Capítulo 3.12 - La psicóloga

El mundo real/ Viernes (2/ 2)

Esperaba ansiosa con los ojos cerrados que sus labios se juntaran con los míos... así que ni me lo esperaba, ni lo vi venir... un tremendo bofetón a mano abierta me cruzó la cara mandándome directamente al suelo a más de un metro de distancia de donde le esperaba de pie y me hizo llevarme inmediatamente la mano a la cara mientras dos lágrimas brotaban de mis ojos.

  • Esta te la debía desde la primera vez que fui a cenar a casa de tus padres puta de hielo.

Con la mano sobre mi palpitante mejilla me giré buscando su rostro, mirar sus increíbles ojos verde esmeralda... vi en su cara una sonrisa burlona y en sus ojos un brillo especial cuando se acercaba a mí de nuevo, agachándose alargó su mano para quitar la mía de mi rostro... acarició mi dolorida mejilla con suavidad con el dorso de su mano mientras yo temblaba de miedo.

  • Shhhh – dijo acercando el dedo índice de la otra mano a sus labios mientras la primera seguía acariciando mi mejilla – tranquila puta de hielo...

A continuación me besó en la frente y acercó sus dos manos a mi rostro acariciándome con suavidad ambas mejillas... utilizó los pulgares, delicadamente, para limpiar las lágrimas que brotaban de mis ojos en un gesto muy cariñoso me tranquilizó.

Intenté levantarme del suelo y me lo impidió colocando sus dos manos sobre mis hombros mientras negaba con la cabeza y me guiñaba un ojo.

  • ¿Querías ser mi puta?... ¡pues te voy a enseñar a ser una puta!... las putas trabajan de rodillas.

Arrodillada en el suelo vi cómo se desnudaba con bastante velocidad dejando su ropa sobre el sofá y admiré con deseo por primera vez en mi vida su escultural cuerpo... brazos fuertes y anchos, el mismo torso musculado y la misma polla enorme, larga, gorda y venosa... lo que veía apenas se diferenciaba de lo que recordaba de nuestra época de casados, pero ahora mi forma de verlo había cambiado... ironías de la vida, pensé exactamente lo mismo que en mi noche de bodas, que me iba a destrozar penetrándome con aquel monstruo... pero el pánico que sentí en la noche de bodas, contrastaba con la excitación y las ansias de que lo hiciera que tenía en aquel momento.

Cuando estuvo desnudo se acercó a mí que seguía de rodillas y usó sus dos manos para coger mi largo pelo rubio en una coleta que agarró con una de sus manos... tiró luego de ella obligándome a gatear hasta que se sentó en el sillón y me colocó entre sus piernas.

  • Vas a demostrarme ahora mismo... puta de hielo... que sabes hacer algo más con esa boquita tuya y esa lengua, que de insultarme y humillarme.

Comencé entonces a lamer y besar su cuerpo mientras seguía agarrándome de la improvisada coleta que había hecho con mi pelo... puse mis manos sobre su cuerpo para acariciarlo y recorrí con la lengua cada abdominal subiendo y bajando varias veces, subí a sus pectorales y pasé la lengua por sus pezones... disfrutaba acariciándole con las manos y lamiendo, chupando y besando su cuerpo como no había hecho nunca en la vida... hasta que intenté subir aún más arriba y besar sus labios, en ese instante me dio un fuerte tirón del pelo...

  • ¿Qué coño haces puta de hielo?... ¿no te han dicho que las putas no besan en la boca?... si no sabes por dónde seguir lamiendo, besando y chupando... no te preocupes que yo te ayudo y te lo indico encantado.

Agarrada como me tenía del pelo, de un fuerte tirón arrastró mi cabeza hacia abajo y con su otra mano me cogió del cuello por detrás y estampó mi cara y mi boca contra sus testículos...

Saqué mi lengua... empecé a besar, lamer y chupar los huevos mientras él me dirigía como a una marioneta apretando o separando mi cabeza contra ellos, poco a poco fui consiguiendo arrancarle varios gemidos y jadeos de placer que hicieron aumentar mi excitación y mi autoestima... era la primera vez que lo hacía, pero no podía estar haciéndolo tan mal si conseguía que gimiera y jadeara.

Tiró entonces de mi coleta para separarme de sus huevos y agarró mi cabeza con las dos manos sujetándola con firmeza...

  • Mastúrbate puta de hielo, tócate y abre bien la boca... voy a enseñarte cómo debe utilizar la boca una buena puta... como debería haber hecho en nuestra noche de bodas.

Llevé una de mis manos a mi entrepierna y cuando quise darme cuenta la mitad de su polla estaba dentro de mi boca... de repente pegó un grito enorme que me dejó congelada y con gran violencia tiró de mi coleta hacia atrás haciéndome mucho daño... me miró con furia y me dio una bofetada en la cara con la otra mano que me dolió más en el alma que en la cara.

  • ¿Pero es que nunca has chupado una polla o qué?... ¡CONTESTA PUTA DE HIELO!

  • ¡NO!... creo que ya lo sabes – dije atemorizada con un hilo de voz.

  • Te lo voy a decir una vez... sólo una vez y espero por tu bien que lo entiendas... abre esa boca de puta que tienes, rodea mi polla con los labios y mueve la lengua... como me vuelvas morder te enteras...

Asentí con la cabeza todavía algo asustada...

  • Que no tenga que llamar a la golfa de tu hermana para que te explique cómo se hace... ¿lo tienes claro puta de hielo?

No me dio ni tiempo a responder y volvió a metérmela en la boca... intente hacer lo que me había mandado de la mejor manera que pude y entonces me obligó a mover la cabeza tirando de mi coleta hacia atrás o empujando con su mano hacia abajo... estuvimos así varios minutos en los que me marcaba el ritmo con su mano, hasta que ésta se relajó un poco ya era yo sola la que lo hacía por inercia, mientras empezaba a jadear.

De pronto sentí como sus piernas rodeaban mi cuerpo apretándome contra él con fuerza y como con su mano en mi nuca apretaba mi cabeza metiéndome su polla en la boca más y más, hasta que la punta golpeó mi campanilla provocándome una arcada... me liberó la cabeza y rápidamente saqué su polla de mi boca para respirar, quedando un hilillo de saliva entre mi boca y la punta de su polla... apenas me dio unos segundos para respirar y volvió a incrustarme la polla en la boca hasta golpearme de nuevo en la campanilla...

  • Abre bien la boca puta de hielo... rodea mi polla con tus labios... y por tu bien, ni se te ocurra volver a morderme.

Apretó mi cuerpo con sus piernas todavía con más fuerza, agarró mi cabeza con las dos manos y comenzó a mover las caderas en un lento mete y saca de forma pausada... cada movimiento hacia dentro era un golpe directo a mi campanilla que me producía una arcada y me ahogaba... cada movimiento de retroceso, era el instante que aprovechaba como podía para intentar respirar... fue aumentando el ritmo y terminó acompañando sus movimientos pélvicos haciéndome mover también la cabeza... mis ojos fueron poco a poco llenándose de lágrimas, hasta que todo su cuerpo se tensó... apretó entonces mi cabeza contra él con mucha fuerza hasta que mi nariz tocó con sus abdominales y tras dar un grito gutural, un potente chorro de semen caliente golpeó directamente el fondo de mi garganta haciendo que me empapizara... soltó mi cabeza y me eché hacia atrás al instante, una gran cantidad de saliva salió de mi boca cayendo sobre mis pechos y al mismo tiempo sentí como dos o tres potentes chorros más de semen caliente salpicaban mi cara, mis labios y una pequeña parte inundaba mi boca de un extraño sabor salado para nada desagradable... todo esto mientras yo tosía y parte del líquido que me había tragado salía por mis fosas nasales... cuando dejé de toser, fue limpiando poco a poco, con la punta de uno de sus dedos toda mi cara, un dedo que introducía una y otra vez en mi boca frotándolo contra mi lengua, contra la parte interior de mis dientes o con mis labios... hasta que finalmente mi cara debió estar completamente limpia y me acarició la cabeza como a una perrita.

  • Muy bien puta de hielo... ahora trágatelo todo... no dejes nada.

Hice lo que me mandó e incluso intenté provocarle sacando un poco la lengua y girándola alrededor de la comisura de mis labios... se agachó entonces sonriéndome, me agarró por debajo los brazos levantándome como si fuera un pluma y me llevó en volandas hasta sentarme en un lateral de la barra que dividía la estancia y separaba la cocina del salón... una vez allí separó mis piernas y empezó a jugar con mis labios vaginales utilizando los dedos de una de sus manos.

  • Vaya, vaya... si estás totalmente empapada... ¿tanto te ha gustado comerte una polla puta de hielo o ha sido la sensación de sentirte una puta con el semen golpeando en el fondo de tu garganta?... jajajaja... a ver si va a resultar que la frígida mojigata va a ser todavía más puta de lo que yo pensaba.

Introdujo uno de sus dedos en mi interior y empezó a masturbarme... su boca se lanzó a mi cuello, a chuparlo y a morderlo, para después descender a mis pechos que lamió y beso por completo antes de introducir un segundo dedo en mi interior arrancándome los primero jadeos... su boca succionó entonces mis pezones y en ese momento me liberé de todos mis prejuicios... si había entregado mi cuerpo a una mujer casi desconocida, a aquella puta, aunque fuera drogada ¿por qué no hacer lo mismo por voluntad propia con el hombre que amaba?... le rodeé con mis piernas y le abracé con una mano mientras con la otra agarré su cabeza obligándole a no separar su boca de mis pechos... gemía y jadeaba sintiendo sus dedos en mi interior, sus lametazos... empezó a chupar y morder mis pezones con verdadera saña... y aunque me hiciera daño, estaba tan excitada que ignorando el dolor de sus mordiscos, sólo sentía el placer, un tremendo placer, que su boca en mis pechos y sus dedos moviéndose in mi interior, me estaban dando.

Movía ya mis caderas excitada, buscando el encuentro con sus dedos cuando me empujó ligeramente hacia atrás haciendo que me tumbara por completo sobre aquella barra... sacó sus dedos de mi interior y su boca descendió lamiendo mi ombligo, hasta llegar a besar mis ya inundados otros labios... su lengua rápidamente comenzó a lamer incansable toda la longitud de mi sexo, llegando incluso en ocasiones, sólo con la punta, a rozar mi ano... con los ojos cerrados gemía y jadeaba, su boca succionaba mis labios vaginales y su lengua comenzaba a moverse en círculos dentro de mi coño... agarré su cabeza con una de mis manos mientras con la otra me acariciaba los pechos y estimulaba mis pezones retorciéndolos y apretándolos... mi respiración se aceleraba al ritmo de mis jadeos que ya eran continuos, tenía la sensación de que pequeñas descargas eléctricas recorrían mi cuerpo y mi temperatura interior aumentaba... con suavidad sus dientes estiraron mi clítoris que posteriormente estimuló con la lengua de una forma magistral... me sentía en el paraíso y para nada lo disimulaba, gemía, jadeaba y gritaba... comencé a sentir cómo mi cuerpo empezaba a tensarse, en ese momento uno de sus dedos invadió mi entrada trasera con decisión provocando que en apenas segundos gritara con todas mis fuerzas un tremendo orgasmo.

Tardé un par de minutos en normalizar mi respiración y recobrar un poco la cordura, busqué con mi cuerpo sus caricias y no las encontraba... ante ese vacío abrí los ojos, levanté mi cabeza y lo busqué con la mirada... descubrí que ya no estaba a mi lado... me levanté rauda de aquella barra y caminé automáticamente a su encuentro, como si fuese una polilla atraída por su luz... me agarró con brusquedad, me giró y me hizo inclinarme sobre el respaldo del sofá dándole la espalda... inmediatamente recibí dos tremendos azotes en cada una de mis nalgas... me obligó a abrir las piernas y separó mis nalgas para frotar y juguetear en toda la zona con la cabeza su enorme polla, hasta que finalmente la colocó entre mis labios vaginales.

Con mucha suavidad, con la misma delicadeza y ternura con que recordaba que lo había hecho siempre empezó a penetrarme, invadiendo mi interior sin prisa pero sin pausa, con aquella barra enorme de carne dura... llenándome por completo, haciéndome sentir completa y porque no decirlo provocándome también algo de dolor... se detuvo varios segundos y comenzó lentamente el movimiento opuesto, sentí como escupía varias veces sobre mi culo y esparcía la saliva por su polla y mis labios vaginales... volvió a penetrarme con suavidad mientras yo excitada, respiraba con agitación y suspiraba... tras varios segundos en mi interior volvió retirarse, sus manos que acariciaban y sujetaban mis caderas se deslizaron con delicadeza subiendo por mi espalda hasta agarrarme con fuerza por los hombros... entonces lo hizo...

Fue una auténtica estocada, profunda, certera... un tremendo golpe de cadera que me abrió por completo las entrañas, un golpe que me hizo sentirme partida por la mitad... mi grito de dolor debió ser desgarrador, pero quedó prácticamente silenciado por el tremendo chirrido que emitió el sofá, que debido a su ímpetu de su acometida fue bruscamente arrastrado sobre el suelo.

Comenzó entonces mi martirio... en aquella posición incómoda, de pie, pero como si estuviera a cuatro patas... mis gritos de dolor y mis súplicas para que se detuviera no le hicieron apiadarse en ningún momento... con un ritmo moderado, pero duro y muy constante, entraba y salía de mí una vez, otra, otra y otra más... con los ojos cerrados gritaba por el dolor, un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas acompañando mis gritos, mis alaridos, que a él para nada le importaban... segundo tras segundo, minuto tras minuto... una tortura... hasta que no sé muy bien cómo el dolor fue dejando paso al placer, a un inmenso e indescriptible placer... el volumen de mis gritos apenas se modificó, pero el tono cambió por completo... ya no eran gritos de dolor y sufrimiento, eran gritos de placer y de puro éxtasis, hasta el punto que busqué apoyar mis pies en el suelo y con mis caderas busqué acompañar sus movimientos para que las penetraciones fueran aún más profundas y los golpes entre nuestros cuerpos más intensos... volvía a sentirme como si estuviera ascendiendo al paraíso, nuevamente sentía las descargas eléctricas recorrer mi cuerpo, nuevamente sentía esa sensación de calor, de que algo te quema por dentro... gritaba y gritaba a las puertas de un nuevo orgasmo... y entonces se detuvo clavándome su enorme polla hasta el fondo de mis entrañas.

  • ¿Qué te pasa puta?... ¿empieza a derretirse el hielo? – me dijo dándome un tremendo azote que retumbó en todo el salón de aquella casa.

  • ¡NO PARES AHORA JODER!... por lo que más quieras... ¡NO PARES!... – le grité, le supliqué.

Entonces me agarró del pelo y de un fuerte tirón hizo que arquera por completo la espalda quedando aún totalmente empalada... pegó su pecho a mi espalda... una de sus manos me sostenía por el pelo y con la otra, desde atrás, comenzó a darme suaves golpes en la cara, suaves tortazos... tras un rato acercó su boca a mi oreja lamiéndola, para luego susurrarme.

  • Jajajaja... ¡frígida!... ¡mojigata!... ¡remilgada!... ¿dónde está ahora tu orgullo?... mírate ahí agachada pidiéndome que te siga follando como si fueras una perra, una vulgar puta barata... ¿dónde está aquella mujer orgullosa que se tumbaba boca arriba en la cama como si fuera un saco, la que se abría de piernas como si me hiciera un favor y encima me miraba con asco?

  • ¡FÓLLAME!... ¡insúltame!... ¡humíllame!... JODER... ¡hazme todo lo que quieras!... pero no pares... ¡FÓLLAME JODER! – dije fuera de mí, desesperada por alcanzar un nuevo orgasmo.

  • ¿Y qué vas a hacer si no quiero puta de hielo?... ¿vas a tirarme una almohada a la cara y decirme que me busque la vida como hiciste en nuestra noche de bodas?

Hundió mi cabeza de nuevo en el sofá, apretándola con mucha fuerza contra el respaldo y volvió a penetrarme con ímpetu, con mucha fuerza, diría que incluso con saña... totalmente expuesta sobre aquel sofá gemía y jadeaba, pero sobre todo gritaba.... martilleaba mi coño una y otra vez sin descanso... dándome un placer enorme, pero haciéndome incluso algo de daño... hasta que mi cuerpo comenzó a tensarse y estallé en un tremendo orgasmo gritando, temblando de placer y porque no decirlo, también llorando.

Estaba en las nubes... no sé cómo será el paraíso pero me parecía haber estado tocándolo, bueno más que tocándolo, sintiendo como el paraíso se movía dentro de mí... estaba tan anonadada que ni me enteré cuando aquella enorme polla salió de mí interior y no volví a la realidad hasta que noté como la cabeza de aquella enorme polla comenzaba a traspasar mi puerta trasera... inmediatamente sentí un dolor atroz, comencé a gritar a pleno pulmón e inútilmente intenté liberarme de su cuerpo que seguía aplastándome contra el sofá.

  • ¿Quieres dejar de gritar ya puta de hielo?... menudo escándalo estas armando con tus gritos de puta barata... ¡te ha debido escuchar ya hasta tu madre!

Se detuvo un momento estirando su mano para coger sus calzoncillos que seguían sobre el sofá y tras hacerlo, me sujetó de los hombros y volvió a empujar con fuerza intentando romper completamente mi última barrera... volví a gritar mi dolor ante aquella invasión y aprovechó para meterme los calzoncillos en la boca hechos una pelota... centímetro a centímetro me iba profanando, invadía mis intestinos mientras mis gritos de dolor eran ahora silenciados por sus calzoncillos, además su mano tapando mi boca impedía mis intentos por sacármelos.

El tremendo dolor que sentía en mi culo, aderezado por una sensación de quemazón inmensa y la dificultad para respirar hicieron que mis ojos, esta vez muy abiertos, se llenaran por completo de nuevo de lágrimas... fueron varios minutos, eternos, de tremendo dolor hasta que de repente, tras un último empujón, noté como sus huevos golpeaban contra mis labios vaginales y se quedó completamente quieto un par de minutos... empezó entonces a hacer movimientos cortos y lentos donde apenas su polla se deslizaba un par de centímetros dentro de mí, pero sus huevos golpeaban una y otra vez mis labios vaginales provocándome un extraño placer que apenas conseguía mitigar el tremendo dolor.

Tras unos minutos de movimientos lentos y cortos donde no dejé de gritar en ningún momento, sacó su polla de mi culo de forma repentina y para mi completa sorpresa y desesperación aquella liberación no fue para nada el alivio que esperaba... sentía el mismo dolor que antes, la misma quemazón y ahora había que añadir también una sensación de tremendo vacío... casi no me lo podía creer... ¿a pesar de todo el dolor que sentía con su enorme polla dentro de mí, de verdad me estaba gustando que me diera por el culo como a una vulgar puta barata?

Mientras buscaba la respuesta en mi mente... uno, dos, tres y cuatro... hasta cuatro escupitajos, algunos de los cuales sentí entrar directamente en mis intestinos y tras ellos, una fría y húmeda lengua recorriendo cada pliegue de mi dolorido ano... una vez, otra vez, otra y otra... girando en círculos o introduciéndose en mi interior cuanto era posible, lamiendo con sutileza las paredes de mi ano... me encendí como una hoguera, empecé a ronronear todavía con aquel calzoncillo en mi boca a pesar de que hacía tiempo que ya había retirado su mano y podría habérmelo quitado perfectamente... llevé mi mano atrás sujetando su cabeza y apretándola contra mí, buscando que su lengua llegara lo más adentro posible.

Enseguida se levantó y volvió a colocar su enorme polla en mi entrada trasera... esta vez no hubo delicadezas y de un sólo empujón me la metió hasta el fondo, hasta que sus huevos golpearon con violencia mis labios vaginales... los calzoncillos en mi boca amortiguaron un nuevo grito de dolor, me agarró del pelo con una de sus manos y con la otra golpeó con fuerza varias veces cada una de mis nalgas... entonces comenzó a moverse con lentitud, pero apenas fueron las primeras embestidas, un par de minutos después ya se movía follándome el culo... dándome por el culo... de una forma incluso más salvaje que antes, mientras tiraba de mi pelo haciéndome arquear la espalda mientras yo gritaba y gritaba.

Pero como había sucedió anteriormente, el dolor que sentía comenzó poco a poco a verse superado por el placer, aunque ahora era un placer diferente... esta vez el dolor continuaba ahí, pero formaba con el placer una extraña mezcla que empezaba a volverme completamente loca... gritaba y gritaba cada una de sus acometidas, hasta volví a sentir las descargas eléctricas, como me acercaba al éxtasis, mi cuerpo empezó a tensarse de nuevo y me quité los calzoncillos de la boca para gritar mi orgasmo al aire, cosa que hizo que me agarrara muy fuerte mis caderas aumentando aún más la cadencia y la fuerza con la que me bombeaba... continuaba gritando y mi orgasmo no sólo no se detuvo, vino acompañado inmediatamente de un segundo que a su vez me hizo sentir un tremendo cosquilleo en mi interior que no había sentido nunca... no podía parar de gritar mis orgasmos... para entonces él también jadeaba, gemía, incluso puntualmente gritaba... hasta que se detuvo, se quedó quieto enterrando su polla todo lo posible en mi interior y sentí como su semen caliente inundaba mis intestinos, mis entrañas... ese fue justo el detonante, en el preciso instante en que noté por primera vez un en mi vida un chorro de semen caliente golpeaba mis entrañas, fue el momento en el que exploté por completo de placer comenzando a mearme, chorro tras chorro, uno tras otro como si fuera una fuente... mientras abría mi boca y entre grito y grito, boqueaba y boqueaba buscando aire, buscando respirar un oxígeno que apenas encontraba.

Todavía jadeando, buscando aire como desesperada, como en un susurro, una palabra se deslizó entre mis labios –

¡INCREIBLE!

– fue escucharme y mi mente volvió a aquella habitación de hotel el día de la boda de mi hermana y recordé a mi ex-mejor amiga completamente desmadejada sobre aquella cama... recordé la charla en su casa donde me reconocía que vendería su alma al diablo por volver a aquella cama y no la culpé... entonces la entendí... ¿qué mujer en el mundo no lo haría?... ¿qué mujer en el mundo podría culparla?

No sabría decir el tiempo que me estuve tirada sobre el respaldo de aquel sofá en aquella incómoda posición en la que mi ex-marido me había follado hasta dejarme completamente desfallecida... siendo ahora totalmente sincera, me sentía reventada y con ambos agujeros palpitantes... hasta que un fuerte azote en el culo me devolvió a la realidad.

  • ¡Vístete puta de hielo y vete a tu casa! – me dijo lanzándome el abrigo.

  • ¡Espera!... deja al menos que me lave – dije sorprendida... con un hilo de voz.

Me cogió con sus fuertes brazos, me puso sobre uno de sus hombros como si fuera un saco de patatas y me llevó al baño... mientras lo hacía no pude evitar mirar mi reflejo en uno de los espejos del salón... mi pelo rubio completamente alborotado y enmarañado, la sombra de ojos con la que había pintado mis párpados me hacía parecer un mapache, líneas negras procedentes del rímel de mis pestañas recorrían en todas las direcciones mi frente y también toda mi cara, incluso el carmín rojo de mis labios se había convertido en un borrón alrededor de mi boca... una boca en la que se dibujaba una sonrisa de oreja a oreja y por último me fijé en mis ojos, unos ojos azules que parecía que desprendían un brillo distinto, un brillo que no había apreciado en ellos nunca... estaba claro, algo dentro de mí había cambiado.

Con delicadeza y cuidado, diría que con mimo, me sentó en el suelo de la ducha y me ayudó a quitarme la lencería y los zapatos... cerré los ojos e imaginé lo maravillosa que podía ser mi vida de nuevo a su lado, volviendo a ser su reina, disfrutando de aquel sexo salvaje cada día, tanto como acababa de disfrutarlo... aquella sola idea devolvió de nuevo la sonrisa a mis labios... hasta que escuché abrirse el grifo de la ducha y el agua congelada me devolvió a la realidad.

  • Diez minutos puta de hielo... te quiero fuera de esta casa en diez minutos.

Desnuda por completo, me incorporé como pude y me duché... cuando cerré el grifo de la ducha apareció con mi abrigo, mi bolso y una pequeña bolsa de una conocida tienda de ropa... metió todas mis cosas en la bolsa y observó con paciencia cómo me secaba.

  • Ya está bien puta de hielo... cálzate y ven a ponerte el abrigo.

  • ¡Pero estaré desnuda debajo del abrigo! – dije muy bajo y con algo de vergüenza.

  • ¿Has traído ropa para vestirte?... no ¿verdad?... pues ese es tu problema.

Me acompaño a la puerta... empujándome... el coño me dolía, el culo me escocía y toda mi entrepierna palpitaba... apenas podía caminar por el dolor y lo hacía con las piernas algo separadas, debía parecer un vaquero que ha perdido su caballo.

  • ¡TOMA PUTA!... para pagar el taxi – me dijo dándome un billete de cincuenta euros – hoy has sido una buena puta y te lo has ganado... ahora vete a casa de tu madre y ayúdala con lo que necesite... como la hija buena que ella se merece y no como la hija de puta egoísta y caprichosa que has sido siempre...

  • ¡ESPERA!... ¡tenemos un trato!... ¿a qué hora vengo mañana? – dije con decisión, sorprendiéndome a mí misma por mi tremenda afonía.

  • ¿Mañana?... jajajaja... ya decidiré yo cuándo llamarte doctora... si es que me apetece volver a llamarte... ¡adiós doctora! – dijo cerrándome la puerta en las narices.

...FIN...