Capitulo 5. eric
Eric es otro chico de 'el complejo' de la isla de los muchachos... que termina dependiendo de los dildos
Eric era un chaval de 30 años. También vivía en la isla. Ya era bañador negro pero muchas veces iba desnudo. Era del grupo de los recibidores. Los recibidores y los dadores eran las dos tribus en las que se dividía la gente del complejo de la isla. A unos les habían hecho creer que era mejor ser dador, y a otros que era mejor ser recibidor (aunque era igual). Todos vivían del semen. El semen era el elixir mágico, el liquido vital. Así se les enseñaba desde pequeños, desde que tenían conciencia. La vida se basaba en placer y diversión. La isla siempre tenía una temperatura muy agradable de unos 21 grados centígrados mínimas, que hacía que todo el mundo pudiera ir en pelotas exhibiendo sus cuerpos y teniendo placer carnal cuando lo deseasen. De hecho todos sabían que debían ingerir el líquido vital o néctar también llamado semen, de vez en cuando, para no fallecer.
La primera lección que recibían a los 18 años del colegio o academia en la que se formaban todos los niños de la isla, era aprender a mamar. Chupar el pene de otro era la principal forma de obtener la dosis diaria de líquido vital. Los niños que tenían pelotas grandes y descargaban mucha cantidad de semen eran los preferidos por los que querían mamar y descuidarse de tener que preocuparse por una dosis diaria, ya que si en vez de una dosis normal recibían 4 o 5 trallazos de lefa podían sobrevivir más días sin necesidad de mamar.
La gente que no se corría, es decir, que no desperdiciaba su semen (néctar vital) en pajas, dejándose mamar o follando a otro cada día, almacenaba más semen en sus testículos… Estos eran los más preciados. Si un chico conseguía mamar a uno de estos chavales y liberarle de su semen almacenado de días, podía estar hasta 20 días sin necesidad de mamar o ser follado.
Ser follado era la otra opción de ingerir el liquido vital. Había muy buenos mamadores. Los chicos podían elegir a quien mamar: y este podía ser un chico de 19 años, 20, 25 o 38… Sin embargo para ser follado sólo lo podían hacer con gente de una edad próxima, al menos los niños de 21, porque se trataba de desflorarse sin que te rompieran el culo, por lo cual había un código explícito que los niños blancos de 21 años podían ser follados por un negro de 20 años (con la polla aún pequeña), un blanco de 21 -su misma edad- o un chino de 22-23. Los chinos podían recibir su primera polla en el ojete a los 21 años de otro chino de 21 años, a los 22-23 de un blanco de 21 años (por el tamaño), y a sus 24-25 por un negro de 21 años. Y los negros podían ser follados a los 20-21 años (estos eran los más precoces), por un chino de 18 años, a los 21-22 años podían ser follados por un blanco de 21 años, y para recibir la polla de alguien de su raza un niño negro debería de esperar a los 23 años (por el grosor de los penes negros, porque un negro de 21 años con su pene ya podía romper el culo y causar graves daños a un chaval de su edad, por lo que los negros para follar a alguien, debían de hacerlo con alguien mayor que ellos… un chico negro de 22 años debía esperar a que un blanco tuviese 23-24 años y hasta los 25 para follar a un chino y no reventarlo.
Es por ello por lo que había unos tramos de edad en los que los niños podían follar y no ser follados (aunque como el caso de Mark, niño blanco del que hemos hablado antes, esperó hasta los 23 años).
A cada edad al niño se le ponía un bañador de un color diferente: color beige 18 años, bañador naranja a los 19 años, amarillo a los 20, a los 21 blanco, verde a los 22, violeta a los 23, marrón a los 24, rojo a los 25, azul claro a los de 26 y azul oscuro a los 27 azul (28 años en adelante llevaban un speedo o tanga de color negro). Era un código de edad por colores que indicaba la edad de madurez sexual de cada niño para que así pudiese ser o no follado por chicos de otras edades y razas.
Para cada grupo había unas instalaciones comunes, pero también privadas de acceso exclusivo a gente de edades similares, para follar. Estaba el vestuario 17, instalaciones para niños de 18 y 19 años: las más restringidas, donde no podía entrar nadie de otra edad, el clan 21 (niños de 20, 21 y 22 años) -estos ya podían pasar por el laberinto de agua al clan de los 23-, clan 23 (chicos de 23, 24 y 25 años) -unido por dos laberintos con el clan de los 21 y el de los 28-, y clan 28 (chicos de 26, 27 y 28 años).
En el clan 17 sólo había niños mamadores (aunque un niño podía mamar la polla de otro chaval de cualquier edad, y enseguida aprendían tretas o argucias para aprovecharse y encandilar a mayores, para recibir su dósis de líquido o néctar vital.). Los mayores de debatían entre la belleza de los menores y el miedo a que les ordeñasen demasiado (hemos dicho que si una persona perdía 5 corridas de semen, fallecía).
Hay que decir que cuanto más follar y más pérdida de liquido vital, más rápido te hacía envejecer y morir… y cuanto más semen de otros recibías sin gastar el tuyo (proporción máxima 1:5), más joven parecías y más tersa tenías la piel (el semen tenía un poder rejuvenecedor a parte de vital), por eso era raro ver a alguien mayor de 38 años en la isla. Había chicos que se desgastaban tanto de tanto follar, que al final quedaban hechos un trapo tras una actividad tan precoz y tan intensa. Eric era uno de estos casos. Había sido un niño precoz a la hora de chupar pollas… pero lo peor fue cuando se enganchó a los dildos. Los dildos de los vestuarios como ya dijimos en un capitulo anterior, eran de diferentes tamaños, y a parte de lo que todo el mundo sabía: su función de lubricación anal, relajación anal, desinhibición sexual (droga blanca) y potenciador sexual (parte azul del supositorio llena de viagra), echaban un líquido-droga en el ano, que hacía que quienes los probasen poco a poco, subliminalmente, sin darse cuenta, tuviesen una adicción.
Lo mejor en la isla era tener sexo con personas: chuparles la polla y follar (todo comedido). Los dildos, si bien estaban bien para alguna ocasión, creaban adicción como la mayor de las drogas. Y así había algunas personas de la isla que, como no lograban mantener contacto sexual con otras personas terminaban como despojos humanos enganchados a los dildos. Esto le había pasado a Eric. Él empezó a los 21 años… y tras una enculada quincenal al año (con 22 años), pasó de depender del dildo cada 7 días. Eric iba a los vestuarios, cuando no había nadie, y se sentaba y se metía el dildo poco a poco en el culo hasta quedar completamente empalado. Empezó en los dildos comunes de los bancos de los vestuarios de 18-20 personas, cuando estaba solo, pero poco a poco prefería tener intimidad y pasó a las cabinas individuales. Él optó alguna vez por el dildo de pared, pero el que más le gustó y más sexualmente le atraía era el dildo de suelo que se tenía que meter en su culo sentándose sobre él en cuclillas. A Eric le resultaba esto muy excitante. Se quitaba su calzón al entrar en el cambiador del vestuario (aunque no hacía falta porque como hemos dicho, para este fin: poder ser penetrados en el ojete en cualquier momento, los bañadores que llevaban los muchachos en la isla estaban diseñados con una unión de telas en el trasero que lo tapaban cuando estabas de pié, pero que se abrían y dejaban al descubierto tu ojete, cuando te agachabas, o quedabas sentado o en cuclillas.) Esto permitía el acceso del dildo en niños menores su primera vez. En el vestuario del clan 7 los bancos del vestuario tenían los dildos siempre ocultos bajo el banco, y se activaban automáticamente con el peso del culo del niño en el banco o escaño. Entonces, sin que los niños se dieran cuenta, salían por un agujero estos dildos (de un tamaño muy pequeño al principio) y se les insertaban en el culo descargándoles un montón de sustancias en el interior del ano, que una vez absorbidas por el intestino, les hacían no volver a temer estos instrumentos mecánicos, y es más, disfrutarlos.
De hecho la primera vez algunos niños rebeldes que se levantaban del asiento del escaño de los vestuarios al sentir algo entrar en su culo, sin dar tiempo a que el intruso anal liberase dentro de ellos las sustancias adictivas que les harían volver. Normalmente la entrada del primer dildo, que era tamaño de un dedo, era rápida y sin darles tiempo a reaccionar… como un pinchazo. Una vez dentro del ano del pequeño el dildo liberaba una serie de sustancias adictivas, relevantes y desinhibidoras de la líbido. Lo normal después del dildo, era tener sexo con otro compañero. Aunque hubo algún pequeño que tuvo que ser atado automáticamente a los pies, e incluso algunos a la cintura, y en los casos más extremos recibían una inyección relajante, para que el pequeño intruder invasor accediese a lo hondo de su ano y liberase todas las sustancias.
Si bien en el vestuario 17 los dildos eran pequeños, en el 21 ya tenían tamaño considerable, en el clan 21 había niños de 20, 21 y 22 años que así se iban iniciando poco a poco a la invasión anal. Y es que después de aprender a mamar pollas, entre los 18-19 años. Los más niños aprendían el placer que se siente al tener un dedo dentro del culo. A los 18 años ya todos los niños habían sido follados o bien por un compañero (a partir de la primera producción de semen estaba permitido empezar a follar y ser follado, con los parámetros de edad de los que hemos hablado). Y era muy raro el caso de Mark, que a los 23 no había recibido ninguna invasión anal. Eric, al contrario, a los 23 ya dependía de los dildos 2 veces por semana. Él entraba en un cubículos, cuyo dildo ya era un pene gordo, y se sentaba, en cuclillas, abriendo su ojete, hasta lo más profundo del consolador. A esta edad los chicos ya podían optar por diferentes tamaños. De hecho esto estaba programado para que fuesen dilatando su ojete. Así a los 21 años cualquier muchacho ya podía recibir en el culo su primer pene de alguien de su edad y raza (un blanco podía ser follado antes por un chino, porque la tenían delgada, pero tenía que esperar hasta los 23 años para poder meterse por el culo una polla gorda de un niño de raza negra para no ser destrozado.)
Así las etapas de dilatación anal funcionaban a medida que uno requiriera. Y como los niños en la escuela, hay unos más avanzados y otros más retrasados ‘en sus estudios’. Mark habría sido desflorado tarde (23). Eric a los 21. Eric a los 23 ya había probado analmente cosas mayores… los lunes y los jueves. A los 24 aumentó su adicción a la máquina e iba cada dos días (más de 150 dosis al año), y a los 25 años Eric ya dependía del pene de goma cada día.
Él iba, se sentaba, se metía el pene que había clavado en el suelo hasta el fondo. Y subía y bajaba sobre el mismo. Lo que él no sabía es que el dildo era como una inyección, y en cada subida y bajada de su culo como en una jeringuilla, se descargaba en el interior de su culo un churrete de fluido. El chorrete que era como una crema transparente era un dilatador, pero tenía varias sustancias mezcladas: lubricante, relajarte y desinhibidor. Eric subía y bajaba y subía y bajaba del pene de goma. Su pene reaccionaba empalmándose bien al principio, pero con el paso de los años, con tanto relajante (droga anal para no sentir dolor que liberaba el dildo), cada vez le costaba empalmarse más. Y Eric no paraba de subir y bajar su culo del dildo hasta que se corría o eyaculaba (lo cual también es peor, ya que perdía en el suelo el semen: semen que era aprovechado por las máquinas y se suministraba luego a quien lo necesitara: ‘el complejo’ era en sí una gran máquina de ordeñar y administrar semen de la que más adelante iremos hablando).
Al principio a Eric le bastaba empalarse y correrse. Luego empezaba un sube y baja y un sube y baja metiéndose y casi sacándose la polla de plástico de su ojete en reiteradas ocasiones hasta ponerse cachondo. Las pollas eran todas muy reales y autolimpiables (por lo cual cuando iba el siguiente cliente estaban listas para ser usadas de nuevo.). Eric empezó corriéndose clavándose el dildo en dos ocasiones, luego tardaba cuatro, luego 8, luego le llevaba minutos, y sudaba hasta poder empalmarse y expulsar su semen. Hasta que no se corría no dejaba de cabalgar el dildo. Lo que no sabía Eric era que en cada subida y bajada se le inyectaba un poco más de líquido relajarte… y eso le complicaba más y más y más su siguiente auto-follación.
A los 26 años Eric ya no tenía casi vida social en el exterior del complejo. Necesitaba ser follado por el dildo dos veces al día, porque el efecto le duraba sólo 12 horas, y a los 27 Eric ya acudía al cubículo a clavarse el consolador anal 3 veces diarias (cada 8 horas). Y a los 28 Eric ya estaba hecho una mierda. Necesitaba ser follado por el dichoso consolador 4 veces al día… Pero no fue lo peor, con 19 era tal la adicción que lo necesitaba cada dos hora. Ya no dormía. Se pasaba prácticamente enclaustrado en un cubículo con un consolador en el suelo sobre el que él subía y bajaba hasta correrse y eyacular una y otra vez, cada dos horas.
Como ya habréis percibido, porque ya os lo dije: los chicos del complejo sólo podían follar o ser follados hasta un máximo de 5 veces / 5 corridas al día, porque si perdían más líquido vital (semen) corrían el riesgo de morir. Los señores oscuros del complejo tenían todo esto programado y a chavales adictos como a Eric les usaban como cobayas de laboratorio. Sutilmente, sin que se diese cuenta al principio, el semen de Eric, de sus corridas, era aspirado y almacenado. Luego ya aparecía en el cubículo un succionador de polla que se la autolimpiaba en cada corrida. Como hemos dicho, el semen era un liquido vital, y no se podía desperdiciar. Así que los hombres de negro del complejo utilizaban el semen de la gente que se cascaba pajas para dárselo a otra gente y prolongarles la vida.
A los 30 años que tenía en la actualidad Eric, el chico era una piltrafa. Vivía ya dentro del cubículo y recibía comida y fluidos artificialmente. Apenas tenía voluntad y consciencia y no sabía en donde se encontraba. Prácticamente se encontraba enganchado a una máquina que lo follaba analmente sin piedad cada hora dándole una descarga de drogas en su interior. Una sonda se le había acoplado al pene para absorberle todo el semen que producía y que se corría con la estimulación anal clavándose en su culo el dildo. Los cinco supositorios del consolador anal habían pasado a 6, 8… pero luego ya le hicieron falta inyecciones. Eric recibía cada dos horas en su brazo y en su culo (para no irritar mucho la misma zona) una inyección con múltiples drogas, que lo mantenían con vida, y en un estado de semi-inconsciencia para que no le doliese nada.
Otra sonda como un pene se le autointroducía cada equis tiempo en la boca para darle de comer. Necesitaban darle líquido vital (una dosis de semen) cada cinco corridas, para que no pereciera. Eric se corría 5 veces y le inyectaban una… Y poco a poco se iba desgastando. A este paso no le quedaría mucho de vida.