. Lo único que pudieron pensar en sus obnubilados pensamientos es que qué bueno estaba el compañero de al lado. Y unos se arrodillaron y empezaron a mamar los penes de sus compañeros y otros comenzaron a empotrar a sus compañeros contra la pared de azulejos blancos de las duchas follándoles bestialmente, como animales. Parecían hombres lobos. El vapor les había dado una fuerza y pasión sexual como nunca antes habían sentido.

Lucas, que estaba con el pelo mojado, debajo de la ducha, recibió una fuerte dosis de gas que le puso la polla tiesa y cogió al rubio de pelo rizo que había al lado poniéndolo contra la pared follándoselo brutalmente.

A Hanks, el rubio, le pilló de sorpresa la acometida pero se dejó hacer y disfrutó como una perra de la enorme polla de Lucas que se corrió en sus intestinos. Pero Lucas seguía super empalmado, y se fue hacia los vestuarios. A la puerta vio a Martin, uno de los primeros chicos que se había intentado escapar asustado por el vapor rojo, y lo empotró sin más miramientos contra la puerta del vestuario follandoselo de espaldas. Justo cuando Martin estaba siendo penetrado por Lucas vino Hanks, que acababa de ser follado por Lucas, y aprovechó que Lucas estaba de espaldas, follándose a Martin contra la puerta del vestuario y no le veía, para meterle, sin avisar, su tieso rabo en el culo de Lucas.

Esto a Lucas le pilló por sorpresa, pero siguió follándose a Martin si cabe aún con más fuerza, y casa vez que se echaba hacia atrás para coger impulso se autopenetraba en el largo y duro pene del rubiazo rizos que momentos antes de acababa de follar, y que la verdad estaba muy bien dotando con un pene ancho y gordo.

El vestuario número cuatro eran todo jadeos. El vapor estaba causando efectos en todos los chavales, que se hallaban en una gran orgía. Cuanto más vapor inhalaban más ganas de sexo tenían. Así que pasaron horas y horas respirando el vapor rojo, sin perder fuerzas, y aunque se corrían necesitaban follar y ser follados, y sus pollas no se desempalmaban.

En los bancos, en la esquina, en la camilla, entre las taquillas, en el suelo, en todos los lados todos los chavales estaban follando como animales.

Desde el centro de mando los hombres de negro cerraron la espita y el gas rojo dejó de fluir. Habían estado disfrutando del desenfreno sexual de estos jóvenes chavales que por lo menos follaron cinco veces y otras cinco fueron follados por sus compañeros de equipo. El gas aumentaba la producción de semen, y aunque se corrían sus pollas no se desempalmaban, hasta que los hombres de negro cortaron el flujo de gas.