Capítulo 3.5 - La psicóloga

El mundo real/ Martes (3/ 4)

Mi madre se calló de repente y se puso a llorar... yo le agarré la mano con fuerza mostrándole mi apoyo e intenté calmarla y consolarla...

  • Con ella lo intenté desde el principio hija... tú siempre estabas con tu padre y yo aproveché para pasar más tiempo con ella... no es que a ella la quisiera más o menos de lo que te quería a ti... simplemente no quería cometer los mismos errores que contigo... mientras a ti tu padre te lo daba todo, yo con tu hermana era mucho más estricta para intentar no malcriarla como tu padre estaba haciendo contigo... cuando alguna de las dos me preguntabais y os negaba algo... tú ibas a tu padre y él a ti te decía que SÍ... cuando iba ella le respondía que si yo le había dicho NO, era NO... con mi intento de que no fuera igual que tú, sólo conseguí alimentar en ella envidia hacia ti y rencor hacia mí... ¿sabes que intentó meterse desnuda en la cama de tu ex-marido la primera vez que durmió en esta casa?... y a saber qué más cosas habrá hecho a mis espaldas...

  • ¡MAMÁ!... ¿sabías que intentó meterse en la cama con él?... ¡nunca me dijiste nada!

  • Si hija... y cuando se lo reproché me dijo que ya estaba bien de proteger a mi hija favorita... a ti... que ya le había amargado bastante la vida, que dejara de una puta vez de meterme en sus cosas y que algún día me arrepentiría de todo lo que le había hecho... cumplió su palabra... el día que enterramos a tu padre me dijo que había pedido el traslado en su trabajo a la otra punta del país y jamás ha vuelto a poner un pie en esta casa o a llamarme por teléfono para preguntarme cómo estaba.

  • ¡MAMÁ!...

  • Ya ves hija... la vida... cometí el delito de querer demasiado a mi familia, preocuparme por no malcriar a mis hijas como hacía su padre y este es el resultado a día de hoy... estar metida en esta cama sin casi poder andar, viuda, con dos hijas divorciadas que son completamente infelices, que me culpan de todos sus problemas, de todas sus malas decisiones y que encima me odian... al final he tenido que recurrir a aceptar la ayuda de la única persona a la que verdaderamente le he dado motivos para odiarme...

  • ¡MAMÁ!... yo no te odio... él no te odia... siempre fuiste para él como su segunda madre, especialmente cuando murieron sus padres.

  • Pues debería hija... sabía que le romperías el corazón y lo permití... sabía que le estabas amargando la vida y te defendía ante él... confiaba en mí y le traicioné... ¡con qué cinismo le he tratado siempre!... poniéndole buena cara a los problemas, diciéndole las cosas que necesitaba oír y dándole luego la puñalada por la espalda, una y otra vez... cuando recuerdo el día de la boda... me entran ganas de llorar cada vez que lo pienso...

  • ¿Qué paso el día de la boda mamá?

  • Ese día me descubrió hija... ese día de alguna manera supo que siempre le mentía cuando le decía que yo hablaba contigo y las cosas mejorarían... lo vi en sus ojos.

Y se puso a llorar como nunca había visto llorar a mi madre... no tenía consuelo... estuvo más de quince minutos llorando sin poder articular palabra...

  • Entraba en el hotel el sábado por la mañana cuando yo bajaba a desayunar, llevaba un vaquero roto arrugado y una camiseta sin planchar... traía un sobre debajo del brazo y estaba roto, completamente destrozado, ya no había ni rastro del hombre alegre y vivaz con el que te casaste... lo noté en su mirada y me entró el pánico porque sabía que la noche anterior cuando hablé contigo me habías mentido y no aparecerías en la boda... soy tu madre y sé cuándo mientes hija... entonces intenté poner otro parche a vuestra relación y la cagué... era imposible... vuestra relación tenía ya demasiados parches.

  • ¿Qué hiciste mamá?

  • Le dije que si podíamos hablar y le pregunté qué pasaba... luego le dije lo que le decía siempre, lo que necesitaba oír... que yo hablaría contigo como hacía siempre, que estabais en un momento difícil pero que se podía solucionar, que era normal que esas cosas pasaran en una pareja joven con poco tiempo de convivencia... entonces trató de esconder el sobre mientras me decía que él ya no veía ninguna solución...

  • ¿Sabes lo que había en el sobre mamá?

  • ¡No hija, no lo sabía!... pero me lo imaginé cuando mirando aquel sobre me di cuenta que ya no llevaba puesto su anillo de casado... no sabía qué hacer o decir que pudiera arreglar aquello... entonces fue cuando lo dije...

  • ¿Qué dijiste mamá?

  • Recordé cómo tú habías salvado el matrimonio entre tú padre y yo... pensé que a vosotros un hijo también os solucionaría los problemas... sabía que os queríais y por experiencia que un hijo hace a las personas menos egoístas y orgullosas... sucedió con tu padre y sucedería contigo, porque en el fondo vuestro corazón era, es, bueno y enorme... una vez eliminado de tu matrimonio tu egoísmo y tu orgullo hija, vuestro matrimonio sería perfecto, como debería haber sido siempre... le agarré del brazo y le dije que algún día veríamos todos juntos, en familia, crecer a vuestros hijos, y que él y yo nos reiríamos de esos problemas de juventud de los que estábamos hablando...

  • ¡MAMÁ!... ¿por qué dijiste eso?

  • Porque no sabía qué hacer o decirle... ¿qué iba a decirle?... que me parecía estupendo que por fin se divorciase de ti y se dedicase a buscar una mujer que realmente quisiera hacerle feliz... porque lo cierto es hija, que tú nunca quisiste o nunca supiste... no veías más allá de ti misma... yo a tu padre no le aguanté en plan zoquete integral ni un año... ese pobre hombre te aguantó a ti años... años hija...

  • Mamá... ¿sabías que yo le había dicho que no quería tener hijos?

  • Claro que no hija... casi nunca nos veíamos, nunca hablábamos y las pocas veces que hablábamos nunca me escuchabas... intentar hablar contigo de cualquier cosa era acabar la conversación discutiendo... pero enseguida me di cuenta que algo malo había dicho... lo vi en sus ojos y en cómo sonrió cuando acabé la frase... retiró mi mano de su brazo como si le quemase y se fue sin ni siquiera despedirse de mí... yo me fui corriendo y llorando a buscar a tu padre.

  • ¿Y qué te dijo papá?

  • Hija... tu padre vivía en otro mundo cuando se trataba de hablar con él de estos temas... yo creo que todo lo que le dije aquella mañana le entró por una oreja, le salió por la otra y no entendió una sola palabra... o no quiso entenderla... estuve toda la mañana nerviosísima intentando averiguar dónde estaba tu ex-marido hasta que lo vi entrar en el cóctel radiante, le dijo algo a tu mejor amiga y se marchó corriendo... luego tu mejor amiga me dijo que se había ido al aeropuerto a buscarte... no volví a verle hasta que entró en la iglesia, sólo y con una cara de pena que partía el alma... tras la ceremonia lo buscaba con la mirada por el salón de bodas y no aparecía por ningún lado... al final, ya casi a la hora de la cena lo vi sentando sólo en un rincón con una botella de whisky al lado... estuvo allí sólo hasta la hora de la cena... en la cena se sentó en la esquina de la mesa y no nos hizo ni caso, ni a tu mejor amiga ni a mí... intentamos varias veces hablar con él y nos ignoraba... empezamos a cenar y fue cuando aquel patoso tropezó y le tiró la sopera por encima a tu mejor amiga.

Esa parte de la historia ya la conocía, pero quería saber cómo me la contaría mi madre... así que me hice la sorprendida y fingí reírme...

  • Hija... me entró un ataque de risa y ella se volvió loca... empezó a darle voces al camarero mientras todos nos reíamos... rápidamente vinieron un par de camareros con toallas para intentar secarla... jajajaja... tenía sopa hasta en el pelo... se levantó un poco la falda del vestido y la sopa le caía por las piernas por debajo del vestido como si estuviera recién bañada... ella decía a voces que cómo iban a secarla, que tendría que ir a cambiarse de ropa y que no tenía más que un vaquero y un par de camisetas... entonces me fije que tu ex-marido era el único que no se reía, estaba rojo y parecía muy avergonzado por algo... le dijo que en su habitación estaba tu vestido, que no sabía si le valdría, pero que si quería probárselo pidiera la llave de la habitación en recepción... tu amiga volvió al rato diciendo que en recepción le habían preguntado su nombre y al comprobar que aquella no era su habitación, no le quisieron dar la llave... tu ex-marido y ella se fueron... y ya no regresaron.

Vaya, aquí cambiaba la historia... mi ex-mejor amiga no me lo había contado así... me dijo que mi ex-marido se había ofrecido a ir con ella a la habitación directamente o al menos eso había entendido yo cuando ella me dio su versión.

  • Y entonces entraste tú hija... para mí fue como si el tiempo se hubiese detenido en aquella celebración... suspiré aliviada porque sabía que con que abrieras la boca para decirle algo cariñoso a tu ex-marido, te perdonaría de inmediato y de paso también me perdonaría a mí... daba igual lo que le hicieras, al final te perdonaba, porque te adoraba.... te miré, miré a toda la gente en las diferentes mesas y todos te miraban, por último me giré a mirar a tu hermana que ya tenía el micrófono en las manos... fue como si estuviera esperando el momento en que yo la mirara a ella... cuando lo hice, mirándome directamente a los ojos con una tremenda frialdad y desprecio, te echó de aquella sala... te podría haber llamado de muchas maneras, pero sé que eligió perfectamente el insulto... la gente podrá decir lo que quiera, pero yo estoy segura por su forma de mirarme que no te insultaba a ti... a la que insultaba a mí...

  • ¡MAMÁ!...

  • Hija... lo digo como lo pienso... me levanté para ir detrás de ti y rápidamente tu padre me agarró del brazo... me dijo que me sentase y estuviera tranquila... que te vendría bien estar sola y pensar en lo que acababa de pasar a ver si de una puñetera vez espabilabas...

  • Mamá... me fui corriendo a la habitación avergonzada y llorando... ¿sabes lo que me encontré en la habitación?

  • Sí hija... lo sé... cuando vi que no regresabas le dije a tu padre que tenía que ir al servicio, pero en realidad lo que hice fue ir a buscarte... salías corriendo por la puerta del hotel y te llamé varias veces, pero o no me escuchaste o no quisiste hacerlo... yo no podía irme de la boda detrás de ti y fui a tu habitación a buscar a tu ex-marido y pedirle por favor que fuera a buscarte...

  • Pero mamá... si mi ex-marido se había ido antes que yo... ¿cómo me dices que sabes lo que me encontré en la habitación?

  • Hija... no sé si lo hiciste sin querer, o lo hiciste queriendo, con alguna otra intención, pero cuando llegué a tu habitación la puerta de la entrada estaba completamente abierta, no la habías cerrado... no sé la gente que se enteró de lo que pasó aquel día en aquella habitación porque todos debían estar todavía en el salón, pero desde luego si no lo supo más gente es porque fui yo quien cerró la puerta... bajé al salón y le dije a tu padre que me encontraba mal y que me iba a la habitación... ya en la habitación me pasé toda la noche sin dormir, llorando hasta el día siguiente... todo lo que pasó fue culpa mía.

  • ¿No se lo contaste a papá?

  • ¡NO!... ¿qué iba a decirle a tu padre hija?... ¿que el día sobre el que siempre le advertí antes de que te casaras había llegado?... al día siguiente me pasé todo el día llamando, pero ninguno de los dos me cogía el teléfono, incluso fui hasta tu casa pero nadie me abrió la puerta... el lunes por la mañana, a primera hora, me presenté en el trabajo de tu ex-marido y me dijeron que no estaba...

  • ¡MAMÁ!... jajajaja... ¿no me digas que fuiste en plan justiciero como el abuelo?

  • No hija... y no te rías que no es nada gracioso... en plan justiciero como el abuelo me tendría que haber puesto muchísimo antes y siempre he lamentado no haberlo hecho... pero en vuestra relación, si alguien se merecía que le agarraran por el cuello y le zarandearan no era tu ex-marido... eras tú...

  • Lo sé mamá... créeme que lo sé... pero me he dado cuenta tarde.

  • Al día siguiente volví al trabajo de tu ex-marido y volvieron a decirme que no estaba... esta vez insistí diciendo que tenía que hablar con él urgentemente y no contestaba al teléfono móvil... me llevaron con su secretaria y le dije que no me iba a mover de allí hasta hablar con él... al final su secretaria le llamó y me dejó hablar con él... le dije que teníamos que hablar para arreglar las cosas entre vosotros...

  • ¿Y qué te dijo mamá?

  • Me dijo, literalmente, que quizá debería hablar con mi hija mucho más de lo que le decía siempre que tú y yo hablábamos... cuando le pregunté por qué me decía eso, me quedé completamente congelada y sin saber qué decir... me dijo que ya estaba todo arreglado, que tú ya le habías firmado el divorcio... cuando quise reaccionar ya se había despedido y me había colgado... tu orgullo hija, siempre tu maldito orgullo...

  • ¡MAMÁ!... eso sí que no... encima de cornuda, ¿apaleada?

Hija... ¡no te hagas la mártir!... lo de cornuda te lo puedo aceptar, pero ¿apaleada?... decir que siempre es culpa de los demás son excusas baratas y aunque te sirvan ante los demás, tú sabes la verdad en tu interior o al menos deberías de saberla... tu orgullo, tu maldito orgullo nunca te ha dejado ver más allá, ni pensar con claridad sobre las consecuencias de tus actos... pensabas que lo sabías todo y nunca escuchabas a nadie... te casaste con él por fastidiarme a mí y te divorciaste de él porque, traicionada, pensaste que eso a él le haría daño... nunca te paraste a pensar que ya le habías hecho tanto daño que a él divorciarse de ti le daba exactamente igual... al final la que está aquí con el corazón roto eres tú... porque tú, a tu manera, también le amabas... ¿me contestas a una pregunta con sinceridad?

  • Dime mamá...

  • ¿De qué te arrepientes más hija, de haberte casado o de haberte divorciado?

  • Pues si tengo que serte sincera mamá... a día de hoy no lo sé... pero desde luego no podía consentir seguir casada con alguien que me era infiel.

  • Siempre lo he sabido hija, sólo quería saber si tú también... pero incluso ahora sigue hablando tu orgullo y no tu cabeza o tu corazón... sabes de sobra que jamás te hubiera sido infiel, te adoraba... si le hubieras demostrado la mitad del amor que él tenía por ti, esto nunca habría pasado... y no estoy diciendo que no le amaras, pero nunca se lo demostraste... siempre fuiste muy egoísta y nunca pensaste en él... a ti te venía bien estar con él cuando tenías un mal día y necesitabas su compañía al llegar a casa... él te daba ese cariño, ese abrazo, ese aliento de apoyo que todos necesitamos... pero cuando era él quien necesitaba ese apoyo, entonces te estorbaba... siempre le dejabas a un lado, como si no fuese lo bastante bueno o lo bastante importante para dedicarle tu tiempo... estabas demasiado ocupada por ahí con tus tonterías... ¡SÍ HIJA!... tus tonterías... pedía ayuda a gritos y lo ignorabas... lo ignoramos... porque yo también lo veía y no hice nada por ayudarlo, por hacértelo entender a ti... y cuando cometió el error de buscar en otra lo que tú no le dabas, sacaste ese orgullo tuyo y lo echaste de tu vida sin habértelo pensado... ni siquiera en ese momento pensaste en él, en cómo se sentiría para acabar haciendo lo que hizo... con lo que te quería... sacaste tu orgullo y buscaste tu revancha, hacerle daño, firmando un divorcio que aunque hayas tardado en darte cuenta, a ti te ha roto el corazón mientras que a él se lo ha curado... no tengo ninguna duda en afirmar que ahora es mucho más feliz que cuando estabais casados.

  • ¿Por qué lo dices tan rotundamente mamá?... ¿alguna vez te lo ha dicho?

  • No hija... nunca hemos hablado de temas personales... él no ha sacado nunca el tema y yo no me he atrevido a preguntarle... lo digo porque lo he vivido con tu padre... así era exactamente como me sentía yo el día que cogí mis cosas, hice las maletas y me fui a casa de mis padres... ¿quién sabe qué locura habría hecho yo ese día, si no hubiese tenido unos padres donde refugiarme?