Capitulo 59. bikers
Orgía en el gimnasio tras ser penetrados por dildos en los sillines de las bicicletas estáticas
Si bien a muchos chavales les gustaba el baloncesto para ver pendular las pollas y los huevos de los jugadores dentro de aquellos largos (hasta la rodilla) en los saltos y movimientos, o les gustaba el fútbol para ver a 22 jugadores guapos en pantalones cortos manchándose de verdín, o la lucha libre para ver marcar paquete en los petos ajustados que no dejaba nada para la imaginación, un deporte que causaba pasión era el ciclismo. Había varios equipos y tenían un circuito alrededor de la isla, pero habitualmente entrenaban en bicicletas estáticas en el gimnasio.
Doce corredores, marcando paquete, se disponían ahora a entrenar en aquellos estrechos sillines afilados cual penes, en el gimnasio cerrado. Había rubios, morenos, pelo largo, corto, lacio, todos ellos fibrados (el deporte del ciclismo les hacía tener las piernas en forma).
Colocadas en varias filas estaban las bicicletas estáticas en el gimnasio, y los doce empezaron a pedalear e ir sudando. El maillot empezó a pegarse y marcar abdominales, y aquellas pollas se iban calentando con el roce de aquellos sillines que ocultaban penes de plástico. Esta era otra parte del entrenamiento. Justo cuando empezaba la parte dura, de simulación de montaña, y aquellos hombretones se habían puesto de pie sobre los pedales, de la plataforma del sillín aparecieron unos consoladores no enormes, pero sí del tamaño de unas buenas pollas de 17 centímetros.
Cuando David, rubio de pelo lacio bajó su culotte sobre lo que creía que era su sillín, aquel pene desgarró su culotte traspasando su ano. David se levantó como un resorte. Aquello le había pillado por sobresalto. Aquel dildo había rasgado su tela y le había dejado el culo al aire.
David tenía los estribos de los pedales enganchados, y no se podía bajar de la bicicleta estática, que estaba programada para un programa de entrenamiento largo, que no había hecho más que acabar de empezar. La máquina simulaba ir cuesta arriba con lo que David se estaba cansando, que era lo que pretendía aquel programa. No había escapatoria. David siguió de pié, pedaleando, pero aún le quedaba media hora de programa. Era un programa de V invertida, o sea, simulaba primero la escalada en bicicleta a un alto de montaña y después de llegar a la cima, la bajada. El programa de entrenamiento duraba 45 minutos y los 22 primeros eran subida y el resto bajada. ¡¡Y aún quedaba media hora!! Así que David estaba en plena subida.
David estaba exhausto, sudando a chorro. Cogió el bidón para beber sin saber que el agua tenía un narcótico relajante.
Entre lo cansado que estaba y el agua que acababa de ingerir David terminó agotado. Iba a ocurrir lo que tenía que ocurrir. El destino era inevitable. David no se podía bajar de la silla (estaba atrapado por los estribos de los pedales) hasta que finalizase el programa de entrenamiento. Y ocurrió. David cedió y se sentó sobre el pene. Al principio no quería e hizo varios intentos por levantarse y seguir entrenando de pie, pero el cansancio terminó agotándole y si bien al principio sólo se metió en el culo unos centímetros del pene de plástico que emergía del sillín, al final fue más y más abajo, hasta que apoyó sus nalgas sobre el sillín de la bicicleta estática. Tenía dentro de su ojete 17 centímetros de pene.
Ya había escalado a lo alto de la colina y empezó a ir cuesta abajo. David estaba ya más descansado, ya que el pedaleo no era tan agotador (la bicicleta estática ahora simulaba ir cuesta abajo), pero David se dio por vencido tras 8 minutos con aquel dildo en su ano, y de hecho se acostumbró y le empezó a gustar, así que cuando pasaron los primeros 22 minutos y medio de entrenamiento y a falta de 22 minutos y medio más, siguió con el dildo en su ano, ahora por motu propio. De hecho aquel entreno le excitaba… tenía su pene super empalmado.
A sus compañeros de entreno –de los que nos habíamos olvidado al centrarnos en David–, les había pasado tanto de lo mismo.
David miró a su alrededor. Sus once compañeros estaban igual de excitados y empalmados y endildados. David se fijó en el culo que tenía delante, de un compañero, que si bien se le había notado a través de su culotte, ahora con él roto, y mostrando nalgas, le pareció más abundante. Veía cómo el dildo se clavaba en cada pedaleo en el culo de su compañero de delante (el compañero de detrás de David observaba lo mismo en el culo de David). La situación era súper excitante. De hecho el ambiente se había acalorado en la sala: doce hombres sudando con el culotte rasgado, con un dildo en el sillín de sus bicicletas estáticas. Aún quedaban 15 minutos de entreno cuando David se fijó en el monitor de su bicicleta estática que ponía supo azul / supo blanco: 1,2, 3, 4 y 5. Todos sabían qué significaba eso: se podían inyectar supositorios sexuales en el interior de su ojete.
Detrás de mí estaba Adam, un sueco impresionante. Delante de mí estaba Jake, un rubio de pelo sucio delgado fibrado con un culazon impresionante. A su lado Chase, moreno de pelo y con otro culazo. Al otro lado Jackson un moreno de piel y pelo de rastas con un culo enorme y un pollón otro tanto.
–¿Qué tal si formamos una orgía? Me dijo Adam sin parar de pedalear.
A mí la idea me pareció bien. –¿qué propones? le contesté
(Las pollas de nuestros sillines seguían penetrando nuestros culos mientras pedaleábamos: aún nos quedaban 5 minutos de entreno)
–Pulsa 4 relajante y yo pulso 4 para empalmarme (la verdad es que Adam ya estaba empalmado y no le hacía falta, al igual que el resto de los muchachos, pero los supos eran así: azul viagra y blanco relajante que te quitaba el dolor y a la par te hacía sentir hasta la más mínima rugosidad, vena, etc, de cualquier pene, llevándote al límite del placer).
Jake propuso algo similar a Chase. Y Jackson dijo que se sumaría.
La polla de jackson, el morenote del grupo de rastas, era descomunal (típica de su raza). De momento él iba a observar follarse a Jake y Chase sin meterse ningún supo en el ano.
Algunos chavales le dieron a 3 supos, otros a 5, nosotros dos 4, otros a dos, alguno a cero. Recordemos que cada supo te daba 3 minutos de relax y sin dolor, en el lado blanco, y tres minutos de erección de rabo tipo barra de hierro cuando se disolvía en tu ano. 3x2=6 minutos de cada, 3x3=9, 3X4=12… 3x5=15 minutos de cada lado.
Zasssss…. Pulsé mi botón y del dildo se me inyectaron 4 supos en mi ano. Adam hizo lo mismo del lado azul.
Piiiiiiii
Mi programa de entrenamiento había finalizado y se destrabaron mis estribos. Ya nada me unía a los pedales y me pude bajar de la bici, con mi culotte rajado (el dildo del sillín se había metido en el tubo y ya no se veía). Casi a la par Adam hizo tanto de lo mismo. Más o menos todos habíamos llevado el mismo ritmo de entrenamiento y habían acabado los 45 minutos de entrenamiento.
Adam me llevó contra la pared y me empotró sin pensarlo. Tenía su garrote enhiesto y casi me parte a la mitad. Me empezó a dar brutales embestidas contra la pared sin sacar su pene de mi ano, dejándole a espuertas y volviéndomela a clavar hasta el fondo. Jake se había echado encima de Chase y se lo estaba follando en mitad del suelo del gimnasio. Jackson miraba la escena de cómo se follaban los dos chavales totalmente empalmado. En otro lado del gimnasio tanto de lo mismo hacían el resto de ciclistas.
Jackson se unió a Jake y lo penetró por detrás mientras Chase estaba dentro de Jake, formando un trío. En la otra esquina había un trenecito de cuatro y en otra esquina había un miembro del equipo recibiendo dos pollas a la vez en su ojete. El gimnasio era una mezcla de sudor, ambiente caluroso y gente gimiendo.