Capítulo 4 - El reencuentro
Sofía sigue explorando el mundo en el que su marido, le ha dispuesto. ¿Hasta dónde llegará el placer?
Capítulo 4- El reencuentro
Tras aquella noche de polvos fortuitos, la mañana siguiente amanecí encima de mi marido y con su ereccion matutina encima de mi, me levanté sin despertarle. La cama estaba vacía, Kyla ya se había ido. Me fui directa a la ducha y me limpié bien la entrepierna, tras una noche de tocamientos y sexo con mi marido y mi... “amiga”. Tras la ducha mi marido ya se despertó y entró la baño desnudo con solo la camisa, me vió en la toalla envuelta como un rollito. Apareció por detrás y me besó en a mejilla abrazándome y pegando su ereccion a mis nalgas. Me apartó los brazos de la toalla y con sus manos me quitó la toalla que acabó en el suelo. Me volvió a besar y me giró un poco para encajar sus labios con los míos, -Eres preciosa, adoro tu cuerpo, y voy a hacerte mia otra vez... Fue entonces cuando me separo las piernas y me apoyó en el lavabo. Estaba abierta y un poco mojada aún, se lamió los dedos para lubricarme y no hacerme daño, así pues repasó con sus dedos mi entrepierna, abrió mis nalgas para penetrarme mejor y con una dura estocada, reboté soltando un gemido del placer, su mano fue a mi hombro para contrarrestar las embestidas, y empañé el espejo del vaho de mi boca, lo estaba disfrutando mientras con mis manos me agarraba y su mirada se clavaba en la mía con el espejo que había delante. -Agus... Le dije entre cortadamente mientras su miembro duro como el cemento entraba y salía de mi. -Lo se cariño, déjame hacerte el amor aquí, adoro mirarte, y el espejo me ayuda... este culo me vuelve loco.. Así fue cuando me azotó la nalga y gemí de nuevo. -¡Ah! Siguió azotándome más y agarrándome de las nalgas con la otra mano para hundirse en mi, me corri mirándole al espejo y mi cara se tensó del placer, su eyaculación me reventó la vagina tanto que chorreé de ello. -Dios Sofia mi amor, esque me follaria este culo a cada hora del día... mi pene se vuelve loco cuando ve estas nalgas tan blancas moverse por ahí... Al acabar, nos duchamos y volvimos a la carga una vez más, esta vez se corrió en mi boca y fue la delicia del octavo paraíso saborearla.
En la consulta las horas pasaban rápido, acudían todo tipo de animales con muchas dolencias particulares, incluso tuve que realizar varias operaciones para salvar vidas, un caso fue el de un Husky Siberiano que venía de un atropello y tenía las patas sin respuesta motriz, había recibido un choque en la médula donde afectó el golpe, dejándole incapacitado de las patas traseras. Su dueño estaba muy preocupo, Clark lo era todo para el, le hice una intervención de 4h y pude hacer que el Husky volviera a andar con varios meses de rehabilitación. Me puso muy contenta saber que había vuelto a caminar, o ser el perro que era, gracias a mi. Me sentía muy orgullosa de trabajar con animales y salvarles del peligro de una muerte segura. O un sacrificio.
Mi marido me llamó en la hora de descanso, me contó su día y me dio órdenes nuevas para esta noche, comprar un vestido sugerente, medias con liga de encaje, un conjunto de ropa interior negro y el recogido que me hice la última vez, ah y no olvidemos el último punto. Esperar arrodillada en el cuarto de juegos, fuera eso si. Seguí trabajando y atendiendo a más pacientes que venían, hasta las 20:30 no paré cuando cerramos la consulta. Estaba realmente agotada. Cuando llegue a la puerta de casa mi marido me abrió la puerta. -¿Donde estabas? Llevo esperando una hora, todavía no llevas nada... de lo que te dije esta mañana. -Ahora voy cariño, dame 5 minutos. Me dio un beso de bienvenida y un azote con agarrón, viendo su tremenda sonrisa en la boca, venía muy cachondo de toda la jornada sin mi, su erección le delataba. Mientras esperaba se sentó en su butaca del salón al rato que yo cogí un vestido ceñido de color negro que me llegaba a media pierna lo suficiente para tapar la liga y un tacón bastante sugerente pero no muy alto para evitar un accidente, no solía llevar esas agujas. Me hice el recogido que le gustaba y me puse un conjunto de encaje de Agent Provocateur. Que tenía de un regalo suyo, con transparencias en los pechos y el tanga, básicamente iba desnuda, no había sitio para la imaginación. 10 minutos después estaba lista y arrodillada para él en la puerta de juegos. Oí sus pasos y llegó con la fusta en la mano, sentí su intimidación, sus ojos caían sobre mi como dos cadenas de hierro cuales a un preso encarcelado sujetan para que no escape. Sabia que iba a pasar ahora. Por detrás me colocó el collar y me lo apretó un poco para que se le sujetase y no lo moviera, el corazón de metal me molestaba al tragar, pero me excitaba a la vez. El juego estaba a punto de empezar. De repente Kyla entró a casa vestida parecida a mi, y se entregó a mi marido igual que yo, sin decir nada estábamos las dos sometidas a su merced, saber que ella estaba aquí, me hizo mojar las bragas, bueno el tanga, o como pudiera llamársele a un hilillo entre mis nalgas. -Entrad a gatas. Dijo nuestro amo. Yo miré a Kyla y ella a mi, entró delante de mí a gatas mientras yo le miraba de refilón las nalgas. Ciertamente no tenía mal trasero. Eran una nalgas preciosas. Y redondas. Y muy suaves al tacto. El recuerdo me vino de ayer noche cuando estaba conmigo en la cama. Le adoré. El amo nos dio con la fusta en el culo a cada una suavemente pero con leve sensación de que nos había azotado. -Subid a la cama y miradme, abridme las piernas que yo os vea. Kyla me miro sonrojada y me abrió las piernas metiendo su mano entre ellas acariciandome todo mi sexo excitado y mojado. Yo le hice lo mismo, su clítoris estaba hinchado, deseaba volver a oírle gemir, mi amo se relamió de gusto y le miramos mientras nos tocábamos. -Seguid... quiero que os beséis... quiero ver pasión en vuestros cuerpos... dos mujeres así tienen que unirse ante mi en esta cama... Le obedecimos y Kyla se acercó a mis labios y me los besó como si se acabase el mundo, sentí ese sentimiento de desesperación, mi amo quería que sintiera placer, y así lo sentí, le amaba mas que a nada en este mundo, él era mi amo, mi amante y marido. Las tres emes del amor. Seguí besándole y frotando su entrepierna mojada hasta que las dos gemíamos para él. Le gustaba ver como disfrutábamos la una de la otra. Quería más. Ahí fue cuando se acomodó y se sacó la enorme erección que tenía del pantalón y una sota de su preseminal hizo brillar el glande, cuando lo reconocí. Amaba cuando le pasaba eso. Lo amaba. -Bajad a gatas y venid aquí, quiero daros de comer... Kyla me dio la mano y bajé con ella, nos fuimos juntas a sus rodillas se acomodó para que su miembro quedara junto para que le hiciéramos un oral. -Las dos a la vez, de abajo a arriba y cada una a un testiculo... Obedecimos a la vez y nuestras bocas se juntaron rodeando su tronco endurecido y empezamos desde abajo hasta arriba y en glande nuestros labios se besaron, mi amo, se se excitó de vernos entregadas y con una señal del dedo nos hizo bajar a succionar y masajear sus testiculos.Kyla me acariciaba el muslo mientras le mirábamos las dos con las bocas llenas de él. -Seguid... perfecto... Nosotras nos mirábamos y acariciábamos para complacerle. La mano de mi amo apareció por detrás y me empujó suavemente para tragarme su erección, Kyla me miraba excitada de cómo engullía toda su ereccion y ella se comió sus testiculos con hambre. Mi amo gimió. -Eso es... seguid. Mi amo me empujaba para masturbarle con mi boca y llevé mis manos para masturbarle y se la entregué a Kyla que sacó la lengua para engullirla hasta la base, gemi de verla llena y acaricie su garganta abultada y lami los testiculos saboreando la saliva de Kyla y los de mi marido. -Ah... Amo... -Sigue Kyla sigue... Sofi... no te preocupes mi vida... tú boquita es mía... y solo la quiero a ella, adoro como esa pequeña boca intenta tragársela toda... y no le cabe a mi rubia pequeña... Gimió excitado mientras le masturbaba yo y la boca de Kyla se tragaba toda sin ningún problema. -Amo... -Levantaos y desnudaos delante de mi. Nos levantamos limpiándonos la boca un poco con las manos y nuestras manos empezaron a acariciarse y las mias fueron a quitarle el vestido despacio hasta que nos quedamos en ropa interior y nos besábamos lento y deje caer mi saliva en su escote para luego chuparle los pechos y bajarle el sujetador de Intimissimi que llevaba color negro, sus pezones estaban endurecidos y los míos también querían salir, así hizo que me quito el sujetador y nos quedamos rozando nuestros pechos mientras nos besábamos. Oía como mi amo gemía y no se tocaba pero nos deleitaba muy excitado. Mi mano le metió mano en su tanga y le acaricié el clítoris, oí como gemía en mi boca cuando me besaba. -Poneos a 4 en la cama, ahora. Le obedecimos y sonreímos colocándonos a 4 con los culos bien abiertos de piernas y este se levantó soltando un resoplido. Nos azotó y miré a Kyla divertida. -Ahora voy a repartirme... Nos puso las manos encima del culo y con la mano nos arrancó los tangas, gemimos mirándole y nos acarició las entrepiernas húmedas metiéndonos los dedos y masturbandonos mientras nos alternaba para comernos los sexos, al tanto nos besábamos, gemíamos del placer y él se ocupaba de nosotras sin parar, no nos dejaba descanso. Nuestros puntos G nos rompieron en un orgasmo mutuo y nos corrimos juntas mientras mi amo, gemía y siseaba de placer. -Eso es chicas.... me encantáis. Sofi, colócate encima de Kyla. Así lo hice y me froté contra ella mientras nuestros cuerpos se rozaban y besaban. Ella me acariciaba el pelo y la espalda. -No le toques el culo Kyla, o te fustigaré el culo a ti. Sus manos me tocaron el culo y me acariciaron dándome un duro azote y su enorme pollón entró en mi húmeda vagina. Grité. Pero le amaba cuando su duro miembro me hacía suya. Me folló duramente y se corrió dentro de mí desbordándome. -Sofi, adoro tu hendidura... rebosarla de mi... Kyla, coje las esposas de cuero. Kyla obedeció y las trajo. Me las puso en las manos y mi amo volvió a poner orden. -Kyla, sal de abajo y deja que Sofi te haga el oral... mientras yo sigo pentrandole... Kyla obedeció y sin manos me comi todo su coño abierto y mojado de la excitacion, hasta que se corrió, me empapó la cara pero pude saborear su exótico sabor. Estaba riquísima, pero no había nada más bueno que el semen de mi amo. Lo admiti. -Quiero acabar a lo grande, quiero que me cabalgeis, Kyla trae otras esposas. Ella lo hizo sin rechistar. Mi amo se las colócó y se tumbó en la cama con la ereccion dura y mojada. Subid conmigo y cabalgadme juntas... quiero el culo de Sofia delante mío... El tuyo detrás, Kyla. Le ató las muñecas y con las manos detrás nos colocamos en posición, mi culo blanco delante suyo y detrás el de Kyla, nos besamos y nuestros pechos se volvieron a rozar. Mientras nuestros cuerpos bajanban nuestros sexos le cabalgaban pegados notando el clítoris duro y haciéndome estremecer. Me encantaba, amaba estar con mi amo y con ella juntos, jugando, divirtiéndome... Mi amo me dio un azote y me hizo la señal de que le cabalgase mientras me besaba con mi compañera de juegos, sentía toda su dura carne abrirme toda y me ponía más y más, hasta que mi orgasmo cayó y alcé el rostro para gemir mientras me corria. -Aguuuuuuuusss...dios... -No tienes permiso a llamarme por mi nombre. A 4 patas ¡Ya! Su postura cambió radicalmente y me tumbó a 4 cogiendo la fusta y dándome 4 azotes con la fusta y dos en cada nalga con la mano mientras gemía. No pude contenerme, adoraba sus castigos, era mi amo. Las horas pasaban y caímos los tres rendidos hasta yo caer sobre mi marido y Kyla a un lado para no interrumpir nuestro vínculo. Había sido un día duro... pero y no dejaba de quererle más y más... Cada vez le quería más... estaba complacida y él lo sabía.