Capitulo 46: el oso

En La Granja hay que pasar pruebas... y entre ellas está tener sexo con animales. John elige probar qué se sentiría al ser penetrado por un oso

La siguiente prueba que John pasó fue casi simultánea a cuando yo estuve con el tigre. Mientras yo acababa de entrar al cubículo donde me iba a follar el tigre, John accedió a la zona de animales y eligió el oso. Entró por el mismo pasillo turquesa que yo, cuando yo ya me había internado en el laberinto llegó él a la recámara donde se le dio una piel de oso para que se protegiese la espalda de las garras del animal. También tuvo que ponerse una bola roja en la boca.

John había tenido la triple opción de elegir entre un oso negro o americano (que llegan a pesar hasta 300 kilos), un oso pardo, (que llegan a pesar 600 kilos), o un oso polar, que estaba en unos intermedios 450 kilos. Se decantó por el blanco, si bien le atraía mucho el oso pardo 600 kilos le parecieron demasiados para su delgaducho cuerpo. John quedó encaramado a una especie de potro siendo atado por unos arneses mecánicos de manos y pies por los tobillos, a las patas del mismo, antes de oír un gruñido a sus espaldas. Ahí apareció el macho ursido a dos patas, buscando hembra en celo, y oliendo a John (el spray que habían echado en su espalda) y creyendo que era hembra a dejar preñada, se encaramó encima de él taladrándole el ojete. Parecía un hombre grande, gigante, que lo estaba follando…

Aquel pene medía por lo menos 24 centímetros y era súper ancho… Pero lo peor era el ímpetu del fiero animal que lo estaba montando poniéndose en pie sobre su ano expuesto.

John no paraba de gritar… pero la bola roja que tenía metida como arnés en la boca impedía que pudiese emitir palabras, solo gruñidos que el oso interpretó que eran del placer que estaba dando a su ‘hembra’. Las dos patas del oso estaban en la espalda de John… que empezó a echar lágrimas de dolor de la violenta y fiera penetración. …lo que no sabía John era que la eyaculación del oso en su culete aún tardaría media hora.